Si bien ya hacía un tiempo que habíamos empezado a fantasear con incorporar a alguien más, no fue hasta hace unos meses en tuvimos la sensación en que esto podía pasar el plano de la fantasía y volverse algo real.
Vicky:
Estábamos en el cumpleaños de una amiga, celebrando en un bar. Ya pasadas algunas horas (y algunas copas), en una de mis idas al baño noté que alguien decía mi nombre. Tras la impresión inicial lo reconocí, muchos años después. Nos pusimos a hablar en la barra, de alguna manera poniéndonos al día luego de más de 10 años fácilmente, y entre la charla ya me había olvidado de mi amiga y de Marcos. Fue hasta que lo vi, lo vi a él mirándome, y nuestras miradas se encontraron. Le hice una seña para que se acercara, hice la presentación entre mi marido y este viejo amigo, y los dejé conversando mientras iba nuevamente al baño. En el camino iba recordando imágenes que aparecían en mi cabeza. Volví, lo agarré a Marcos del brazo y regresamos con nuestros amigos, y al notar su confusión por la situación inesperada, para tranquilizarlo solamente le dije “después te cuento bien”.
Marcos:
Lo que me dijo Vicky más que tranquilizarme hizo que me pusiera más ansioso aún. Era la primera vez que la veía así hablar directamente con otro en un bar, notaba que se reía, que evidentemente la estaba pasando bien y que había algo con este tipo. Cuando me lo presentó al menos comprobé que no era alguien que la estaba queriendo levantar sino que ya se conocían de antes, pero aún así me quedaban ciertas dudas. Me quedé con esos pensamientos durante el resto de la fiesta, hasta que nos pedimos un Uber y volvimos a casa. En el viaje Vicky se iba durmiendo, pero igual no quería dejar pasar la oportunidad. Ya en nuestro cuarto, listos para dormir, empecé a tocarla como de costumbre y ahí mismo se prendió al juego. Era mi oportunidad. Cuando ya la noté más caliente, tomé coraje y le pregunté por el tipo, y ya entre gemidos me contestó que se conocían de hacía mucho tiempo, pero que habían pasado varios años sin volver a verse. Quise ir más allá, y me animé a preguntarle si eran amigos o había algo más ahí, y sólo dijo “bueno sí, tuvimos algo”. Apenas escuché eso me subí arriba y fui preguntándole más, de pronto quería saber todo. Me contó que solían verse hace varios años, y tuvo que aclararme que ese “verse” era directamente coger. No hubo muchos detalles esa noche, pero la calentura de Vicky era evidente, y por ende la mía también. Fue como una puerta que se abrió, ahí estábamos los dos cogiendo con todas las ganas, alimentados por las aventuras previas de mi esposa con otro tipo. Cuando acabamos y nos quedamos acostados, supimos que algo había cambiado desde ese momento en adelante.
Vicky:
Estábamos en el cumpleaños de una amiga, celebrando en un bar. Ya pasadas algunas horas (y algunas copas), en una de mis idas al baño noté que alguien decía mi nombre. Tras la impresión inicial lo reconocí, muchos años después. Nos pusimos a hablar en la barra, de alguna manera poniéndonos al día luego de más de 10 años fácilmente, y entre la charla ya me había olvidado de mi amiga y de Marcos. Fue hasta que lo vi, lo vi a él mirándome, y nuestras miradas se encontraron. Le hice una seña para que se acercara, hice la presentación entre mi marido y este viejo amigo, y los dejé conversando mientras iba nuevamente al baño. En el camino iba recordando imágenes que aparecían en mi cabeza. Volví, lo agarré a Marcos del brazo y regresamos con nuestros amigos, y al notar su confusión por la situación inesperada, para tranquilizarlo solamente le dije “después te cuento bien”.
Marcos:
Lo que me dijo Vicky más que tranquilizarme hizo que me pusiera más ansioso aún. Era la primera vez que la veía así hablar directamente con otro en un bar, notaba que se reía, que evidentemente la estaba pasando bien y que había algo con este tipo. Cuando me lo presentó al menos comprobé que no era alguien que la estaba queriendo levantar sino que ya se conocían de antes, pero aún así me quedaban ciertas dudas. Me quedé con esos pensamientos durante el resto de la fiesta, hasta que nos pedimos un Uber y volvimos a casa. En el viaje Vicky se iba durmiendo, pero igual no quería dejar pasar la oportunidad. Ya en nuestro cuarto, listos para dormir, empecé a tocarla como de costumbre y ahí mismo se prendió al juego. Era mi oportunidad. Cuando ya la noté más caliente, tomé coraje y le pregunté por el tipo, y ya entre gemidos me contestó que se conocían de hacía mucho tiempo, pero que habían pasado varios años sin volver a verse. Quise ir más allá, y me animé a preguntarle si eran amigos o había algo más ahí, y sólo dijo “bueno sí, tuvimos algo”. Apenas escuché eso me subí arriba y fui preguntándole más, de pronto quería saber todo. Me contó que solían verse hace varios años, y tuvo que aclararme que ese “verse” era directamente coger. No hubo muchos detalles esa noche, pero la calentura de Vicky era evidente, y por ende la mía también. Fue como una puerta que se abrió, ahí estábamos los dos cogiendo con todas las ganas, alimentados por las aventuras previas de mi esposa con otro tipo. Cuando acabamos y nos quedamos acostados, supimos que algo había cambiado desde ese momento en adelante.
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