Me gusta dar mamadas

Mi lengua recorría con frenesí su erecto pene, de arriba hacia abajo y viceversa, las palpitaciones de su pene iban en aumento y podía escuchar los gemidos que salían de su boca.

Me gustaba el olor que desprendía ese pene, y aun mas el sabor que tenía, eso me tenía totalmente excitado.

Su cabecita estaba tan húmeda y palpitante, y muy sensible, cada vez que pasaba mi lengua en ella sentía como el tipo al que se lo estaba mamando se estremecía.

Estaba en el gloryhole de siempre, totalmente desnudo, con mi pene también erecto, haciendo una mamada, estaba muy excitado y sediento de verga.

Cuando el metió su pene por la abertura del gloryhole lo masturbe un rato antes de empezar a usar mi boca, al primer contacto de mis labios con su cabecita soltó el primer gemido, de ahí en adelante no paro de gemir un solo momento.

Lamí durante varios minutos su verga, después lo chupe con lentitud al principio para después acelerar y nuevamente baje el ritmo, llevándolo poco a poco al mas grande placer.

Lo masturbe nuevamente, acariciando su hermoso pene, sus testículos y dándole repetidos besos en su cabecita.

Después de unos minutos de su cabecita empezó a salir precum, el cual recogí con mi lengua, saboreándolo, disfrutándolo.

Su pene no aguanto mas y eyaculo en mi cara, dejándola empapada, tras lo cual con mi lengua limpie su verga totalmente dejándola sin rastro alguno de corrida.

Me agradeció por la mamada y se fue, dejándome allí con mi cara llena de semen y mi pene erecto y a punto de estallar.

Me acomode en un rincón, me hice una paja deliciosa y eyacule sobre mi pecho y estomago mientras gemía de placer.

Me limpié totalmente, me vestí y Sali satisfecho por haber podido calmar mi sed de verga.