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Valentino...

Hace tiempo una amiga y colega, Amanda, tuvo un accidente de auto, nada grave aunque terminó con una pierna enyesada. Durante los días que estuvo convaleciente, y hasta que pudiera valerse de muletas, iba a su casa no solo a visitarla, sino también a llevarle documentos para firmar, ya que ella tenía la firma autorizada en ciertos requerimientos.
Así fue que conocí a su hijo Valentino, de 17 años, terminando ya el secundario. ¿Porqué les cuento ésto? Por qué hace unos días me lo encontré de casualidad en Alto Palermo. Estaba buscando un regalo para mí marido, algo que no fuera un libro, cuando al distraerme con una vidriera, casi nos chocamos de frente. Él también venía distraído, mirando el celular, por lo que nos pedimos disculpas mutuamente.
Estábamos por seguir cada uno su camino, cuando me doy cuenta de que me resulta conocido.
-Vos sos el hijo de Amanda, ¿no?... Valentino-
Asiente con una sonrisa.
-¿Te acordás de mí? Mariela, trabajo con tu mamá...-
Ya pasaron más de dos años de lo que conté al principio, por lo que debe andar por los veinte o a punto de cumplirlos. Pero aunque estaba más crecido, más desarrollado, más hombre, no perdía ese rubor en las mejillas que le notaba siempre que lo sorprendía mirándome las tetas. No digo que lo hiciera a propósito, pero cuando iba a su casa, lo hacía bien escotada. Y aunque en ese momento estaba vestida formalmente, sin nada que llame la atención, sus ojos igual pugnaban por posarse en mi delantera.
Al reconocernos nos saludamos con un beso, cambiamos un par de impresiones, y cuando me dice que ya había empezado la facultad, le propongo de ir a tomar algo.
-La verdad es que estaba a punto de tomarme un café, ya di como dos vueltas al shopping entero y todavía no un encuentro un regalo para hacerle a mi marido...- exagero, ya que recién había entrado.
Vamos a Starbucks, nos sentamos con nuestras bebidas y ahí me cuenta que está empezando la carrera de Ciencias Económicas.
Mientras charlamos, alcanzo a percibir ciertos gestos, señales reconocibles de lo atraído que se siente hacía mí. Estoy segura de que me habrá dedicado alguna en aquellas ya lejanas visitas a su casa, pero ahora estábamos ahí, frente a frente, casi como en una cita.
-¿Sabés? Quisiera pedirte un favor- le digo luego de un rato.
-Decime...-
-Como te dije, hace rato que estoy dando vueltas buscando un regalo para mí marido, y la verdad es que no encuentro nada que me convenza, si no estás ocupado, ¿podrías ayudarme?-
-Claro, por supuesto...-
-¿En serio no te molesta? Perdoná pero no te pregunté, quizás estabas buscando algo vos también-
-En realidad también vine a comprar un regalo, para mí novia, cumplimos un año la semana que viene, y como te pasa a vos, no se qué comprarle...-
-Ah mirá, estamos en la misma entonces, hagamos esto, vos me ayudás a mí y yo te ayudo a vos, ¿trato?- le propongo, estirando la mano.
-Trato...- coincide, estrechándomela.
No la hago muy larga, porque tardamos como dos horas pero, gracias a su asesoramiento, le compré a mi marido una campera que él mismo se probó, ya que, pese a la diferencia de edad, tienen cuerpos parecidos, y él a su novia, gracias al mío, una hermosa cartera.
Salimos del Shopping, y ya entonces me doy cuenta que, por su parte, no quiere que ese encuentro termine. Ya habíamos comprado lo que fuimos a buscar, pero aún así seguía a mi lado, acompañándome.
Al llegar a la esquina de Coronel Diaz, me despido.
-Bueno, de acá me voy a casa, gracias por tu ayuda...- le digo, mientras extiendo un brazo para llamar un taxi.
Cuando veo que uno ya está por detenerse, me acerco para darle un beso en la mejilla, muy cerca de los labios. Se me queda mirando, cautivado, oliendo no solo el aroma de mi perfume, sino también de mis feromonas que suplicaban sexo...
-Si querés besarme, éste es el momento...- le digo en un susurro, sin alejar mi rostro.
Sin pensárselo dos veces, apoya sus labios en los míos, y entonces soy yo la que abre la boca y mete la lengua en la suya.
El rubor de sus mejillas se vuelve más intenso, acalorado.
-¿Vamos a un telo?- le digo, y aunque suena como una pregunta, no lo es.
Me subo al taxi, y dejo la puerta abierta, dándole la posibilidad de que la cierre y se vaya, o se suba conmigo. Por supuesto, se sube.
-A un albergue transitorio, que esté cerca, por favor...- le indico al tachero.
Mientras viajamos, le agarro la mano a Valentino y se la aprieto comprensiva, confidente. Se nota que está nervioso, está a punto de ponerle los cuernos a la novia, evidentemente por primera vez, y encima con una amiga de su mamá.
El taxi nos deja en Charcas y Anchorena, son unas pocas cuadras, así que enseguida bajamos y entramos al telo que está en la esquina.
En la habitación, dejando los regalos de nuestras respectivas parejas sobre un mueble, nos chapamos sin restricciones. A solas, en un ambiente íntimo, estimulante, Valentino se libera de todos sus tabúes y mete la mano en lugares dónde seguro jamás imaginó llegar.
Nos sacamos la ropa. Desnudo, hago que se siente en el borde de la cama y echándome en el suelo, por entre sus piernas, le chupo la pija.
-¿Te gusta...? ¿Te gusta como te la como...?- le pregunto entre chupada y chupada.
Ya sé que sí, obvio, pero me gusta que me lo digan.
-¡Sí... Sí... Me encanta...!- se estremece.
-¿Tú novia te la chupa así...?- ya sé que no, pero quiero saberlo.
-¡No... no chupa... no le gusta...!- me responde resignado.
Me lo quedo mirando, sorprendida.
-¡Que pena... con lo rica que tenés la pija...!- y hundiendo la cabeza, se la sigo mamando, haciendo mucho ruido, soltando mucha baba.
Se la meneo fuerte y apretando la piel contra el glande, para que salga juguito, le digo:
-Me gusta sobre todo esto... la espumita...- y sorbiéndola con el mayor de los gustos, le muestro lo que su novia se está perdiendo.
Tiene una buena pija el pibe, dura y larga, combada en el medio debido a la tirantez de la erección.
Le paso la lengua por los huevos, lamiendo todo el escroto, y subiendo por el tubo principal, lo saboreo a pleno.
-¡Te quiero coger...!- me dice como si no me hubiera dado cuenta.
-Todo a su tiempo, mi amor, primero me vas a chupar vos a mí...- y recostándome a su lado le muestro como tengo la concha, con el clítoris y los labios hinchados.
Aunque no tiene la debida experiencia en sexo oral, le pone ganas. Se nota que le gusta mi sabor, lo disfruta, llegando incluso con la lengua a zonas cercanas a mi culito.
Ya con el forro puesto, le indico que se me ponga encima, y en medio de un jadeo, le digo:
-¡Ahora sí bebé, cogeme...!-
Cuando me penetra, siento ese cimbronazo que me ciega y obnubila, esa sensación que, aunque repetitiva no resulta en absoluto rutinaria, sino que, por el contrario, se vuelve cada vez más indispensable, al menos para mí.
Se mueve en forma deliciosa, ni muy fuerte, ni tampoco tan despacio, fluyendo imponente por todo mi interior, como queriendo disfrutar cada metida y sacada.
-¡Sí... así... que rico me cogés... dale... dale... no parés... dámela toda... toda... siiiiiiii...!- le digo entre roncos jadeos, disfrutando cada golpe, cada punzada.
En un primer momento está echado sobre mi cuerpo, aplastándome, pero luego de un rato, se levanta y con el torso erguido sobre los brazos, me coge mirándome a los ojos.
Le gusta verme gozar con su verga, ver cómo mi rostro se enciende a causa de las acometidas de su cuerpo.
Yo ya estoy al borde del orgasmo, pero decido esperarlo, quiero acabar con él, que sienta mi disfrute al mismo tiempo que siento el suyo.
Unas cuantas penetraciones más, profundas, enérgicas, entusiastas, y entonces sí, libero lo que tengo retenido en el vientre y acabamos juntos.
De nuevo se echa sobre mí, desbordante de satisfacción y con una sonrisa de oreja a oreja, me pregunta si me gustó. Típica curiosidad de pendejo, que quiere saber si hizo gozar a la veterana.
Lo atraigo hacía mí y lo beso en la boca.
-¡Me encantó...!- le digo soltando un suspiro.
Resoplando profusamente, se voltea hacia un costado, así que mientras él se repone de esa primera emoción, porqué sí, yo quería más, le saco el forro y le chupo la pija, así como está, toda empapada de leche.
Aunque se mandó una buena acabada, sigue bien duro y erecto, derrochando virilidad por cada vena.
Agarro un preservativo, lo abro y cuando se la estoy encapuchando, me pregunta sorprendido:
-¿Vamos a hacerlo de nuevo...?-
-¿Qué... no querés?- le replico, frenando a la mitad de la envoltura.
-No... sí, claro que si, es que nunca lo hice dos veces seguidas...- repone.
-Siempre hay una primera vez, ¿no?- le digo, terminando de ponerle el forro.
Me le subo encima, montándolo, y metiéndomela yo misma, me empiezo a mover en pos de un nuevo orgasmo, sintiendo que con cada movimiento, la pija expande aún más su volumen y consistencia.
Valentino está en las nubes, con la mirada perdida, amasando entusiasta mis pechos, chupándomelos, mordiéndome los pezones, mientras yo me la ensarto una y otra vez...
Arriba abajo, arriba abajo, arriba abajo y... ¡¡¡Ahhhhhhhhhhh...!!!... el fuego del Averno que me quema toda por dentro...
Arriba abajo, arriba abajo, arriba abajo y... ¡¡¡Ahhhhhhhhhhh...!!!... otra tremenda explosión que se expande en oleadas por todo mi cuerpo.
Arriba abajo, arriba abajo, arriba abajo y... ¡¡¡Ahhhhhhhhhhh...!!!... ahora soy yo la que se pierde en una plácida ensoñación, en medio de una ruidosa amalgama de gemidos y jadeos.
Me quedo quieta, arqueo la espalda y echando la cabeza hacia atrás, disfruto del ¿tercer, cuarto, quinto? polvo que me hace echar el pendejo. Ya hasta había perdido la cuenta.
Me levanto y me recuesto a su lado, dejándole todo el vientre empapado con mis acabadas.
Él todavía no llega, así que le saco el forro y se la vuelvo a chupar, acompañando el ritmo de mis labios con una ajustada y enérgica pajeada.
Mientras me la como doblada, lo miro a los ojos, evaluando cada gesto, cada reacción... Tengo 42 años, no les voy a mentir diciendo que no me estimula sobremanera hacer gozar a un pendejo de 20 con un pete.
Cuando está por acabar, me la saco de la boca y bombeándola, la apunto hacia mis tetas... Una, dos, tres sacudidas, y me siento Cleopatra, disfrutando de un nutrido y profuso baño de leche... El resto, lo que no se derrama sobre mi piel, me lo trago...
Termino lamiéndosela por los lados, untando con la lengua los últimos resabios de la eyaculación.
-¡Estuvo... increíble...!- exclama tras recuperar el aliento.
-¡Jajaja...! ¿Te imaginaste alguna vez estar en un telo, cogiendo con una amiga de tu mamá?- le pregunto, limpiándome el semen de los pechos.
Se mantiene en silencio por un momento, evaluando si decírmelo o no... Finalmente me lo dice...
-La verdad es que de chico me pajeaba con vos...- admite sin ponerse colorado.
Aunque no se lo digo, era algo que me imaginaba, por como me miraba cada vez que iba de visita.
-¿Y esto, va a ser solo por ésta vez?- me pregunta mientras nos vestimos, luego de una excitante ducha compartida, en la cuál no faltaron los besos y las caricias.
-¡Pará che...! Todavía no salimos del telo y ¿ya me querés coger de nuevo?-
Por supuesto se lo digo en broma. Le pido el celular, y cuando me lo pasa, le agendo mi número.
-Para que estemos en contacto...- le digo.
Agarramos los regalos de nuestras respectivas parejas y salimos. Nos despedimos en la esquina con un beso en la mejilla.
Se nota lo ansioso que está por un nuevo encuentro, y a decir verdad yo también lo estoy, la había pasado demasiado bien como para ignorarlo. Siempre me han gustado los hombres mayores, desde chica me he metido a la cama con tipos que tenían edad como para ser padres o hasta abuelos, y ahora me había echado un polvo (¡polvos!) con un chico que hasta podría ser mi hijo.
No niego que me entusiasma éste nuevo target en el que estoy incursionando, quizás cuánto más mayor me haga me gusten más jóvenes, no sé, de lo que sí estoy segura, convencida, es de que, más pronto qu
e tarde, voy a volver a encamarme con el hijo de mi amiga...





Valentino...

15 comentarios - Valentino...

lmasse74
Que afortunado el pibe!!!!
metalchono
Solo ten cuidado. El Ro debe andar cerca de esa edad. Sería triste para él si se entera que te metiste con un amigo o un profesor. Suerte
gerardoriker
cmo envidio a ese pendejjoooo, porfa hablameee
Haker_1598
sos mi fantasia de hace mucho años! ojala pueda cruzarte en san justo algun dia!
ezesandokan
Marita sos la dueña de todas mis pajas
Ulilegii77
Que afortunado Valentino !!!!!
Nosostros haciendo fila queriendo cogerte y el de un plumazo te echó 2 polvos !!!!
Tenés una calidad increíble de relatar, felicitaciones!!!
josemanuel602003
siempre Diosa!!!!que ganas de que quieras un veterano marino!!!!+10
Desert-Foxxxx
El sueño del pibe Marita. Me parece que pronto se viene tu enfiestada por pibes de 20.
Loza_Kyle
Diossssss que afortunados de la vida el poder tenerte así y cogerte de esa forma !!!! Cada vez mejores tut relatos reina !!! Saludos desde Cba
Sute41
Que genia Marita.
Que envidia al pendejo.
Van 10 pts
After16
Van 10prs. De los mejores relatos del último tiempo. Crack
ezesandokan
Marita sos la dueña de todas mis pajas
Elpndjomacho
que grande marita!! como siempre tus relatos no decepcionan, gracias por compartir @maritainfiel +10
Juan692
Muyyy caliente me dejaste.. muy biennnn