La cena era tensa, pero las chicas estaban haciendo un esfuerzo evidente por agradarme. Me habían preparado mi plato favorito, pollo al horno con papas, y habían agregado salsas y condimentos especiales. Ana era la más nerviosa de todas, hablando y comentando para que yo pudiera participar en la conversación. Las dos me miraban de reojo mientras comían, como si estuvieran esperando mi aprobación o mi reacción. Me sentí un poco como el centro de atención, pero al mismo tiempo, me gustó el esfuerzo que estaban haciendo por hacerme sentir bien.
Después de la cena, decidí no prolongar más la espera y les pedí que nos dirigiéramos al living, donde podríamos estar más cómodos para discutir el tema que nos ocupaba. Quería poner fin al suspenso y saber qué pasaría con Maite. Las chicas parecían estar conteniendo la respiración, ansiosas por conocer mi decisión. Al cambiar de habitación, el ambiente se volvió un poco más relajado, pero la tensión seguía siendo palpable.
Esteban: antes que nada Maite, quiero darte la bienvenida. Aquí tendrás techo, comida y una cama para dormir.
Maite: Gracias Sr. Esteban.
Esteban: en cuanto a ser mi sumisa, no puedo aceptar.
Inmediatamente los ojos de Maite se llenaron de lágrimas, y me miraban a mí y a su prima. Ana parecía confundida y su mirada muy triste. Se arrodillo a mi lado, y casi al borde de las lágrimas me dijo.
Ana: Amo perdón se que me he pasado y extralimitado, pero por favor reconsidérelo.- una lágrima corría por su mejilla mientras me suplicaba.
Tome aire y me hice de nuevo de paciencia.
Esteban: la verdad que si, te has portado muy mal, me has manipulado y ahora no me has dejado terminar de hablar.- dije levantando un poco la voz, ella agacho la cabeza y se quedo en espera, como para recibir el castigo. – mi sumisa se ha portado mal, y no se lo puedo conceder.- Maite lloraba pero no decía nada, veía como también corría las lágrimas de Ana.- En cambio a mi mujer si le puedo conceder esa petición. Así que te pregunto, ¿estas dispuesta a ser la sumisa de Ana y mía?
Ambas intentaron procesar lo que les había dicho. Maite inmediatamente se puso de rodillas.
Maite: Amo y Ama yo juro que les serviré y nunca tendrán quejas de mí. – hizo la promesa levantado la mano y todo.
Ana en cambio todavía no asimilaba mis palabras, la había tratado como mi mujer. Ella secándose las lágrimas se abalanzo sobre mí abrazándome, pero en realidad brotaban más lágrimas de sus ojos y me daban tiernos besitos por la cara.
Ana: cariño te amo, después castígame como quieras te amo demasiado.- Maite se levantó llorando también y se abrazo a mis pies, Ana al ver esto la levantó, y nos abrazamos los tres juntos.
Esteban: Maite quiero que esta noche descanses bien en la habitación de huéspedes, esta noche tengo que castigar duramente a mi mujer.
Maite: si amo.- la miro a Ana como interrogándola y esta con un gesto la tranquilizo.
Nos ocupamos de que Maite estuviera cómoda en su habitación. Después nos confesaría que nunca había dormido en un cuarto tan lindo, ni en una cama tan cómoda. Yo fui al baño y cuando salí tenía a Ana desnuda en cuatro patas esperando sobre la cama.
Esteban: ¿y esto?
Ana: su esclava está lista para su castigo.
Esteban: Sabes que has hecho mal.- camine alrededor de ella y descargue un golpe en su culo.- Has sido tan desobediente que debería tomar a Maite como mi mujer y a ti como nuestra sumisa. ¿Qué opinas?
Ana: me dolería pero lo aceptaría.- otro golpe en su culo, vi su cara y realmente estaba convencida de que no lo haría.- si es lo que al amo le complace lo aceptaré.
Di otro azote, veía por el espejo que ni ella se lo creía, pase mi dedo por su vagina y estaba empapada.
Esteban: eres una zorra manipuladora y creída.
Ana: se que me ama mi señor, y lo agradezco, prometo no defraudarlo más. – otra nalgada.- Yo también lo amo, y aunque no lo crea este castigo lo recibo feliz, hoy me ha reunido de nuevo con un ser que adoro, y encima me ha aceptado como su mujer.
Esteban: hoy estoy castigando a mi sumisa, no ha mi mujer.- otro azote y su vulva estaba brillante de flujos.
Fui al closet y tome un cinturón ancho, lo ate a su cuello y tire de él, ella arqueo su espalda y saco más cola, ante esta nueva perspectiva la penetre sin pensarlo, con la lubricación que tenia se deslizó toda adentro. Me encantó estaba apretado y húmedo, sostuve fuertemente el cinturón, sin llegar a pasarme y ahorcarla, mientras que con mi mano libre seguía nalgueándola. Las penetraciones eran muy profundas, tomé mi mano libre y junte los jugos qué salían entre nuestros sexos, y embadurne su ano. Saque mi pene, y escupí en su ano, puse el glande en la entrada de su orificio y fui penetrando sus tripas firmemente, la veía en el espejo y estaba colorada, jadeando y aguantando el dolor. Este era su castigo y yo pensaba disfrutarlo.
Esteban: aguanta puta.
Ella respiraba por la boca, era consciente que no debía tirar demasiado el cinturón, no quería pasarme. Empecé a bombear dentro de ella, no quería dejar que se acostumbrará, la metía profundamente. Mis huevos golpeaban contra su vulva, y ya estaban empapados, subí uno de mis pies a la cama buscando más profundidad.
Estaban: no puedes acabar mi putita antes que tu amo.- ella no podía ni hablar.
Creo que nunca había sido tan rudo con ella, mis penetraciones eran bestiales, las nalgadas, más estrangularla con el cinturón. Me provocó un morbo enorme. No pude más y regué sus tripas, abundantemente pese a que Maite me hizo acabar hace un par de horas. Ella al sentir mi semen se dejó ir. Cayó desmayada y con contracciones en su cuerpo, otra vez había tenido esta reacción, pero esta vez fue más fuerte.
Ella se despertó un par de minutos después, me apiade de ella, me había pasado tenia la marca del cinturón en su cuello, y estuvo casi tres minutos desmallada. Al despertarse yo estaba encima de ella, me provoco tal alegría que empecé a besarla por toda la cara.
Esteban: ¿Cariño como estas, estas bien?
Ana: ha sido el orgasmo más extremo que he tenido, creí que me moría del gusto. Pero cariño.- ella notaba cuando le estaba hablando a mi sumisa y cuando lo hacia a mi mujer, no era tonta.- tendrás que comprar más crema por que me volviste a romper la cola.
La lleve al baño y comprobé el pequeño desgarro, higienice bien la zona con un jabón neutro, ya en la habitación la puse en cuatro y coloque la crema en la zona, con todo el cariño que podía, al terminar di un pequeño besito en cada una de sus rojas nalgas. No fui tan profesional, Ana cuando se dio vuelta para acostarse vio mi erección.
Ana: ven aquí amor.- dijo abriendo las piernas. – deja que sea tu mujer la te agradezca lo que has hecho por ella.
Me subí encima de ella, nuestras bocas se buscaron y apresuraron por demostrarse afecto, estábamos en la posición del misionero, mi pené quedo en la entrada de su vagina y daba pequeños cabezazos sin entrar al todo, era bastante placentero, pero a Ana la desesperaba.
Ana: no seas malo, dámelo.
Un movimiento de caderas de ella logro que su vagina se comiera la mitad de mi pene, y con sus piernas hizo una tenaza aprisionándome. No paramos en ingeniería momento de besarnos, estábamos haciendo el amor, y la diferencia era notoria. Ella levantaba la cadera para que el contacto entre nuestros sexos fuera mayor. Pocos minutos después ambos acabamos con un dulce orgasmo diciéndonos al oído cuanto nos amábamos.
Me levanté y encontré a Ana y Maite en la cocina, con un desayuno espectacular preparado para mí. Ambas se veían muy alegres y contentas, y era evidente que Ana le había contado todo lo que había pasado la noche anterior. Maite me miraba de reojo con una sonrisa pícara, lo que me hizo sentir un poco intrigado. Desayunamos juntos, riendo y charlando, y aproveché para conocer un poco más sobre Maite, preguntándole sobre sus intereses y hobbies. También hablamos sobre los planes para los próximos días, y Ana había decidido tomarse unos días libres para ayudar a Maite a adaptarse y resolver el tema con la policía.
El día en el trabajo pasó rápidamente entre tareas y pensamientos sobre la noche anterior con las chicas. Les comuniqué a las chicas de administración que Ana no podría ir debido a problemas personales y más tarde me enteré que le escribieron para ofrecerle su apoyo. La mañana fue productiva, pero la tarde se complicó con una llamada de Raúl sobre problemas con la investigación.
La llamada de Raúl me trajo noticias preocupantes. Habían interceptado una comunicación del Gordo Tony y habían descubierto que alguien en el gobierno o en un puesto clave de poder estaba protegiendo a su organización. Esto significaba que la investigación se iba a complicar aún más, lo que no me beneficiaba en absoluto. La posibilidad de que Ana se quedara en mi casa se volvía cada vez más incierta, y yo empezaba a preocuparme por las posibles consecuencias para mí y para mi nueva familia.
La situación se estaba volviendo cada vez más complicada y peligrosa. No iba a permitir que Juan Carlos se llevara a Ana, pero eso podría significar un conflicto con la banda del Gordo Tony. Raúl compartía mis preocupaciones y había mencionado que el juez y el fiscal estaban considerando extender los plazos de la investigación, lo que podría poner en riesgo nuestras vidas y permitir que el Gordo Tony y Juan Carlos escaparan. Si eso sucediera, podrían atacarnos o investigar y descubrir que fui yo quien proporcionó la información a la policía. Era un riesgo que debíamos manejar con cuidado.
La propuesta de Raúl era filtrar la información de que Juan Carlos estaba siendo investigado, lo que haría que el Gordo Tony se pusiera en contacto con su contacto en el gobierno para verificar la situación. De esta forma, podríamos obtener información valiosa sobre la persona que los estaba protegiendo. Era un plan arriesgado, pero parecía ser la única opción viable en ese momento. El riesgo era grande.
Regresé a casa y pusimos el plan en marcha con Raúl. Maite estaba presente, pero Raúl no preguntó nada, solo me miró con una sonrisa y sacudió la cabeza. Decidimos qué iba a decir Ana y lo ensayó varias veces para que sonara asustada pero no demasiado.
Luego, Ana llamó a Juan Carlos y se comportó según lo planeado, contándole que dos policías habían estado preguntando sobre él y sus actividades. Juan Carlos se mantuvo calmado y cortés, pero Ana logró transmitir la información que necesitábamos. Ana también mencionó a la policía que se había mudado a mi casa para trabajar como empleada doméstica por un tiempo. Juan Carlos le agradeció a Ana. Luego me paso el teléfono a mi, este me pregunto si sabía algo más a lo que respondí que no. Que apenas había pasado esto nos comunicamos con él. Se despidió y dijo que no me preocupe, él se encargaría de todo, y se despidió hasta la semana que vine, fecha en la que debía entregar a Ana.
Raúl se fue para monitorear todo. Las chicas prepararon todo para comer, les llevé comida a los policías que estaban afuera. La cena fue un momento de distensión después de la tensión del día cenamos los tres juntos. Intenté aligerar el ambiente contando historias divertidas sobre Ana y su trabajo, lo que la hizo reír y relajarse un poco. Maite también se alegró cuando le ofrecí la posibilidad de trabajar con nosotros una vez que se acostumbrara a la ciudad. Fue un momento agradable y cálido, y pude ver que esta se estaba sintiendo más cómodas y segura en mi casa.
Yo me fui a la oficina para terminar algunas cosas en la computadora, mientras las chicas se quedaban limpiando, se las escuchaba charlar y reír, la verdad es que Ana y Maite se llevaban genial y se las veía muy alegre a las dos. Después de un rato Ana entro a la oficina con un café.
Esteban: Como esta Maite, le gusta, se siente bien.
Ana: Amor este es un palacio en comparación a la prisión donde estaba.- yo sonreí, la verdad quería que se sintiera cómoda, mi mujer me empezó a acariciar el brazo.- Cariño y cuando podemos hacer uso de nuestra sumisa.
Esteban: Ya la quieres usar putita, ja ja.
Ana: es muy importante que el amo use a su esclava, sino puede pensar que no le gusta.- dijo dándome un beso en el cuello.- aparte esa puta hace rato que no la tocan, anoche ha estado muy caliente escuchándonos, tanto es así que pensó que tu me habías matado por los gritos que pegaba.
Esteban: No serás que tú la quieres usar.
Ana: También Amo, pero lo importante es que usted la use primero y la someta, como hizo conmigo la primera veces, y no he de negar que yo también voy a participar, pero mi rol será secundario. Cariño te esperamos en la habitación, tengo muchas sorpresas para ti.
Cuando llegue a la habitación estaban las dos en ropa interior, Maite tenía puesto un conjunto de encaje rojo de su prima, sus tetas desbordaban el corpiño, y se podían ver sus pezones entre la transparencia, tenía un tanga también de encaje y medias de red hasta medio muslo, Ana estaba vestida muy similar pero con un conjunto más sencillo, quería que su prima resultará, las dos se habían maquillado un poco, Ana había aprendido mucho de sus compañeras en este corto periodo de tiempo. Las dos estaban hermosas, y eran bellezas completamente diferentes.
Maite: Amo así le gusto, me vestí así para usted.- Lo dijo suavemente, y buscando ser seductora, no se si lo consiguió, lo que si es que fue muy inocente y dulce.
Mi pene dio un respingo al sentirla hablar así, ya estaba erecto de escuchar y mirar nada más. Mi mujer auspiciaba de actriz secundaria. Me acerque a Maite, la observe de arriba abajo, di una vuelta alrededor de ella, pasaba mi mano suavemente por su cuerpo, apenas rozando. Me pare enfrente de ella, y me quede mirándola, inmediatamente ella bajo la mirada.
Recorrí con mi mano su cara, cuello, metí mis dedos entre su cabello negro que estaba recogido en una coleta y tome de ella y la tire bruscamente lo que hizo que mi cara y la suya quedaran a centímetros, pase mi lengua sobre sus labios ella intento abrir la boca pero me separe, lamí sus pómulos, tire más de su pelo y ataque su cuello que me quedaba a tiro. Mientras una de mis manos bajo y apretó su nalga, para rematar la golpee, para comprobar su firmeza, estaba un poco blanda y falta de carne pero pensaba solucionarlo.
Esteban: A ver las tetas de mi nueva puta.
Ana inmediatamente desabro su corpiño y dejo sus tetas al aire, eran redondas, pesadas, y se sentían al tacto eran suaves y calentitas, yo las amasaba con ambas manos, y terminaba rematando pellizcando sus pezones. Tome la derecha con ambas manos y la dirigí a mi boca, lamiéndolas y chupando su pezón.
Con mi lengua marque un rastras a su cuello y seguí chupando, hice una seña a Ana que entendió en el acto, ella bajo el tanga de su prima y se puso a sus espalda, metió desde atrás la mano entre sus piernas y empezó a frotar su vulva, mientras daba besitos en su espalda. La atacamos a dos frentes, yo rudo y mi mujer más suave. Un par de segundos después Ana saco dos dedos llenos de flujo y me los mostros, y se los llevo a la boca, parecía que chupaba un pene y eran sus dedos, se acerco a mi y me beso, pude sentir por primera vez el gusto de Maite en la saliva de Ana.
Esteban: A la cama, en cuatro.- y le di una fuerte nalgada.
Maite obedeció casi en el acto, ahí pude observar que su vulva estaba húmeda, y el agujero de su ano, era evidente que no era virgen, pero aun así no estaba muy abierto. Embadurne mi pene en su vagina buscando humedecerlo, mientras Ana se había colocado a un costado y acariciaba con una mano el muslo y las nalgas de su prima y con la otra apretaba uno de sus pechos. No quise demorar más y de un golpe de cadera metí todo mi pene en su interior, dejo escapar un gemido largo, mire a Ana y creo que estaba tan caliente como su prima.
Esteban: Amor tu también disfruta de tu puta.
Ella tomo la cara de Maite y se fundieron en un beso, yo empecé a apurar el ritmo y cada tanto se me escapaba una nalgada, Ana metió una mano por debajo y alcanzo el clítoris de su prima, y empezó a masajearlo de forma circular, mi mujer se enderezo para lograr mejor contacto y yo puse dos dedos en su boca, estas los chupo muy bien y los dejo lubricados, yo aproveche esto y empecé a jugar con la entrada de su ano, a Maite parece que le gusto por que sus gemidos se acrecentaron, cuando vi que el orgasmo era inminente metió dos dedos de golpe en su recto. Fue como encender un interruptor de luz, su orgasmo fue inmediato, y su ano y vagina se contrajeron fuertemente.
Su vagina se cerró después de esto, mientras su ano se abría y cerraba con cada respiración de ella.
Ana: Mi amor tengo esto para ti.- me puso en la mano crema de la que usábamos para practicar sexo anal.
Esteban: Ve el cabecero de la cama cariño.- unté bastante el ano con la crema y me dirigí a Maite.- como le vas a agradecer a tu Ama.
Maite entendió, Ana se coloco cerca de ella con las piernas abiertas, y su prima se dirigió directamente a su vulva, corrió el tanga a un lado y ataco con su lengua. Se notaba en la cara de Ana que lo estaba disfrutando. A mi se me antojo probar aquello, primero dirigí mi lengua a su ano y lo pase con esmero, luego visite su vagina y recorrí sus labios.
Ana disfrutaba enormemente con todo esto, yo con mi pene seguía masturbando su vulva, aunque el agujero de su vagina estaba bastante cerrado después de acabar, esto era algo habitual en Maite tenia que esperar un poco para poder volver a usarla, por lo tanto que mejor que cambiar de agujero e ir por su ano, seguí frotándome pero mis dedos penetraban sin cesar su ano, un par de minutos después Ana estaba como poseída con la cabeza echada para atrás y sosteniendo con ambas manos la cabeza de su prima contra su sexo. Maite no estaba mejor su sexo estaba chorreando y muy calentito, mientras su ano ya admitían tres dedos sin problemas.
Esteban: Ahora se viene lo bueno.
Puse mi glande en la entrada de su ano, y fui empujando lenta pero firmemente, no pare hasta que entro toda, Maite aulló de gusto y dolor, yo me quede un par de segundos quietos, cuando ella se acostumbro volvió a esmerarse en la vagina de su prima, un par de segundos después Ana estaba donde la habían dejado, y yo empezaba a moverme aumentando el ritmo progresivamente dentro de Maite.
Yo baje mi mano y empecé a recorrer suavemente su vulva, mientras su ano era bombeado ya fuertemente, ella debía cada tanto dejar de chupar la vagina de su prima buscando aire, pero el trabajo con sus manos seguía, en un momento dado Maite eligió darle pequeñas lamidas al clítoris de Ana y meterle dos dedos en su vagina y uno en su ano.
Ana: Cariño no aguanto más, voy a acabar.
Ana fue la primera en venirse, segundo fui yo que descargue en lo más profundo de sus tripas. Maite lo hizo al sentir mi semen dentro de ella, mis dedos en su vagina sintieron una catarata de flujos y otras contracciones tanto en su ano como en su vagina. Quedamos los tres acostados en la cama. Quedamos los tres tendidos en la cama.
Esteban; Que te ha parecido todo Maite.
Maite: La verdad ha sido nuevo para mí, nunca pensé que podía tener un orgasmo tan fuerte, ni que un hombre pudiera besarme en mis partes intimas y recibir placer.
Ana: Tranquila prima, mi hombre no es así, esos días donde teníamos que aguantarnos sin un hombre que piense en nosotras y nos satisfaga han quedado atrás.
Ella abrazo a su prima, incluso le hizo cosquillas, también bromeo con ella porque Maite se tapaba un poco su desnudes, dándole vergüenza. Ese jueguito de manos siguió por rato, Ana me miraba y yo vi en sus ojos que me pedía permiso, yo asentí con la cabeza y le lance un besito, ella entendió.
Y agarro a su prima y se subió arriba de ella comiéndole la boca, parecían pulpos su manos iban de un lado a otro acariciando todo su cuerpo, ambas estaban enfrascadas en una batalla sexual, vi a Maite jadeando con la boca abierta mirándome fijamente mientras Ana besaba su cuello y metía dos dedos en su vagina, fueron moviéndose, siempre siguiendo con sus caricias y besos, hasta terminar en un 69, yo ya no podía aguantar más ante tal espectáculo erótico. Me coloque atrás de Ana y pude ver como Maite tenia su lengua dentro de la vagina de su prima.
Esteban: Voy a entrar.
Mi mujer estaba arriba, Maite desde abajo abrió bien las nalgas para mí, quedando expuesto todo el sexo de su prima. Yo la penetre sin más, estaba bastante lubricada y entro toda en su cálida vagina. Maite seguía trabajando con su lengua toda la zona genital de ella.
Ana: Hay cariño que gorda que la tienes, encima esta puta lo come muy bien.
Un par de minutos bombeando y la saque, no quería acabar tan rápido, di vuelta a la cama. Ana tomo mi pene y lo dirigió a la vagina de Maite, no pensaba penetrarlas por el ano ya que lo tenían sensible y rotos. Mi mujer dirigió una de sus manos al clítoris de su prima mientras se estiro para besarme, los agujeros de estas mujeres eran completamente diferentes y únicos, aunque terriblemente placenteros.
Volví a cambiar de mujer y así lo hice dos veces más, hasta que Maite acabo primera, mi mujer salió de arriba de su prima y me acostó en la cama, ni bien estuve en posición se monto sobre mi empalándose, de inmediato busco mi boca y nos fundimos en un largo y apasionado beso, ella movía sus caderas buscando el mayor contacto entre nuestros sexos mientras nos acariciábamos y besamos, acabamos los dos al mismo tiempo, y ahí nos dormimos los tres.
A la mañana sentía cosquillas en mi cara, cuello y pecho, entre abrí los ojos, y a lo lejos escuchaba dos voces, amo despierte, ya es la hora, suaves besos se posaban sobre mi. El mejor despertador del mundo tengo.
Después de la cena, decidí no prolongar más la espera y les pedí que nos dirigiéramos al living, donde podríamos estar más cómodos para discutir el tema que nos ocupaba. Quería poner fin al suspenso y saber qué pasaría con Maite. Las chicas parecían estar conteniendo la respiración, ansiosas por conocer mi decisión. Al cambiar de habitación, el ambiente se volvió un poco más relajado, pero la tensión seguía siendo palpable.
Esteban: antes que nada Maite, quiero darte la bienvenida. Aquí tendrás techo, comida y una cama para dormir.
Maite: Gracias Sr. Esteban.
Esteban: en cuanto a ser mi sumisa, no puedo aceptar.
Inmediatamente los ojos de Maite se llenaron de lágrimas, y me miraban a mí y a su prima. Ana parecía confundida y su mirada muy triste. Se arrodillo a mi lado, y casi al borde de las lágrimas me dijo.
Ana: Amo perdón se que me he pasado y extralimitado, pero por favor reconsidérelo.- una lágrima corría por su mejilla mientras me suplicaba.
Tome aire y me hice de nuevo de paciencia.
Esteban: la verdad que si, te has portado muy mal, me has manipulado y ahora no me has dejado terminar de hablar.- dije levantando un poco la voz, ella agacho la cabeza y se quedo en espera, como para recibir el castigo. – mi sumisa se ha portado mal, y no se lo puedo conceder.- Maite lloraba pero no decía nada, veía como también corría las lágrimas de Ana.- En cambio a mi mujer si le puedo conceder esa petición. Así que te pregunto, ¿estas dispuesta a ser la sumisa de Ana y mía?
Ambas intentaron procesar lo que les había dicho. Maite inmediatamente se puso de rodillas.
Maite: Amo y Ama yo juro que les serviré y nunca tendrán quejas de mí. – hizo la promesa levantado la mano y todo.
Ana en cambio todavía no asimilaba mis palabras, la había tratado como mi mujer. Ella secándose las lágrimas se abalanzo sobre mí abrazándome, pero en realidad brotaban más lágrimas de sus ojos y me daban tiernos besitos por la cara.
Ana: cariño te amo, después castígame como quieras te amo demasiado.- Maite se levantó llorando también y se abrazo a mis pies, Ana al ver esto la levantó, y nos abrazamos los tres juntos.
Esteban: Maite quiero que esta noche descanses bien en la habitación de huéspedes, esta noche tengo que castigar duramente a mi mujer.
Maite: si amo.- la miro a Ana como interrogándola y esta con un gesto la tranquilizo.
Nos ocupamos de que Maite estuviera cómoda en su habitación. Después nos confesaría que nunca había dormido en un cuarto tan lindo, ni en una cama tan cómoda. Yo fui al baño y cuando salí tenía a Ana desnuda en cuatro patas esperando sobre la cama.
Esteban: ¿y esto?
Ana: su esclava está lista para su castigo.
Esteban: Sabes que has hecho mal.- camine alrededor de ella y descargue un golpe en su culo.- Has sido tan desobediente que debería tomar a Maite como mi mujer y a ti como nuestra sumisa. ¿Qué opinas?
Ana: me dolería pero lo aceptaría.- otro golpe en su culo, vi su cara y realmente estaba convencida de que no lo haría.- si es lo que al amo le complace lo aceptaré.
Di otro azote, veía por el espejo que ni ella se lo creía, pase mi dedo por su vagina y estaba empapada.
Esteban: eres una zorra manipuladora y creída.
Ana: se que me ama mi señor, y lo agradezco, prometo no defraudarlo más. – otra nalgada.- Yo también lo amo, y aunque no lo crea este castigo lo recibo feliz, hoy me ha reunido de nuevo con un ser que adoro, y encima me ha aceptado como su mujer.
Esteban: hoy estoy castigando a mi sumisa, no ha mi mujer.- otro azote y su vulva estaba brillante de flujos.
Fui al closet y tome un cinturón ancho, lo ate a su cuello y tire de él, ella arqueo su espalda y saco más cola, ante esta nueva perspectiva la penetre sin pensarlo, con la lubricación que tenia se deslizó toda adentro. Me encantó estaba apretado y húmedo, sostuve fuertemente el cinturón, sin llegar a pasarme y ahorcarla, mientras que con mi mano libre seguía nalgueándola. Las penetraciones eran muy profundas, tomé mi mano libre y junte los jugos qué salían entre nuestros sexos, y embadurne su ano. Saque mi pene, y escupí en su ano, puse el glande en la entrada de su orificio y fui penetrando sus tripas firmemente, la veía en el espejo y estaba colorada, jadeando y aguantando el dolor. Este era su castigo y yo pensaba disfrutarlo.
Esteban: aguanta puta.
Ella respiraba por la boca, era consciente que no debía tirar demasiado el cinturón, no quería pasarme. Empecé a bombear dentro de ella, no quería dejar que se acostumbrará, la metía profundamente. Mis huevos golpeaban contra su vulva, y ya estaban empapados, subí uno de mis pies a la cama buscando más profundidad.
Estaban: no puedes acabar mi putita antes que tu amo.- ella no podía ni hablar.
Creo que nunca había sido tan rudo con ella, mis penetraciones eran bestiales, las nalgadas, más estrangularla con el cinturón. Me provocó un morbo enorme. No pude más y regué sus tripas, abundantemente pese a que Maite me hizo acabar hace un par de horas. Ella al sentir mi semen se dejó ir. Cayó desmayada y con contracciones en su cuerpo, otra vez había tenido esta reacción, pero esta vez fue más fuerte.
Ella se despertó un par de minutos después, me apiade de ella, me había pasado tenia la marca del cinturón en su cuello, y estuvo casi tres minutos desmallada. Al despertarse yo estaba encima de ella, me provoco tal alegría que empecé a besarla por toda la cara.
Esteban: ¿Cariño como estas, estas bien?
Ana: ha sido el orgasmo más extremo que he tenido, creí que me moría del gusto. Pero cariño.- ella notaba cuando le estaba hablando a mi sumisa y cuando lo hacia a mi mujer, no era tonta.- tendrás que comprar más crema por que me volviste a romper la cola.
La lleve al baño y comprobé el pequeño desgarro, higienice bien la zona con un jabón neutro, ya en la habitación la puse en cuatro y coloque la crema en la zona, con todo el cariño que podía, al terminar di un pequeño besito en cada una de sus rojas nalgas. No fui tan profesional, Ana cuando se dio vuelta para acostarse vio mi erección.
Ana: ven aquí amor.- dijo abriendo las piernas. – deja que sea tu mujer la te agradezca lo que has hecho por ella.
Me subí encima de ella, nuestras bocas se buscaron y apresuraron por demostrarse afecto, estábamos en la posición del misionero, mi pené quedo en la entrada de su vagina y daba pequeños cabezazos sin entrar al todo, era bastante placentero, pero a Ana la desesperaba.
Ana: no seas malo, dámelo.
Un movimiento de caderas de ella logro que su vagina se comiera la mitad de mi pene, y con sus piernas hizo una tenaza aprisionándome. No paramos en ingeniería momento de besarnos, estábamos haciendo el amor, y la diferencia era notoria. Ella levantaba la cadera para que el contacto entre nuestros sexos fuera mayor. Pocos minutos después ambos acabamos con un dulce orgasmo diciéndonos al oído cuanto nos amábamos.
Me levanté y encontré a Ana y Maite en la cocina, con un desayuno espectacular preparado para mí. Ambas se veían muy alegres y contentas, y era evidente que Ana le había contado todo lo que había pasado la noche anterior. Maite me miraba de reojo con una sonrisa pícara, lo que me hizo sentir un poco intrigado. Desayunamos juntos, riendo y charlando, y aproveché para conocer un poco más sobre Maite, preguntándole sobre sus intereses y hobbies. También hablamos sobre los planes para los próximos días, y Ana había decidido tomarse unos días libres para ayudar a Maite a adaptarse y resolver el tema con la policía.
El día en el trabajo pasó rápidamente entre tareas y pensamientos sobre la noche anterior con las chicas. Les comuniqué a las chicas de administración que Ana no podría ir debido a problemas personales y más tarde me enteré que le escribieron para ofrecerle su apoyo. La mañana fue productiva, pero la tarde se complicó con una llamada de Raúl sobre problemas con la investigación.
La llamada de Raúl me trajo noticias preocupantes. Habían interceptado una comunicación del Gordo Tony y habían descubierto que alguien en el gobierno o en un puesto clave de poder estaba protegiendo a su organización. Esto significaba que la investigación se iba a complicar aún más, lo que no me beneficiaba en absoluto. La posibilidad de que Ana se quedara en mi casa se volvía cada vez más incierta, y yo empezaba a preocuparme por las posibles consecuencias para mí y para mi nueva familia.
La situación se estaba volviendo cada vez más complicada y peligrosa. No iba a permitir que Juan Carlos se llevara a Ana, pero eso podría significar un conflicto con la banda del Gordo Tony. Raúl compartía mis preocupaciones y había mencionado que el juez y el fiscal estaban considerando extender los plazos de la investigación, lo que podría poner en riesgo nuestras vidas y permitir que el Gordo Tony y Juan Carlos escaparan. Si eso sucediera, podrían atacarnos o investigar y descubrir que fui yo quien proporcionó la información a la policía. Era un riesgo que debíamos manejar con cuidado.
La propuesta de Raúl era filtrar la información de que Juan Carlos estaba siendo investigado, lo que haría que el Gordo Tony se pusiera en contacto con su contacto en el gobierno para verificar la situación. De esta forma, podríamos obtener información valiosa sobre la persona que los estaba protegiendo. Era un plan arriesgado, pero parecía ser la única opción viable en ese momento. El riesgo era grande.
Regresé a casa y pusimos el plan en marcha con Raúl. Maite estaba presente, pero Raúl no preguntó nada, solo me miró con una sonrisa y sacudió la cabeza. Decidimos qué iba a decir Ana y lo ensayó varias veces para que sonara asustada pero no demasiado.
Luego, Ana llamó a Juan Carlos y se comportó según lo planeado, contándole que dos policías habían estado preguntando sobre él y sus actividades. Juan Carlos se mantuvo calmado y cortés, pero Ana logró transmitir la información que necesitábamos. Ana también mencionó a la policía que se había mudado a mi casa para trabajar como empleada doméstica por un tiempo. Juan Carlos le agradeció a Ana. Luego me paso el teléfono a mi, este me pregunto si sabía algo más a lo que respondí que no. Que apenas había pasado esto nos comunicamos con él. Se despidió y dijo que no me preocupe, él se encargaría de todo, y se despidió hasta la semana que vine, fecha en la que debía entregar a Ana.
Raúl se fue para monitorear todo. Las chicas prepararon todo para comer, les llevé comida a los policías que estaban afuera. La cena fue un momento de distensión después de la tensión del día cenamos los tres juntos. Intenté aligerar el ambiente contando historias divertidas sobre Ana y su trabajo, lo que la hizo reír y relajarse un poco. Maite también se alegró cuando le ofrecí la posibilidad de trabajar con nosotros una vez que se acostumbrara a la ciudad. Fue un momento agradable y cálido, y pude ver que esta se estaba sintiendo más cómodas y segura en mi casa.
Yo me fui a la oficina para terminar algunas cosas en la computadora, mientras las chicas se quedaban limpiando, se las escuchaba charlar y reír, la verdad es que Ana y Maite se llevaban genial y se las veía muy alegre a las dos. Después de un rato Ana entro a la oficina con un café.
Esteban: Como esta Maite, le gusta, se siente bien.
Ana: Amor este es un palacio en comparación a la prisión donde estaba.- yo sonreí, la verdad quería que se sintiera cómoda, mi mujer me empezó a acariciar el brazo.- Cariño y cuando podemos hacer uso de nuestra sumisa.
Esteban: Ya la quieres usar putita, ja ja.
Ana: es muy importante que el amo use a su esclava, sino puede pensar que no le gusta.- dijo dándome un beso en el cuello.- aparte esa puta hace rato que no la tocan, anoche ha estado muy caliente escuchándonos, tanto es así que pensó que tu me habías matado por los gritos que pegaba.
Esteban: No serás que tú la quieres usar.
Ana: También Amo, pero lo importante es que usted la use primero y la someta, como hizo conmigo la primera veces, y no he de negar que yo también voy a participar, pero mi rol será secundario. Cariño te esperamos en la habitación, tengo muchas sorpresas para ti.
Cuando llegue a la habitación estaban las dos en ropa interior, Maite tenía puesto un conjunto de encaje rojo de su prima, sus tetas desbordaban el corpiño, y se podían ver sus pezones entre la transparencia, tenía un tanga también de encaje y medias de red hasta medio muslo, Ana estaba vestida muy similar pero con un conjunto más sencillo, quería que su prima resultará, las dos se habían maquillado un poco, Ana había aprendido mucho de sus compañeras en este corto periodo de tiempo. Las dos estaban hermosas, y eran bellezas completamente diferentes.
Maite: Amo así le gusto, me vestí así para usted.- Lo dijo suavemente, y buscando ser seductora, no se si lo consiguió, lo que si es que fue muy inocente y dulce.
Mi pene dio un respingo al sentirla hablar así, ya estaba erecto de escuchar y mirar nada más. Mi mujer auspiciaba de actriz secundaria. Me acerque a Maite, la observe de arriba abajo, di una vuelta alrededor de ella, pasaba mi mano suavemente por su cuerpo, apenas rozando. Me pare enfrente de ella, y me quede mirándola, inmediatamente ella bajo la mirada.
Recorrí con mi mano su cara, cuello, metí mis dedos entre su cabello negro que estaba recogido en una coleta y tome de ella y la tire bruscamente lo que hizo que mi cara y la suya quedaran a centímetros, pase mi lengua sobre sus labios ella intento abrir la boca pero me separe, lamí sus pómulos, tire más de su pelo y ataque su cuello que me quedaba a tiro. Mientras una de mis manos bajo y apretó su nalga, para rematar la golpee, para comprobar su firmeza, estaba un poco blanda y falta de carne pero pensaba solucionarlo.
Esteban: A ver las tetas de mi nueva puta.
Ana inmediatamente desabro su corpiño y dejo sus tetas al aire, eran redondas, pesadas, y se sentían al tacto eran suaves y calentitas, yo las amasaba con ambas manos, y terminaba rematando pellizcando sus pezones. Tome la derecha con ambas manos y la dirigí a mi boca, lamiéndolas y chupando su pezón.
Con mi lengua marque un rastras a su cuello y seguí chupando, hice una seña a Ana que entendió en el acto, ella bajo el tanga de su prima y se puso a sus espalda, metió desde atrás la mano entre sus piernas y empezó a frotar su vulva, mientras daba besitos en su espalda. La atacamos a dos frentes, yo rudo y mi mujer más suave. Un par de segundos después Ana saco dos dedos llenos de flujo y me los mostros, y se los llevo a la boca, parecía que chupaba un pene y eran sus dedos, se acerco a mi y me beso, pude sentir por primera vez el gusto de Maite en la saliva de Ana.
Esteban: A la cama, en cuatro.- y le di una fuerte nalgada.
Maite obedeció casi en el acto, ahí pude observar que su vulva estaba húmeda, y el agujero de su ano, era evidente que no era virgen, pero aun así no estaba muy abierto. Embadurne mi pene en su vagina buscando humedecerlo, mientras Ana se había colocado a un costado y acariciaba con una mano el muslo y las nalgas de su prima y con la otra apretaba uno de sus pechos. No quise demorar más y de un golpe de cadera metí todo mi pene en su interior, dejo escapar un gemido largo, mire a Ana y creo que estaba tan caliente como su prima.
Esteban: Amor tu también disfruta de tu puta.
Ella tomo la cara de Maite y se fundieron en un beso, yo empecé a apurar el ritmo y cada tanto se me escapaba una nalgada, Ana metió una mano por debajo y alcanzo el clítoris de su prima, y empezó a masajearlo de forma circular, mi mujer se enderezo para lograr mejor contacto y yo puse dos dedos en su boca, estas los chupo muy bien y los dejo lubricados, yo aproveche esto y empecé a jugar con la entrada de su ano, a Maite parece que le gusto por que sus gemidos se acrecentaron, cuando vi que el orgasmo era inminente metió dos dedos de golpe en su recto. Fue como encender un interruptor de luz, su orgasmo fue inmediato, y su ano y vagina se contrajeron fuertemente.
Su vagina se cerró después de esto, mientras su ano se abría y cerraba con cada respiración de ella.
Ana: Mi amor tengo esto para ti.- me puso en la mano crema de la que usábamos para practicar sexo anal.
Esteban: Ve el cabecero de la cama cariño.- unté bastante el ano con la crema y me dirigí a Maite.- como le vas a agradecer a tu Ama.
Maite entendió, Ana se coloco cerca de ella con las piernas abiertas, y su prima se dirigió directamente a su vulva, corrió el tanga a un lado y ataco con su lengua. Se notaba en la cara de Ana que lo estaba disfrutando. A mi se me antojo probar aquello, primero dirigí mi lengua a su ano y lo pase con esmero, luego visite su vagina y recorrí sus labios.
Ana disfrutaba enormemente con todo esto, yo con mi pene seguía masturbando su vulva, aunque el agujero de su vagina estaba bastante cerrado después de acabar, esto era algo habitual en Maite tenia que esperar un poco para poder volver a usarla, por lo tanto que mejor que cambiar de agujero e ir por su ano, seguí frotándome pero mis dedos penetraban sin cesar su ano, un par de minutos después Ana estaba como poseída con la cabeza echada para atrás y sosteniendo con ambas manos la cabeza de su prima contra su sexo. Maite no estaba mejor su sexo estaba chorreando y muy calentito, mientras su ano ya admitían tres dedos sin problemas.
Esteban: Ahora se viene lo bueno.
Puse mi glande en la entrada de su ano, y fui empujando lenta pero firmemente, no pare hasta que entro toda, Maite aulló de gusto y dolor, yo me quede un par de segundos quietos, cuando ella se acostumbro volvió a esmerarse en la vagina de su prima, un par de segundos después Ana estaba donde la habían dejado, y yo empezaba a moverme aumentando el ritmo progresivamente dentro de Maite.
Yo baje mi mano y empecé a recorrer suavemente su vulva, mientras su ano era bombeado ya fuertemente, ella debía cada tanto dejar de chupar la vagina de su prima buscando aire, pero el trabajo con sus manos seguía, en un momento dado Maite eligió darle pequeñas lamidas al clítoris de Ana y meterle dos dedos en su vagina y uno en su ano.
Ana: Cariño no aguanto más, voy a acabar.
Ana fue la primera en venirse, segundo fui yo que descargue en lo más profundo de sus tripas. Maite lo hizo al sentir mi semen dentro de ella, mis dedos en su vagina sintieron una catarata de flujos y otras contracciones tanto en su ano como en su vagina. Quedamos los tres acostados en la cama. Quedamos los tres tendidos en la cama.
Esteban; Que te ha parecido todo Maite.
Maite: La verdad ha sido nuevo para mí, nunca pensé que podía tener un orgasmo tan fuerte, ni que un hombre pudiera besarme en mis partes intimas y recibir placer.
Ana: Tranquila prima, mi hombre no es así, esos días donde teníamos que aguantarnos sin un hombre que piense en nosotras y nos satisfaga han quedado atrás.
Ella abrazo a su prima, incluso le hizo cosquillas, también bromeo con ella porque Maite se tapaba un poco su desnudes, dándole vergüenza. Ese jueguito de manos siguió por rato, Ana me miraba y yo vi en sus ojos que me pedía permiso, yo asentí con la cabeza y le lance un besito, ella entendió.
Y agarro a su prima y se subió arriba de ella comiéndole la boca, parecían pulpos su manos iban de un lado a otro acariciando todo su cuerpo, ambas estaban enfrascadas en una batalla sexual, vi a Maite jadeando con la boca abierta mirándome fijamente mientras Ana besaba su cuello y metía dos dedos en su vagina, fueron moviéndose, siempre siguiendo con sus caricias y besos, hasta terminar en un 69, yo ya no podía aguantar más ante tal espectáculo erótico. Me coloque atrás de Ana y pude ver como Maite tenia su lengua dentro de la vagina de su prima.
Esteban: Voy a entrar.
Mi mujer estaba arriba, Maite desde abajo abrió bien las nalgas para mí, quedando expuesto todo el sexo de su prima. Yo la penetre sin más, estaba bastante lubricada y entro toda en su cálida vagina. Maite seguía trabajando con su lengua toda la zona genital de ella.
Ana: Hay cariño que gorda que la tienes, encima esta puta lo come muy bien.
Un par de minutos bombeando y la saque, no quería acabar tan rápido, di vuelta a la cama. Ana tomo mi pene y lo dirigió a la vagina de Maite, no pensaba penetrarlas por el ano ya que lo tenían sensible y rotos. Mi mujer dirigió una de sus manos al clítoris de su prima mientras se estiro para besarme, los agujeros de estas mujeres eran completamente diferentes y únicos, aunque terriblemente placenteros.
Volví a cambiar de mujer y así lo hice dos veces más, hasta que Maite acabo primera, mi mujer salió de arriba de su prima y me acostó en la cama, ni bien estuve en posición se monto sobre mi empalándose, de inmediato busco mi boca y nos fundimos en un largo y apasionado beso, ella movía sus caderas buscando el mayor contacto entre nuestros sexos mientras nos acariciábamos y besamos, acabamos los dos al mismo tiempo, y ahí nos dormimos los tres.
A la mañana sentía cosquillas en mi cara, cuello y pecho, entre abrí los ojos, y a lo lejos escuchaba dos voces, amo despierte, ya es la hora, suaves besos se posaban sobre mi. El mejor despertador del mundo tengo.
3 comentarios - Me pagaron una deuda, con una mujer (7): Sacrificio anal