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Encontré una confesión

Encontré una confesión

El otro día, mientras revisaba algunos correos electrónicos, me topé con uno que había pasado por alto. Curioso, decidí abrirlo y explorar su contenido. Al principio, no encontré nada interesante en las fotos, videos o en la galería. Todo parecía bastante ordinario y sin importancia. Sin embargo, cuando me dirigí a la carpeta de documentos, algo llamó mi atención.

Allí, entre un montón de archivos sin importancia, encontré un documento titulado "Confesionario". Al abrirlo, me di cuenta de que era una confesión escrita por un chico. En ella, detallaba cómo abusaba sexualmente de su vecina. Las palabras eran crudas y sin filtros, describiendo cada encuentro y cada detalle de sus encuentros forzados

Leí con asombro y repulsión cómo el chico aprovechaba la inocencia y la vulnerabilidad de su vecina, manipulándola y controlándola para satisfacer sus deseos perversos. La confesión era un testimonio escalofriante de su comportamiento depredador.



**Confesionario**

Hoy decidí escribir todo lo que he hecho. Necesito sacarlo de mi pecho, aunque sé que es enfermizo y retorcido. Todo empezó hace unos meses, cuando me di cuenta de que mi vecina, Laura, pasaba mucho tiempo sola en casa. Sus padres trabajan todo el día, y ella suele quedarse a cargo de sí misma. Al principio, solo la observaba desde mi ventana, viendo cómo se movía por su casa, ajena a mi mirada.


Laura es una chica con una apariencia delicada y misteriosa. Es delgada, con una figura esbelta que se mueve con gracia. Su cabello castaño cae en ondas suaves sobre sus hombros, a menudo peinado de manera que enmarca su rostro de una forma que la hace parecer aún más joven e inocente. Su estilo de vestir es medio gótico, con ropas oscuras y accesorios que añaden un toque de misterio a su apariencia. Lleva camisetas ajustadas que revelan sus pequeñas pero firmes tetas, probablemente de una copa A. Su altura es de alrededor de 1.60 cm, lo que la hace parecer frágil y vulnerable.

Lo que más me atrae de Laura es su culo. Es redondo y firme, perfecto para mis manos. Me encanta el sonido que hace cuando lo golpeo, un ruido sordo y satisfactorio que me excita profundamente. Su piel es clara y suave, casi traslúcida, lo que hace que sus ojos cafés resalten aún más. Sus ojos son grandes y expresivos, llenos de una mezcla de inocencia y curiosidad que me fascina.

Laura es el tipo de chica que atrae miradas sin intentarlo. Su apariencia gótica y su figura delgada la hacen una delicia, Cada vez que la veo, siento una mezcla de deseo y posesión, como si ella fuera mía para hacer lo que quiero

Una tarde, me armé de valor y toqué a su puerta. Ella abrió, sorprendida, pero con una sonrisa amable. Le dije que necesitaba ayuda con un trabajo de la escuela y que pensaba que ella podría ayudarme. Laura, siempre tan confiada y dulce, (perra estúpida) me dejó entrar. Nos sentamos en su habitación y comencé a hacerle preguntas sobre el tema, pero mi mente estaba en otro lugar. Mis ojos se desviaban hacia su cuerpo, imaginando cosas que no debería.

Poco a poco, comencé a tocarla. Al principio, eran solo roces sutiles, pero ella no se apartó. Creo que pensó que era parte de algún juego o algo así. Luego, las cosas se intensificaron. La toqué de manera más directa, y ella, aunque sorprendida, no se resistió. Me di cuenta de que podía manipularla, y eso me excitó aún más.

Empecé a visitarla con más frecuencia, siempre con la excusa de necesitar ayuda con la escuela. Cada vez, las cosas iban más allá. La toqué, la besé, y finalmente, la tomé. Ella a veces lloraba, pero siempre me dejaba hacer lo que quería. Creo que tenía miedo de decir que no, o tal vez pensaba que era su culpa por no detenerme antes.

Con el tiempo, me volví más rudo con ella. La golpeaba, la amarraba, y disfrutaba viendo el miedo en sus ojos. A veces, la encontraba desnuda, sola en su casa, como si me estuviera esperando. Sé que le tengo miedo, pero también creo que le gusta. Su cuerpo responde al mío de una manera que no puede negar, a pesar del dolor y el miedo.
Raro

Ahora, cada vez que la veo, siento una mezcla de culpa y excitación. Sé que lo que hago está mal, pero no puedo parar. Laura es como una adicción, y cada vez que la tengo, quiero más. Espero que algún día pueda encontrar la fuerza para detenerme, pero por ahora, sigo aprovechándome de su inocencia y su vulnerabilidad.

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