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En la Guerra: mucho sexo.

En la Guerra: mucho sexo.
Una historia de Guerra y Sexo (II).

Como dice el titulo es una historia de amor, hambre y guerra de una familia humilde que transcurre en la extremadura profunda.
Gracias por vuestros comentarios y valoraciones, son muy estimulantes.

Este relato para entenderlo es conveniente leer el anterior.

Cuando desperté mi madre ya no estaba en la cama, me extraño ya que cuando se despertaba siempre me despertaba y yo me recreaba en la cama para verla asearse por la ventana que daba al corral a través de la cortina de saco, primero iba al retrete y después cogía agua de la tinaja en la palangana se bajaba el camisón hasta la cintura y con los pechos al aire se lavaba los sobacos la cara el cuerpo y sus partes intimas, se secaba se peinaba se colocaba bien el camisón y regresaba a la habitación, yo me hacia el dormido todavía, ella entraba y sin hacer mucho ruido para no despertar a mis hermanas, me volvía a zarandear para que me levantara, entonces se quitaba el camisón y se vestía para el día de trabajo, eso desde que faltaba mi padre lo veía cada día, y no me perdía ni uno, me ponía cachondisimo y me estimulaba para todo el día, se iba a la chimenea a activar el fuego que cada noche tapaba con ceniza para tener brasas para el día siguiente encender rápido, cuando ella salía de la habitación yo me levantaba con una tremenda erección, me vestía despertaba a mis hermanas y repetía los movimientos de mi madre, pero mi estancia en el retrete se alargaba un poco más, tenía que descargar mi verga de la tremenda erección que me producía mi espionaje matutino, entraba en la habitación y me terminaba de vestir, mis hermanas cuando yo entraba en la habitación ellas salían a asearse y repetir los mismos movimientos que mi madre y yo, en ese tiempo mi madre ya tenía algo preparado de comer, se comía lo que se podía, cuando había normalidad tostadas con aceite y café con leche, en estos tiempos mi madre hacia magia y siempre nos daba algo caliente para llevarnos a la boca.
puta


 Pero hoy no estaba en el corral, me asuste y salí de la habitación, vi que el fuego ya estaba cogiendo forma y me tranquilice, cuando ya estaba aseado vestido y sentado en la mesa entro mi madre, canturreando con una sonrisa de oreja a oreja y se puso a cocinar unos pimientos que traía del huerto con patatas estilo “a lo pobre” pero sin huevos, entraron mis hermanas se vistieron, salieron se sentaron y los tres la observábamos incrédulos ya que seguía canturreando, yo sabía porque de su alegría pero mis hermanas no, nos pusimos a desayunar, nadie pregunto nada, hacía mucho tiempo que esa casa era un cementerio y había que aprovechar el momento, yo era el hombre de la casa pero por supuesto quien mandaba era mi madre, y se puso a organizar el día:

 -Hoy vosotras vais a limpiar la casa de arriba abajo lo quiero todo bien limpio, ponéis la ropa en remojo con jabón en el barreño grande al sol y después os ponéis a repasar, Paquita, te pones con el libro de gramática y tu Carmen con la caligrafía, que esta tarde noche lo repasaremos, Pedro y yo tenemos que ir al caserón de los señoritos a que me ayude a limpiar las lámparas del salón grande y de las habitaciones que nos dé tiempo, no vaya a ser que les dé por venir a los señoritos y están con telarañas y yo sola no puedo.

 Mis hermanas se quejaron, al caserón siempre la acompañaban ellas, mi madre fue tajante:

 -Hasta que no limpie todas las lámparas vendrá Pedro conmigo y vosotras os tenéis que quedar aquí vigilando la casa y haciendo lo que os he mandado, y no os quiero ver por el caserón para nada, si viniera alguien nosotros lo oiremos y vendremos, y no se discute nada mas, venga Pedro vámonos.

 La limpieza de las lámparas, lo hacía siempre con mi padre se lo organizaban y le acompañaba de vez en cuando, por eso no me extraño que lo propusiera, yo pensaba que mis hermanas le abrían ayudado, y a mí ni se me ocurrió que yo le pudiera hacer falta, yo estaba que daba palmas con las orejas, pero no las tenía todas conmigo, mi madre era muy estricta y una cosa fue lo de anoche y otra muy distinta hacerlo de día y en el caserón, en cualquier caso lo que fuese a ser se vería enseguida, yo no iba a perder esa oportunidad, el no ya lo tenía, poder estar los dos solos y dar rienda suelta a nuestra calentura seria un sueño hecho realidad.

 Cuando llegamos al caserón me mando abrir todas las ventanas para ventilar la casa y que subiera la escalera a la planta de arriba, yo al caserón había ido muy pocas veces y cada vez que entraba me quedaba embobado, mirara para donde mirara descubría cosas nuevas para mi, ella se quedo en la habitación desde la que se veía nuestra casa y el camino hacia el caserón, cuando regrese con la escalera estaba limpiando la habitación y me dijo que empezaríamos por las del pasillo que eran más bajas y se llegaba bien con la escalera.

 Yo creía que me subiría yo a la escalera, pero no lo consintió, que yo no sabría limpiarlas y que solo le aguantara la escalera, se subió el vestido por encima de las rodillas se lo cogió en la cintura y se subió con los avíos de sacar el polvo, antes de subirse me explico como aguantar la escalera y me recalco que no dejara de mirar para arriba que no me distrajera mirando a otro sitio, hasta ahí todo normal, cuando se subió sus talones me quedaban a la altura de la cabeza y cuando inevitable mente mire debajo de su falda pude observar que no llevaba bragas, vaya espectáculo y teníamos seis lámpara que limpiar con la escalera, el espectáculo era maravilloso, ese culo redondito respingón que aun le hacía que el vestido se separara mas de sus nalgas me facilitaban la vista, de vez en cuando se giraba y le podía ver el coño peludo negro zaino, no habíamos terminado con la primera y yo ya estaba hecho un burro no sabía qué hacer y cómo colocarme la verga, cuando acabamos ya abrían pasado como tres horas me dolían los huevos y mi verga ya no daba más de sí, me mando bajar la escalera a su sitio y a cerrar todas las ventanas, cuando acabe subí a la habitación que estaba limpiando al principio, y sorpresa, había hecho la cama y estaba sentada en ella esperándome, me hizo una seña con la mano para que me sentara a su lado y me dijo muy seria:

 -Lo que hicimos anoche y lo que hagamos a partir de ahora es muy importante que sepas las consecuencias que puede tener que alguien se entere, es muy peligroso nadie lo entendería y seria el final de nuestra familia, y esta demás decirte que si mañana tu padre apareciera, se acabaría al momento, entiendes lo que te acabo de decir?

 -Claro madre!

 -Esto también va por tus hermanas, nadie, es nadie, solo lo sabremos tu y yo, y se hará cuando yo lo crea oportuno, mientras no se pueda me puedes seguir espiando por la cortina y desahogándote en el retrete.

 Esto último me lo dijo riéndose y yo no sabía dónde mirar, resulta que lo sabía, pero como?.

 -Desde cuando sabes que te espió y como te has dado cuenta?

 -Hay hijo, tienes una ventana detrás y se te ve al trasluz, no se ve quien es pero si tus hermanas no son, solo quedas tu, no te preocupes a mí me gusta que me mires y eso me ha mantenido fuerte y muy cachonda desde que lo empezaste a hacer, estar sin vuestro padre y con tres hijos y aislados no es nada fácil.

 Desde que empezó a hablarme me estuvo acariciando la espalda la nuca la pierna, yo cuando empezó a hablar se me bajo la trempera, pero conforme me iba acariciando se activo de nuevo y además la estaba escuchando pero mi imaginación hacía rato que ya estaba pensando todo lo que le quería hacer, y si antes estaba enamorado de ella ahora ya no sabría cómo expresarlo, y se lo dije.

 -Madre te quiero muchísimo estoy enamorado de ti y solo pienso en tocarte acariciarte y en comerte entero ese cuerpo que me tiene loco.

 -Ya lo veo, y como te crees que me tienes tu, todo el día cachonda deseando cogerte ese vergote que tienes más grande que el de tu padre, chorreando voy todo el día, estaba loca porque tomaras la iniciativa.

 Escuchar eso y sentir como me cogía la verga por encima del pantalón fue el final de nuestra conversación a partir de aquí todo fue follar como locos, lo primero fue comernos a besos mientras nos desnudábamos, pero no daba tregua le saque la camisola que llevaba en la parte de arriba y debajo llevaba como un camisón, le baje las tirantas y me metí entre sus pechos a comer como un bebe, chupando mordiendo los pezones y estrujándoselas, el tamaño de sus pechos eran la medida justa para cogerlos y juntar los dos pezones en el centro para podértelos comer a la vez, iba de su boca a los pechos, de los pechos a su barriga y viceversa, cuando le saque la falda y quedo totalmente desnuda encima de la cama recién hecha, una cama con colchón de lana eso era todo un lujo para nuestros cuerpos, verla en todo su esplendor cubierta solo por su mata de pelo en el coño y en los sobacos, admirarla recrearme en sus formas, no tenía ni un pelo de grasa, era fuerte, esbelta y tenía un cuerpo maravilloso, mi madre era una maravilla y era mía, seguí comiéndome su cuerpo sintiendo como ella lo disfrutaba como gemía de placer y llego mi momento, me baje comiéndomela centímetro a centímetro hasta su selva, ella separo las piernas metí las manos por debajo de sus nalgas cogiendo sus dos cachetes del culo apretándolos hacia mí y me sumergí en su coño que ya estaba chorreando de sus jugos vaginales que me supieron a gloria y que desde ese momento me convertí en adicto a su sabor, ella estaba que gritaba y en un arranque me separo de su coño me tiro hacia atrás y empezó a desnudarme sin dejarnos de comer la boca, cuando llego a mi verga, la agarro, la sobo la sopeso y muy lentamente se la empezó a comer como el que se está comiendo un manjar la chupaba la mordía se la metía entera en la boca se la sacaba y yo ya no aguantaba más, la avise, se aparto un poco para ver mi primer lechazo y el siguiente lo cazo al vuelo y se comió la verga entera sin dejar salir ni gota de su boca.

 Cuando se canso de mamarla, mi verga estaba otra vez como un palo de teléfono, cogió y se sentó encima introduciéndosela despacio, estaba muy excitada, pero ese coño hacía mucho tiempo que no tenia uso, cuando consiguió clavársela entera tenía los ojos en blanco y empezó un movimiento de la pelvis de adelante y atrás, acompañado de gruñidos y soplidos que aumentaban de volumen conforme ella aumentaba la velocidad, me estaba matando de gusto con sus movimientos con su cara de placer y sus gruñidos, y de golpe empezó a gritar a convulsionarse con espasmos y tembleques en las piernas mi placer era tan grande que nos corrimos los dos al mismo tiempo, cayó sobre mi pecho sin salirse de mi verga, resoplando los dos, cuando nos recobramos del resuello, en la misma posición que estábamos, me dijo:

 -Tú no te puedes ni imaginar cómo necesitaba esto, tienes una verga esplendida que voy a disfrutar todo lo que pueda, quien sabe lo que pasara mañana, Pero que te pasa a ti no se te baja la verga? sigue durísima!

-Madre, tienes un cuerpo precioso, unas tetas esplendidas, y un pedazo de coño, que aun me estoy relamiendo, y quieres que se me baje la verga?

 -Pues hay que bajarla, ahora te toca a ti.

 Se salió de encima de mí sacándose la verga con mucho cuidado y mimo y empezó caer encima de mis huevos sus jugos y mi leche, al verlo pensé en que la podría embarazar, y asustado le pregunte:

 -Madre no te abre embarazado?

 - A buenas horas mangas verdes, no mi niño, cuando nació tu hermana Carmen perdí mi fertilidad, y mejor, con tres hijos ya es suficiente.

 Ya estaba boca arriba con las manos debajo de su cabeza y yo mirando su cuerpo embobado, no me cansaba de mirarla, mi verga seguía en pie de querrá, me eche sobre ella procurando no pesarle, la empecé a besar y ella me correspondía, ya sin tanto arrebato con mas calme, ella se dejaba hacer había cogido una postura de sumisión y empecé por su boca, su lengua, sus labios, sus ojos, su cuello, sus hombros, sus sobacos al natural, que olían a su perfume corporal, pasando por sus pechos, barriga ombligo, y por fin llegue a mi objetivo, su coño, hay me quiso parar, pero yo no estaba dispuesto y me sumergí de nuevo en esa selva, deleitándome con la mezcla de jugos que para nada perdían su aroma y sabor de hembra, de mi madre, no me alargue mucho, ahora quería penétrala yo, a mi ritmo, despacio sin dejar de mirarnos el uno al otro, viendo como sus expresiones iban cambiando del estado pasivo al estado de excitación, fui aumentando el ritmo al compas de sus expresiones, hasta que conseguí que tuviéramos un orgasmo placentero y muy largo.

 Cuando nos dimos cuenta de la hora nos apresuramos a recoger como si nada hubiese pasado en esa cama, era muy importante no dejar huellas de nuestra travesura, el precio a pagar era demasiado grande. Cerramos el caserón y nos fuimos a casa ya eran las 2 de la tarde y avía que hacer la comida, no hablamos en el poco rato de camino a nuestra casa, nos mirábamos y la cara de satisfacción de mi madre me hacia verme como en un espejo la mía...
amateur


Continuará

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