You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Mi hermano me compra mis tangas parte 1

Les cuento: soy pequeña de estatura, soy morena de piel y me considero bonita. Tengo mi cabello muy largo, de color negro. Una vez un señor que es nuestro vecino me dijo que mi cabello parece crin, que es como se le dice a la cabellera de los caballos. Mis pechos son pequeños, mis caderas siento que cada día me crecen más y lo mismo mi trasero. Me miro más nalgona cada vez que me veo en el espejo o en una foto. Y tengo bonitas piernas, gruesas. Con minifalda se me ven muy sexys y los pantalones se me miran bien ajustados.
Mi hermano me compra mis tangas parte 1

Este día me puse una blusa de color rosa (mi color favorito) que tiene escote muy pronunciado y descubierta de los hombros. Es cortita y deja también descubierto mi estómago, dejando ver mi ombligo. Al frente tiene un cordón que se anuda y hace que la tela se ciña a mis pechos apretándolos y haciéndolos ver más grandes. Un par de collares en mi cuello y pulseras en mis manos. Una minifalda color beige y zapatos negros de tacón alto que me hacen ver más alta. Un bolso de mano color blanco con un corazoncito rojo. Y por supuesto mi cabello negro largo y suelto, y aunque así me da más calor, pero no importa porque me siento más sexy.Siempre hacemos lo mismo, caminamos un rato juntos viendo los puestos para después cada quien ir por su lado.
morena

Mi hermano siempre se va a buscar figuras de WWE y Marvel o DVDs de series o conciertos. Yo pues poquito de todo. Aretes, ropa, bolsas de mano. Las cositas que nos gustan a las mujeres.

Como iba mirando entre los puestos de venta, fijándome en todo lo que venden, miré; una señora tenía un montón de tangas Target y Victoria's Secret con la etiqueta todavía puesta. Me acerqué a mirar y preguntar por los precios. Eran de encaje, de seda, otras transparentes y muy monísimas todas.

Yo sé que es ropa interior de buena marca y que es de precio muy caro. No podría yo comprarme algo así. Aparte que en México no hay de esas tiendas, o donde yo vivo no existen, pues.

La señora me aseguró que eran originales y el precio, ¡wow! Se ajustaba a mi presupuesto. Me volví un poco loca eligiendo diferentes tipos. Mi intención era mirarlas y sostenerlas. Las levantaba con mis dos manos y les daba vuelta para verlas bien, fijándome bien en las tallas para saber si me quedaban.

Soy pequeña de cuerpo, de talla petite, como dicen. Había unas que eran demasiado grandes para mí, la mayoría. Pero otras que, aunque no eran mi talla, se veían como que sí se ajustaban a mi cuerpo. Siempre había soñado con comprarme y usar una tanga.

Estaba tan emocionada con las tangas que no había visto que algunos hombres mayores me observaban con mucha atención a todo lo que yo hacía, con lujuria, como si se imaginaran cómo me vería con ellas puestas.

Sentía cómo me miraban. Yo misma, por el rabillo de mis ojos, los veía; como no se perdían detalle de todo lo que yo hacía.

La señora me decía cuáles se me verían bien y sacaba más de entre el montón para pasármelas y yo las tomaba para examinarlas. Había algunas transparentes, otras con dibujos y figuras muy monas o hasta como infantiles. Había una de color amarillo con diseños de Pikachu que me gustó mucho.

Y todas eran de la parte de atrás, nada más un pequeño hilo que se introducía entre las nalgas. Nunca he usado tanga y no sé cómo se siente, pero siempre he tenido mucha curiosidad y esta era mi oportunidad.

La señora vendía todo tipo de ropa, tanto de hombre como de mujer. Por lo mismo, algunos hombres supongo que aprovecharon eso para acercarse al puesto y hacer como que buscaban entre la ropa, pero disimuladamente me lanzaban miradas. Yo levantaba las tangas y hacía como que las medía a mi cuerpo, pero por encima de mi ropa. Tomé un par de brassieres también y hacía lo mismo, sosteniéndolos por encima de mis pechos. Lo hacía descaradamente, pero fingiendo inocencia y como si no fuera consciente de las miradas de los hombres. La señora sí veía todo, pero supongo que con tal de vender no decía nada. Poco a poco sentí como mi vagina se humedecía por la excitación de sentirme deseada.

"Esta sí me quedará, ¿seño?" le preguntaba a la señora por las tallas y los precios. La señora me respondía muy amablemente. Estuve a punto de preguntarle lo mismo a uno de los hombres, el que estaba más cerca de mí, pero me contuve.

Al final, las levanté todas y les dejé ver lo que elegía. Escogí 4, aún temiendo que no iba a completar a pagarlas con el dinero que llevaba. ¡Pero las quería todas! Eran hermosas y justo de mi tamaño.

Cuando la señora me dio el total del costo, supe que no podría pagar todas. Supongo que la expresión de mi rostro lo mostró. Traté de escoger cuál de las 4 regresar, pero la verdad es que todas me gustaban y yo quería llevarme las 4.

"Deje, hablo por teléfono, ¿me espera un poquito?" le dije a la vendedora y me aparté un poco del puesto de ropa. Saqué mi celular y mandé un texto a mi hermano diciéndole mi ubicación. Mi idea era comprar las tangas y que nadie en mi casa supiera, pero no las completaba y, por la confianza que tenemos mi hermano y yo, sabía que podía contar con él para que me ayudara a pagarlas y sobre todo guardar mi secreto.

"¿Necesitas dinero para pagar?", escuché una voz decir detrás de mí. Volteé mi cabeza y estaba ahí uno de los hombres que me miraban en el puesto. Era el que estaba más cerca de mí en el puesto.

"Ehh... pues sí", le respondí nerviosa y la verdad con vergüenza.

"Yo te las pago, si gustas".

"No, ¡cómo cree! "Gracias, pero no", le respondí y la verdad sí sentí pena. La descarada que mostraba las tangas sin pudor se esfumó y en su lugar apareció la Danae tontita e inocente que en el fondo seguía siendo,

El hombre era un señor de unos 45 años, más o menos. Soy mala para calcular las edades. Era un poco mayor que mi papá, creo. Moreno, un poco gordito y ya con algunas canas en su cabello y bigote. Se veía como buena persona y de seguro padre de familia.

"No es molestia, no te quiero ofender, de verdad. Dime cuánto necesitas y te doy lo que te falta", me dijo.

"Este... y pues luego, ¿cómo se las pago o qué?" Son 4 las que quiero y solo traigo dinero pa' 3.

"Es que sí las quiero todas, pero me da pena, jaja", le respondí ya con risa nerviosa.

"Agarra las 4, yo te las pago".

"Pero pues luego, ¿cómo se las pago, o qué? "No me ha dicho".

"Dame tu número de teléfono, y yo después te mando mensaje para decirte. "Yo te las pago todas si gustas", me dijo y sacó su cartera ya dispuesto a darme dinero.

"¿Y a cambio de qué?", le pregunté de nuevo, un poco sabiendo la respuesta.

"¿Podría verte con ellas puestas?", me dijo de golpe.

Me quedé pensando dudosa en aceptar la oferta del señor cuando voltee con disimulo hacia el puesto de ropa y vi que la señora nos lanzaba miradas al mismo tiempo que atendía a otros clientes. La verdad, me dio mucha vergüenza porque, o sea, no soy tonta; la señora sabía bien lo que estaba pasando a pesar de que no alcanzaba a escuchar nuestra conversación.

Para buena o mala suerte vi a David que se acercaba hacia mí todavía a un tanto de distancia.

"Gracias, de verdad, pero ahí viene mi hermano y él me va a dar dinero. "Pero de verdad muchas gracias por su ofrecimiento", le dije con una sonrisa.

"Bueno, está bien. No te ofendas, pero estoy seguro de que te vas a ver hermosa con tus..." No terminó de decir la oración, como dudando de mencionar la palabra tanga.

"¡Con mis calzones, jaja!" terminé yo la oración con una carcajada y la verdad ya más relajada. "¿Me dices cómo te llamas?"

"¡Me llamó Danae!" Le dije mi nombre justo antes de que llegara mi hermano, casi al mismo tiempo que el señor se alejaba. Ni siquiera supe su nombre.

¿Qué pasó? "¿Todo bien?", me preguntó David, y le inventé que el señor me preguntaba por una dirección.

"¿Nos vamos entonces?"

"Este... la verdad es que necesito un favor muy grande, David", le dije con pena.

"¿Qué pasó, dime?"

"Pues si me ayudas a pagar algo, es que no acompleto".

"Claro, no te preocupes. Vamos para pagarlo".

"Es que me da vergüenza, jaja".

"Porque? ¿Qué es? ¿Son cosas privadas de mujer?"

"Sí, eso. Es ropa interior".

"Ok, está bien. "Dime cuánto necesitas".

Pensé en solo pedirle el dinero e ir a pagar, pero el diablito loco que habita dentro de mí me aconsejó otra cosa. De solo pensarlo volví a sentir como mi vagina soltaba más juguito.
Tanga

"Pues podrías venir conmigo, a pagar. Pero... ¿me guardas el secreto? le dije, mordiéndome el labio inferior y haciendo cara de puchero. ¡Por Dios! ¡Estaba coqueteando con mi hermano, soy una zorra!
putita

"Ya me intrigaste. "¿Pues qué quieres comprar?", dijo David.

"Jaja, ¡no es nada malo! Solo es que, bueno, quiero comprarme algunas tangas, jaja. Es la primera vez que compro algo así. Por favor, guárdame el secreto; tú sabes que mamá no me dejaría comprar ni usar eso. "¿Sí?" le dije de nuevo haciendo puchero.

"Está bien, deja, te doy el dinero".

"Nooo, mejor ven conmigo. "¡Ayúdame a escogerlas!" le dije de forma pícara

"No, estás loca. ¿Cómo crees? "Me da vergüenza".

"Porqueee? Anda, ven conmigo. Van a pensar que eres mi novio, y eso no ha de ser raro. Además no preguntan nada; si lo que quieren es vender, les vale quién compra y quién no". "Jaja, estás loquilla, Danae. Andale, pues, vamos. Pero vas a estar en deuda conmigo, ¿ok?

"Siii, no importa. "Yo te pago como quieras, ¡nada más hazme ese favorsote!"

Casi se le salen los ojos a David al ver las tangas que había escogido. Unas eran transparentes, otras de satin, otras con dibujos y todas por detrás eran solo un pequeño hilo que se iba a meter bien adentro de mis nalgas. Ya estando ahí, sí me dio vergüenza que mi hermano viera las tangas.

Sobre todo las transparentes. Eran muy pequeñas y se me iban a transparentar los pelos de mi vagina. Si yo lo estaba pensando, era obvio que David también. Pero ya era tarde para echarme pa' atrás y arrepentirme. Al contrario, al final dejé la de Pokémon y tomé otra que era más transparente.
Mi hermano pagó por las 4 y yo solo me abracé a él e incluso le di un besito en la mejilla. A pesar de que no me conociera la vendedora, se me hizo mejor idea que pensara que éramos novios en vez de hermanos.

Decidimos que ya era hora de irnos y así abrazados como estábamos nos fuimos encaminando a la salida, los dos en un silencio un poco incómodo. Decidí romper el hielo y le pregunté qué había comprado.

"Unos DVD de la serie The Boys y una figura de acción", me respondió David.

"Pero esa serie sale en la TV, ¿para qué la compras?"

"Pues me gusta tenerla en físico; son las 3 temporadas".

"¿Y qué más compraste?", le pregunté.

"Una figura de Cody Rhodes es la que andaba buscando".

"Ah, qué bueno", le respondí, abrazándolo más fuerte. Me sentía feliz de ver a mi hermano feliz."

¿Y tú qué compraste?", me dijo David riéndose.

"Jaja, no te rías que me da vergüenza, ¡jaja! Sabes bien qué me compré. O más bien que me compraste tú. Gracias, David".

"¿Te gusta ese tipo de ropa?"

"Pues es la primera vez que compro algo así, pero siempre había querido tener una tanga".

"Pues ahora tienes 4. Nada más cuida que mamá no las vea, ya ves cómo es exagerada con ciertas cosas".

"Ya sé. Gracias, hermanito. Te amo. Gracias por consentirme. Me dio pena que las vieras, la verdad. Pero no quería perder la oportunidad". "No te preocupes, aunque a mí también se me hizo incómodo, jaja. Están muy chiquitas y se te va a ver todo como si no tuvieras nada puesto, Danae".

"Jaja, yaaa, no me digas eso", le respondí divertida.

Poco antes de llegar a donde estába la salida se me ocurrió algo. Le dije a mi hermano que necesitaba ir a orinar y, sin perder tiempo, entré a los baños públicos, entré a un cubículo y, sin dudar, me levanté mi minifalda, me quité el calzón que traía puesto para luego buscar entre las tangas que había comprado y escoger una. Tomé una pequeñita, de las transparentes, y me la puse.

Wow! ¡No podía creer la sensación de usar una tanga por primera vez! Por detrás era justo como lo había pensado. El hilo se metía entre mis nalgas y por delante apenas cubría mi vagina y mis pelos se salían por los lados sin dejar nada a la imaginación.
incesto
hermana

Guardé mi calzón usado en mi bolso y salí del baño donde David me estaba esperando.

"Lista, ¡ahora sí vámonos!" le dije a mi hermano dándole otro besito en la mejilla. Eso era algo normal entre nosotros, éramos muy cariñosos.

Nos encaminamos hacia la salida y en el transcurso, justo a unos pasos de nosotros, me topé con el señor que se ofreció a pagar mis tangas. Iba con su familia. Su esposa, un hijo como 2 años mayor que yo y una hija como de mi edad. También iban ya de salida. Noté que se puso nervioso, pero yo solo lo miré y le sonreí en forma de saludo.

Me adelanté rápido a mi hermano y, poniéndome enfrente de él, empecé a subir los escalones. Eran fáciles unos 5 escalones que llevaba de distancia frente a él (y al señor y su familia), y por lo inclinado que era esa escalinata, estaba segura que, debido a lo corto de mi minifalda y lo alto de mis zapatis de tacón, tanto mi hermano, el señor, su familia y todas las personas que venían en ese momento subiendo los escalones podían verme sin problemas mi trasero.
Mi hermano me compra mis tangas parte 1

El hilo de la tanga se perdía entre mis nalgas, así que claramente podían ver los cachetes de mis nalgas como si no trajera nada puesto. Sabía que estaba mostrando mi culo a todos, y eso me excitó mucho.

Por la falta de costumbre, se me hacía incómodo sentir el hilo dentro de mí cada vez que daba un paso, pero la mera sensación de sentir que todos me veían, incluyendo a mi hermano, casi me hizo tener un orgasmo ahí en los escalones.

Sentía mi vagina y la tanga empapada de mis jugos. Incluso sentí nervios de pensar que fueran a escurrirme por mis piernas como si de orina se tratara.

Casi al llegar al final de la escalinata, voltié rápido para ver a mi hermano. Venía con los ojos desorbitados que casi se le salían de las cuencas, ¡jaja!

El señor disimulaba como si no me miraba, pero obvio lo iba haciendo. Y su esposa me veía con una mirada de repudio y desaprobación. El hijo y la hija de mi edad también me miraban. Al pasar a mi lado, le sonreí a la chica y ella me sonrió de vuelta, como con complicidad.
morena

Tomé de nuevo a mi hermano del brazo y nos alejamos rumbo a la parada del transporte público
(Este relato pertenece a DanaeG en Todo relatos)

0 comentarios - Mi hermano me compra mis tangas parte 1