Desde aquel sueño con Diego, nada volvió a ser igual. Pasé todo un fin de semana pensando en él, ignorando a mi novio, sintiendo todavía los ecos de esas imágenes en mi cabeza: sus manos, su voz, su forma de tomarme. Era raro… despertar con el “buenos días” de mi novio en el celular y, al mismo tiempo, tener en mi mente la sonrisa de Diego. Como si dos mundos chocaran en mi pecho y yo no pudiera decidir en cuál quedarme.
El lunes fui a la planta con esa sonrisa tonta que no podía quitarme. Y ahí estaba él, Diego, mirándome como si supiera exactamente lo que había soñado. Sus comentarios, sus miradas largas, su forma de pasar demasiado cerca… todo me traía de vuelta al sueño y me calentaba sin remedio.
( yo alistadome, viéndome al espejo para ver a Diego)
Por la tarde me escribió:
“Oye, traías una sonrisa rara hoy… ¿volviste a soñar conmigo o recuerdas lo que pasó ?” Y una cara traviesa
Me helé. ¿Jajaja tranquilo? Contesté con un juego, y él me devolvió la provocación: “Entonces tengo que repetirlo… o hacerlo otra vez en un día de estos.”
Y ahí supe que la línea ya se estaba borrando, pero lo ignore y no le contesté hasta la noche y los mensajes se hicieron más intensos. Yo trataba de poner freno, pero él encontraba las palabras para romper mis defensas. Hasta que llegó el punto de las fotos… y caí. Me quité la blusa, el brasier, luego los calzones. Y se las mandé. Y él me mandó las suyas. Fue el momento en que dejé de reconocerme. Yo, la que siempre había sido fiel, estaba ahí, mojada y riendo como estúpida frente al celular, llamándolo mío aunque no lo era.
Me mandaba más fotos de él, yo las veía con deseo y morbosidad, yo no sabía si seguir enviándole o ya no, pero ahí estaba, como boba viendo atenta cada foto que mandaba:
Me decía que ya estaba apunto de irse a bañar y que si quería ver:
Le dije que por supuesto que si, y pasó rato hasta que me llegó una notificación, yo ya sabía que era y sin dudar la abrí,
“Me decía como quieres probarla otra vez”
No sabía que mi pecado tendría un testigo inesperado…
Días después, mi novio apareció de sorpresa en mi depa. Llegó con pizza, con su sonrisa de siempre, con ese cariño que me hacía sentir tan culpable. Yo lo recibí nerviosa, fingiendo alegría, pero con la sensación de que algo en mis ojos lo delataba todo. Pero guardé la compostura como si no pasara nada..
Esa noche, mientras yo fingía dormir, lo vi levantarse y tomar mi celular de la mesa. Yo no pude tener un pretexto para tomar el celular, así que me paré y escondí en el baño, con la puerta apenas abierta, viendo a través del reflejo en el espejo cómo lo desbloqueaba.
Mi novio:
No fue planeado. Yo solo pasé a su depa porque tenía un par de días libres y quería darle la sorpresa. Ella siempre decía que me extrañaba, que me hacía falta en la cama, que quería verme… así que pensé que sería bonito aparecer sin avisar, con unas chelas y pizza, como cuando empezamos a salir.
Ella se sorprendió al abrir la puerta, claro, pero su sonrisa se me hizo distinta. No sé… como nerviosa. Me abrazó, me besó, y traté de no darle vueltas en la cabeza. Pero esa sensación se quedó conmigo toda la noche.
Más tarde, cuando ya se había quedado dormida, me levanté a tomar agua y vi su celular vibrando en la mesa. El nombre en la pantalla me llamó la atención: Diego. Nunca me había mencionado a ningún Diego.
No suelo meterme en esas cosas, pero había algo raro. Lo desbloqueé, abrí el chat… y lo que encontré me dejó helado. Conversaciones, fotos, risas, provocaciones. Todo tan directo que no quedaba espacio para malentendidos.
El corazón me latía en los oídos mientras deslizaba hacia arriba, leyendo y viendo todo. Y en un impulso, saqué el mío y comencé a tomar fotos de esas conversaciones, de sus fotos, de todo. No quería que después me dijera que era mi imaginación, o que había entendido mal. Quería pruebas.
Cerré el celular, lo dejé en el mismo sitio y respiré hondo, tratando de ordenar lo que acababa de ver. Me senté en la orilla de la cama y ella tranquila, en el baño como si nada..Y ahí empezó el dilema…
Nunca había sido de revisarle el celular a Vicky. La verdad, confiaba en ella… o al menos eso pensaba. Pero esa noche, mientras ella dormía profundamente, el brillo de la pantalla me llamó la atención. Una notificación de WhatsApp, un nombre que no reconocí al principio: Diego.
No sé qué fue lo que me hizo desbloquearlo, tal vez una corazonada, tal vez simple curiosidad. Lo cierto es que, cuando abrí el chat, me temblaron las manos.
Ahí estaban los mensajes. Directos. Sin lugar a dudas.
“Justo como en mis sueños jajajajaja…”
“Ahora sin calzones porque también hay…”
Y luego las fotos. Dios mío, las fotos.
Me quedé helado. Mi pecho empezó a arder como si algo me quemara desde adentro. No era solo celos… era traición. Era imaginarla riéndose mientras le mandaba eso a otro, mientras yo la extrañaba a kilómetros de distancia.
Quise ir por Vicky al baño y en ese instante gritarle en la cara lo que había visto. Quise arrojarle el celular y decirle que se largara de mi vida. Pero me quedé inmóvil, mirando la pantalla, leyendo y releyendo cada palabra, como si mi cerebro necesitara confirmarlo una y otra vez.
Lo peor fue notar los detalles. Cómo lo provocaba, cómo sonreía en esas fotos… esa sonrisa que siempre pensé que era mía, estaba ahí, compartida con otro.
Aquí ella le proponía algo, pero dudaba y lo ignoraba:
Aquí hablan de cómo hacerlo,
El le dice que le trae ganas y que no se puede contener, y ella le dice que le gusta mucho, queeee ella siente algo por él ?
Ella le dice que se cuida y si es cierto, nosotros aún no queremos ser papás,
En la barra de buscar yo puse “protección”
Para saber más sobre el tema y que harían:
Aquí ya hablaban del hotel y quien lo iba a pagar,
Que habrá borrado? Imágenes a caso maldita sea.
aquí más mensajes borrados, creo que mi novia ya le había mandado su pack, “que hija de puta” decía
Aquí le mandaba más mensajes diciéndole que le iban hacer
Cerré el celular de golpe y me quedé sentado en la orilla de la cama, con un nudo en la garganta. ¿Le digo? ¿La enfrento ahora mismo? ¿O espero a ver hasta dónde llega este juego suyo con Diego?
Porque una parte de mí quería hacerlo, quería seguir revisando, quería descubrir cada secreto, cada mentira, hasta dejarla sin excusas. Y otra parte… la más dolorosa… todavía la amaba. Todavía quería creer que había algo que salvar.
Yo:
El tiempo se detuvo. Su rostro cambió mientras leía. Primero la sorpresa, luego la rabia, luego ese dolor que me atravesó como cuchillo. Vi cómo tomaba su propio celular y fotografiaba la pantalla. Fotos de mis conversaciones, de mis fotos, de mis risas con Diego. Pruebas. Mi traición convertida en archivos.
El miedo me paralizó, pero al final salí del baño. Él levantó la mirada y me encaró con los ojos llenos de furia y tristeza.
—¿Desde cuándo, Vicky? —preguntó, sosteniendo el celular en la mano.
No pude responder. Mis lágrimas hablaron por mí.
—¿Es un juego para ti? ¿O de verdad lo quieres? —su voz temblaba, pero no bajaba el tono.
Intenté tocarlo, pero me apartó. Y entonces dijo las palabras que me salvaron y me condenaron al mismo tiempo:
—No lo vuelvas a hacer. Te lo perdono porque no quiero perderte. Pero desde hoy no lo ves más, no le escribes, no le contestas. Lo ignoras como si no existiera.
Asentí, llorando, con el corazón hecho trizas. Me abrazó fuerte, como si quisiera rescatar lo que aún quedaba de nosotros. Y yo, entre sollozos, entendí que me había dado otra oportunidad… pero también una prisión: cargar con la culpa, vivir con la tentación, y fingir que Diego nunca había estado en mi vida, aunque su recuerdo me quemara por dentro.
Después yo tomé el celular, descubrí que solo reviso el chat, pero no se metió a mi galería, dios que suerte pensé, y mis mensajes borrados, que suerte, pero algo no me dejaba tranquila, que habrá pasado por su mente para perdonarme,? Porque tan de repente así sin una explicación, me perdono del todo ? A que está jugando ? No podía con la incertidumbre pero tampoco quería saber por qué si decisión,
Mi galería:
Aquí, en un cuarto rojo de un motel? Quizá, con un celular que no es mío…
Editando fotos ? Mi novio huebira pensado que porque tengo esa captura..
Acostada, frente al espejo, que habrá pensado mi novio si la ve? Porque tengo esos zapatos de salir,
Y si mi novio la veía? Mi novio hubiera preguntado quién me la tomó ?
Se hubiera preguntado si estuve hablando con él ?
O mensajeando ?
O, como porque me estoy quitando la ropa, y quien me tomó la foto entonces ?
O esta que parece que estoy apunto de desdoblar las sábanas. Dormir acaso? Y porque en lencería.
Como porque me tapo la cara ? Por pena, pero pena porque ? Alguien me estaba viendo? Que es lo que pensaría mi novio
Más y mas fotos de mi desnuda, fotos que nunca le llegaron a mi novio, pero porque la tengo en mi galería? se preguntaría mi novio si las hubiera visto, para quien…
Una del trabajo pero sin ropa, pero con mi casco de protección,
Y que hubiera echo mi novio si ve esta foto;
Yo con los calzones abajo, frente a un espejo con alguien atrás de mi. Que hubiera pensando mi novio ? quién es ese tipo…
El lunes fui a la planta con esa sonrisa tonta que no podía quitarme. Y ahí estaba él, Diego, mirándome como si supiera exactamente lo que había soñado. Sus comentarios, sus miradas largas, su forma de pasar demasiado cerca… todo me traía de vuelta al sueño y me calentaba sin remedio.
( yo alistadome, viéndome al espejo para ver a Diego)
Por la tarde me escribió:
“Oye, traías una sonrisa rara hoy… ¿volviste a soñar conmigo o recuerdas lo que pasó ?” Y una cara traviesa
Me helé. ¿Jajaja tranquilo? Contesté con un juego, y él me devolvió la provocación: “Entonces tengo que repetirlo… o hacerlo otra vez en un día de estos.”
Y ahí supe que la línea ya se estaba borrando, pero lo ignore y no le contesté hasta la noche y los mensajes se hicieron más intensos. Yo trataba de poner freno, pero él encontraba las palabras para romper mis defensas. Hasta que llegó el punto de las fotos… y caí. Me quité la blusa, el brasier, luego los calzones. Y se las mandé. Y él me mandó las suyas. Fue el momento en que dejé de reconocerme. Yo, la que siempre había sido fiel, estaba ahí, mojada y riendo como estúpida frente al celular, llamándolo mío aunque no lo era.
Me mandaba más fotos de él, yo las veía con deseo y morbosidad, yo no sabía si seguir enviándole o ya no, pero ahí estaba, como boba viendo atenta cada foto que mandaba:
Me decía que ya estaba apunto de irse a bañar y que si quería ver:
Le dije que por supuesto que si, y pasó rato hasta que me llegó una notificación, yo ya sabía que era y sin dudar la abrí,
“Me decía como quieres probarla otra vez”
No sabía que mi pecado tendría un testigo inesperado…
Días después, mi novio apareció de sorpresa en mi depa. Llegó con pizza, con su sonrisa de siempre, con ese cariño que me hacía sentir tan culpable. Yo lo recibí nerviosa, fingiendo alegría, pero con la sensación de que algo en mis ojos lo delataba todo. Pero guardé la compostura como si no pasara nada..
Esa noche, mientras yo fingía dormir, lo vi levantarse y tomar mi celular de la mesa. Yo no pude tener un pretexto para tomar el celular, así que me paré y escondí en el baño, con la puerta apenas abierta, viendo a través del reflejo en el espejo cómo lo desbloqueaba.
Mi novio:
No fue planeado. Yo solo pasé a su depa porque tenía un par de días libres y quería darle la sorpresa. Ella siempre decía que me extrañaba, que me hacía falta en la cama, que quería verme… así que pensé que sería bonito aparecer sin avisar, con unas chelas y pizza, como cuando empezamos a salir.
Ella se sorprendió al abrir la puerta, claro, pero su sonrisa se me hizo distinta. No sé… como nerviosa. Me abrazó, me besó, y traté de no darle vueltas en la cabeza. Pero esa sensación se quedó conmigo toda la noche.
Más tarde, cuando ya se había quedado dormida, me levanté a tomar agua y vi su celular vibrando en la mesa. El nombre en la pantalla me llamó la atención: Diego. Nunca me había mencionado a ningún Diego.
No suelo meterme en esas cosas, pero había algo raro. Lo desbloqueé, abrí el chat… y lo que encontré me dejó helado. Conversaciones, fotos, risas, provocaciones. Todo tan directo que no quedaba espacio para malentendidos.
El corazón me latía en los oídos mientras deslizaba hacia arriba, leyendo y viendo todo. Y en un impulso, saqué el mío y comencé a tomar fotos de esas conversaciones, de sus fotos, de todo. No quería que después me dijera que era mi imaginación, o que había entendido mal. Quería pruebas.
Cerré el celular, lo dejé en el mismo sitio y respiré hondo, tratando de ordenar lo que acababa de ver. Me senté en la orilla de la cama y ella tranquila, en el baño como si nada..Y ahí empezó el dilema…
Nunca había sido de revisarle el celular a Vicky. La verdad, confiaba en ella… o al menos eso pensaba. Pero esa noche, mientras ella dormía profundamente, el brillo de la pantalla me llamó la atención. Una notificación de WhatsApp, un nombre que no reconocí al principio: Diego.
No sé qué fue lo que me hizo desbloquearlo, tal vez una corazonada, tal vez simple curiosidad. Lo cierto es que, cuando abrí el chat, me temblaron las manos.
Ahí estaban los mensajes. Directos. Sin lugar a dudas.
“Justo como en mis sueños jajajajaja…”
“Ahora sin calzones porque también hay…”
Y luego las fotos. Dios mío, las fotos.
Me quedé helado. Mi pecho empezó a arder como si algo me quemara desde adentro. No era solo celos… era traición. Era imaginarla riéndose mientras le mandaba eso a otro, mientras yo la extrañaba a kilómetros de distancia.
Quise ir por Vicky al baño y en ese instante gritarle en la cara lo que había visto. Quise arrojarle el celular y decirle que se largara de mi vida. Pero me quedé inmóvil, mirando la pantalla, leyendo y releyendo cada palabra, como si mi cerebro necesitara confirmarlo una y otra vez.
Lo peor fue notar los detalles. Cómo lo provocaba, cómo sonreía en esas fotos… esa sonrisa que siempre pensé que era mía, estaba ahí, compartida con otro.
Aquí ella le proponía algo, pero dudaba y lo ignoraba:
Aquí hablan de cómo hacerlo,
El le dice que le trae ganas y que no se puede contener, y ella le dice que le gusta mucho, queeee ella siente algo por él ?
Ella le dice que se cuida y si es cierto, nosotros aún no queremos ser papás,
En la barra de buscar yo puse “protección”
Para saber más sobre el tema y que harían:
Aquí ya hablaban del hotel y quien lo iba a pagar,
Que habrá borrado? Imágenes a caso maldita sea.
aquí más mensajes borrados, creo que mi novia ya le había mandado su pack, “que hija de puta” decía
Aquí le mandaba más mensajes diciéndole que le iban hacer
Cerré el celular de golpe y me quedé sentado en la orilla de la cama, con un nudo en la garganta. ¿Le digo? ¿La enfrento ahora mismo? ¿O espero a ver hasta dónde llega este juego suyo con Diego?
Porque una parte de mí quería hacerlo, quería seguir revisando, quería descubrir cada secreto, cada mentira, hasta dejarla sin excusas. Y otra parte… la más dolorosa… todavía la amaba. Todavía quería creer que había algo que salvar.
Yo:
El tiempo se detuvo. Su rostro cambió mientras leía. Primero la sorpresa, luego la rabia, luego ese dolor que me atravesó como cuchillo. Vi cómo tomaba su propio celular y fotografiaba la pantalla. Fotos de mis conversaciones, de mis fotos, de mis risas con Diego. Pruebas. Mi traición convertida en archivos.
El miedo me paralizó, pero al final salí del baño. Él levantó la mirada y me encaró con los ojos llenos de furia y tristeza.
—¿Desde cuándo, Vicky? —preguntó, sosteniendo el celular en la mano.
No pude responder. Mis lágrimas hablaron por mí.
—¿Es un juego para ti? ¿O de verdad lo quieres? —su voz temblaba, pero no bajaba el tono.
Intenté tocarlo, pero me apartó. Y entonces dijo las palabras que me salvaron y me condenaron al mismo tiempo:
—No lo vuelvas a hacer. Te lo perdono porque no quiero perderte. Pero desde hoy no lo ves más, no le escribes, no le contestas. Lo ignoras como si no existiera.
Asentí, llorando, con el corazón hecho trizas. Me abrazó fuerte, como si quisiera rescatar lo que aún quedaba de nosotros. Y yo, entre sollozos, entendí que me había dado otra oportunidad… pero también una prisión: cargar con la culpa, vivir con la tentación, y fingir que Diego nunca había estado en mi vida, aunque su recuerdo me quemara por dentro.
Después yo tomé el celular, descubrí que solo reviso el chat, pero no se metió a mi galería, dios que suerte pensé, y mis mensajes borrados, que suerte, pero algo no me dejaba tranquila, que habrá pasado por su mente para perdonarme,? Porque tan de repente así sin una explicación, me perdono del todo ? A que está jugando ? No podía con la incertidumbre pero tampoco quería saber por qué si decisión,
Mi galería:
Aquí, en un cuarto rojo de un motel? Quizá, con un celular que no es mío…
Editando fotos ? Mi novio huebira pensado que porque tengo esa captura..
Acostada, frente al espejo, que habrá pensado mi novio si la ve? Porque tengo esos zapatos de salir,
Y si mi novio la veía? Mi novio hubiera preguntado quién me la tomó ?
Se hubiera preguntado si estuve hablando con él ?
O mensajeando ?
O, como porque me estoy quitando la ropa, y quien me tomó la foto entonces ?
O esta que parece que estoy apunto de desdoblar las sábanas. Dormir acaso? Y porque en lencería.
Como porque me tapo la cara ? Por pena, pero pena porque ? Alguien me estaba viendo? Que es lo que pensaría mi novio
Más y mas fotos de mi desnuda, fotos que nunca le llegaron a mi novio, pero porque la tengo en mi galería? se preguntaría mi novio si las hubiera visto, para quien…
Una del trabajo pero sin ropa, pero con mi casco de protección,
Y que hubiera echo mi novio si ve esta foto;
Yo con los calzones abajo, frente a un espejo con alguien atrás de mi. Que hubiera pensando mi novio ? quién es ese tipo…
2 comentarios - Lo que me aventé en las estadías Pt 4