Siempre me atrajeron los cuerpos de las mujeres gordas, cuarentonas, con piel escurrida, celulítica, con estrías, con historia. Mientras otros buscaban perfección plástica, yo soñaba con nalgas caídas, panza suave y tetas pesadas que colgaran libremente. Cuerpos reales, sucios, calientes.

Marcia era todo eso. Su culo era inmenso, con hoyuelos, carne suelta y marcas de años. Le dije que quería verla de espaldas, con la falda levantada y sin ropa interior. Que quería tomarle una foto así.

Esa noche vino. Se apoyó en la cama, se levantó la falda y me mostró ese culo usado, ancho, blando y perfecto. Lo abrí con las manos, le tomé la foto y me lo comi con hambre, metiendo la lengua hasta que se le fueron las fuerzas.


—¿Eso te excita? —susurró. —Me calienta más que cualquier cuerpo joven —le dije, sin parar de dárselo


Marcia era todo eso. Su culo era inmenso, con hoyuelos, carne suelta y marcas de años. Le dije que quería verla de espaldas, con la falda levantada y sin ropa interior. Que quería tomarle una foto así.

Esa noche vino. Se apoyó en la cama, se levantó la falda y me mostró ese culo usado, ancho, blando y perfecto. Lo abrí con las manos, le tomé la foto y me lo comi con hambre, metiendo la lengua hasta que se le fueron las fuerzas.


—¿Eso te excita? —susurró. —Me calienta más que cualquier cuerpo joven —le dije, sin parar de dárselo


3 comentarios - Cumpliendo fantasías con gorda celulitica