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Doble Vida

Doble Vida

Historia erótica en capítulos
Capítulo 1 – La Mirada que Desnudó mi Alma
Me llamo Mahia, tengo 37 años, madre de tres hijas. La mayor es de mi esposo Diego, las otras dos de hombres distintos. Siempre fui un poco promiscua, pero con el tiempo aprendí a guardar ese fuego en un rincón, disfrazada de madre y esposa.
Pero todo cambió cuando conocí a Tomás, un padre nuevo en el colegio de mis hijas, alto, con una mirada que me atravesó el alma. Su voz, su sonrisa, despertaron en mí una lujuria dormida.
Una charla trivial en la reunión de padres fue suficiente para que mi cuerpo respondiera con un fuego que no podía controlar. Esa noche, sola, recordé cada palabra, cada insinuación y me perdí en fantasías que me hicieron sentir viva y deseada como nunca.
Capítulo 2 – El Encuentro Prohibido
Un día cualquiera, en el supermercado, lo vi con su esposa, ajenos a todo, y sin embargo para mí se encendió una chispa peligrosa. Nos cruzamos miradas cargadas de promesas y secretos.
Mientras su esposa se distraía, Tomás me tomó la muñeca y me llevó a un pasillo apartado. Allí, lejos de miradas, la tensión se volvió irresistible. Sus manos sobre mi cuerpo me hicieron recordar que esa parte de mí, la mujer que aún quería ser dueña de su deseo, estaba viva y lista para explotar.
Capítulo 3 – La Verdad al Desnudo
Le confesé a Tomás lo que sentía, lo que había pasado en mi mente la noche anterior: cómo me había masturbado pensando en él, en sus caricias y palabras.
Él me tomó la mano, me prometió que no habría arrepentimientos, que lo que sintiera conmigo sería real y ardiente.
En ese instante entendí que estaba cruzando una línea invisible pero poderosa, que cambiaría mi vida para siempre.
Capítulo 4 – El Primer Toque
Esa misma noche, Tomás me llamó. Su voz ronca me hizo temblar y, sin poder resistir más, acordamos vernos en un pequeño hotel cercano.
Cuando lo vi, el deseo se volvió irrefrenable. Me tocó despacio, me exploró con hambre contenida, y sus manos hicieron que me olvidara de todo, de Diego, de la rutina, de mis dudas.
Nos entregamos a la pasión sin culpas, en un juego de caricias, gemidos y susurros que me hicieron sentir puta y diosa al mismo tiempo.
Capítulo 5 – Entre Mentiras y Placer
Las semanas siguientes fueron una mezcla de encuentros furtivos y mentiras piadosas. Cada llamada, cada mensaje, cada roce clandestino alimentaba mi adicción a ese placer prohibido.
Me sentía viva, intensa, dueña de mi cuerpo y mi deseo, aunque al volver a casa abrazaba a Diego con la piel ardiendo y el alma dividida.
Capítulo 6 – El Juego se Complica
La esposa de Tomás empezó a sospechar. En una reunión social, me miró con ojos que no olvidan.
Sabía que jugábamos con fuego y que pronto las llamas podían devorar todo.
Pero el deseo era más fuerte que el miedo.
Capítulo 7 – El Final Incierto
Un día, Diego encontró mensajes en mi teléfono. La verdad salió a la luz.
Entre lágrimas, explicaciones y silencios, supe que nada volvería a ser igual.
Pero también supe que aquella mujer que volvió a despertar en mí, aquella que disfrutó sin culpas y amó sin límites, jamás desaparecería.
apítulo 8 – El Secreto que Crece
La noticia me cayó como un golpe invisible, pero implacable. Estaba embarazada. De Tomás. De ese amor prohibido que había incendiado mi vida con un fuego imposible de apagar.
Sentí un torbellino de emociones que me arrastraba sin piedad: miedo, culpa, deseo, pero sobre todo, una extraña felicidad. Esa pequeña vida que crecía dentro de mí era la prueba viva de que mi doble vida ya no podía esconderse.
Lo llamé temblando, sin saber si alegrarme o llorar.
—Mahia —dijo, con la voz quebrada—. Yo también siento miedo, pero este niño será nuestro secreto... nuestro mundo.
Cuando se lo conté a Diego, su dolor fue profundo y silencioso. Sin embargo, en su amor encontré una inesperada comprensión, un abrazo que no esperaba.
Mi cuerpo cambió, se volvió más dulce y más salvaje al mismo tiempo. Las noches con Tomás se volvieron memorias que ahora guardaba para siempre.
Sabía que esa cuarta hija —fruto de un deseo que nunca pude contener— cambiaría todo.
Pero también sabía que, en lo profundo de mi ser, seguía siendo aquella mujer que se animó a vivir su verdad, con sus pasiones y sus secretos.
Epílogo – Mujer Libre
Soy madre de cuatro niñas, cada una con un padre diferente. Soy mujer libre, sensual y dueña de mi deseo.
No me escondo, no me disculpo. Amo mi vida, mis pasiones y cada rincón de mi alma que se atreve a ser auténtico.
Mis hijas son mi orgullo, mi fuerza y mi inspiración. Cada una lleva en su piel una historia distinta, un amor que me hizo crecer y sentirme viva.
Diego, Tomás, y los otros dos hombres, cada uno marcó un capítulo de mi vida, y yo los amé con la intensidad que merecían, sin miedo, sin cadenas.
Ser mujer, madre, amante, puta y diosa es mi verdad.
Y la vivo a cada instante, sin arrepentimientos, sin miedo.
Porque soy Mahia.
Y soy libre.

1 comentarios - Doble Vida

varsity773 +1
Amé tu relato en cada palabra, refleja gran parte mi vida y mi deseo incontrolable. Excelente!!