You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Ese miercoles con Debora, la profe casada

Nunca imaginé que algo así me iba a pasar. Noen este momento de mi vida. Trabajo hace años como profesor en varias escuelassecundarias del conurbano. Mi vida tiene cierta rutina: llego temprano, doyclases, tomo mates con los compañeros en la sala, corrijo trabajos, vuelvo acasa. No hay grandes sorpresas, y en general, eso me da cierta tranquilidad.
La conocí a Débora hace varios años, también Profecomo yo. Es de esas mujeres que a ningún hombre le pasa desapercibida, pero sibien tenemos buen trato, y charlamos bastante cuando nos cruzamos, nada me hacíapensar que algo podría pasar entre nosotros.
El primer momento en que sentí que algorealmente pasaba entre nosotros fue un viernes. Llovía fuerte, y como noteníamos alumnos en ese horario, nos quedamos en un aula, lejos de todos. Lacharla, como siempre, giraba en torno al trabajo, los estudiantes, y luego lalluvia se convirtió en tema: desde un comentario gracioso sobre que era un díaideal para comer tal o cual cosa, hasta la típica frase de que era una mañanapara quedarse en la cama.
Ahí, medio en broma, le dije:
—Bueno, vos porque tenés con quién quedarte enla cama... yo, estando solo, da lo mismo.
Ella se quedó en silencio un segundo, ydespués respondió, casi como si estuviera confesando algo. No puedo decir queme sorprendió, pero sí me descolocó, me movilizó.
—Después de varios años... créeme que es comoestar sola —dijo, con un tono que parecía más un reproche hacia alguien que noera yo. Era como si me estuviera abriendo una puerta.
Y sin pensar demasiado, dejé salir una partede mí que en el trabajo siempre mantengo reservada. Le dije, con tonotranquilo, pero claro:
—Mirá... por más que pasen los años, yo nodesaprovecharía ni una mañana para estar con vos. Hay hombres que tienenmujeres hermosas y no saben lo que tienen, no saben disfrutarlas ni hacerlassentir deseadas.
Ella se quedó mirándome unos segundos, sinsaber bien qué decir. Luego respondió:
—¿Decís eso para que me sienta bien?
—No, lo digo porque es verdad. Sos muyhermosa. Y más de uno soñaría con poder compartir algo con vos —le respondí,mirándola fijo.
Ella sonrió, bajó un poco la mirada y, entretímida y sincera, me dijo:
—Siempre me pareciste un hombre atractivo,interesante... Hubiera sido lindo conocerte muchos años antes.
Sentí que lo decía con cierta nostalgia, comoqueriendo dejar en claro que era tarde para algo más. Supuse que hablaba de suvida: casada, con hijos ya grandes, muchas cosas establecidas. Pero en esemomento, se paró y caminó hasta el otro lado del aula.
Yo sabía que ese era el instante. Que si nohacía nada, eso iba a quedar solo en palabras cruzadas. Me levanté, me acerqué,le tomé el brazo con suavidad y la giré hacia mí. Nos miramos en silencio, decerca. Y entonces nos besamos. Fue un beso profundo, intenso, pasional, largo,mojado, con mucha lengua, hasta que fue Interrumpido por ella, como tomandoconciencia que no era el lugar debido, y era riesgoso de ser descubiertos.
Pero yo sentí que no podía frenarme, mi pijaya estaba dura, y muy mojada la cabeza, y la cara de ella mostraba que le ocurríaalgo similar, por lo que me aferré más fuerte a su cintura, apoyando bien mibulto en ella, y continuando con los besos fuertes, apasionados, mojados,calientes, como estábamos ambos, muy calientes. Yo di el primer paso, meriendomis manos sobres sus tetas, mmmmmm……. Tetas redondas, gordas, se las apretabas,como podía, fue todo muy rápido, pero para mi fue eterno, sentir su respiracióny goce, y me hizo dar un paso más, meter mi mano como pude adentro de su jeans,correr su ropa interior y tocarle, acariciarle la conchita…….. ella resistía,sin decir nada, solo agarrando mi brazo como para frenarme, sin dejar debesarnos, era como que por un lado quería frenarme y por otro que no parara detocarla…… entonces con mi mano izquierda, le saque la mano de ella de mi brazo,para que me toque el bulto, me lo apriete y sienta que esta duro, que esta paraque se la meta y me lo apriete fuerte con su conchita mojadita que sentía misdedos.
Fue ahí donde no me importo nada, ya ni aella, el lugar, la situación, nada importaba, no podíamos dejar de comernos laboca, y de manosearnos, ella mi bulto, yo acariciar su conchita húmeda, hastaque sentí la necesidad de meterle la mano más profunda, y asi con mi dedopenetre su concha, muy fuerte, la pajeaba como si fuera mi pija, no dejaba depajearla, de meterle fuerte mi dedo del medio, sin dejar de besarnos, solo enun momento cuando ella se apartó y empezó a gemir, lo que hizo le tape la boca,con mi mano libre, y así acabó, fuerte, mojándome los dedos, que retire y luegome metí en la boca, disfrutando su aroma, su gusto…
Luego se arreglo rápido, agarró sus cosas, y salió albaño. Yo espere que vuelva, y no lo hizo, le envié mensaje y no me respondía, asíque volví con la pija al palo a mi casa, que tuve que descargarme solo. A la tarde me llegue un mensaje diciéndomegracias, me hiciste pasar una hermosa mañana, aunque no debió ocurrir esto, ymucho menos en el colegio.  Aún sigoesperando poder terminar lo que empezó hace un par de semanas esa mañanalluviosa de invierno.

5 comentarios - Ese miercoles con Debora, la profe casada

gustavo35 +1
muy buena hstoria!! conta como continua
Anonimuss82
Esperamos que llegue ese mensaje para el encuentro
gimenea +1
mmm... te va a llamar para continuar
volviobilldeca
vos me llamarias ? mmmmmmm