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En la Guerra: mucho sexo.

En la Guerra: mucho sexo.

Una historia de Guerra y Sexo (III)

Y sucedió un imprevisto que los pobres no nos podíamos permitir en esa época, mi hermana Carmen cayó enferma,

A partir de entonces yo ya me sentía el hombre de esa casa, sin olvidar la conversación que tuvo mi madre conmigo en el caserón, mi madre racionaba la limpieza de las lámparas del caserón lo hacíamos una vez por semana y por las noches en la cama nos masturbábamos cuando ella lo decidía yo me limitaba a obedecer,
Pasaron los meses y sucedió un imprevisto que los pobres no nos podíamos permitir en esa época, mi hermana Carmen cayó enferma, lo que ahora podríamos llamar asma, alergia, que en aquella época no se siguiera si estaba diagnosticada, con la guerra civil aun en otras provincias, mi madre estaba indecisa en que hacer, lo que si tenía claro es que mi hermana necesitaba que al menos la viera un medico, pero los acontecimientos y nuestro aislamiento nos tenían desconectados del exterior y hacer cualquier movimiento era una incertidumbre.
 Pero mi madre era mucha madre y viendo que mi hermana no mejoraba con los remedios caseros tomo la decisión arriesga de bajar hasta su pueblo para buscar ayuda, y de camino vería en qué condiciones estaba su familia, padre, madre, hermano, cuñada y si el médico del pueblo seguía ejerciendo o ya no existía, y nos dio las instrucciones necesarias:
- Mañana de madrugada marchare al pueblo de los abuelos a buscar ayuda, a ver que me encuentro, regresare a última hora del día y si no mañana a primera hora estaré de regreso, con un carro o con lo que pueda conseguir para bajar a Carmen al pueblo o donde sea tengan un medico y que la mire, tu Paquita te encargaras de hacer las comidas y de atender a tu hermana, y tu Pedro cuídalas que no les falte de nada.
Me dejo al cargo de la casa y de mis hermanas, nos aseguro que estaría todo el día fuera y que si no regresaría al día siguiente por la mañana, salió antes del amanecer, tenía por delante una buena caminata, ese día tuve mucho miedo, y me toco tranquilizar a mis hermanas aparentando una normalidad que no tenía. 
Regreso al día siguiente al amanecer ya estaba entrando por el camino que daba al cortijo cundo la oímos llegar, venia con en un carro arrastrado por una mula, lo reconocí enseguida era el de mi tío Pedro mi padrino, un hermano de mi madre y lo llevaba mi tía Águeda, la mujer de mi tío Pedro, mi madre se bajo enseguida nos abrazo a mi hermana Paquita y a mí como si hiciese años que no nos veía y se fue derechita a ver a mi hermana Carmen, mi tía nos saludo comiéndonos a besos:
-Venir aquí, madre mía pero como habéis crecido –nos apretaba contra su pecho y no paraba de comernos a besos.
Le ayudamos a descargar cosas que traían en el carro para la casa, harina, aceite y achicoria (sustituto del café) mi madre nos puso al corriente con prisas de lo que creyó oportuno sin darnos muchas explicaciones:
-Bueno, vuestros abuelos están bien, lo demás ya os lo contare, Pedro ahora ayuda a tu tía a preparar el carro para llevar a Carmen atrás cómoda, tu tía y yo nos iremos ahora mismo con Carmen al pueblo, no sé cuando regresare, si veo que esto se puede alargar alguien traerá a vuestra tía para que se quede con vosotros. 
amateur

Eso me sentó como una puñalada en el pecho, ya me había acostumbrado a dormir con mi madre y ahora no sabía cuándo volvería a repetirse, y se me notaba en la cara mi tristeza, mi madre y mi tía se dieron cuenta, mi tía me dijo:
-Pero bueno ¿Un hombretón como tu se va a poner triste por eso? Mañana si tu madre no puede regresar, máximo pasado mañana estaré yo aquí.
Mi hermana Paquita se abrazo a mi madre llorando y mi madre le hablo:
-Tranquila mi niña! –abrazándola y secándole las lagrimas con el pañuelos que llevaba siempre en el bolsillo del vestido. -Tu hermano te cuidara bien y ya has oído a la tía si yo no puedo regresar ella se vendrá con vosotros mientras yo esté fuera!. 
Colocamos cómodamente en la parte de atrás del carro a Carmen, encima de mi jergón de paja que ya no usaba y tapada con unas mantas, ya se disponían a salir y le pregunte a mi tía:
­-Tía, ¿y mi padrino que dirá si tú te vienes aquí con nosotros?
-A tu tío Pedro se lo llevaron igual que a tu padre, y no hemos sabido nada más de él.
Eso me lo dijo arreando a la mula para que echara a andar, yo me quede helado, mi tío era más joven que mi madre tendría unos 40 años, y mi tía Águeda unos 35, no podían tener hijos mis hermanas y yo éramos sus niños, y para mi, mi tío era un segundo padre, pero con el carácter de mi madre, era su niño consentido, cuando nos quedamos solos nos fundimos en un abrazo, nos costó adaptarnos a esa nueva situación y soledad, pero era lo que tocaba, así que nos pusimos a pasar el día, no nos apetecía hacer nada, a la hora de dormir, mi hermana se fue a su cama y yo a la de matrimonio que desde hacía mucho tiempo era también la mía, al rato de estar en la cama mi hermana me hablo:
-Pedro sin Carmen en la cama no me puedo dormir ¿me puedo ir a la cama contigo?
-Claro que sí, yo también extraño dormir solo.
Se vino corriendo y se puso en el lugar que solía dormir mi madre se coloco de espaldas a mí y me dijo:
-¿Abrázame como me hace Carmen?
Me quede pensando, sabía que si hacia eso tendríamos problemas, mi verga de noche funcionaba sola y mi hermana ya tenía un cuerpo bien formado, yo hasta ese momento ni se me había pasado por la cabeza mirarla con otros ojos que no fueran de hermanos, estaba bien servido con mi madre, así que me hice el sordo, pero ella insistió.
-¿Venga Pedro abrázame? –Y me buscaba con su culo.
Quería que la abrazara y que pegara mi cuerpo al suyo cogiéndola hacia mí, eso significaba que en el momento que la tuviera así mi verga reaccionaria y se le pegaría a sus nalgas que ya tenían unas buenas formas, y lo hice, procurando que mi verga no despertara, pero la naturaleza jugo su papel para que sucediera lo que yo luchaba para que no pasara.
Llevaríamos como una hora durmiendo o en mi caso, intentando dormir, cuando se desato una buena tormenta seca, los truenos se oían a lo lejos hasta que de golpe pego un estampido encima nuestro que retumbo toda la casa, mi hermana se pego mas a mi me, cogió las manos que hasta entonces estaba en su barriga y las coloco en sus pechos y sus manos encima de las mías, apretando fuerte, y se puso a temblar, y me decía.
-Apriétame fuerte que tengo mucho miedo.
Con mis manos en sus pechos por encima del camisón, pero una en cada teta, ella apretándose contra mí y yo apretándome hacia ella, mi verga ya no aguanto más y empezó a crecer queriéndose salir por la pernera del calzoncillo, la tormenta soltó tres o cuatro estruendos mas y se fue alejando y a continuación callo una lluvia torrencial que relajo la situación, pero ya estaba el mal hecho, mi verga estaba prácticamente fuera del calzoncillo pegada entre sus nalgas por encima de su camisón, mi hermana ya más relajada noto el calor de mi verga y bajo la mano para saber qué era eso que le estaba quemando entre sus nalgas, toco mi verga sin distinguir que podía ser, cuando la agarro en su totalidad y se dio cuando de lo que era, se separo de mi y se fue hacia su lado dejando un espacio entre nosotros, yo al ver su rechazo me gire hacia el otro lado, la única información que ella podía tener de una verga era si me la había visto a mi o a mi padre, o la posibilidad que mi madre le hubiese hablado del tema yo no me sentía mal por lo sucedido, si me pedía explicaciones se lo tendría que explicar que eso en los hombres era normal y que al estar tan apretados yo no lo podía controlar, y me puse a dormir.
Al día siguiente al despertar como cada mañana, yo tenía una erección descomunal, hice mi ritual y me fui a desahogar al retrete, me lave y entre a despertar a mi hermana que dormía a pierna suelta, se fue al retrete y después a lavarse, me pico el gusanillo y me puse a espiarla como hacía con mi madre, se lavaba igual que ella, cuando le vi los pechos me excite, tenían una aureola apuntando hacia fuera acabada en un pezón pequeñito, eran preciosos, cuando se lavo su entre pierna le pude ver el coño y ya tenía una buena mata de pelos, me acababa de enterar que tenía una mujer como hermana que hasta ese momento no me había fijado y mi verga se puso como una piedra, pero lo saque rápido de mi cabeza, su rechazo de la noche anterior, tenía que respetarlo, si no se lo podía decir a mi madre y yo de quien estaba enamorado era de mi madre y no quería perderla por nada del mundo, el día paso muy rápido y mi madre no regreso, mi hermana se fue a dormir a su cama y yo en la mía.
A medio día del día siguiente oímos llegar un carro salimos y venia mi tía con mi abuelo materno, nos pusimos muy contentos de ver a mi abuelo, ni se el tiempo que hacía que no lo veíamos, mi abuelo nos cogió y nos apretó contra su cuerpo y nos decía:
-Mis niños chiquininos que ya se han hecho grandes, mi Paquita estas hecha toda una mujer y tan guapa como su madre, Pedro estas hecho un muchacho grandote y muy responsable me ha dicho tu madre.
Mi abuelo tenía que regresar enseguida, le ayude a descargar todo lo que traían, sobre todo eran alimentos básicos, algo más de harina, fundamental para hacer pan, la harina escaseaba mucho pero mis abuelos tenia línea directa con los panaderos del pueblo, también traían tres gallinas y un gallo, los nuestros nos los requisaron los militares, ahora podríamos tener huevos.
Despedimos a mi abuelo y mi tía Águeda nos informo de todo:
-De momento no sabemos hasta cuando me quedare aquí con vosotros, el cortijo tiene que seguir bien cuidado y vuestra madre se tiene que encargar de cuidar a Carmencita, ya la ha visto el médico del pueblo, esta mejor, pero la tiene que seguir viendo diariamente, así que ahora y hasta nueva orden yo soy la jefa, -Esto último lo dijo achuchándonos dándonos besos y haciéndonos bromas.  
Organizamos todo lo que habían traído en el carro, yo puse las gallinas y el gallo en el gallinero del corral y el día se acabo leyéndonos unos cuentos que trajo nuevos del pueblo.
(Tengo que aclarar que en esa época en el cortijo no había electricidad ni en nuestra casa ni en el caserón, las lámpara del caserón eran de aceite y de velas y en nuestra casa solo teníamos dos candiles, uno de mesa y otro de colgar, cuando oscurecía nos apañábamos con la luz de la lumbre de la chimenea y con un candil).
Mi hermana se fue a dormir y mi tía y yo nos quedamos hablando de mi tío, de cómo lo echaba de menos, de cuando y como se lo llevaron a los dos, junto con muchos mozos mas del pueblo, se rumoreaba que los habían denunciado a él y a mi padre por republicanos, pero no sabían bien si avía sido el cura o un cacique que no podía ver a mi familia, ya que siempre avía pretendido unas tierras de mi abuelo, cosa que nunca consiguió, y por las que mi tío y mi padre habían tenido unas discusiones muy fuertes con el, de las fechorías que hicieron los vencedores junto con los moros, que la casa del abuelo salió bien librada del pillaje por estar en una situación más bien oculta de las demás casas, por eso aun tenían muchos animales, incluido el mulo.
Mi tía estaba cansada se le notaba en los ojos, yo estaba maravillado escuchándola, me tenia cogida las manos conforme me iba contándome me hablaba, era una morena de pelo rizado por los hombros que solo se lo podías apreciar cuando se lo soltaba por la noche, de día lo llevaba recogido con un pañuelo atado a la nuca, conforme me acariciaba las manos se me erizaba la piel, tenía una cara distinta a la de mi madre, de entrada era bastante más joven, la piel de su cara estaba menos curtida por el sol que la de mi madre, en ese instante empecé a verla como mujer, y estaba loco por que llegara la mañana para poderla espiar mientras se aseaba, ya que sería la única forma de ver su cuerpo las vestimentas de esa época no dejaban ver las formas de una mujer.
-Bueno mi niño, mañana te cuento más cosas, vámonos a dormir. –Me cogió por la barbilla y me dio dos besos uno en cada mejilla, pero rozándome los labios.
-Pedro para orinar a estas horas que hacéis?
-Yo tía orino fuera en cualquier sitio, me alejo de la casa y lo hago, a estas horas si quieres ir al retrete tienes que ir con el candil, para orinar mi madre lo hace en el orinal, lo tienes debajo de la cama.
Ella se metió en la habitación con el candil de sobre mesa y lo puso en una cómoda que tenía mi madre al lado derecho de la cama, yo me salí a orinar y al regresar mi tía ya tenía puesto el camisón, y me quede mirando como un idiota, el candil estaba detrás de ella y se le veía todo al trasluz, vi que mi hermana se avía acostado en su cama, y le comente a mi tía.
-Yo pensé que Paquita dormiría contigo? –Yo prefería dormir con mi tía, pero lo más lógico, ahora es que mi hermana durmiera con mi tía.
-Tu madre me dijo que tú desde que falta tu padre duermes con ella, así que hoy duermes conmigo, mañana hablare con Paquita, para ver que prefiere.
Mi tía se estaba cepillando el pelo sentada en la cama de espaldas a mí, yo me desnude me quede como siempre solo con mis calzoncillos y me metí en la cama y me puse a mirar a mi tía, ella se termino de cepillar el pelo, saco el orinal de debajo de la cama, se subió el camisón enseñándome todo su hermoso trasero sin bragas y se puso a orinar, hasta ese momento yo tenía la verga normal, pero ver su culo desnudo, su cuerpo transparentarse por el candil, y oír como meaba, mi verga se disparo, menos mal que estaba de lado en la cama si no abría roto las sabanas y mantas que nos cubrían, ella termino, metió el orinal debajo de la cama, yo me gire hacia el otro lado dándole la espalda, ella se metió en la cama se vino para mi lado y se pego a mi espalda cogiéndome con sus manos por la barriga, y me empezó a susurrar al oído:
-Esta era la postura que más le gustaba a tu tío, cuando nos íbamos a dormir, si él se acostaba antes, yo lo cogía así, y si era yo la que se acostaba antes, el me cogía a mí, como echaba de menos esto, dormir con mi hombre, si el supiera que estoy así contigo estaría orgulloso de ti, te has hecho todo un hombre, muy responsable y muy guapo.
-Pero tía el y mi Padre pueden regresar en cualquier momento.
-No cariño, ellos ya no volverán, parece ser que se los llevaron a Badajoz y los fusilaron en la plaza de toros, a ellos y a todos los que se llevaron del pueblo, no tenemos la certeza, nadie la tiene y tardaremos en saber la verdad si es que algún día nos enteramos, pero por lo que se vanaglorian los fascistas del pueblo es lo más seguro, tenemos que seguir viviendo sin ellos.
Yo que hasta ese momento estaba con una tremenda erección se me fue al carajo, me entro una tristeza, estos hijos de puta me habían quitado mis dos referentes, mi padre y mi tío y me puse a llorar, mi tía me cogió y me giro hacia ella, me abrazo muy fuerte contra su pecho y empezó a comerme a besos limpiando mis lagrimas con su boca y besándome por toda la cara y mi boca, mientras me decía, siempre susurrándome:
-Lo siento cariño, lo siento, pero es la verdad y cuanto antes lo asumamos será lo mejor, tu ahora eres el hombre de la familia, tu abuelo ya esta mayor, y solo estas tu como hombre, las mujeres de la familia, tu abuela, tu madre y yo, te necesitamos y te tenemos que cuidar y aremos lo que sea para que te hagas un hombre hecho y derecho.
Y me apretaba contra sus pechos, sus palabras me tranquilizaron y mi verga despertó de nuevo, yo no sabía qué hacer ni que decir, pero mi verga si, y estaba buscando y enfrente suyo se encontró con el camisón y detrás el coño de mi tía, mi tía lo noto y sin cortarse un pelo empezó a empujar para que mi verga le rozara bien con su coño, yo al notarlo le eche mano a sus caderas y la traje hacia mi metiéndole la verga mas entre sus nalgas rozándole su coño, ella tenía sus manos cogiéndome la cara, separo mi cabeza de la suya, nos miramos a los ojos con la poca luz de la luna que entraba por la ventana y me empezó a comer la boca, apretaba su pelvis hacia adelante para que mi verga le rozara bien, estábamos haciendo mucho ruido y mi hermana se podía enterar, pero si mi tía no paraba yo no podía ni iba a parar.
-Mi niño, pero que grande te has hecho y que verga tienes más rica, no sabes lo que echaba de menos esto, las ganas que tenia de tener a mi hombre entre mis brazos y entre mis piernas.
Esto lo decía apretándome contra ella, me abrazaba muy fuerte sus pechos estaba en mi boca sin buscarlos y empecé a comérmelos por encima del camisón, le subí el camisón para liberarle el culo y el coño y mi verga ya entro sin dificultad y se rozaba contra su mata de pelos ella la recibía y apretaba sus piernas como queriéndola agarrar, baje mi mano cogí mi verga y empecé a rozársela por su clítoris ella se apretó mas a mí, me comió la boca y resoplo al mismo tiempo que tenias unos espasmos tremendos en su cintura y sus piernas, me hacía daño en la boca, pero yo estaba a punto de reventar, y revente, tuve una corrida tremenda que eche hacia un lado, pensado en el posible embarazo de mi tía, jadeando los dos, ella comenzó de nuevo a comerme a besos en mi boca, cara, ojos cuello, me comía enterito, yo no sé el ruido que pudimos hacer, y sinceramente, no me importaba, estaba extasiado y recuperando el resuello, mi tía por fin pudo hablar:
-Ha sido maravilloso me has dado un placer muy rico, que días más buenos me esperan aquí contigo.
-Tía, la he sacado de entre tus piernas para no embarazarte.
-Mi niño, entre las piernas es difícil embarazar, para eso tiene que estar dentro del coño, pero conmigo no tienes ese problema yo soy estéril, por eso tu tío y yo no hemos tenido hijo, así que la próxima vez lo quiero todo y bien adentro, no quiero desperdiciar nada de mi niño.
Ella mi limpio la verga, no se con que, se limpio ella, y nos pusimos a dormir, como yo me acosté antes ella me cogió por detrás, pero ahora con una mano me sujetaba bien fuerte la verga, y nos quedamos dormidos así, atábamos muy cansados...

Continuara
sexo

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