Fantasía de viernes por la noche

Lucas y Macarena se encontraron casualmente en un boliche, el ambiente estaba cargado de música y luces intermitentes. Los recuerdos de su noche anterior aún estaban frescos en sus mentes, y un par de besos fueron suficientes para encender la chispa nuevamente. Sin dudarlo, decidieron ir a un "telo" cercano, un hotel alojamiento que prometía privacidad y comodidad.

Al llegar a la habitación, las manos de Lucas comenzaron a explorar el cuerpo de Macarena con urgencia. Ella respondía con gemidos suaves, sus manos tirando de la ropa de él, deseosa de sentir su piel. Lucas la empujó suavemente contra la pared, sus bocas fundidas en un beso profundo y húmedo. Sus manos bajaron hasta el dobladillo de su vestido, levantándolo lentamente, revelando sus piernas desnudas y tentadoras. Con un movimiento rápido, la levantó y ella envolvió sus piernas alrededor de su cintura, sintiendo ya la dureza de su excitación presionando contra ella.

Lucas la llevó a la cama, donde la depositó con cuidado, pero sin perder el tiempo, se deshizo de su ropa interior y se posicionó entre sus piernas. Macarena podía sentir cada centímetro de él, duro y palpitante, listo para entrar en ella. Con un solo empujón, Lucas se hundió completamente, y ella gimió de placer, sintiendo cómo su cuerpo se ajustaba a él, llenándola por completo. Empezaron a moverse en un ritmo frenético, sus cuerpos sudorosos y entrelazados, el sonido de sus gemidos y el choque de sus cuerpos llenando la habitación.

Lucas cambió de posición, poniéndose de rodillas y levantando las caderas de Macarena para penetrarla más profundamente. Ella gritó de placer, sus manos agarrando las sábanas con fuerza mientras sentía cada centímetro de él dentro de ella, tocando lugares que la hacían enloquecer. El placer era intenso, casi insoportable, y sus cuerpos se movían en sincronía, persiguiendo ese clímax que sabían sería devastador.

Finalmente, con un último y potente empujón, Lucas se liberó dentro de ella, su semen caliente llenándola completamente. Se dejaron caer en la cama, agotados y satisfechos, sus cuerpos aún entrelazados, disfrutando de la sensación post-orgásmica.

Al día siguiente, Lucas se despertó con una sonrisa en el rostro, recordando la noche anterior. Sin embargo, su sonrisa se desvaneció cuando se dio cuenta de que había dejado escapar un detalle de su aventura con Macarena frente a Martina, su novia. Martina, en lugar de enojarse, sintió una mezcla de deseo y curiosidad. Con una voz suave pero firme, le pidió a Lucas que llamara a Macarena para hacer un trío.

Macarena llegó al departamento de Lucas y Martina, nerviosa pero excitada. Al entrar, Martina la recibió con un beso apasionado, tomando a Macarena por sorpresa. Lucas observaba, su excitación creciendo al ver a las dos mujeres juntas. Martina guió a Macarena al sofá, donde comenzaron a explorarse mutuamente, sus manos y bocas recorriendo cada centímetro de sus cuerpos.

Lucas se unió a ellas, su erección ya visible y lista para la acción. Martina tomó el control, posicionándose entre las piernas de Macarena y comenzando a besarla y lamerla, mientras Lucas se colocaba detrás de Martina, penetrándola lentamente. Los gemidos de placer llenaron la habitación, un coro de deseo y lujuria que los envolvió a los tres.

Lucas movía sus caderas en un ritmo constante, mientras Martina se dedicaba a dar placer a Macarena, sus dedos y lengua trabajando en sincronía. Macarena gritaba de placer, sus manos agarrando el cabello de Martina, pidiéndole más. La escena era intensa, con cuerpos entrelazados y movimientos sincronizados, creando un caos delicioso de sensaciones.

Finalmente, con un último empujón, Lucas se liberó dentro de Martina, su orgasmo desencadenando el de las dos mujeres. Se dejaron caer en el sofá, agotados y satisfechos, sus cuerpos aún temblando por la intensidad del placer compartido. La noche había sido una explosión de lujuria y deseo, y todos sabían que sería una experiencia inolvidable.