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Confesiones de un cuñado: Mi suegra me volvió loco su olor

Llevo casado con mi esposa 5 años, y le llevo 8. Mi suegra me lleva 9, y mi cuñada acaba de cumplir 18. Mi suegra tiene 41, y todas son hermosas. Algunas veces, los fines de semana, nos quedábamos en su casa para pasar el tiempo juntos. Mi suegro se iba por temporadas largas por motivos de trabajo en el extranjero, así que les venía bien que las acompañara de vez en cuando. Además, les llevaba algunos detalles para la casa o las invitaba a cenar a veces, y en otras ocasiones, les ayudaba con reparaciones menores.
Las tres mujeres van todos los sábados de 9 am a 11 am al gimnasio, pero siempre llegaban poco antes de las 12. Desayunábamos todos juntos antes de que se fueran, y al salir, mi suegra me decía que si quería descansar podía subir a su habitación. Las primeras veces no lo hacía, prefería estar en el celular o ver la TV en la sala. Hasta que un día le tomé la palabra y me subí.
La cama no estaba hecha y su ropa de dormir, junto con la del día anterior, estaba en una silla. Es una habitación mediana con una cama grande, muy buena iluminación y un silencio profundo. Estaba en pijama y me acosté entre sus sábanas, percibiendo un olor muy característico de ella. No le tomé mucha importancia al inicio, hasta que empecé a ver sus fotos en Facebook. Siempre se veía sensual y muy hermosa, una señora joven con buen parecer, siempre arreglada en sus fotos. Llegué a verla sin maquillaje, pero se seguía viendo bien.
Entonces dejé un poco el celular y vi su ropa en la silla. Con la idea fresca de ella en mi cabeza, me acerqué y vi su pantalón y su calzón, como si se los hubiera quitado todo junto, quizás por prisa. Me fui acercando lentamente y lo olí. Es un olor muy característico. Me dio más curiosidad y lo tomé con las manos, oliéndolo cada vez más hasta que me impregné el olor en la nariz. En ese momento, se me paró el pene. Por los nervios, dejaba el calzón en su lugar un par de veces y me asomaba para ver si alguien venía.
Con el atrevimiento a lo prohibido, tomé nuevamente el calzón de mi suegra joven y lo olfateé más. Me saqué el pene bien erecto y me comencé a masturbar suavemente mientras me imaginaba a mi suegra usando el calzón semidesnuda. Desde ese momento, comencé a imaginar o tener deseos sexuales hacia ella.

Continuará...

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