La vez que encontré el pack de mi hermana

Desde hace tiempo, he tenido fantasías con mi hermana. No siempre fue así, claro, pero desde que dejó de ser una niña pequeña, algo cambió. Los dos siempre hemos sido muy cariñosos, jamás hemos tenido ningún incidente raro ni nada por el estilo. Nos queremos mucho, y por eso mismo, nunca haríamos algo así. Ni siquiera hemos tenido un roce accidental o un momento incómodo. Además, ella tiene un carácter fuerte, explosivo a veces, así que ni en sueños podría intentar algo con ella. No estaría de acuerdo, y lo más seguro es que me acusaría o algo peor. Chantajearla tampoco es una opción, porque es demasiado inteligente para caer en algo así.

Ella solo es dos años menor que yo, y desde hace un tiempo, no puedo evitar sentir un morbo intenso por saber qué hay debajo de toda esa ropa que usa. Me pregunto cómo habrá cambiado, cómo será su cuerpo ahora, qué esconden esas prendas ajustadas que tanto me distraen. Normalmente, en casa, ella anda con shorts cortos porque le molestan los pantalones y, además, hace un calor insoportable. Esa combinación es una tentación constante para mi.

Un día, mientras ella estaba en nuestro cuarto viendo videos en su teléfono con los audífonos puestos, noté algo que me dejó sin aliento. Tenía las piernas cruzadas, pero bajo esa posición, se le marcaba todo. Y no, eso no era lo peor. Su short gris de jaba ver una mancha de humedad, como si estuviera... mojada. Mi mente empezó a dar vueltas. ¿Sería por el calor? ¿O acaso estaba excitada? No podía apartar la mirada. Me puse a caminar por la habitación sin rumbo, haciéndome el distraído, solo para poder ver mejor esa humedad que se transparentaba en su ropa. Intenté hablarle, hacerle preguntas tontas para disimular, pero ni siquiera me miraba. Estaba demasiado concentrada en su teléfono.

Entonces, me entró la curiosidad. ¿Qué estaría viendo? Me gustó imaginar que tal vez eran videos porno, que estaba tan caliente que no podía evitar mojarse, pero que no se tocaba porque yo estaba ahí. Claro, en realidad, seguro solo veía cualquier tontería, pero mi mente no podía evitar recrear esa escena. La idea de que ella estuviera ahí, conteniéndose, deseando tocarse pero sin atreverse, me excitó demasiado.

Pasaron unos días después de ese pequeño incidente (del que, por suerte, ella nunca se enteró), y un día, mis padres y ella salieron a comprar algo para comer. Yo me quedé en casa y decidí darme un baño. Cuando sali de la ducha, noté algo que me hizo detenerme en seco: su teléfono estaba tirado en la cama, con algunos videos abiertos. Me acerqué, curiosidad pura, pero no había nada raro. Solo eran videos de chistes, memes, cosas graciosas. Nada sospechoso.

Pero algo dentro de mi no pudo resistirse. Sin pensarlo, agarré su teléfono y empecé a revisarlo. Sé que ella no lo dejó a propósito, fue un accidente, pero la tentación era demasiado grande. El problema era que todo en su teléfono tenía contraseña: mensajes, fotos, navegadores... hasta las configuraciones estaban bloqueadas. Por un momento, pensé que no encontraría nada, pero no me rendi. Busqué la forma de entrar. probé varias cosas, hasta que, después de varios intentos, logré acceder a sus fotos.

Al principio, no había nada fuera de lo normal. Solo fotos de animales, series que le gustaban, uñas pintadas, maquillajes... todo lo tipico. Pero segui bajando, y entonces... ahí estaba. Una foto de ella en ropa interior, frente al espejo. Mi corazón empezó a latir con fuerza. No lo podía creer. Me pasé la foto lo más rápido que pude, porque no podía entrar a sus mensajes (esa si tenía una contraseña más fuerte). Segui bajando, y encontré más. Muchas más.

Fotos de espaldas, mostrando ese culo perfecto con unos boxers ajustados. Otra de ella en cuatro patas, mirando de frente a la cámara con una expresión que me de jó sin aire. Estaba tan excitado que podía sentir el pulso en mis venas. Cada segundo que pasaba era un riesgo, porque podian llegar en cualquier momento, pero no podía detenerme.

Y entonces, seguí bajando. Más fotos frente al espejo, posando de formas cada vez más sexys, enseñando su ropa interior, jugando con las prendas como si supiera que alguien las vería. Pero lo mejor vino después. Cuando llegué a una foto de sus pechos sin sostén... Dios, no lo podía creer. Sus tetas eran perfectas, más de lo que había imaginado. No lo dudé ni un segundo: me envié la foto rápido, antes de que se me fuera la oportunidad.

Pero no terminaba ahí. Bajé un poco más, y entonces... ahí estaba. Una foto de ella completamente desnuda, de frente, con las piernas abiertas. Joder. Cuando vi su vagina por primera vez, sentí que el corazón se me salía del pecho. Era carnosa, jugosa, más de lo que jamás había soñado. Ni en mis fantasías más salvajes la había imaginado así. Ver esos labios gruesos, ese cuerpo desnudo que tanto había deseado, me prendió como nada en la vida.

Y la siguiente foto fue aún peor. Estaba acostada de lado, levantando ese culo enorme mientras con una mano se lo separaba, de jando ver todo: su vagina, su ano, todo. Nmms. Fue jodidamente excitante. No podía creer que mi hermana tuviera semejante cuerpo escondido. Esa vagina carnosa, esos labios que parecían hechos para morder... no pude evitarlo. Me pasé la foto, cerré todo y, con el corazón a mil, me encerré en el baño para dedicarle una buena paja.

Me imaginé cómo sería cogérmela, cómo se sentiría ese culo rebotando contra mi, cómo gemiría si le lamiera esa vagina jugosa mientras me decía cosas sucias. Me masturbé hasta acabar, imaginando cada detalle, pero al terminar, la realidad volvió. Ella jamás haría algo así conmigo. Somos demasiado unidos, demasiado cercanos, y además, su carácter es demasiado fuerte. No tengo idea de cómo podría llevarla a la cama... pero ahora, ya no la veo de la misma forma.



Nota: La imagen es solo ilustrativa y se utiliza como referencia.