CapĂtulo 1: el rĂo
Mi tĂo Jaime era un hombre muy amigable. SolĂa hacer fiestas con muchos amigos y divertirse con muchas mujeres. Ăl no tenĂa esposa, jamĂĄs habĂa estado siquiera cerca de casarse con alguna. Le gustaba vivir la vida sin remordimientos ni preocupaciones. Por lo mismo no tenĂa tampoco hijos. No lo veĂamos mucho porque Ă©l se habĂa regresado a vivir a Cuba desde hacĂa ya mucho tiempo, pero por una buena oferta de trabajo vino a vivir a MĂ©xico.

Mi padre tenĂa mucho tiempo sin verlo y no sabĂa que esperar. La verdad yo tenĂa muchas ganas de ver a mi tĂo, era muy bueno con nosotros cuando Ă©ramos pequeños y yo era su consentida cuando era pequeña. SolĂa traerme siempre que venĂa de visita regalos y juguetes muy lindos.Â
TenĂamos mĂĄs de diez años sin verlo y lo extrañåbamos mucho.
El llego un sĂĄbado por la mañana. Nosotros estĂĄbamos haciendo una carne asado para comer y Ă©l llegĂł justo en la hora de la comida. ÂżCĂłmo estĂĄn familia? âPreguntĂł sonriente, mientras dejaba su maleta de piel en el sueloâ. Yo corrĂ a abrazarlo y Ă©l me abrazo tambiĂ©n. Yo acababa de cumplir los dieciocho y para poder celebrarlo hicimos esa carne asada. El me bajo y me dijo âdĂ©jame verte hija, vaya, ya estĂĄs bien crecidita, ya no eres una niña mi amor, ya eres todo una mujerâ. Pues claro tĂo, ya cumplĂ dieciocho, ya soy mayor de edad âdijeâ. Mi tĂo me recorriĂł con la mirada de arriba abajo viendo cada parte de mĂ. Yo notĂ© su mirada tan penetrante y me hizo sentir un poquito incĂłmoda. DespuĂ©s saludĂł a mis padres y mi hermano y nos pusimos a platicar de todo lo que estuvo haciendo en Cuba por tantos años. Nos contĂł que estuvo vendiendo varios puros a otros paĂses ilegalmente y habĂa ganado mucho dinero. La historia no le hacĂa sentir mucho orgullo a mi padre, pero Ă©l estaba feliz de que ya habĂa conseguido un trabajo mucho mĂĄs honrado y estaba dispuesto a cambiar de estilo de vida, aunque; como muchos saben, algunas personas nunca cambian.

Mi tĂo quiso irse a un hotel en lo que encontraba una casa para vivir, pero mi padre no se lo permitiĂł. No puedo dejar que alguien de la familia se quede en un hotel, tu siempre vas a tener un lugar en mi casa hermano, a pesar de todo lo que haya pasado antes, tĂș sigues siendo mi familia âdijo mi padreâ. Mi tĂo Jaime lo abrazo agradeciĂ©ndole y aceptĂł la invitaciĂłn de mi padre. Yo estaba cursando la prepa y mi tĂo me ayudaba con algunas de las materias que tenĂa problemas. Por la tarde nos ponĂamos a estudiar y el Ășltimamente era algo mĂĄs cariñoso de lo normal conmigo. Jugaba a hacerme cosquillas y disimuladamente apretaba un poco mis senos o mi trasero. Siempre con mucha sutileza pero yo lo notaba. Cuando Ăbamos de visita toda la familia al rancho solĂamos quedarnos el fin de semana desde el dĂa viernes saliendo de clases. DespuĂ©s de haber estado mĂĄs de un año en MĂ©xico mi tĂo ya habĂa comprado su casa. Fuimos al rancho y Ă©l nos acompañó. Era Ă©poca de verano y en ese tiempo me encantaba ir a bañarme desnuda a un pequeño rĂo que quedaba cerca del rancho. Me iba a caballo y llegaba muy rĂĄpido. Ese dĂa me quite la ropa y me metĂ al rio.
 El agua estaba muy rica y algo frĂa. Mis pezones se pusieron duros desde que me aventĂ© al rĂo. Era un lugar que muy poca gente conocĂa por lo que nunca habĂa nadie ahĂ.
Estuve ahà por mås de media hora cuando de pronto escuché el galope de otro caballo.




Era mi tĂo Jaime, yo me metĂ al rio escondiendo mi figura para que Ă©l no me viera. Oye hija, tu mamacita quiere que te regreses para que la ayudes con la comida por que la muchacha que le ayudaba tuvo que ir a comprar algunas cosas âdijo mientras me veĂa como si tratara de ver bajo el aguaâ. El tomo la toalla de entre mis cosas y la extendiĂł hacia mĂ. Toma para que te seques hija âdijoâ. No puedo, no traigo ropa, ando encuerada âdijeâ. No pasa nada hija, somos familia, tĂș salte y tĂłmala âdijoâ. Bueno pero volteĂ© la cara tĂo âdijeâ. Yo salĂ desnuda del rĂo. Mi joven figura hĂșmeda y voluptuosa estaba frente a sus ojos y la tentaciĂłn de verla era demasiada por lo que no pudo resistir. Me dio la toalla pero me miro de frente de inmediato. TĂo le dije que se volteara âdijeâ. PerdĂłname hijita, pero un cuerpecito como el tuyo no se ve todos los pinches dĂas âdijo mientras se saboreaba como si hubiera visto un plato delicioso de comidaâ. La saliva casi salĂa de su boca y yo me sentĂa indefensa ante sus miradas. Me tape rĂĄpidamente con mi toalla y fui a recoger mi ropa. EspĂ©rate chiquita, no hay prisa, tu mamita puede arreglĂĄrselas sola por un rato âdijo mientras resoplaba como un toro bravĂoâ. Vamos a meternos los dos al rĂo âdijo mientras comenzaba a quitarse toda la ropaâ. No tĂo, yo ya me quiero ir para ayudar a mi mamĂĄ âdijeâ. Ăndele mija, quĂtese esa toallita y vamos a bañarnos juntitos como cuando nos metĂamos a la playa cuando eras chiquilla âdijoâ. Pues sĂ pero esa vez no estĂĄbamos desnudos. Ăl se bajĂł los pantalones y la ropa interior y dejo salir su polla.Â
Una polla bastante grande y obesa haciendo honor a ese origen cubano que tenĂa junto con mi padre. Su prepucio aun escondĂa su polla y se meneaba mientras se terminaba de quitar la ropa. Yo ya me voy âdije molestaâ. Usted no se va a ningĂșn lado mijita, usted se va a quedar a hacerle compañĂa a su tĂo favorito âdijoâ. Me abrazo y me arrebato fuertemente la toalla arrojĂĄndola al suelo violentamente. No sabes desde cuando querĂa quedarme solito contigo negrita âdijo mientras frotaba mis senosâ. Yo forcejeaba y trataba de gritar pero Ă©l me puso una mano en la boca. Te tengo unas pinches ganas desde que llegue a la ciudad bebĂ© âdijo empujĂĄndome violentamente al sueloâ. Tomo su polla y la masturbo para hacerla aĂșn mĂĄs dura.Â
Su gran erecciĂłn imponĂa respeto. Yo trate de incorporarme pero Ă©l me empujo boca abajo y sentĂa como mi cuerpo se llenaba de tierra y cĂ©sped fresco. No habĂa nadie que me pudiera ayudar y no tenĂa la fuerza para pelear con Ă©l. Mi cara estaba cerca de una porciĂłn de lodo y yo temblaba por lo que mi tĂo querĂa hacerme.
âPor favor no me haga daño tĂo.
âNo te voy a hacer daño mijita, esto te va a encantar.
âNo quiero, bĂĄjese de encima se lo ruego.
âCĂĄllate el puto hocico y quĂ©dese asĂ mija.
âBĂĄjese ya por favor.
âPuta de mierda


Mi tĂo metiĂł su polla entera en mi vagina sin pedir permiso ni perdĂłn. Empujo mi cabeza junto al lado mientras Ă©l seguĂa jodiendome. ÂĄAyuda, por favor! âGrite de manera desgarradora mientras Ă©l seguĂa violĂĄndome sin misericordiaâ. Me besaba la espalda y la parte baja de la nuca y el cuello mientras me dominaba y forzaba a mi vagina a recibir su polla. Mis gritos se desvanecĂan en el gran abismo del silencio de aquel gran y solitario pastizal. Yo no podĂa luchar mĂĄs. Su asqueroso aliento a cigarro era lo Ășnico que podĂa recordar de esa vez mientras me besaba y destruĂa mi cuerpo. DespuĂ©s de unos minutos se detuvo y me beso con la lengua en mi cuello. Toma tu lechita mija âdijo mientras unos grandes chorros llenaban mi vaginaâ. ÂĄNo, chingue a toda su puta madre tĂo, quĂtese a la chingada! âgriteâ. Ăl no me soltĂł y termino de eyacular dentro de mĂ. No crea que esto se va a quedar asĂ âdijeâ. TĂș no vas a decirle nada a tu papito o yo le voy a contar lo que te vi hacerle a ese caballito el otro dĂa mi amor.
CapĂtulo 2: el caballo
Un dĂa antes de que mi tĂo abusara de mi junto al rio, ocurriĂł algo que lo motivo a ponerse atrevido conmigo. Paso despuĂ©s de un dĂa de trabajo y diversiĂłn. Estuvimos en una barbacoa en familia por la tarde despuĂ©s de un dĂa de trabajo en el rancho y nos bañamos todos en la alberca que habĂa ahĂ.Â

Me puse un traje de baño de dos piezas. Se estaban poniendo de moda y lo estrene allĂĄ.Â
Lo habĂa comprado incluso con la ferviente oposiciĂłn de mi padre por no hacerlo. Me quedaba muy bien y resaltaba mucho mi joven figura. Voluptuosa y atrevida. Incluso mi padre se quedaba impactado algunas veces por mi cuerpo. Me queme un poco en el sol para tomar un lindo bronceado y me recostĂ© en una silla de playa que me llevaba para allĂĄ. Me di cuenta que mi tĂo me miraba mientras hacia la carne para la comida en el asador. Quise provocarlo un poco y me recostĂ© boca abajo desabrochĂĄndome el traje de baño dejando mi espalda descubierta y el lado de mis grandes senos podĂa verse. Mi padre estaba dentro preparando las cosas para la comida y yo aprovechaba cada instante para molestarlo. Muchas ocasiones mientras asaba la carne sorprendĂ a mi tĂo frotĂĄndose la polla por encima de su pantalĂłn deseoso de tener mi cuerpo cosa que yo sabĂa que nunca pasarĂa. Bueno al menos no con mi consentimiento.
Llegada la hora de comer volvĂ a amarrar el cordĂłn de mi bikini negro y me preparĂ© para comer. Con ese bikini mis senos rebotaban mucho cada vez que caminaba y eso estaba volviendo locos a todos los hombres ahĂ. Varios de los chicos que trabajaban en el rancho se quedaban mirando hacia la alberca. Se hacĂan locos pretendiendo trabajar en cualquier tonterĂa cerca de la casa solo para poder verme tomar el sol. Cuando comĂamos me sentĂ© justo en frente de mi tĂo Jaime para ver sus reacciones cada vez que veĂa mis pechos. Me puse mis lentes de sol y asĂ no podrĂa ver si lo estaba viendo.Â


Comimos entre miradas discretas suyas e incluso de mi padre.Â
Por mĂĄs familia que fuĂ©ramos unos senos como los mĂos son imposibles de no notar. Aquellos hombres que tengan hijas mayores con senos enormes y saltarines podrĂan entender a mi familia. Es imposible no notarlos, para ellos es muy difĂcil por su atracciĂłn natural hacia los senos. DespuĂ©s de comer con mi familia regrese a la alberca. Ya habĂa terminado de broncearme y estaba ansiosa por un chapuzĂłn. El dĂa estaba muy caluroso y nadie estaba en la alberca. Me metĂ a relajarme en la piscina y despuĂ©s de un rato llego mi tĂo en traje de baño. Se metiĂł conmigo a nadar. Mi padre y mi hermano estaban viendo un partido de futbol dentro de la casa y nosotros nos habĂamos quedado solos. A los otros trabajadores mi padre los habĂa reprendido por no estar haciendo sus labores acostumbradas por lo que no habĂa ningĂșn trabajador en los alrededores. Muchos de ellos habĂan ido a acarrear las reses y otros a recuperar un caballo que andaba perdido desde la mañana mientras que los pocos que quedaban fueron a reparar la cerca por la que se nos habĂa escapado una vaca una semana atrĂĄs.
â ÂżQuĂ© tal estĂĄ el agua hija?
âPues estĂĄ muy rica tĂo, bien calientita.
â ÂżTe importa si me uno a ti hija?
âClaro que no, adelante.
âOye, hija, dime, ÂżQuĂ© tal te trata tu novio?
âYo ahorita no tengo novio tĂo.
âPues que chavitos tan babosos, tu estas hermosa hijita, y ya eres todo una hembrita, cualquiera darĂa lo que fuera por estar con alguien como tu amor.
âNo diga esas cosas tĂo, yo no soy tan linda
âClaro que si mija, tu estas muy bonita y con ese cuerpo, has de traer a todos los huercos babeando como idiotas.
âPues tal vez alguno sĂ.


âYa vez, yo sĂ© que has de traer a todos de tras tuyo mi amor.
ComenzĂł a hacerme cosquillas jugando en la alberca y la verdad yo soy muy cosquilluda. Nos reĂamos y jugĂĄbamos en el agua. El me abrazo y pude sentir algo que me sorprendiĂł. Su pene estaba duro y lo pude sentir cuando estaba bajo el agua detrĂĄs mĂo en mi bikini. Lo froto disimuladamente mientras reĂa y me abrazaba fuerte sin dejarme escapar de sus brazos. La verdad yo no sabĂa quĂ© hacer ni como sentirme con esa situaciĂłn por lo que quise alejarlo disimuladamente diciĂ©ndole que tenĂa que ir al baño. Me SalĂ de la alberca rĂĄpidamente y me fui al baño para cambiarme. Tal vez Ă©l pudo notar mi incomodidad en aquella situaciĂłn pero no estaba por completo segura. No podĂa creer en ese entonces que mi tĂo hubiera frotado su pene en mi trasero. Incluso puso sus manos tambiĂ©n disimuladamente en mis senos al abrazarme en varias ocasiones. Esa situaciĂłn me habĂa puesto muy caliente. SabĂa que estaba mal tener esos pensamientos pero no tenĂa como desahogarme. Masturbarme no me llevarĂa a ningĂșn lado por el nivel de excitaciĂłn que tenĂa y no podĂa acostarme con nadie de ahĂ. Pude recordar que ese dĂa me tocaba bañar a mi caballo asĂ que le dije a mi padre que lo harĂa por la tarde ya entrada la noche cuando ya todos los trabajadores habĂan partido a sus hogares.



Me dirigĂ a las caballerizas que estaban algo apartadas de la casa para bañar a mi caballo. Mi padre estaba entretenido platicando con mi tĂo y mi hermano asĂ que sabrĂa que estarĂa sola por un buen rato. Mientras caminaba con el mi vagina chorreaba intensamente. Estaba tan caliente que ya no podĂa aguantar mĂĄs. Necesitaba mamar algo. Mi caballo era el Ășnico que estaba disponible y decidĂ tomar la oportunidad. Le amarre las patas a la puerta de la caballeriza para que no se moviera y me traje un banquito pequeño para sentarme justo al nivel de su gran polla bestial. Me quite toda la ropa y quede desnuda junto a Ă©l. Frote mi cuerpo al suyo diciĂ©ndole cosas bonitas. Como me gustarĂa que pudieras hacerme tuya chiquito, pero tu pene me destrozarĂa y me irĂa al hospital muchachote âdije mientras mis pechos se unĂan a su torso acariciĂĄndolo. ComencĂ© sin pensarlo a chupar desesperadamente su polla. TenĂa un sabor agrio, muy amargo pero para mĂ era la gloria. Sentir la piel ĂĄspera de su extraño glande en mis labios. La humedad de la punta y como relinchaba mientras disfrutaba de mi lengua acariciĂĄndolo. Relinchaba muy fuerte mientras trataba de mover sus patas. MovĂa la cola y yo lo tomaba con ambas manos. Nunca me habĂa sentido tan caliente en mi vida y estaba desahogĂĄndome con el pobre de mĂ potro. Aunque ni tan pobre. El hermoso caballo estaba disfrutando de cada una de mis salvajes lamidas. Frotaba su barriga mientras lo metĂa lo mĂĄs profundo que podĂa en mi garganta. El campeĂłn no pudo ni aguantar cinco minutos de mi garganta y relincho fuerte mientras eyaculaba un rio de su basto y espeso semen en mi interior. PodrĂa jurar que su semen llego hasta mi vientre con la fuerza que saliĂł disparado. Casi me ahogo por lo espeso que era y mucho de su semen me baño por completo el cuerpo. Me habĂa bañado entera con su leche por todo lo que seguĂa eyaculando. El sentirme bañada por aquel semen tan delicioso y suculento me excitaba aĂșn mĂĄs. Por un loco momento pensĂ© en dejarme montar por el pero el riesgo de ser lastimada gravemente era demasiado. No tenĂa idea de que podrĂa hacerme un pene de mĂĄs de un metro de tamaño. Me limpie con una cubeta de agua mi cuerpo y me puse de nuevo la ropa. Cuando estaba terminando de ponerme la ropa escuche un ruido cerca del granero.Â

Como si alguien hubiera tropezado con algo pero cuando SalĂ ya no habĂa nadie. El dĂa que mi tĂo me violo me lo confeso y entonces lo supe. Mi padre le habĂa dicho que fuera a avisarme que no debĂa de bañarlo porque estaba algo enfermo. Cuando llego pudo ver que yo estaba mamĂĄndosela a mi caballo. En vez de decir algo me confeso que por el momento comenzĂł a masturbarse mientras veĂa aquel espectĂĄculo tan poco comĂșn. Me confeso que tuvo un orgasmo muy placentero y que cuando terminaba de eyacular se tropezĂł con una cubeta en el exterior. No podĂa creer que Ă©l me hubiera visto.Â
Me tenĂa totalmente en sus manos y es por eso que no podĂa contar lo que me habĂa hecho en el rio.
continuarĂĄ.....
Mi tĂo Jaime era un hombre muy amigable. SolĂa hacer fiestas con muchos amigos y divertirse con muchas mujeres. Ăl no tenĂa esposa, jamĂĄs habĂa estado siquiera cerca de casarse con alguna. Le gustaba vivir la vida sin remordimientos ni preocupaciones. Por lo mismo no tenĂa tampoco hijos. No lo veĂamos mucho porque Ă©l se habĂa regresado a vivir a Cuba desde hacĂa ya mucho tiempo, pero por una buena oferta de trabajo vino a vivir a MĂ©xico.

Mi padre tenĂa mucho tiempo sin verlo y no sabĂa que esperar. La verdad yo tenĂa muchas ganas de ver a mi tĂo, era muy bueno con nosotros cuando Ă©ramos pequeños y yo era su consentida cuando era pequeña. SolĂa traerme siempre que venĂa de visita regalos y juguetes muy lindos.Â
TenĂamos mĂĄs de diez años sin verlo y lo extrañåbamos mucho.
El llego un sĂĄbado por la mañana. Nosotros estĂĄbamos haciendo una carne asado para comer y Ă©l llegĂł justo en la hora de la comida. ÂżCĂłmo estĂĄn familia? âPreguntĂł sonriente, mientras dejaba su maleta de piel en el sueloâ. Yo corrĂ a abrazarlo y Ă©l me abrazo tambiĂ©n. Yo acababa de cumplir los dieciocho y para poder celebrarlo hicimos esa carne asada. El me bajo y me dijo âdĂ©jame verte hija, vaya, ya estĂĄs bien crecidita, ya no eres una niña mi amor, ya eres todo una mujerâ. Pues claro tĂo, ya cumplĂ dieciocho, ya soy mayor de edad âdijeâ. Mi tĂo me recorriĂł con la mirada de arriba abajo viendo cada parte de mĂ. Yo notĂ© su mirada tan penetrante y me hizo sentir un poquito incĂłmoda. DespuĂ©s saludĂł a mis padres y mi hermano y nos pusimos a platicar de todo lo que estuvo haciendo en Cuba por tantos años. Nos contĂł que estuvo vendiendo varios puros a otros paĂses ilegalmente y habĂa ganado mucho dinero. La historia no le hacĂa sentir mucho orgullo a mi padre, pero Ă©l estaba feliz de que ya habĂa conseguido un trabajo mucho mĂĄs honrado y estaba dispuesto a cambiar de estilo de vida, aunque; como muchos saben, algunas personas nunca cambian.

Mi tĂo quiso irse a un hotel en lo que encontraba una casa para vivir, pero mi padre no se lo permitiĂł. No puedo dejar que alguien de la familia se quede en un hotel, tu siempre vas a tener un lugar en mi casa hermano, a pesar de todo lo que haya pasado antes, tĂș sigues siendo mi familia âdijo mi padreâ. Mi tĂo Jaime lo abrazo agradeciĂ©ndole y aceptĂł la invitaciĂłn de mi padre. Yo estaba cursando la prepa y mi tĂo me ayudaba con algunas de las materias que tenĂa problemas. Por la tarde nos ponĂamos a estudiar y el Ășltimamente era algo mĂĄs cariñoso de lo normal conmigo. Jugaba a hacerme cosquillas y disimuladamente apretaba un poco mis senos o mi trasero. Siempre con mucha sutileza pero yo lo notaba. Cuando Ăbamos de visita toda la familia al rancho solĂamos quedarnos el fin de semana desde el dĂa viernes saliendo de clases. DespuĂ©s de haber estado mĂĄs de un año en MĂ©xico mi tĂo ya habĂa comprado su casa. Fuimos al rancho y Ă©l nos acompañó. Era Ă©poca de verano y en ese tiempo me encantaba ir a bañarme desnuda a un pequeño rĂo que quedaba cerca del rancho. Me iba a caballo y llegaba muy rĂĄpido. Ese dĂa me quite la ropa y me metĂ al rio.
 El agua estaba muy rica y algo frĂa. Mis pezones se pusieron duros desde que me aventĂ© al rĂo. Era un lugar que muy poca gente conocĂa por lo que nunca habĂa nadie ahĂ.
Estuve ahà por mås de media hora cuando de pronto escuché el galope de otro caballo.




Era mi tĂo Jaime, yo me metĂ al rio escondiendo mi figura para que Ă©l no me viera. Oye hija, tu mamacita quiere que te regreses para que la ayudes con la comida por que la muchacha que le ayudaba tuvo que ir a comprar algunas cosas âdijo mientras me veĂa como si tratara de ver bajo el aguaâ. El tomo la toalla de entre mis cosas y la extendiĂł hacia mĂ. Toma para que te seques hija âdijoâ. No puedo, no traigo ropa, ando encuerada âdijeâ. No pasa nada hija, somos familia, tĂș salte y tĂłmala âdijoâ. Bueno pero volteĂ© la cara tĂo âdijeâ. Yo salĂ desnuda del rĂo. Mi joven figura hĂșmeda y voluptuosa estaba frente a sus ojos y la tentaciĂłn de verla era demasiada por lo que no pudo resistir. Me dio la toalla pero me miro de frente de inmediato. TĂo le dije que se volteara âdijeâ. PerdĂłname hijita, pero un cuerpecito como el tuyo no se ve todos los pinches dĂas âdijo mientras se saboreaba como si hubiera visto un plato delicioso de comidaâ. La saliva casi salĂa de su boca y yo me sentĂa indefensa ante sus miradas. Me tape rĂĄpidamente con mi toalla y fui a recoger mi ropa. EspĂ©rate chiquita, no hay prisa, tu mamita puede arreglĂĄrselas sola por un rato âdijo mientras resoplaba como un toro bravĂoâ. Vamos a meternos los dos al rĂo âdijo mientras comenzaba a quitarse toda la ropaâ. No tĂo, yo ya me quiero ir para ayudar a mi mamĂĄ âdijeâ. Ăndele mija, quĂtese esa toallita y vamos a bañarnos juntitos como cuando nos metĂamos a la playa cuando eras chiquilla âdijoâ. Pues sĂ pero esa vez no estĂĄbamos desnudos. Ăl se bajĂł los pantalones y la ropa interior y dejo salir su polla.Â
Una polla bastante grande y obesa haciendo honor a ese origen cubano que tenĂa junto con mi padre. Su prepucio aun escondĂa su polla y se meneaba mientras se terminaba de quitar la ropa. Yo ya me voy âdije molestaâ. Usted no se va a ningĂșn lado mijita, usted se va a quedar a hacerle compañĂa a su tĂo favorito âdijoâ. Me abrazo y me arrebato fuertemente la toalla arrojĂĄndola al suelo violentamente. No sabes desde cuando querĂa quedarme solito contigo negrita âdijo mientras frotaba mis senosâ. Yo forcejeaba y trataba de gritar pero Ă©l me puso una mano en la boca. Te tengo unas pinches ganas desde que llegue a la ciudad bebĂ© âdijo empujĂĄndome violentamente al sueloâ. Tomo su polla y la masturbo para hacerla aĂșn mĂĄs dura.Â
Su gran erecciĂłn imponĂa respeto. Yo trate de incorporarme pero Ă©l me empujo boca abajo y sentĂa como mi cuerpo se llenaba de tierra y cĂ©sped fresco. No habĂa nadie que me pudiera ayudar y no tenĂa la fuerza para pelear con Ă©l. Mi cara estaba cerca de una porciĂłn de lodo y yo temblaba por lo que mi tĂo querĂa hacerme.
âPor favor no me haga daño tĂo.
âNo te voy a hacer daño mijita, esto te va a encantar.
âNo quiero, bĂĄjese de encima se lo ruego.
âCĂĄllate el puto hocico y quĂ©dese asĂ mija.
âBĂĄjese ya por favor.
âPuta de mierda


Mi tĂo metiĂł su polla entera en mi vagina sin pedir permiso ni perdĂłn. Empujo mi cabeza junto al lado mientras Ă©l seguĂa jodiendome. ÂĄAyuda, por favor! âGrite de manera desgarradora mientras Ă©l seguĂa violĂĄndome sin misericordiaâ. Me besaba la espalda y la parte baja de la nuca y el cuello mientras me dominaba y forzaba a mi vagina a recibir su polla. Mis gritos se desvanecĂan en el gran abismo del silencio de aquel gran y solitario pastizal. Yo no podĂa luchar mĂĄs. Su asqueroso aliento a cigarro era lo Ășnico que podĂa recordar de esa vez mientras me besaba y destruĂa mi cuerpo. DespuĂ©s de unos minutos se detuvo y me beso con la lengua en mi cuello. Toma tu lechita mija âdijo mientras unos grandes chorros llenaban mi vaginaâ. ÂĄNo, chingue a toda su puta madre tĂo, quĂtese a la chingada! âgriteâ. Ăl no me soltĂł y termino de eyacular dentro de mĂ. No crea que esto se va a quedar asĂ âdijeâ. TĂș no vas a decirle nada a tu papito o yo le voy a contar lo que te vi hacerle a ese caballito el otro dĂa mi amor.
CapĂtulo 2: el caballo
Un dĂa antes de que mi tĂo abusara de mi junto al rio, ocurriĂł algo que lo motivo a ponerse atrevido conmigo. Paso despuĂ©s de un dĂa de trabajo y diversiĂłn. Estuvimos en una barbacoa en familia por la tarde despuĂ©s de un dĂa de trabajo en el rancho y nos bañamos todos en la alberca que habĂa ahĂ.Â

Me puse un traje de baño de dos piezas. Se estaban poniendo de moda y lo estrene allĂĄ.Â
Lo habĂa comprado incluso con la ferviente oposiciĂłn de mi padre por no hacerlo. Me quedaba muy bien y resaltaba mucho mi joven figura. Voluptuosa y atrevida. Incluso mi padre se quedaba impactado algunas veces por mi cuerpo. Me queme un poco en el sol para tomar un lindo bronceado y me recostĂ© en una silla de playa que me llevaba para allĂĄ. Me di cuenta que mi tĂo me miraba mientras hacia la carne para la comida en el asador. Quise provocarlo un poco y me recostĂ© boca abajo desabrochĂĄndome el traje de baño dejando mi espalda descubierta y el lado de mis grandes senos podĂa verse. Mi padre estaba dentro preparando las cosas para la comida y yo aprovechaba cada instante para molestarlo. Muchas ocasiones mientras asaba la carne sorprendĂ a mi tĂo frotĂĄndose la polla por encima de su pantalĂłn deseoso de tener mi cuerpo cosa que yo sabĂa que nunca pasarĂa. Bueno al menos no con mi consentimiento.
Llegada la hora de comer volvĂ a amarrar el cordĂłn de mi bikini negro y me preparĂ© para comer. Con ese bikini mis senos rebotaban mucho cada vez que caminaba y eso estaba volviendo locos a todos los hombres ahĂ. Varios de los chicos que trabajaban en el rancho se quedaban mirando hacia la alberca. Se hacĂan locos pretendiendo trabajar en cualquier tonterĂa cerca de la casa solo para poder verme tomar el sol. Cuando comĂamos me sentĂ© justo en frente de mi tĂo Jaime para ver sus reacciones cada vez que veĂa mis pechos. Me puse mis lentes de sol y asĂ no podrĂa ver si lo estaba viendo.Â


Comimos entre miradas discretas suyas e incluso de mi padre.Â
Por mĂĄs familia que fuĂ©ramos unos senos como los mĂos son imposibles de no notar. Aquellos hombres que tengan hijas mayores con senos enormes y saltarines podrĂan entender a mi familia. Es imposible no notarlos, para ellos es muy difĂcil por su atracciĂłn natural hacia los senos. DespuĂ©s de comer con mi familia regrese a la alberca. Ya habĂa terminado de broncearme y estaba ansiosa por un chapuzĂłn. El dĂa estaba muy caluroso y nadie estaba en la alberca. Me metĂ a relajarme en la piscina y despuĂ©s de un rato llego mi tĂo en traje de baño. Se metiĂł conmigo a nadar. Mi padre y mi hermano estaban viendo un partido de futbol dentro de la casa y nosotros nos habĂamos quedado solos. A los otros trabajadores mi padre los habĂa reprendido por no estar haciendo sus labores acostumbradas por lo que no habĂa ningĂșn trabajador en los alrededores. Muchos de ellos habĂan ido a acarrear las reses y otros a recuperar un caballo que andaba perdido desde la mañana mientras que los pocos que quedaban fueron a reparar la cerca por la que se nos habĂa escapado una vaca una semana atrĂĄs.
â ÂżQuĂ© tal estĂĄ el agua hija?
âPues estĂĄ muy rica tĂo, bien calientita.
â ÂżTe importa si me uno a ti hija?
âClaro que no, adelante.
âOye, hija, dime, ÂżQuĂ© tal te trata tu novio?
âYo ahorita no tengo novio tĂo.
âPues que chavitos tan babosos, tu estas hermosa hijita, y ya eres todo una hembrita, cualquiera darĂa lo que fuera por estar con alguien como tu amor.
âNo diga esas cosas tĂo, yo no soy tan linda
âClaro que si mija, tu estas muy bonita y con ese cuerpo, has de traer a todos los huercos babeando como idiotas.
âPues tal vez alguno sĂ.


âYa vez, yo sĂ© que has de traer a todos de tras tuyo mi amor.
ComenzĂł a hacerme cosquillas jugando en la alberca y la verdad yo soy muy cosquilluda. Nos reĂamos y jugĂĄbamos en el agua. El me abrazo y pude sentir algo que me sorprendiĂł. Su pene estaba duro y lo pude sentir cuando estaba bajo el agua detrĂĄs mĂo en mi bikini. Lo froto disimuladamente mientras reĂa y me abrazaba fuerte sin dejarme escapar de sus brazos. La verdad yo no sabĂa quĂ© hacer ni como sentirme con esa situaciĂłn por lo que quise alejarlo disimuladamente diciĂ©ndole que tenĂa que ir al baño. Me SalĂ de la alberca rĂĄpidamente y me fui al baño para cambiarme. Tal vez Ă©l pudo notar mi incomodidad en aquella situaciĂłn pero no estaba por completo segura. No podĂa creer en ese entonces que mi tĂo hubiera frotado su pene en mi trasero. Incluso puso sus manos tambiĂ©n disimuladamente en mis senos al abrazarme en varias ocasiones. Esa situaciĂłn me habĂa puesto muy caliente. SabĂa que estaba mal tener esos pensamientos pero no tenĂa como desahogarme. Masturbarme no me llevarĂa a ningĂșn lado por el nivel de excitaciĂłn que tenĂa y no podĂa acostarme con nadie de ahĂ. Pude recordar que ese dĂa me tocaba bañar a mi caballo asĂ que le dije a mi padre que lo harĂa por la tarde ya entrada la noche cuando ya todos los trabajadores habĂan partido a sus hogares.



Me dirigĂ a las caballerizas que estaban algo apartadas de la casa para bañar a mi caballo. Mi padre estaba entretenido platicando con mi tĂo y mi hermano asĂ que sabrĂa que estarĂa sola por un buen rato. Mientras caminaba con el mi vagina chorreaba intensamente. Estaba tan caliente que ya no podĂa aguantar mĂĄs. Necesitaba mamar algo. Mi caballo era el Ășnico que estaba disponible y decidĂ tomar la oportunidad. Le amarre las patas a la puerta de la caballeriza para que no se moviera y me traje un banquito pequeño para sentarme justo al nivel de su gran polla bestial. Me quite toda la ropa y quede desnuda junto a Ă©l. Frote mi cuerpo al suyo diciĂ©ndole cosas bonitas. Como me gustarĂa que pudieras hacerme tuya chiquito, pero tu pene me destrozarĂa y me irĂa al hospital muchachote âdije mientras mis pechos se unĂan a su torso acariciĂĄndolo. ComencĂ© sin pensarlo a chupar desesperadamente su polla. TenĂa un sabor agrio, muy amargo pero para mĂ era la gloria. Sentir la piel ĂĄspera de su extraño glande en mis labios. La humedad de la punta y como relinchaba mientras disfrutaba de mi lengua acariciĂĄndolo. Relinchaba muy fuerte mientras trataba de mover sus patas. MovĂa la cola y yo lo tomaba con ambas manos. Nunca me habĂa sentido tan caliente en mi vida y estaba desahogĂĄndome con el pobre de mĂ potro. Aunque ni tan pobre. El hermoso caballo estaba disfrutando de cada una de mis salvajes lamidas. Frotaba su barriga mientras lo metĂa lo mĂĄs profundo que podĂa en mi garganta. El campeĂłn no pudo ni aguantar cinco minutos de mi garganta y relincho fuerte mientras eyaculaba un rio de su basto y espeso semen en mi interior. PodrĂa jurar que su semen llego hasta mi vientre con la fuerza que saliĂł disparado. Casi me ahogo por lo espeso que era y mucho de su semen me baño por completo el cuerpo. Me habĂa bañado entera con su leche por todo lo que seguĂa eyaculando. El sentirme bañada por aquel semen tan delicioso y suculento me excitaba aĂșn mĂĄs. Por un loco momento pensĂ© en dejarme montar por el pero el riesgo de ser lastimada gravemente era demasiado. No tenĂa idea de que podrĂa hacerme un pene de mĂĄs de un metro de tamaño. Me limpie con una cubeta de agua mi cuerpo y me puse de nuevo la ropa. Cuando estaba terminando de ponerme la ropa escuche un ruido cerca del granero.Â

Como si alguien hubiera tropezado con algo pero cuando SalĂ ya no habĂa nadie. El dĂa que mi tĂo me violo me lo confeso y entonces lo supe. Mi padre le habĂa dicho que fuera a avisarme que no debĂa de bañarlo porque estaba algo enfermo. Cuando llego pudo ver que yo estaba mamĂĄndosela a mi caballo. En vez de decir algo me confeso que por el momento comenzĂł a masturbarse mientras veĂa aquel espectĂĄculo tan poco comĂșn. Me confeso que tuvo un orgasmo muy placentero y que cuando terminaba de eyacular se tropezĂł con una cubeta en el exterior. No podĂa creer que Ă©l me hubiera visto.Â
Me tenĂa totalmente en sus manos y es por eso que no podĂa contar lo que me habĂa hecho en el rio.
continuarĂĄ.....
1 comentarios - Soy una chica chichona, y mi tĂo me coge Pt.1đđ