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De ingeniera a entrenadora personal... P3

Hola, hoy les quiero contar como una charla con una administrativa terminó conmigo en su casa abierta de piernas.

Esto paso cuando yo estaba en 4 semestre o segundo año, para quienes lo miden así. En este punto las cosas habían cambiado un poco (lo normal vamos) Ana y yo seguíamos como compañeras de clase y ocasionalmente teníamos "visitas" como las que les conté en el primer relato.

Miguel se había convertido en un hombre musculoso y fit, se pasaba los días en el gimnasio y poco a poco nos acercamos a esa línea de "mejores amigos" que es una forma elegante de decir "no queremos cruzar la línea aún"

Diana estaba de novia con Mateo, un tipo que llegó en tercer semestre de otra universidad (y con quien pasaron cosas que si les interesa puedo contar)

Y Javier, bueno él cambio a licenciatura en artes y no supe mucho más de él. Aunque si les diré que debutó con Ana y fue un desastre, a tal punto que Ana se convenció por completo qué ella prefería solo estar con chicas, paso de lesbicuriosa a solo lesbiana. (para los que pensaban que ella era lesbiana desde el principio, créanme, todas pensábamos lo mismo pero ella tenía sus dudas y Javier fue el mal necesario para reafirmar lo que ya sabíamos)

"En ocasiones un mal polvo es lo que te hace falta para disfrutar después" frase que nadie dijo pero que pensé cuando ella me contó.

En fin, en este punto yo me había inscrito en actividades de todo tipo, desde el gimnasio con Miguel, pasando por grupos de danza y hasta voluntariados. Ya no era la tipa con horas libres interminables y con el pasar del tiempo fui conociendo nuevas personas con quienes viví y aprendí cosas nuevas.

Una de ellas era Juliana, una mujer de cabellos rojizo tinturado, piel blanca como la europea más nórdica que puedan imaginar, con algunos lunares y digamos las cosas como son, sin muchos atributos físicos, casi no tenía pecho y atrás tampoco había mucho para ver. A sus 30 estaba soltera y no era de muchas amistades.

La conocí en una actividad de integración un día institucional, nos correspondió correr por una pista de obstáculos con una pierna mía atada a la otra de ella. Como éramos casi igual de altas nos fue muy bien y ganamos, así que nos quedamos a conversar despues y entre tema y tema nos volvimos amigas.

Empecé a pasar por su oficina cuando tenía clases en su edificio y por azares del destino, meses después, yo no tenia nada que hacer porque Miguel me canceló la ida al gimnasio y sin gymbro no quería ir, así que me quede con Juliana toda la tarde. La ayudé con algunas tareas menores de ordenar papeles y cosas así. Hasta que en un punto comenzamos a hablar de mi y de mis parejas sexuales (soy muy abierta en el tema, lo he sido siempre cuando tengo confianza con alguien) y así fue como me enteré que ella estaba entrando en el mundo de las citas por Internet.

En esos días, no era como ahora que simplemente entras a una app y ya tienes oportunidad, eso recién empezaba y aún predominan las páginas de citas.

Juliana había salido con algunos hombres y aunque lo había intentado, ninguno había ido a más con ella. La conversación siguió, ya era tarde y estábamos solas en ese piso, eras más allá de las 10pm y la guardia había pasado un par de veces sin prestarnos mucha atención. Algo que no les dije es que era viernes y que en este punto había cancelado mis planes de noche por quedarme a hablar con Juliana, cosa que creo valió mucho la oportunidad.

En un punto,resolvimos salir del edificio, fuimos a un bar cercano y nos divertimos. Bebimos algunas cervezas, bailamos algunas canciones y seguimos nuestra conversación hasta que ella me dijo que era virgen. Al principio creí que era broma, pero ella me miró con mucha seguridad y comprendí que era cierto. La miré y le pregunté que si estaba bien con eso y me dijo con cara de burla ¿crees que estaría en páginas de citas si quisiera seguir así? La verdad era algo lógico pero por entonces yo era mucho más joven e inexperta.

Salimos de ahí a eso de las 2am y yo pensé en despedirme pero ella me dijo que si quería seguir en su casa. Les seré muy honesta, yo pensé que podría ir a más y eso me prendió así que le dije que sí.

Ella vivía en un apartamento en la última planta de un edificio, así que había muy buenas vistas de la ciudad. Y aunque era un lugar pequeño era muy lindo y bien decorado. Nos pusimos a jugar yo nunca nunca y entre una cosa y otra le pregunté que si ella había besado una mujer. Ella para mi sorpresa bebió un shot, le pregunté que como había sido y me contó que en su etapa de secundaria había jugado con sus compañeras a besarse para practicar (La verdad yo no jugué eso nunca, pero quien era yo para juzgar)

La reté a cerrar los ojos y sin que ella lo esperara le di un beso corto en sus labios. Ella abrió los ojos como lunas y por un momento fue incómodo, pero luego me sonrió y tomo otro shot. La cosa siguió, nos acariciarlo el rostro, luego la cebeza y finalmente nos besamos suavemente, es de los besos más tiernos que he tenido, suave con algo de deseo pero sobre todo con una profunda conexión, casi a tal punto que sentí que el tiempo se detenía.

Para los que en este punto esperaban que estuvieramos como cajón qué no cierra, me disculpo pero este recuerdo es tan bello que no le haría justicia saltar la parte anterior a este momento.

Ese beso fue el inicio, luego ella con timidez bajo sus manos por mi espalda y pude sentir como dudó si seguir bajando. Ahí me convencí que en efecto era su primera vez y tomé la decisión de hacerlo especial. Me aparté un poco la mire a los ojos y le dije que me dejara enseñarle y que lo haríamos paso a paso. Ella me sonrió y yo la empecé a besar con ternura pero con más deseo que la primera vez. Con mis manos le toque su cintura y recorrí su espalda, ella me seguía besando y tocaba mi rostro y cuello con su mano.

Me aleje y me puse de pie frente a ella y le bailé mientras me quité cada prenda hasta quedar solo en prendas menores. Ella me miraba con sorpresa y deseo, me acerqué y le desapunté cada botón de su camisa, accedí a su pecho protegido solo por su sujetador y ahí ya no había vuelta atrás, me desfogué comencé a lamerlo su cuello, con pasión, le quite el sostén y lamí sus pezones dando pequeños toques al principio y luego succionando uno cada vez. Comencé a bajar y finalmente toque su entepierna, la miré otra vez, le pregunté si quería continuar ella asintió con su cabeza, así que levanté su falda, corrí su hilo para descubrir sus labios y sin más comencé a lamer.

Ella soltaba gemidos suaves pero cada vez fueron más intensos, a la par que se sentía más mojada su vagina. Ella estaba disfrutando y después de unos minutos sentí como se estremeció y apretó mi cabeza con sus piernas. El primer orgasmo de la noche había llegado, yo no desaproveche y succioné su clitoris un poco (les aconsejo que lo intenten alguna vez con sus parejas sexuales, les gustará) ella suspiró profundo antes de soltar un gemidos con el que estoy segura que nos escucharon toda la planta.

Me levante, me recosté en el sofá junto a ella y la miré, ella satisfecha, me dijo que nunca había sentido algo así en su vida y que quería más. Yo la besé otra vez y como vi que ya se estaba recuperando le pedí que me quitara lo que aun tenía puesto y ella accedió. Estábamos las dos, frente a frente, ella comenzó a tocarme, me quitó el sostén y luego me quitó mi brasilera, revelando mi vagina húmeda por esta situación.

Le pregunté si podíamos ir a su cama, una vez sobre ella me acosté y le indiqué como introducir sus dedos en mi interior, lo hizo torpemente al inicio, pero fue mejorando cada vez más y en un punto sin que yo se lo pidiera me empezó a lamer, no lo hacía mal para ser primera vez pero no importaba, yo estaba muy prendida por la situación y fuimos paso a paso.

En un punto le pregunté si ella quería que yo la tocara por dentro (una cosa que no les dije antes, es que yo la lami y masturbé por fuera pero no puse mi dedo adentro ya que bueno al ser una mujer virgen estaba cerrada su entrada y no quería hacer algo sin su concentimiento)

Ella me dijo que no por esta vez y siguió con su cabeza entre mis piernas, luego probamos otras poses de roce como las famosas tijeras, un 69 lateral, masturbación cara a cara y finalmente roce en cuchara, con ella adentro y yo detrás.

Ella lo disfrutó mucho y al final me dijo que fue muy especial. Me beso y dormimos juntas esa noche. A la mañana siguente cada una se duchó, hablamos un poco y sin más me despedí.

Esa experiencia marcó el inicio de una relación de amistad con derechos que duró algún tiempo, que aunque no fue mucho, si fue de las mejores que he tenido.

En un encuentro posterior probamos con un consolador, si quieren que les cuente esa historia cuénteme en los comentarios.

PD. Sé que muchos (si no todos) los que me leen son hombres y quiero decirles que se tomen el tiempo para probar con métodos de sexo diferentes. La penetración aunque exitante, no es lo único que hace que una mujer se rinda a sus pies y puedo decirles por experiencia que un chico gana puntos si además de moverse bien sabe jugar con sus manos y boca.

1 comentarios - De ingeniera a entrenadora personal... P3

Manu250510 +1
Exelente relato, no hay nada más hermoso que darle placer por primera vez a alguien.