
SPOILER
SPOILER
SPOILER
Si no leíste Mi prima, Mara y Mi prima, Mara: El camino de la tentación, no sigas.
Capítulo 20 de esta tercera parte de la historia.
Seguime en IG para conocer más sobre este capítulo y la reciente cuarta entrega que publicada!
”Mi prima, Mara” 2019
”Mi prima, Mara: el camino de la tentación” 2021
”Mi prima, Mara III: expiación” 2023
”Mara: un mundo juntos” 2025
Hiphop911ok
Capítulo 20
Sus gemidos se oían por toda la casa.
Era esa clase de sonido que penetra en lo más profundo de tu sistema nervioso, volviendo obsoleto cualquier intento por ignorarlo.
Delicioso, motivante…
Así era escuchar cada suspiro que salía de la boca de Sabrina.
La tenía tomada de sus muslos, abriendo sus piernas alevosamente.
Su delicada y hermosa vagina estaba totalmente a mi merced.
Mi lengua escabrosa estaba haciendo estragos entre sus labios.
¡Qué ricura!
Bien desde abajo, hasta llegar a su clítoris. Ese era el recorrido salvaje que le ordenaba realizar a mi órgano gustativo.
Aunque, claro, no escatimaba en lamidas para el agujerito de su cola, que era al fin y al cabo, mi objetivo primordial.
Primero comencé llenándolo bien de baba.
Era importante humedecer lo más posible esa zona antes de comenzar a hurgar por allí…
Me dejaba llevar por sus gestos de placer. A decir verdad, me tenía embobado.
¿Cómo se puede ser tan bella?
Bueno, solo conocía a otra mujer que era hermosa en cualquier momento, movimiento o gesto…
Cuando con la lengua empecé a puntear su cerrado y delicioso ano, los gemidos se transformaron en gritos. Era claro que esa zona del cuerpo era muy erógena para ella.
Me preguntaba si le traía algún recuerdo del pasado…
SAB: Awww… Ooou…- Expresó apretando mi cabeza con sus muslos.
Me encantó…
YO: No podes ser tan rica…- Le dije saboreando.
SAB: Oooww…
Me puse como loco a lamerle todo el agujerito del culo, mientras tenía la verga bien dura, apretada contra la cama.
Unas ganas de meterla ahí… Aunque bueno, aún era demasiado pronto para eso. Lo que menos quería era lastimarla.
Agarré una de sus tetas para acariciarla. Deslicé suavemente mi dedo por su pezón y me hizo hervir la sangre sentir lo duro que lo tenía.
De esa forma, aceleré las chupadas que le daba.
Una muy linda degustación le estaba propinando.
SAB: Dios… Awww… Me volves loca…- Exclamó con la voz forzada.
YO: Vos me volves loco a mí…Mmm… ¿No te diste cuenta lo comible que sos? leamm…
SAB: Aaaaa…- Gritó mordiéndose.
El sabor de su piel era empalagante. Arrastraba mi lengua desde su orificio anal y la hacía atravesar su vulva completamente.
Por supuesto que tragaba cada fluido que encontraba.
Supuse que ya era hora de jugar un poco más en su recto.
Me ensalivé bien el dedo índice. Ese era el elegido para penetrar su delicada cola.
Pero no quería dejar de oír esos gemidos tan ricos. Por lo que me puse a chuparle bien la conchita.
No estaba dispuesto a darle descanso a ese clítoris tieso y caliente. Así que mientras lamía su vagina, comencé a empujar mi dedo dentro de su cola.
SAB: Oohhh…. Uhh…- Se estremeció.
Qué hermosa se veía en esas circunstancias, insisto. Tenía una manera muy particular de hacer mover sus labios al ritmo de cada pasada de mi lengua.
Un centímetro de dedo bien babeado era suficiente por el momento para jugar ahí.
Se deslizaba bien al tacto, conforme lo palanqueaba despacio en todas direcciones.
La manera en que se le fruncía el ceño y hacía fuerza con la pancita, me decía que iba por buen camino.
Yo, mientras tanto, besaba con mucho amor cada parte de su zona íntima.
YO: Me encantas, Sabri… No puedo dejar de comerte… Aaamm…
SAB: Uff… No… Aahhh… No puedo más…- Pareció hacer fuerza.
Me parecía muy tierna la forma en que cerraba sus piernas. Bueno, eso intentaba, pero yo hacía de las mías para continuar satisfaciendo su placer.
YO: Mmm no me vayas a acabar ahora que recién estoy empezando, ehh… Ooomm…- Le hice abrazando su clítoris con mis labios.
SAB: Oohhhh… Qué pendejo… Qué rico que me comes… Oohh…- Exclamó enervada por mi labor.
Me encantó…
Saqué mi dedo índice de su colita y le introduje de igual manera, el pulgar. No fue apresurado, ya que las paredes de su recto me lo permitían.
Claro, ni bien tomé contacto con él nuevamente, la presión se hizo sentir. No era lo mismo, sin dudas que no.
SAB: Aaaaa… Ssssss… Uuuumm…- Expresó tratando de concentrarse.
A pesar de tener el dedo bien lubricado, no tenía demasiado margen de maniobra, no le entraba entero.
Entonces, dejé de lamerle la conchita para pasar a besarla en la boca.
Me acomodé rápidamente mientras ella suspiraba tratando de no hacer fuerza con la cola.
Una vez más, me deleité con su bella cara gozando.
YO: Hermosa…- Le dije sin querer.
Ella abrió los ojos toda colorada.
SAB: ¿Qué?.- Exclamó tímidamente.
YO: Perdón… Estaba pensando en voz alta…- Le respondí sonriendo y provocando el mismo efecto en ella.
La miré a los labios y antes de que pudiera hacer algo, ella me tomó del rostro y me besó fuertemente.
Fuuu…
Me mandaba la lengua desesperadamente, por lo que comencé a mover mi dedo un poco más para adentro.
SAB: Jmmmm.- Me mugió en la boca y con su otra mano buscó mi verga.
En el momento que la encontró, la jaló de tal forma que se evidenció el mar de éxtasis en el que se encontraba navegando.
Me mataba verla así…
Era increíble llegar a colocarla en esa posición de cogedora serial.
Tan fina que se mostraba… Tan delicada.
Un lujo que pocos se podían dar en la vida, era el que estaba teniendo en ese instante. Verdaderamente…
Estaba seguro que no era merecedor de semejante mujer…
Luego de unos minutos en lo que nos satisficimos mutuamente, abrazados, su cola ya parecía dejarse penetrar cómodamente por mi dedo.
Claro que cada ciertos segundos, se lo lubricaba con mucha, mucha saliva.
No podía mirarla demasiado al rostro porque hacía esas muecas de placer que me doblaban al medio.
Para colmo, de a poco se iba poniendo cada vez más de costado y acompañaba cada movimiento de penetración, moviendo su cadera.
Tuve que hacerme un poco el boludo y correr mi verga lejos de su mano, porque en cualquier momento me hacía explotar.
A la vez, la besaba en la boca, haciendo ruido.
“Chuiiik”, “chuuuk”... Se oía seguidamente.
Hasta que Sabrina no resistió más.
SAB: Ponemelá, amor…- Expresó con sed.
Yo creía que aún era temprano para hacerlo.
YO: Mmmm esperá un poquito, ansiosa… Chuuiikk…
Gimió al oírme.
Pero eso no fue suficiente para disuadirla de su deseo.
SAB: Dale, ponemelá… Aaahh…- Exclamó con pasión y poniéndose enteramente de costado a mí y sacando cola hacia atrás, colocando una pierna sobre la otra y poniendo la superior, en dirección hacia sus gomas.
Lo que fue ver eso…
No… No tiene explicación alguna.
Una hembra con todas las letras…
Me quedé como un estúpido mirandole el culo.
SAB: ¿Queres?.- Dijo con voz seductora.
Me mordí todo.
No había forma de resistirse a eso.
Mi verga, bastante colorada ya y muy dura, al punto de que se le marcaban todas las venas, estaba lista para hacerlo.
Sin pensarlo más, me acomodé detrás de ella para poder cogerla.
Le di un beso en el hombro, totalmente perdido por su belleza.
Acaricié su cola mientras me encimaba para penetrarla.
Claro que antes debía llenar de baba todo el tronco y cabeza de mi miembro, para que patinara fácilmente.
Qué calentura…
Levanté un poco el cachete de su cola y observé cómo cerró los ojos y se mordía.
Estaba completamente entregada a mí.
Contemplé unos segundos la situación. Parecía un sueño.
Tomé mi pija bien desde abajo y me acerqué a su culito divino.
La posición me favorecía bastante, por lo que podía ver con exactitud su lindo orificio.
Nunca voy a olvidar el mugido que pegó en el momento que apoyé mi cabeza allí y empujé hacia adentro.
“Oooohhmmmmmmmm”.- Expresó en un aullido que quedará grabado en mi mente por siempre.
El contacto de mi pubis con su cola fue extremadamente rico.
Todo el calor de su piel se traspasó a mí como en el choque de dos vientos.
Uff… Qué caliente…
Solamente le entró la cabecita. No empujé más allá de eso. Pero ese comienzo ya era muy placentero.
YO: Oooh… ¿Duele, bombón?
SAB: No, no… Umm…
La agarré de una de sus gomas.
Zarpado…
Qué rico…
Y la comencé a besar en el cuello, a la vez que emitía pequeños movimientos de impulso hacia adelante y hacia atrás.
SAB: Oohh… John.. aah…- Expresaba con cada uno de ellos.
YO: ¿Está bien así? Oooh…-
Era obvio que a mi también me hacía perder la cabeza penetrarle la cola, pero intentaba concentrarme para no irme de mambo.
Pero era demasiado para mí…
Me costaba tenerla así para mí, tan diosa…
No podía creer que toda su carne estuviera ante mí y de esa manera.
No tenía lógica.
Para colmo, ponía unas caras que me enloquecían. Ello sin mencionar lo terrible que se sentía tener ese cuerpo divino chocando contra el mío.
SAB: Aaaahh… Sí, amor… No pares…
Dios… ¿por qué me decía así?
¿Acaso no se daba cuenta que empeoraba todo?
Pero no podía torcerme… No. No viéndola disfrutar de esa manera.
Continué besándola en la cara, en el cuello, en la espalda…
Su cáscara era tan sabrosa que lo lograba ceder ante la necesidad de no dejar ningún espacio sin besar.
Sentía muy apretada la verga dentro de su cola. Demasiado…
Pero no existía nada más tan placentero como eso.
Ya había logrado introducir más allá del glande. Era muy rico como se friccionaba contra la piel interna de su recto. Más aún, cuando la oía pedir más.
Pasé de sujetar su muy jugosa teta, a tomar fuertemente su mano. Eso porque sentía una conexión muy poderosa con ella. Y en efecto, también Sabrina, que me apretó con fuerza.
YO: Hermosa… Me vas a matar así… Oohh…- La besé en el cuello.
Su rostro lucía algo brilloso por el esfuerzo y la transpiración, sumado a la temperatura provocada por el rubor.
SAB: Aaii… Vos… Me vas a matar a mí… Aooo…- Expresaba gesticulando muy placenteramente. La forma en que fruncía el ceño y abría su boca. Como si con cada empalmada, lograra expandir cada vez un poco más su tan estrecha colita.
Yo también sudaba, pero de concentración.
Era mucho el placer que sentía conforme mi tronco ingresaba más profundo en ella. La sensibilidad era cada vez mayor…
YO: Oohh… Me quedaría todo el día así, dentro tuyo, hermosa…
En el momento que terminé de pronunciar esa frase, Sabrina pegó un grito desaforado que me movió de eje.
Su ano se volvió más angosto al punto de comprimir mi verga de manera muy bruta.
Uff…
Suspiré bruscamente en su oído.
“Aaarrhghh”
Con la visión nublada pude observar cómo se mordía toda mientras gemía. Le encantó eso.
Y le gustó tanto que comenzó a moverse hacia atrás y luego para adelante.
“Ooorgghhh, hermosa, paraa…”
Ya la estaba cogiendo con la mitad de la verga.
Fue divino.
Una sensación sin igual.
Y fue ahí que pensé que ya era suficiente de contenerme. No me importaba si acababa. Iba a seguir hasta que no pudiera más.
Entonces, volví a tomarla de su terrible goma y, mordiéndome todo, empecé a empalmarla con mayor convicción.
Era cantado que comenzaría a gritar inmediatamente.
Y sí, amaba oírla gritar…
Fueron, no sé, 60 segundos en los que, aplicando más fuerza, le hice la cola como alguna vez en el pasado.
Durante ese lapso, Sabrina no paró de gritar…
Hay cosas que no se pueden explicar en la vida y ese momento fue uno de ellos.
Me preguntaba si todo el griterío se escuchaba desde el exterior de la casa…
SAB: Aaarhhg… Sí, sí… Oohh…
Era la perdición oírla…
Pero totalmente concentrado y rápidamente, la cogí con más de media verga en su culito.
Me dolía un poco, sí, pero con la lubricación que le daba con mi baba, era suficiente para que esa estrechez fuera cediendo.
SAB: Hermoso… No… Aaahhh…- Gritó haciendo mucha fuerza…
YO: ¿Quée… ehh… Hermosa?.- Le pregunté agitado.
SAB: Ayy.. ayy…
Ya la penetraba rápido y con fuerza.
Era un placer único para ambos.
YO: ¿Te gusta, bombón? aaahh…- Me la apretaba mucho.
SAB: Con vos… Aaaghh… Ahhh…- Expresó cortado. No podía hablar por la calentura.
YO: ¿Qué, rojita hermosa?.- Yo ya no daba más.
SAB: Con vos… Ummm… Ay, no, no, no…
YO: Oohh, decilo de una vez, mi corazón….
SAB: Aaaaaaa… Noooooo… Con vos toda la vida… Aaaaahhhhh.- Exclamó fundiéndose en un grito zarpado y retorciéndose de tal manera que me hizo hacer lo propio a mí.
YO: Aahhh…. Dios… Arrgghh.- Exclamé con mucho dolor.
Me había apretado mucho la pija.
SAB: Haaaaaaaaa… Mmmmmnnaaaaa…- Exclamó acabando como una reina y sí, poniendo cara de dolor también.
Si a mí me había dolido, no me imagino a ella…
Ese aullido tremendo era para nunca dejar en el olvido.
Me hizo venir sin posibilidad alguna de oposición.
Caí contra su hombro y lo besé, con el agite que me dominaba.
Ella permaneció quietita, con los ojos cerrados y mugiendo en voz baja.
Cuando me di cuenta, casi me muero.
Tenía todo mi miembro dentro de su cola…
Podía sentir como toda su cavidad recta se contraía al ritmo de su respiración…
¡Qué mujer!
No era digno de ella. No…
SAB: Te… Late… Haa...- Dijo agitada y riendo.
Claro, debería sentirlo bastante fuerte.
YO: ¿Duele, hermosa?
SAB: Ajam… Un poquito… Pero me encantó…
Debía sacarsela ya mismo antes de lastimarla.
YO: No hagas fuerza que te la voy a sacar…
A pesar de estar lubricada, cuando la moví un centímetro, sentí un tirón tan fuerte que se me escapó un grito.
YO: Au…-
SAB: Uh ¿estás bien?
Creo que nunca me había oído quejarme del dolor antes.
Incluso se volteó un poco.
YO: Sí jeje… ¿A vos te duele?
SAB: No, pero cuidado con vos..
La terminé de retirar despacio, pero mi gesto de malestar se hizo ver.
De seguro estaba sorprendida.
SAB: Mmm ¿te lastimé?
Comencé a hacerme hacia atrás, sintiendo al tacto toda su colita cerrada sobre mi.
Una locura…
Ella tenía sus ojos cerrados y hacía gestos de concentración.
Alucinante…
Terminé de sacarla y comprobé la realidad.
Estaba súper irritada. Mal.
Pero no tenía ningún corte.
YO: ¿Cómo me vas a lastimar vos? jaja En todo caso, yo…
SAB: A ver…
YO: ¿A vos te duele?
SAB: No, hermoso… Lo normal…- Expresó girándose y yendo a ver mi miembro.
La cara que puso al verlo todo rojo fue letal.
YO: Lo normal… jaja
SAB: ¡No, cómo la tenes!.- Expresó con preocupación.
YO: No pasa nada, linda… Ya voy a tener tiempo de recuperarme… ¿Te gustó? Eso es lo que más me importa…
Me miró y no pudo contener la sonrisa.
SAB: Sabes que sí… Muchísimo me gustó…- Exclamó y me tomó el rostro con la mano para darme un muy tierno beso.
La acaricié en la cola y piernas.
SAB: ¿Y a vos te gustó?.- Me dijo mirándome bien de cerca.
YO: Me encantó… No te das una idea…
Sonrió nuevamente, haciendo que mi cerebro se volviera estúpido.
Como me gustaba su sonrisa… Era adictiva.
SAB: ¿Y de acá cómo estás?.- Expresó apoyando su palma en mi pecho, sobre el corazón.
YO: Qué decirte… Jaja…-
Sonrió.
SAB: Dale, tonto… Sabes a lo que me refiero…
YO: Jeje… Bien, quedate tranquila…
SAB: Te siento muy agitado…- Dijo con rostro de preocupación.
YO: Y no es para menos jaja…
SAB: ¡Qué tarado! jaja.- Soltó mordiéndose.
¡Qué momento!
Seguramente de la clase de instantes que quedan grabados a fuego en la memoria.
Luego pensé que cada vez me quedaba menos tiempo con ella.
Me pregunté ¿Qué hora es?
Eso era lo único malo de disfrutar a pleno cada segundo… Pasa volando…
La abracé como no queriendo soltarla, cerrando mis ojos, de reflejo.
Creo que ella se percató enseguida de lo que pensaba.
Apoyó tiernamente su cabeza en mi hombro.
Durante un buen tiempo permanecí embelesado por el hipnótico sabor de su aroma.
Ahora me daba cuenta yo mismo lo acelerado que me latía el bobo.
La tristeza iba a volver. De eso no me cabía la menor duda.
Pero había algo diferente ya.
No sé cómo explicarlo, pero el hecho de haber podido compartir ese pequeño tiempo con ella, de alguna manera, me consolaba.
Había sido genuino y nuestro.
Lamentablemente habían cosas que no íbamos a poder cambiar nunca. O al menos, no por el momento.
Así lo entendía Sabrina…
Ese último rato juntos que tuvimos luego de hacer el amor, trató de hacermelo entender.
Merendamos juntos, aunque yo poco y nada podía comer producto del nudo que me hacía en la garganta.
Nos mirabamos….
No era algo normal, ordinario. Teníamos una conexión como pocas…
YO: ¡Mirá que si pensas que no me vas a ver más la cara, estás equivocada, eh! jaja
SAB: No, bombón… No dije eso… Pero ésto… Fue una excepción… En el fondo, sabes que no debió haber pasado…- Pareció comentar con sinceridad.
YO: Ya sabes lo que pienso…
SAB: Y sabes lo que pienso yo… Hoy fue como un día fuera del calendario para mí… Sé que pasaron cosas, sé que no tengo la exclusiva culpa de todo…
La interrumpí.
YO: Hermosa, no perdamos los pocos minutos que tenemos en cosas que ya sabemos… Lo que pasó hoy es producto de las responsabilidades de muchas personas… No tenes, ni tenemos culpa. No nos hace malas personas… ¡Tenelo muy en claro eso!.-
Me sonrió de costado con la taza de chocolatada caliente en la mano.
SAB: Lo sé… Pero lo que pase de ahora en adelante sí, es responsabilidad mía…
Entendía perfectamente su punto y código de honor. También, el esfuerzo que había hecho ese día para no pensar en la inmoralidad de nuestros actos.
Creo que en el fondo, lo único que nos reconfortaba a ambos, era lo real de los sentimientos.
YO: Sí, nuestra… Pero no quiero que perdamos todo el contacto.-
Ella me miraba como buscando la manera para decirme cosas sin que me provocara dolor. Lo veía…
SAB: Pero para mí, no es sano que sigamos en contacto… Al menos por ahora…
Tragué saliva y miré para el costado.
Sentí una impotencia…
SAB: Quiero que hagas eso por mí… Si de acá a un tiempo, pasa otra cosa, ya se verá. Pero por el momento, necesito que cada uno siga con su vida. Yo tengo unos meses más en Europa… Vos tenes cosas que resolver aún en tu cabeza… Y sí, ya sé lo que sentís por mí.- Exclamó sonriendo y continuó: Pero también sé lo que sentías por Mar y no podría estar con vos bajo esas circunstancias…
Respiré profundo.
YO: ¿Y cuáles serían tus circunstancias? Porque yo ya intenté volver con ella y no pude…
Hizo una mueca de costado.
SAB: Que no exista ningún impedimento, ni razón, ni en mi mente ni en la tuya… Si algún día la vida nos encontrara completamente libres… Ahí sí, tal vez podría ser… Pero no hablemos de eso ahora ¿sí, hermoso?
¿Por qué pensaba así?
¿Qué era lo que no tenía resuelto para ella?
Me era imposible convencerla…
Yo pensaba que su razón principal era mi vínculo con Mara, quien fue su amiga. Que ese era el motivo principal que nos alejaba.
Pero por más que el tiempo pasara, no iba a desaparecer el hecho de que fue su amiga alguna vez.
¿Entonces?
Tampoco quería “obligarla” para que estuviéramos juntos.
Ella sabía muy bien lo que sentía por ella y confiaba en que en algún momento, lo iba a aceptar. No me importaba cuánto pasara.
YO: Espero que ese día llegue…
SAB: Lindo… No te das una idea lo feliz que me hiciste en estos dos días…- Expresó con algo de emoción en las últimas palabras.
Más fuerte fue mi nudo en la garganta.
YO: Y vos a mí… No me hagas llorar…
SAB: Perdón…- Exclamó riendo, aunque con los ojos brillosos.
¿Cómo no querer agarrarla y apretarla toda?
La miré y recordé algo de la primera vez en que la había visto.
YO: ¿Te acordas de la primera vez que te vi?
Me miró.
SAB: En la casa de Fernanda ¿no?
YO: Sí, cuando entré a la habitación y te estabas cambiando…
SAB: Jajaja sí, lo recuerdo bien…- Exclamó haciendo rostro pícaro.
YO: Ese día sentí como que tenías un aura especial…
Dejó la taza y dirigió su vista directamente a mis ojos.
SAB: ¿De verdad?.- Preguntó tímidamente.
YO: Sí… No sé cómo explicarlo, pero fue algo singular… No me había pasado antes y bueno, Mara tiene amigas lindas… Pero cuando te vi ese día no podía creer lo terriblemente hermosa que eras…
Sonrió tiernamente, ruborizándose.
YO: Me quedé helado… Bueno, también, estabas casi en bolas pero… Jaja
SAB: Jajaja
YO: No, enserio… Desde ese día que comenzaste a estar en mi cabeza, ya sea porque al principio no me cayeron bien algunas cosas que pasaron o porque había algo que no te borraba de mi mente…
SAB: Jaja sí, fue muy raro cómo pasó todo…
YO: Sí, pero si te preguntas por qué esa vez salté, de alguna manera, por vos… Esa es la respuesta… Siempre fuiste especial para mí… Solo que lo supe bien algún tiempo después.-
Ni bien terminé de pronunciar esas palabras, se levantó de la mesa como si pudiera dejar pasar la oportunidad.
Sin decir nada, vino a abrazarme y me sujetó muy fuerte.
Entendí que en verdad no era agradable para ninguno de los dos seguir tirando de la cuerda.
Lo último que podría llegar a querer, era provocarle un daño.
En su respiración percibía el mal gusto de la situación.
Su cabello colorado volaba sobre mi rostro mientras ella tenía su cabeza apoyada en mi pecho.
Con sus manos me agarraba de la espalda y hombro.
Me llamó la atención el tiempo en que así nos quedamos. Fueron varios minutos en los que nos mimamos en silencio, allí parados.
Algo me decía que estaba mal que todo terminara.
Entendía el código que nos regía pero… ¿Era válido?
¿Otra vez debía callar y dejar que se vaya?
¿Por qué?
¿Qué sentido tenía privarse de lo que ambos sentíamos?
Quizá nunca fui lo suficientemente contundente como para provocar un real efecto en ella.
Tragué saliva y expresé todo lo que pensaba.
YO: Sabrina… Quiero que estemos juntos…- Exclamé con convicción.
Ella respiró profundamente al oirme.
Levantó su cabeza con los ojos vidriosos.
Ese celeste profundo de su mirada me hizo tambalear sobre mis piernas.
Sonrió de costado con una mueca triste y llevó sus manos a ambos lados de mi cara.
Con suavidad me dio un pico en la boca.
No respondió nada pero supe que había sido consciente de lo que le pedía.
Volvió a abrazarme como dando a entender su respuesta.
Ya estaba todo dicho.
Reconozco que me causó un dolor muy grande.
La tenía bien cerca pero a la vez, muy, muy lejos.
Una lágrima formó un río en una de mis mejillas, acompañado de una sensación de vacío enorme.
Yo quería comprenderla pero no me era posible.
La abracé con fuerza una vez más.
Ya no debía estar más allí. Ni por ella, ni por mi. Era demasiado tormentoso.
YO: Me tengo que ir, roja…- Dije intentando que no se notara tanto mi pena.
Me di vuelta para secarme el rostro. No quería que me viera así, pero no era sencillo ocultarlo.
SAB: Esperá, no te vayas todavía… No así…-
No quería mirarla a los ojos. Haciéndome el boludo, comencé a juntar mis cosas y calzarme.
SAB: ¡Ey, Jonás!.- Me decía dulcemente.
No me podía sacar la bola de la garganta.
¿Qué hacía?
Yo no era de llorar, pero en ese momento tenía todas las ganas.
Pocas veces me había pasado la circunstancia de no poder mover la mandíbula por riesgo a estallar del llanto.
Pero no lo iba a hacer. No delante de ella.
SAB: Vení un segundo… ¡Pará!.- Me tomó del rostro.
YO: ¿Qué?.- Le dije con la poca fuerza que me quedaba.
SAB: No quiero que te vayas así… Me partís al medio, boludo… ¡Dale!.- Expresó acongojada.
Esa risita nerviosa que se le formaba, también era por tristeza.
Ahí comprendí que debía ser lo que no era por última vez. Fuerte…
Lo debía ser por ella.
YO: Sé lo que hablamos… Espero que el tiempo diga otra cosa…
Volvió a sonreír de forma nerviosa y asintió con la cabeza.
Nuevamente se abalanzó sobre mí.
Parecía necesitar de mi físico… Como yo el de ella.
Ahora era su turno de apenarse.
Su mirada perdió dirección fija.
Qué situación difícil… Repetida…
Comencé a sentir un intenso malestar en el pecho. No sé si podría caracterizarlo como dolor, pero sí una enorme pesadez.
Me obligó a respirar profundamente.
SAB: ¿Te gustó el tiempo que pasamos juntos?
YO: Sí… ¿Sabes si hay un vuelo extra?.- Le exclamé en tono de broma.
SAB: Jaja, tonto…- Contestó con emoción.
YO: Sos cabeza dura, eh… Bastante… Pero me encantas así… Y siempre va a ser de esa manera.
Sentía el rápido latido de su corazón sobre mi pecho.
SAB: Creeme que yo también, hermoso…
YO: Te…- Me interrumpió
SAB: No lo digas…- Me pidió con desconsuelo.
YO: ¿Por qué no? Si es cierto…
SAB: Te creo, pero…- Expresó revoleando los ojos y casi haciendo puchero. Odiaba verla así.
YO: Hermosa…
SAB: Más que un te quiero…
Ingeniosa….
SAB: ¿Está bien así?
YO: Más que un te quiero… Está bien…- Le dije sonriendo.
La besé.
Sin contención.
La tomé de la cara y parte del cuello apasionadamente. Ella hizo lo propio y nos mimetizamos una última vez.
Cada partícula de mi cuerpo estaba en vínculo con las del suyo. Un calor de invierno nos envolvió en ese encuentro final.
Me paspé la boca por la fricción de nuestros labios. Desgaste que solo la saliva que intercambiamos pudo apaciguar.
Qué rico… Agridulce, dadas las circunstancias, pero muy rico.
Terminamos agotados por ello. Agitados.
Dejamos hasta la última gota de sudor.
Cuando me di cuenta, estaba apoyado contra la mesada de su cocina, con ella encima de mí.
En verdad había perdido la noción de tiempo y espacio.
Eso me ocurría con Sabrina.
Pero lamentablemente la hora de partir llegó.
El Tiempo nunca había sido un aliado para mí.
Comprendí que la mejor manera de despedirnos era con una sonrisa, por más que fuera difícil.
Esas horas que pasamos juntos, parecieron como una vida. Y nada en el mundo lo iba a borrar.
YO: ¿No queres que te lleve al aeropuerto?
SAB: No, amor…- Exclamó como diciendo “sabes” y continuó: Me lleva un auto de la empresa. No te preocupes
YO: Bueno…
SAB: Además, no tenes auto jaja
YO: Jeje tengo un audi…- Le respondí entre risas.
SAB: Jaja sí, justo…- Respondió de igual manera.
La miré con admiración.
SAB: Antes de que te vayas… ¿Me ayudas así lo entro?
YO: Sí, obvio…
SAB: Así queda guardado…
YO: Dale, vamos…
Qué sensación extraña…
Le había dicho que estuviéramos juntos. Eso salió de mi boca.
¿Cómo fue posible eso?
Salió de lo más profundo de mí pero… No sé.
Se me escapó…
Como ella dijo, no debía pensar más en ello. No ahora, al menos…
Me quedé de campana mientras ella ingresaba el auto a su cochera. Era increíble ver como el día se había oscurecido tan rápido.
Pero claro… La respuesta es obvia…
Yo ya estaba cambiado y listo. Aunque si por mi fuera, me tiraría otra vez sobre la cama con ella para hacerle el amor.
Lo habíamos hecho demasiado en esas horas, pero siempre podría… No me cabe la menor duda.
SAB: Tendrías que haber dejado que te lleve…- Me reclamó de forma dulce mientras bajaba del auto.
YO: Jaja no… Me voy en uber, olvidate… No quiero que se te haga tarde
Ella aún debía cambiarse.
Pero también, yo quería aprovechar hasta el último segundo.
Caminamos hasta la cocina mientras ella recitaba una canción, bajito…
“Y es que me encantas tanto…”
La miré y le sonreí.
YO: ¿Cómo dice?
Se rió, colorada.
SAB: Tarado…
La agarré con mi brazo y la traje hacia mí.
Le di un beso estilo sopapa en la mejilla que sonó fuerte.
Eso le gustó ya que también me sujetó de la cintura.
SAB: ¿Cómo vas a hacer con tu auto al final?
YO: No te preocupes, después lo busco…
SAB: Quedó varado jaja
YO: Si tuviera que dejarlo un mes, con tal de que este día no termine, lo haría…
SAB: Lindo…- Expresó y comenzó a mirarme.
Eso no era una buena idea.
Esos ojos grandes y claros captaban toda mi atención más allá de cualquier cosa que pudiera distraerme.
A veces se ponía a mirarme así, sin decir nada. Solo observandome.
Yo miraba esa melena roja, toda tirada hacia un costado y perdía el equilibrio.
Qué hermosa…
Me salió levantarla con ambos brazos y cargarla.
SAB: ¡Ey, jaja!.- Expresó cuando lo hice.
Quedé apoyado contra el respaldo del sillón de la sala principal.
Cuántas cosas que nos decíamos solo mirándonos…
Cada mimo, cada caricia que nos dábamos, era solo una pequeña demostración de nuestros sentimientos más profundos.
Hasta que su celular nos sacó del trance.
Me resalté.
Ella atendió. Era de la empresa de traslado al aeropuerto.
¡Cierto!
Aunque el tiempo se detuviera, parecía que solo en mí provocaba tal efecto…
Le estaban avisando que en unos minutos pasaban por ella.
Cortó la comunicación y se quedó un instante sobre mí, como mirando a la nada.
No le gustaba ni un poco tener que “echarme”.
Pero tuvo una actitud que me sorprendió.
Aún con su celular en la mano, estiró su brazo y acercó su cabeza a la mía.
¿Iba a sacar una foto?
No nos habíamos tomado ninguna. Nunca…
Tragué saliva y me acurruque a ella sin emitir palabra.
No me importaba si salía bien o si salía mal.
Era un último gesto de su parte que iba a guardar para mí.
El flash emitido pareció una secuencia de escena a escena de una película.
YO: Nunca fea, eh…
SAB: Jeje… Hermoso… Chuik…- Me besó desde abajo de manera muy dulce.
Suspiré con el sabor de su boca.
Se hizo un pequeño silencio.
Ninguno de los dos quería decir la última palabra. Era claro…
YO: Bueno… Me tengo que ir, ni tiempo de prepararte te dejé..- Continué acariciando su mejilla y dándole pequeños besos.
SAB: Jeje… Solo me tengo que cambiar… No pasa nada…
YO: No me dejes bloqueado… Además, quiero saber cuando llegues…
Me miró como diciendo “¡este pibe!” pero con dulzura.
SAB: ¿Vas a hacer lo que te pedí?
YO: Te di mi palabra… Y vos también me diste la tuya ¿verdad?
SAB: Sí…
YO: Bueno… Entonces, hoy es hasta acá…
Ella suspiró fuerte mirándome.
SAB: Despidámonos lo más normal posible… ¿Sí?.- Expresó con algo de emoción en su voz, pero muy segura.
YO: Está bien…
Claro, ahora debía bajarla, je.
YO: ¿Te bajo? jaja
SAB: Mmm creo que sí… Jaja
La apoyé suavemente en el piso.
No podía creer que eso fuera todo.
¿Ya?
Pero también, intentaba no pensar en eso. No aún.
Quería decirle más cosas. La miraba para hacerlo, pero no lo hacía.
Sabrina se dio cuenta de eso. Me conocía.
SAB: ¿Tu uber?
YO: Uhh, cierto jaja.-
Me había olvidado de pedirlo. Pero bueno, era lógico.
Lo pedí en ese momento desde la aplicación.
YO: Te deseo un muy buen viaje, hermosa…
SAB: Gracias, bombón… No sabes lo felíz que me puso haberte encontrado… De verdad
YO: Me hacías mucha falta… Quiero que sepas eso… Lo seguís haciendo…
Si seguía así, no me iba a ir nunca.
SAB: Vos también…- Se detuvo como arrepintiéndose de decir algo.
YO: ¿Qué, hermosa?
SAB: No, nada…
YO: No me dejes con esa espina… ¿Qué me ibas a decir?
Me miró.
Tenía un efecto terrible cuando lo hacía así. Me descompensaban esas miradas.
SAB: Ya qué… Te voy a extrañar mucho. Lo que me generaste vos, no lo había sentido nunca en la vida…
Me quedé escuchando con mucha atención y amor cada palabra que me decía.
SAB: Nunca pensé que una persona me iba a hacer sentir escalofríos. Hubo veces que no me quería levantar de la cama, quería dormir y no despertar más. Y otras, solo quería despertarme para poder recordarte, para poder pensarte… Y aunque pudiera, no cambiaría nada ¿sabes?.- Expresó con una ternura que dividió mi alma en dos.
No lloró ni tampoco se le fue la voz.
Habló con una seguridad tan divina como determinante.
Yo, inerte, con toda mi atención depositada en ella.
SAB: Ahora quiero que nos despidamos como cualquier otro día y que no digamos más nada. Sé que es duro pero, complaceme, por favor…
Completamente roto, la abracé una última vez.
Quería decirle mil cosas, pero también quería que se fuera bien.
Ella ya sabía lo que sentía, no hacía falta que se lo repitiera. Además, había hecho un esfuerzo muy grande para decirme eso…
Me apretó con sus brazos muy fuerte, mucho más que las otras veces.
Otra vez esa maldita instrumental de Cerati en mi cabeza…
SAB: Tu saco jaja.- Dijo con una risa nerviosa.
YO: Sí…
Nos soltamos un momento para que me lo pusiera. También agarré mis cosas del laburo.
SAB: ¿Cómo estás?.- Me preguntó cariñosamente por mi afección.
YO: Bien, bien… No te preocupes…
Me sentía algo agitado pero no se lo dije.
Además, lo más probable es que fuera por la situación triste que me acarreaba.
SAB: Lindo que sos…- Expresó y agarró del cachete, apretando con su mano.
Bien pensado…
Una bocina sonó afuera y una punzada en el centro de mi pecho.
Ella tragó saliva.
Vi sus ojos celestes…
Dios…
Si las cosas fueran de otra manera…
Era mi transporte.
YO: ¿Tan rápido iba a llegar? je
Sonrió mirándome.
No iba a olvidar nunca ese rostro.
Era un momento muy triste pero que a la vez nos dejaba tranquilos a ambos. Ninguno se guardó nada.
YO: Nos vemos, Dra…
Se sonrió nuevamente.
SAB: Nos vemos, Doc…- Respondió y se paró delante de mí para darme un último beso.
Cerró sus ojos y me besó de tal manera que por la succión, se me levantó la cascarita del labio.
Tenía ganas de decirle lo mucho que la quería, pero me contuve. Ella me lo había pedido.
SAB: ¡Cuidate bien, eh!.- Expresó tocándome el pecho con su palma.
YO: Te quiero, roja… Buen viaje…- Le dije y la volví a besar en la boca sin cerrar los ojos.
Contemplé una última vez su precioso rostro blanco, inundado de pecas ruborizadas.
Estaba totalmente quebrado, pero aún así, intenté no decaer.
SAB: Gracias…- Contestó como pudo y moviendo la cabeza.
La entendí. Era difícil.
YO: Portate bien…- Le dije en tono de broma, intentando sacarle una sonrisa final.
Lo logré…
Se rió, mordiéndose mientras me disponía a caminar hacia la calle.
Eso era todo…
Una despedida simple. Era su deseo.
La miré y le hice una mueca, antes de voltear.
Ella estaba parada en la puerta con una mano en el marco.
No dijo nada y me dirigí hacia el auto.
Respiré profundo.
Otra vez el destino me alejaba de ella…
Mis ojos se pusieron rígidos.
Otra vez…
Iba a abrir la puerta cuando sentí una mano en el hombro.
“Es más que un te quiero” expresó con ojos de perrito, tomándome ahora sí, por última vez del rostro.
Iba a morir allí…
YO: Lo es…- Le respondí besándola sin contenerme.
No sé cuánto tiempo lo hicimos, pero no nos importó que el conductor nos mirara.
Me besó tan lindo que no me interesó otra cosa.
Brusco, apasionado… Como besaba ella.
Así fue…
SAB: Nos vemos… Andá.- Exclamó mientras intentábamos soltarnos.
Era como que ninguno arrancaba…
Me reí por eso.
YO: Nos vemos… Buen viaje….
Finalmente nos soltamos.
SAB: Esos besos…- Me dijo con ternura.-
YO: Los tuyos… Son curativos…
SAB: Jaja andá, dale…-
YO: Jaja chau, hermosa.- Le dije mientras se iba hacia la puerta.
Me iba viendo su entrañable sonrisa. Eso era muy distinto a las últimas veces…
Le guiñé el ojo antes de subir al auto. Ella sabía lo que significaba.
El conductor me preguntó si podía arrancar, je.
Le dije que sí.
La última imagen de Sabrina fue sonriendo, tirándome un beso antes de ingresar a su casa.
Suspiré como nunca.
Pero… ¿Cómo seguía ahora?
Habíamos tenido nuestro momento y eso era algo muy importante.
Solo nosotros…
Sentí cierto alivio al ver esa sonrisa genuina en su rostro…
Creo que al fin y al cabo, los dos nos llevábamos un pedazo del otro y alguna enseñanza, que algún futuro íbamos a valorar.
Me dejó tranquilo el hecho de que hayamos compartido todo ese tiempo juntos.
No era nada descabellado lo que Sabrina planteaba. No merecíamos tener un comienzo viciado… Éramos más que eso…
Aunque esa noche me iba a sentir muy solo, me puso feliz haber tenido ese tiempo con ella…
No lo iba a olvidar jamás.
Abrí el whatsapp del teléfono que no había parado de sonar en todo el día. Mensajes de la familia, amigos y también, de Mara.
Suspiré al leerla…
“Ah, bueno
Todo bien
Espero que estés mejor del cora”
Esos habían sido sus mensajes de hacía unas horas.
Lamenté no haberle contestado. Lo admito. Encima ella sabía que yo siempre le respondía independientemente de lo que estuviera haciendo.
Pero así eran las cosas…
Por otra parte pensaba que después de lo mal que la había tratado, aún me preguntaba cómo me sentía…
Le debía una disculpa, al menos.
Pero ¿Cómo?
No tenía cabeza para pensar en eso ahora.
Acababa de despedirme de Sabrina, otra vez. Solo quería llegar a casa y tirarme en la cama.
Sin embargo, no podía dejarla en visto.
“Bien, bien
Gracias por preguntar
Espero que vos también estés bien
Un beso”
Quizá no era muy amigable, pero era lo que en ese momento me salía decirle.
Mientras tanto, el conductor del Uber me hablaba de la vida, del trabajo, etc.
No quería ser maleducado por lo que le contestaba, obvio. Aunque no veía la hora de llegar.
También me había escrito mi hermano Mike, para que le prestara el auto.
Le contesté que si tenía ganas de ir a buscarlo a Capital, que no tenía problema.
“¿Capital?
Qué hace allá?”
Solo le contesté “larga historia, pero si queres, vení por el ticket y andá a buscarlo”.
Cómo era sábado, no tenía demasiado interés en ir a buscarlo de inmediato.
Durante la semana iría, probablemente.
“No, no
No hay drama, gracias igual”
Me contestó eso el piola.
Mirá si lo iba a ir buscar allá…
Cómodo…
Antes de llegar a mi casa, observé un detalle que me dejó aún calmo.
Sabrina me había desbloqueado. O reagendado, ja.
Ya podía ver sus estados.
Claro, yo le había prometido no escribirle y no podía, simplemente, no cumplir con mi palabra.
Pero ver su imagen otra vez en mi whatsapp, me reconfortó.
Encima era una foto muy linda.

Uf…
Ya había comenzado a extrañarla…
Y cuánto…
Mi mente se rehusaba a creer que hubo un final.
Creo que en el fondo era un stand by constante. Como si pensara que el tiempo, en algún momento, iba a acomodar todo.
Al menos, eso esperaba…
Recuerdo lo frío que se sintió al entrar en mi casa. Como si la soledad volviera a cobijarme luego de haber ansiado hacerlo, apoderándose de toda la energía que yo irradiara.
Fue muy feo encontrarme solo. Y eso que yo amaba mis momentos a solas. Disfrutaba mucho de mi tiempo y tranquilidad.
Pero esa noche fue diferente. Como si me encontrara desnudo, a la deriva. Esa fue mi sensación.
Me tiré en el sillón con un cierto malestar.
Ya me había acostumbrado a la presencia de Sabrina cerca…
Ahora me encontraba solo y con muchos deseos de volver a verla. Incluso, se cruzó por mi cabeza la loca idea de ir al aeropuerto…
Fue solo un flash pero… ¿Sería capaz?
Y enseguida vienen esos tormentosos pensamientos acerca de si podía haber hecho algo más o por qué no hice tal cosa u otra.
Es lo peor…
¿Me la había jugado por ella?
¿Fue suficiente?
Yo creía que sí, pero esas ideas me iban a tener a maltraer por un tiempo seguramente.
Miraba la foto de ella.
Moría por escribirle algo más.
Pero me había hecho prometer no hacerlo…
Comencé a meditar un último mensaje…
Ella sabía lo que significaba para mí… No se iba a enojar…
Mientras pensaba, tomé mi medicación.
Observé, también, que Mara había leído lo que le envié. Pero de golpe una nueva notificación me provocó sorpresa.
Era de Sabrina.
De forma inmediata abrí el chat.
“Estoy embarcando…
Gracias por entenderme 😊
Sos la persona más maravillosa que conocí
Mi más que un te quiero
Cuidate mucho”
Y al final, la foto que había tomado con su celular antes de que me fuera.
Me pegó como una buena trompada…
Pero era tanto el deseo que tenía de ella, que no me importó.
Nervioso y apurado, también le escribí.
Juro que me temblaban los dedos.
“Yo te agradezco a vos por el momento que pasamos juntos
No me lo voy a olvidar nunca
Te voy a extrañar mucho y ojalá que el tiempo acomode todo
Gracias por la foto, me encanta”
Había salido visiblemente emocionado en ella. No por un gesto, sino porque mis ojos estaban algo rojos y brillosos.
Ella había salido hermosa.
Me respondió enseguida. Era obvio que el tiempo la apremiaba.
“Yo también 😊
Tomate la pasti!
Tengo que poner modo avión
Besitos, hermoso”
Me dolía la garganta.
Era un momento desesperante porque no sabía qué palabras usar.
Por un lado no quería atosigarla y por otro quería que supiera todo lo que me pasaba.
“Buen viaje
Te quiero, roja!
❤❤”
Me quedé duro, en línea, con el celular en la mano.
Cada vez tragaba saliva, sentía como si comiera una piedra.
“Yo a vos
❤”
Y así se desconectó.
Increíble como solo en unos minutos, mi presión arterial se había elevado otra vez.
No parecían mensajes de despedida.
Quería tomarlos como un simple distanciamiento temporal.
Me pregunto qué habrá pensado ella en ese momento.
De todas formas, esos últimos mensajes me dejaron una buena impronta. Es decir, cierta calidez, alivio.
Por supuesto que la iba a extrañar, sí.
Pero esa pequeña conversación había logrado imprimir en mi alma, cierto estado de calma.
Lo que en conclusión me obligaba a pensar “¿Y ahora qué?”
Mi vida había tomado un rumbo totalmente inesperado en los últimos meses.
Ya no estaba en pareja, me había mudado solo y casi me muero en una cancha de fútbol…
Vaya destino…
Encendí la televisión. Había un partido del campeonato argentino que normalmente no vería si las circunstancias fueran otras.
Cómo no podía mezclar con alcohol la medicación, abrí una lata de cola.
Hacía cuánto tiempo no realizaba algo como eso…
Mi vida…
Un conjunto de escenas inesperadas e impredecibles.
Cómo lo que iba a suceder instantes después.
Mi celular volvió a vibrar por un mensaje que había llegado.
Al mirar quien era el remitente, me sorprendí ligeramente.
Era Sofía…
“Buenaasss” decía…
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