
Carolina y yo seguimos cogiendo todas las noches esa primera semana. Ni siquiera se molestó en dormir en la habitación de invitados, diciéndome que se acostaría conmigo todo el tiempo que se quedara.
«Está bien, cariño. Me encanta la idea», le dije.
«Sí, tío Mau. Seremos como novios. Se siente tan bien tener sexo contigo», dijo.
«Tengo curiosidad por algo».
Le pregunté qué le interesaba, preguntándome adónde iban sus pensamientos.
«Tío Mau, ¿túy mamá, bueno, ya sabes, alguna vez, o sea, siempre has estado ahí para ella desde que nací, y pasábamos casi todos los fines de semana contigo cuando era pequeña. ¿Alguna vez, ummm,bueno, alguna vez les gustaba “hacer cosas”?»
Esta fue una pregunta explosiva completamente de la nada. Me tomó totalmente por sorpresa y tuve que ordenar mis pensamientos antes de responder.
Carolina continuó: “Desde pequeña, y más aún cuando era adolescente, siempre me has dicho lo guapa que me considerabas y que era la viva imagen de mamá. Siempre me pareció genial que ustedes dos siempre hayan sido tan unidos. Nunca me pareció extraño que se besaran en los labios todo el tiempo. Solo pensé que era porque eran hermanos y se querían mucho”.
Continuó: “Y entonces solo tenían un apartamento de dos habitaciones, igual que ahora. Mamá siempre me decía que tenía la habitación de invitados para mí sola porque <<eres la princesita del tío Mau, así que tienes toda la habitación para ti, cariño>>. Oía ruidos todos los viernes y sábados por la noche provenientes de tu habitación, pero pensaba quesolo estaban pasando el rato. Pero para cuando entré al instituto, sospeché que había algo más, pero la verdad es que no le presté mucha atención”.
Pero después de nuestra primera vez juntos, y de lo dispuesto que estabas a coger conmigo, y de que últimamente te hayas empeñado en decirme lo guapa que soy, igualita a mi madre, pensé en preguntarte.
Respiré hondo, le agarré la mano y la sostuve frente a ella. Pensé que era hora de contarle algunas cosas.
«Princesa, tu madre y yo hemos sido muy unidos desde niños. A medida que crecimos, nuestro vínculo se hizo inseparable. Cuando se embarazó de ti, les prometí a nuestros padres que siempre cuidaría de Silvi y de ti, pasara lo que pasara. Cuando nuestros padres murieron en un accidente de coche cuando tenías unos cinco o seis años, nos hicimos mucho más unidos», le dije.
Un viernes por la noche, cuando vinieron a casa, después de acostarse, Silvi y yo decidimos ir a mi habitación a dormir un poco. Hasta entonces,nunca habíamos tenido nada sexual juntos. Pero esa noche, nos habíamos tomadoun par de copas de vino y nos sentíamos un poco desinhibidos. Llevábamos una hora en la cama, cuando la sentí darse la vuelta y pasarme el brazo por encima. Dijo: «Quiero abrazarte, Mau. Me haces sentir segura. Y haces que Carolina se sienta segura».
Continué: «Claro que puedes abrazarme, Silvi. Se siente bien.Siempre estaré aquí para las dos y las quiero mucho».
«Entonces me di la vuelta, miré a tu madre a los ojos y le dije: «¡Eres absolutamente hermosa! Siempre me has parecido hermosa. Varios de mis amigos me han dicho a menudo que tenía la hermana más guapísima del mundo».Tu madre sonrió y dijo: «Qué dulce, Mau». Creo que eres el mejor hermano que una hermana podría tener. Ella se inclinó y me besó en los labios. Fue un beso rápido, pero fue un poco excitante”, le dije a Carolina.
Carolina estaba escuchando muy atentamente y tenía una sonrisa en su rostro. “¿Y qué pasó entonces, tío Mau?”
Dije: “Seguimos mirándonos a los ojos y le acaricié la mejilla. Ella sonrió y me dijo: “Nadie me ha hecho sentir tan especial, nunca”.Y tomó su mano, se agachó y agarró mi pija. Ya estaba teniendo una erección furiosa solo de abrazarla”.
“Tu madre entonces dijo: “¡A alguien se le está poniendo dura la pija de mirar a su hermana! Supongo que de verdad piensas que soy hermosa”.
Le dije: “Silvi, esto se siente tan bien, pero somos hermanos, así que esto no puede pasar”.
“Shhh. No he tenido una pija dentro de mí desde que me quedé embarazada de Carolina. Han pasado más de cinco años. He gastado varios vibradores y gastado un montón de dinero en pilas, pero necesito una pija, cariño, y quiero que mi hermano me culie”, me dijo tu madre.
“Le dije a tu madre que esto no era muy buena idea, pero me miró y dijo: ‘Creo que tu pija dura no comparte esa opinión. Dime, ¿con qué frecuencia te masturbas?ʼ
En este punto, Carolina está realmente interesada en cómo sucedieron las cosas. Me preguntó: «¡Dios mío! ¿Alguna vez te masturbaste pensando en mamá?»
“Sinceramente, Princesa, tu madre fue mi imagen de masturbación casi cada vez que me acaricié desde el día que cumplió 18 años en adelante. Le dije a tu madre: ‘Más veces de las que crees, y has sido el sujeto de casi todas las sesiones de pajas desde que cumpliste 18 años”.
“Tu mamá empezó a acariciarme muy fuerte y dijo, ‘¡Guau!¡Eso es tan jodidamente sexy! Qué coincidencia, Mau. Has sido el protagonista de mis sesiones de vibrador desde que compré mi primero poco después de cumplir18 años. Lo frotaba de arriba a abajo por los labios de mi vagina, lo ponía en mi clítoris y decía tu nombre en voz baja mientras masajeaba mi botón del amor. Luego lo metía en mi vagina, subía un poco la velocidad y empezaba a bombear mi concha, todo mientras decía “¡Oh! ¡Mau! ¡Oh, Mau! ¡cogeme, rómpeme toda! ¡Dame pija, por favor!” Hasta que llegaba al clímax y me dormía con un orgasmo”.
Carolina dijo, “¡Así que tú y mamá se estaban excitando mutuamente durante bastante tiempo sin saber que la otra persona estaba haciendo lo mismo! ¡Maldita sea! ¡Eso es tan jodidamente sexy!”
“Cuando tu mamá me contó lo que había estado haciendo, le dije, ve con calma, nena. No hagas que acabe cuando me masturbes. ¡Creo que es hora de que cometamos un serio incesto fraternal! Quiero coger a la hermosa chica con la que me he estado masturbando durante tanto tiempo”.
“¡Hazlo, cariño! ¡Convierte la concha de tu hermana en tu juguete sexual! ¡Necesito tu pija! cogeme tan fuerte como puedas y no seas suave. Quiero que me golpees la cajeta con fuerza y dispares tu semen lo más adentro que puedas”, me dijo tu madre.
“Monté a tu madre, exactamente de la misma manera que te monté a ti, y metí mi pija profundamente en esa cajeta ardiente mojada y abierta. Por cierto, princesa, tu concha se ve igual a la de tu madre. Tan rosa y suave. Cogerte esa primera vez me recordó la primera vez que tu madre y yo culiamos esa noche. Seguí taladrando su concha con fuerza, y ella me rodeó con sus brazos y me susurró al oído: “¡acabame bien adentro lléname de leche! ¡Dame cada gota!”. Con eso, exploté en el agujero del sexo de tu madre, arrojando una carga caliente de semen en lo más profundo de ella”.
“Tu madre gritó: “¡Mierda! ¡Dios, se siente tan bien! Oh,Dios mío, necesitaba tu pija. ¡Por fin!
—preguntó Carolina—. ¿Así que han estado cogiendo desde entonces?
Le dije: «Casi siempre cogemos mientras estás en el entrenamiento de fútbol o cuando pasas el fin de semana en casa de Lisa».
«Tío Mau, ¿alguna vez hablaron mamá y tú de, bueno, ya sabes, lo que estamos haciendo ahora? O sea, ¿alguno mencionó algo al respecto?», preguntó.
«Lo único que tu mamá me ha dicho es que me asegure de que siempre te trate como a una princesa. Mientras lo haga, ella estará contenta», le dije.
«Entonces, ahora que estamos cogiendo, ¿qué le vamos a decir a mi mamá?», preguntó. «O sea, ahora que sé que tú y ella han estado culiando,y ahora que tú y yo nos estamos haciendo lo mismo, ¿cómo vamos a averiguarlo?»,preguntó.
Le dije: «¿Qué crees que deberíamos hacer, cariño? ¿Quieres decírselo tú o se lo digo yo? No podemos mantenerlo en secreto cuando vueles a vivir con ella después de la graduación».
Carolina dijo: “Déjame resolverlo, cariño. Mientras tanto,tenemos dos meses para nosotros solos y quiero que me rompas toda cada noche, que me cojas como a una puta desesperada, y quiero tu pija todas las noches de aquí a entonces. Y aún necesitas tomar mi virginidad anal. ¿Qué tal el sábado por la noche? Tengo práctica de fútbol mañana después de la escuela, y tenemos un partido de práctica el sábado por la mañana, así que ¿qué te parece?”
Me incliné,la besé profundamente y le dije: “¡Estoy deseando cogerte tu dulce y estrecho culito, Princesa! Y eso le dará a tu hermosa concha un descanso de pijas”, dije con una sonrisa.
“¡Dios mío! ¡No lo hiciste! ¡Ni hablar! ¡No lo hiciste! De verdad que no lo eres. ¿Lo eres?” exclamó Lisa.
Ella y Carolina se estaban cambiando después de la prácticade fútbol y Carolina le había confesado a Lisa que ya no era virgen.
“Lisa, ¿adivina qué? ¡Por fin me reventaron la virginidad la otra noche! ¡Madre mía! ¡Me sentí tan bien siendo culiada por primera vez! ¡Y ahora nos estamos cogiendo como locos cada noche!” Carolina exclamó con emoción.
«¡Carolina, eso es genial! Te dije que sería algo genial y que no podrías conseguir que te cogieran la concha lo suficiente una vez que lapija de un macho te llenara», dijo Lisa. «Entonces, ¿quién es el afortunado? ¿Ycómo te las arreglas para cogerlo todas las noches mientras estás con tu tío?»
Carolina miró alrededor del vestuario para asegurarse de que no había ninguna de las otras chicas cerca. «¿Puedes guardar un secreto?»,preguntó.
Lisa asintió. Entonces Carolina dijo: «Dejé que mi tío me cogiera. Me quitó la virginidad. ¡Y come conchas tan bien! Me corro cada vez que me mete la lengua en la concha. ¡Y tiene la pija tan grande! Dios todopoderoso, Lisa. ¡Me coge tan bien!»
Después de que Lisa se recuperó de su sorpresa inicial, dijo: «¡Guau! La verdad es que eso es bastante sexy, chica. Y honestamente, cuando mi novio me coge, a veces le digo: ‘¡culliate a tu hija, papi! ¡Quiero la pija de papi dentro de mí!ʼ ¡Y a mi novio le encanta! Él me dirá, “¡Oh,cariño! Eres la niña de papá. Papá te ama tanto. ¡Papá ama la hermosa y apretada concha de su niña!”
Ella continuó, “¡Pero tú! En realidad, tu tío te está culiando todas las noches. ¡Eso es tan sexy!”
Carolina luego le dijo, “¡Y mañana por la noche cuando regrese del entrenamiento, me va a coger por el culo! ¡No puedo esperar a que me rompa el culo, que me llene de leche!”
“¡Mierda, Carolina! Mi novio no me mete su pija en el culo. Le he dicho que lo quiero varias veces. Pero cuando me coge a lo perrito, me golpea la concha fuerte. No estoy segura de por qué no me rompe el culo, pero me encanta cómo me desgasta la concha. La mayoría de los lunes cuando vengo a la escuela, mi concha está tan dolorida por haber cogido todo el fin de semana que apenas puedo caminar”, dijo Lisa.
Carolina sonrió y dijo: «Sí, te mueves bastante lento en los entrenamientos de los lunes. Espero que mi tío me deje así de dolorida la vagina pronto». Ambas rieron y terminaron de vestirse.
Esa noche, Carolina y yo fuimos a cenar a una hamburguesería local. Llevaba una falda muy corta, una blusa extremadamente ajustada que mostraba completamente su escote muy bien. Lucía un par de tacones abiertos y tenía los dedos de los pies pulidos de un blanco ártico brillante. Eran absolutamente hermosos.
Nos sentamos uno al lado del otro en una mesa apartada ymientras esperábamos nuestra orden, me susurró: «Tío Mau. No llevo bombachita.¿Quieres jugar con la vagina de tu sobrina durante la cena? Y, te vi admirando mis dedos de los pies cuando salí de la habitación y me subí al auto. Quiero que me los chupes esta noche».
Me incliné y le susurré: «Sí, voy a jugar con el concha de mi hermosa sobrina durante la cena. ¡Y tus dedos de los pies son absolutamente preciosos! Me muero por chupártelos. ¿Cómo lo supiste?»
«Después de que hablamos anoche sobre ti y mamá, empecé a recordar algunas cosas. Y de verdad empezó a tomar forma. Todos los jueves por la tarde, mamá iba a hacerse la pedicura. Cuando entré en la secundaria, empezó a dejarme hacerme una también. Siempre decía que una chica tiene que cuidar sus pies y dedos. Recuerdo cuando tú y mamá se sentaban en el sofá, ella ponía sus pies en tu regazo y tú le dabas masajes en los pies. Y le besabas los dedos de los pies. Solo pensaba que era algo que los hermanos hacían por sus hermanas para que se sintieran bien; simplemente una diversión inofensiva».
Continuó: «Pero los últimos dos años, me di cuenta de que cuando mamá te llamaba para confirmar que íbamos a pasar el fin de semana contigo, siempre preguntaba: ‘¿De qué color quieres que me pinte los dedos de los pies?'»
“Sí, cariño, tu mamá tiene pies y dedos hermosos. Y sí, eso era parte de nuestros juegos previos cada viernes y sábado por la noche. Tu mamá me dijo que el hecho de que me encantara masajearle los pies, besarle los dedos y chuparlos la hacía sentir tan especial y privilegiada. ¡Y era bastante sexy! Todavía lo es”, para ser honesto, le dije.
“¡Bien! ¡Porque fui a hacerme una pedicura fresca esta tarde! Espero que te guste el blanco brillante. No estaba segura de qué color de esmalte ponerme”, dijo.
Le dije: “¡Me encanta el blanco brillante, princesa! La semana que viene te llevaré a que te cambien el esmalte. De hecho, te llevaré todas las semanas a hacerte una pedicura fresca”.
“¡Mmm! ¿Y adivina qué significa eso? Significa que me chupo los dedos de los pies con frecuencia. Y quién sabe, probablemente te pajee con ellos también. Quiero ver cómo se ven con un glaseado de semen”.
Durante la cena, metía la mano entre sus piernas y jugaba con su concha de vez en cuando. Se abría las piernas lo justo para que yo pudiera meter un dedo, y yo lo movía dentro y fuera, dándole una buena dedeada. Cuando llegó el camarero y preguntó si queríamos postre, Carolina le sonrió ydijo: «No, gracias. Esta noche comeremos postre en casa». El camarero simplemente sonrió y, al ver que era bastante mayor que Carolina, asintió con la cabeza.
Volvimos a mi apartamento y Carolina dijo: «Manos a la obra, tío Mau. Tengo que estar en el campo mañana temprano y tenes que lamer un poco mi concha y chupar los dedos de los pies».
Nos desnudamos y ella se tumbó en la cama, abriendo las piernas. «¡Primero cógeme con la lengua! Lámeme la concha y Haceme acabar como una puta. Luego te dejaré que me chupes y me culies los dedos de los pies».
Puse mi cabeza entre sus piernas y comencé a lamer su concha de 18 años, metiendo mi lengua bien adentro, lamiendo suavemente los labios hinchados, húmedos. Dios, eran tan suaves y delicados, pensé. Carolina comenzó a retorcerse un poco y dijo: «Oh, sí. ¡Justo así, tío Mau! ¡Cogeme con la lengua como le das la lengua a mamá!»
«Ummm, ¡Princesa! Tu concha es tan rica», le dije, mirándola por un momento. Me sumergí de nuevo y comencé a chupar su clítoris. Carolina comenzó a moverse buscando que mi lengua la penetre mas, y luego disparó un chorro de jugo de concha, la mayor parte entrando en mi boca. Sabía divina, igual que Silvi. Cuando Carolina terminó y bajó de su éxtasis orgásmico, me sonrió.
«Ahora, sé que quieres los dedos de los pies de tu sobrina,¿verdad, tío Mau? Son todos tuyos. Chúpalos tan fuerte como quieras», me dijo.
Empecé con el dedo gordo del pie derecho. Eran tan hermosos,el esmalte se reflejaba en la luz del dormitorio, tan brillantes y perfectos. Puse su dedo en mi boca y comencé a chuparlo como si fuera un chupetin, pasando mi lengua sobre la superficie pulida. Era tan suave y resbaladizo.
«¡Ummm, tío Mau! ¡Qué puta bomba! Sigue chupándolos uno por uno», me dijo.
Pasé a cada hermoso dedo, dándoles a todos la misma mamada amorosa y acariciando con la lengua sobre la uña pedicura, hasta que los diez se dieron un festín de besos y amor. Carolina entonces dijo: «¡Oh, eso fue una locura! ¡Con razón mamá te hacía hacer eso cada vez que nos quedábamos adormir! acóstate boca arriba tio. ¡Quiero que te pajees con mis pies!»
Me acosté y ella puso sus dedos sobre mi pija dura como una piedra y comenzó a frotar sus hermosos pies arriba y abajo de mi verga, poniendo intermitentemente sus dedos del pie izquierdo sobre la cabeza de mi pija y frotándola, luego poniendo los dedos del pie derecho sobre su cabeza.
«¿Puedes verme los dedos pulidos, tío Mau? Quiero asegurarme de que los veas bien», preguntó.
Dije: «Oh,sí, princesa. Puedo verlos todos perfectamente. ¡Son tan hermosos! ¡Me encanta coger tus pies!»
Después de varios minutos de frotar mi pija y la cabeza, Carolina dice, con una voz muy sexy y de tonito de muy putita: «Brilla los dedos de los pies de tu sobrina con tu semen, tío Mau. ¡Cubre cada dedo con tu semen! Tu pequeña sobrina quiere dedos pegajosos».
Perdí la cabeza en ese momento. Mi semen salió a borbotones de mi pija con una intensidad que no había sentido desde la primera noche que me cogi a mi sobrina. Se aseguró de cubrir el agujero de orina de mi pija con los dedos de los pies para asegurarse de que cada gota cubriera cada uno. Rebalzaba la leche entre sus dedos, y alternó sus pies, colocando el otro sobre mi pija, permitiendo que esos dedos también recibieran una buena carga.
¡Mierda, tío Mau! Eso fue increíble. Ahora entiendo porqué mamá y tú también hacen esto. ¡Es de puta madre! Y sí, mamá tenía razón. Que ames mis dedos de los pies y los adores así me hace sentir especial. Incluso más especial de lo que sé que soy. ¡Me encanta ser tu princesita!,dijo.
Me acerqué a ella y la sostuve en mis brazos. Nos dimos un beso francés durante varios minutos, y la miré y le dije: «Cariño, siempre serás mi princesita. Aunque encuentres novio en el futuro, te cases y tengas una familia. Seguirás siendo mi princesa».
«¿Podemos seguir culiando aunque consiga novio o me case, tío Mau? Quiero que nos cojamos de ahora en adelante. No quiero novio ni casarme, pero por si acaso, quiero que me cojas siempre», dijo.
“Princesa, tú y yo seguiremos cogiendonos, chupándonos, y yo seguiré chupándote los dedos y pajeandome con tus pies todo lo que podamos. ¡Siempre serás mi princesa y mi preciosa sobrina! ¡Te quiero,cariño!”, le dije.
Ella sonrió, me besó y dijo: “Bien. Porque quiero que me sigas haciendo todas esas cosas pase lo que pase. ¡Yo también te quiero mucho, tio!”.
Me di la vuelta para dormirme, y Carolina dijo: “No olvides traer un tubo de vaselina mañana, tío Mau. Lo vamos a necesitar”.

1 comentarios - Mi sobrina, parte II
Se está poniendo esto.
Abrazo vampiro