You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Mi diario secreto

Mi diario secreto
Por: Lorena G.
Martes 7 de junio. - La imagen que no puedo borrar
11:43 PM
No puedo creer que estéescribiendo esto. Nunca he sido de diarios, pero necesito sacarlo de mi cabezao voy a explotar.
Hoy vi algo que no debí. Ro salióde la ducha con solo el bóxer puesto, y dios mío… era enorme. Nopude evitar mirar. Él ni se dio cuenta, siguió caminando como si nada, con esatranquilidad que lo hace tan… él. Pero yo me quedé paralizada. No era solo eltamaño, era cómo se marcaba, cómo el tejido se ajustaba…


Mi diario secreto

Mike nunca se ha visto así. Laprimera vez que lo hicimos, recuerdo que pensé: "¿Esto es todo?".No quiero ser cruel, él es amoroso y me hace sentir segura, pero son 12 cm. Losmedí. Y ahora, cada vez que cierro los ojos, veo a Ro.
¿Qué mierda me pasa?
Miércoles 8 de junio
2:15 AM
No puedo dormir. Busqué enGoogle: "¿Es normal comparar el tamaño de tu novio con el de tuhermano?" (Sí, lo hice. Qué asco me doy). Los resultados fuerondesde foros de psicología hasta porno incestuoso. Genial.
Lo peor es que ahora noto cosasque antes ignoraba: cómo Ro se ajusta el pantalón cuando se sienta, cómo seestira y su camiseta se levanta, mostrando ese vello bajo el ombligo que—
Basta, Lorena.
Jueves 9 de junio
11:30 PM
Mike vino hoy. Hicimos el amor(¿o solo sexo?) y por primera vez, fingí un orgasmo. No podía concentrarme. Enun momento, él estaba encima de mí y yo… imaginé que era más grande. Máscomo Ro.
Después, me sentí tan sucia quelloré en la ducha.
Viernes 10 de junio
6:00 PM
Ro me pidió que le ayudara adoblar su ropa. Cuando levanté un par de sus bóxers, casi los tiré como siquemaran. Él usa estos. Se pone esto sobre su—
¿Por qué mi cerebro hace esto?¿Acaso lo deseo? No. No puede ser. Es solo… curiosidad. ¿O envidia? Mike jamásme ha hecho sentir lo que esas novelas describen, pero Ro ni siquiera me hatocado y ya arruinó mi cabeza.
Sábado 11 de junio
3:00 AM
Soñé con él.
No quiero dar detalles. Despertésudando, con el corazón a mil. Ahora todo me parece más complicado.
¿Debería contárselo a alguien? ¿AMike? ¿A una terapeuta? ¿O esto se me pasará si lo ignoro?
Por ahora, guardaré este diariobajo llave.
Lunes 13 de junio
1:17 AM
No aguanto más. Necesitoverlo. De verdad verlo.
Hoy casi lo logré. Esperé hastaque Ro se durmiera (siempre ronca un poco, como un gato ronroneando). Entré ensu cuarto, el corazón a punto de estallar. Él estaba boca arriba, solo enbóxer, una pierna doblada. Me acerqué despacio, las manos temblando. Soloun tirón suave… Pero justo cuando extendí los dedos, movió un brazo ycontuve el aliento. Me fui corriendo.
Esto se está volviendo unaobsesión enferma. Pero no puedo parar.
Miércoles 15 de junio
11:50 PM
Hoy lo espié mientras secambiaba.
Aproveché que dejó la puerta delbaño entreabierta (él siempre hace eso, confiado). Me escondí tras el armadordel pasillo y vi todo: cómo se quitó la camiseta, cómo bajó el pantalón delentrenamiento… Dios, ese bóxer gris ajustado. Se lo quitó de unmovimiento y por un segundo, solo un segundo, lo vi. Todo.
Es más grande de lo que imaginé.Grueso. Con una vena que serpentea. Mike jamás…
Me masturbé en mi cuarto después,imaginando que eran sus manos las que me tocaban.
Viernes 17 de junio
2:30 AM
Creo que lo sabe.
Hoy en la cena, me sorprendiómirándolo fijamente ahí abajo. Él alzó una ceja, pero no dijo nada. Luego,cuando pasé junto a él en el pasillo, ajustó su paquete deliberadamentey sonrió. ¿Me está provocando?
¿Y si lo hace? ¿Y si él tambiénpiensa en mí?
Soñé que me empujaba contra lapared y me susurraba: "¿Tanto querías verla, hermana? Ahora vas asentirla."
Domingo 19 de junio
3:45 AM
RO LO SABE.
Anoche, después de tomar unascervezas con sus amigos, se quedó dormido en el sofá. Me acerqué, hipnotizada.Le bajé el cierre del pantalón… pero de pronto, me atrapó la muñeca.
—¿Qué haces, Lore? —Su voz eraronca, pero no enojada. Interesada.
—N-nada… —mentí, sintiendo cómome mojaba solo por su tono.
Él soltó mi mano y se reajustó elpantalón, pero no me regañó. Solo dijo:
—Cuidado con lo que deseas.
¿Eso qué significa?
Martes 21 de junio
12:00 AM
ÉL QUIERE.
Hoy, mientras lavaba los platos,Ro se paró detrás de mí, tan cerca que sentí su aliento en mi nuca.
—¿Mike te satisface? —preguntó dela nada.
Me giré, sorprendida. Él mirabamis labios.
—Sí —mentí.
—Mmm… —Hundió una mano en subolsillo, ajustándose otra vez.— Porque si no, ya sabes dóndeestoy.
Se fue silbando.
¿Acabo de ser invitada?
Jueves 23 de junio
4:20 AM
No puedo escribir mucho. Estoytemblando.
Fue él quien entró a mi cuartoesta noche.
Jueves 23 de junio
4:45 AM
No puedo respirar. No puedopensar. Mi boca todavía arde, todavía sabe a él.
Todo empezó cuando la puerta demi cuarto se abrió despacio. Yo estaba acostada, fingiendo dormir, pero elcorazón me latía tan fuerte que estoy segura de que él lo escuchó.
—Lore… —susurró Ro, con esa vozgrave que ahora reconozco demasiado bien—. Sé que estás despierta.
No me moví. No podía.
Él se sentó en mi cama, elcolchón hundiéndose bajo su peso. Su mano, grande y caliente, se posó en mimuslo por encima de la sábana.
—Sé lo que quieres —dijo, como siestuviera hablando del clima—. Y está bien. Es normal.
¿Normal? Mi pielardía.
—No… no sé de qué hablas —logrédecir, pero sonó débil, como una niña mintiendo.
Ro se rio bajito, yentonces lo hizo: deslizó su mano bajo las cobijas, directamenteentre mis piernas.
—Mentirosa.
Yo gemí. No pude evitarlo.
La Lección
—Si Mike no te satisface,deberías dejarlo —dijo Ro, mientras sus dedos jugueteaban con el borde de miropa interior—. No quiero que termines como la tía Marce, amargada y frustrada.
Me dio vuelta para que quedaraboca arriba. Sus ojos verdes brillaban en la oscuridad.
—¿Él ya te enseñó a chupar unaverga como debe ser? —preguntó, y yo negué con la cabeza, avergonzada—. Bueno,hoy es tu día de suerte.
Antes de que pudiera reaccionar,ya estaba desabrochándose el pantalón.
Y entonces… ahí estaba.
Más grande de lo que recordaba.Más gruesa. Perfecta.
—Ábreme bien esa boquita, hermana—ordenó, y yo obedecí.
Cantidades Industriales
No voy a describir todo. Nopodría. Pero sé que al principio tosí, que las lágrimas me corrían por lasmejillas, que sentí que no podía respirar.
Ro no se detuvo.
—Así, bien profundo… —murmuró,agarrando mi cabeza y guiándome—. Eres una buena estudiante.
Cuando por fin llegó, fue comouna explosión. Caliente, espeso, demasiado. Tragué y tragué, perotodavía se me escapaba por las comisuras de los labios.
Él sonrió, satisfecho, mientrasse abrochaba el pantalón.
—Mañana vendré para la leccióndos.
Y se fue, dejándome ahí,temblando, con su semen todavía caliente en mi garganta.
¿Qué he hecho?
¿Qué estoy haciendo?
Pero entonces… ¿por qué ya estoycontando los minutos para que sea mañana?
Viernes 24 de junio
3:12 AM
No puedo creer lo que pasóanoche. No puedo creer lo que acaba de pasar.
Estaba lista. Había contado lashoras, los minutos. Me puse la camiseta más corta que tengo, sin ropa interior,y esperé.
Ro entró sin llamar, como si yasupiera que lo estaría esperando. Traía esa sonrisa de lobo que me hace temblarpor dentro.
—Hoy toca lecciónpráctica —dijo, mientras se sentaba al borde de mi cama.
Yo me arrodillé frente a él,ansiosa, mis manos temblorosas yendo directo a su cinturón. Pero él me detuvo.
—No tan rápido, hermanita—susurró, tirándome hacia arriba y volteándome boca abajo sobre la cama—.Primero, yo.
Nunca había sentido nada igual.
Sus manos me abrieron las piernassin pedir permiso, y luego… Dios. Su boca.
Su lengua. Caliente,húmeda, experta.
—Ro… —gemí, enterrando los dedosen sus cabellos.
Él no se apuraba. Tomó su tiempo,lamiendo, succionando, probándome como si yo fuera su postrefavorito. Mike nunca había hecho esto. Nadie lo había hechoasí.
—¿Te gusta? —preguntó, su alientocaliente en mi piel.
No pude responder. Solo gemí másfuerte cuando sus dedos se unieron a su boca, empujando dentro de mí al mismoritmo que su lengua.
Fue demasiado. Demasiado rápido,demasiado bueno.
—¡Voy a…! —avisé, pero él no sedetuvo.
Y entonces exploté.
Un orgasmo tan violento que mehizo arquear la espalda y gritar en la almohada. Él bebió cada gota, como sifuera agua en el desierto.
Cuando por fin pude respirar, Rose levantó, desabrochándose el pantalón con esa calma que me vuelve loca.
—Ahora tú —ordenó, agarrando micabeza y guiándome hacia su erección.
No necesité que me lo pidiera dosveces.
Esta vez, sabía exactamente cómohacerlo. Movimientos más seguros, más profundos. Como él me enseñó.
—Así, buena niña —gruñó, susmanos enredándose en mi pelo.
Y cuando llegó, fue aún más quela primera vez. Cantidades industriales, como él dice.
Tragué lo que pude, pero todavíachorreaba por mi barbilla.
Ro me miró, satisfecho,limpiándome la cara con el pulgar.
—Mañana, lección tres.
Se fue, dejándome temblando,empapada, adicta.
Sábado 25 de junio
4:48 AM
Lección 3: Penetración
No soy la misma. No volveré a serla misma.
Ro vino como lo prometió. Estavez no hubo juegos, no hubo preliminares. Solo esa miradaoscura que ahora reconozco demasiado bien.
—Hoy vas a dejar de ser virgenotra vez —dijo, empujándome contra la cama con una mano en mi garganta—. Peroesta vez, bien.
Y Dios, lo hizo.
Cuando por fin lo vicompletamente erecto, de verdad erecto, casi retrocedo. Demasiadogrande. Más grueso que mi muñeca, con venas que palpitan. Mike es unlápiz comparado con esto.
—No va a caber —susurré,sintiendo cómo mi cuerpo ya se contraía de miedo (y deseo).
Ro solo sonrió, pasando la puntapor mis labios empapados.
—Siempre cabe, hermana. Soloduele al principio.
Me puse en cuatro patas,temblando. Él no fue gentil. Un empujón seco, solo la cabeza, y yasentí que me partía en dos.
—¡Ro, espera! —grité, clavandolas uñas en las sábanas.
Él no escuchó. Agarró mis caderasy entró completo de un tirón.
El dolor fue blanco, brillante.Como cuando perdí la virginidad, pero peor. Mejor.
No había espacio para aire, parapensamientos. Solo él, expandiéndome, estirándome hasta límites queno sabía que tenía.
—Mírate —gruñó, jalando mi pelopara que viera cómo mi vientre se abultaba con cada embestida—. Hasta se temarca.
No tuve que tocar mi clítoris. Nisiquiera lo intenté. Él lo hizo solo, con pura fricción, golpeandoese punto que Mike nunca alcanza.
¡No pares! —supliqué,mareada, babas en la comisura de mis labios.
Ro respondió acelerando el ritmo,sus bolas aplastándose contra mí con un sonido húmedo.
—¿Dónde lo quieres? —preguntó,los dientes apretados.
Dentro.
Y vino. Tanto. Caliente,espeso, llenándome hasta que goteaba por mis muslos.
Ro se recostó a mi lado, pasandoun dedo por mi espalda sudorosa.
—Ahora sabes lo que es deverdad —dijo, orgulloso.
Y tenía razón.
Mike jamás me hizo sentiresto. Nadie podría.
Domingo 26 de junio
2:37 AM
Ro está jugando sucio.
Hoy, durante la cena con Mike, mihermano no dejó de sabotearlo.
—¿Otra vez pizza, Mike? —dijo Rocon esa sonrisa de depredador—. No es extraño que Lorena siempre termine insatisfecha.
Mike se puso rojo. Yo casi meatraganto.
Y luego, cuando Mike intentótomarme la mano, Ro "accidentalmente" derramó su cervezasobre él.
—Perdón, hermanito —dijo sinarrepentirse—. Aunque… quizá es mejor que te vayas a cambiar. Lorena yyo tenemos cosas de qué hablar.
Mike se fue, confundido. Ro memiró y ajustó su bulto frente a mí, susurrando:
Te quiero empapada paracuando vuelva.
11:55 PM
No tuve que esperar mucho.
Ro entró en mi habitación como sifuera suya (y en cierto modo, ya lo es). Esta vez, no huboforcejeo. Solo órdenes.
—Desnuda. Ahora.
Me quité todo, temblando,mientras él se sentaba en mi cama, su enorme verga ya palpitando, goteando.
Sube.
Y obedecí.
Me monté sobre él, sintiendo cómola cabeza de su verga rozaba mis labios, ya hinchados de deseo. Él no meayudó. Quería verme suplicar.
—Por favor… —gemí, empapándolocon mis jugos.
Pídemelo bien.
—¡Quiero sentirte, Ro! ¡Quiero tuverga adentro!
Cuando por fin me dejóbajar, fue agonía y éxtasis. Demasiado grande, demasiadopronto. Me tomó toda de un solo movimiento, hasta que misnalgas chocaron contra sus muslos.
Así —gruñó él,agarrando mis caderas—. Ahora muévete, putita.
Sus manos me guiaron, duro,enseñándome el ritmo.
—Arriba y abajo —ordenó—. Másrápido.
Y yo lo hice. Jadeando, mis tetasrebotando, mis uñas clavadas en su pecho.
Él no se quedó quieto. Susdedos encontraron mi clítoris, frotándolo en círculos mientras yo gemíacomo una loca.
Sus labios devoraron losmíos, su lengua explorando mi boca con la misma hambre con la que su verga merellenaba.
—Eres mía —murmuróentre besos—. Mike nunca te tendrá así.
—¿Dónde lo quieres? —preguntó,sus embestidas volviéndose erráticas.
Adentro… —supliqué,mareada—. Déjame tuya.
—Deseos son órdenes.
Y vino. Profundo. Tanfuerte que grité, sintiendo cómo me llenaba, cómo cada chorro caliente memarcaba por dentro.
Cuando terminó, me colapsé sobresu pecho, su semen escapándose entre mis muslos.
—Mañana —susurró al oído—, tela ganarás.
Lunes 11 de julio
3:05 AM
Tres semanas siendo suya.
Ro ya no pide. 
Toma.
Por ejemplo el martes pasado: Llegué 10 minutos tardedespués de salir con "amigas". Él me esperaba en mi cuarto, desnudo,con su cinturón en la mano.
¿Te crees muy libre? —preguntó, haciéndomearrodillar—. Abre la boca.
El cuero me golpeó, mientras él se masturbaba encima de micara.
—La próxima vez, será tu culo el que arda.
Amarrada a la cabecera de mi cama, con sus calcetines suciosen la boca (—Calladita se ve más bonita).
Ro usó el vibrador contra mí, pero apagándolo cadavez que estaba a punto de venir.
Pídemelo —ordenaba, mientras su verga me abríapor detrás.
Lloré. Su semen quemó más que las lágrimas.
Una mañana, después del desayuno:
En el baño de visitas, frente al espejo.
Mira cómo te deformo —gruñó, empujándome contrael vidrio.
Sus manos en mi garganta, su vientre aplastando mismoretones. Nunca había venido tan fuerte.
Domingo 31 de julio
10:11 PM
La prueba salió positiva.
Ro no se sorprendió. Solo sonrió —esa sonrisa— y mearrastró a su cama.
Vamos a celebrar —dijo, partiéndome endos desde atrás, como si quisiera clavar el embrión más hondo.
Grité. No de dolor.
Si nace niño, le enseñaré a tratarte como mereces —jadeó,mordiendo mi hombro—. Si es niña… mejor.
A todo esto_
1. Mike me bloqueó en todas partes. 
2. Mamá sospecha de mis náuseas. Ro le dijo quees "ansiedad".
3. Su semen ya no gotea. Se quedadentro. Como debe ser dice él...
Última línea del diario:
"Tengo miedo. Pero más miedo me da dejar de ser suya."

1 comentarios - Mi diario secreto