
Me subí al bus con mis pantalones ajustados que delineaban cada curva y esos labios rojos que no pasaban desapercibidos. El aire estaba cargado de rutina, gente apretada, conversaciones dispersas, el ruido constante del motor y el vaivén del transporte.
El bus se llenaba rápido. Gente que subía y bajaba, cuerpos pegados, rozándose, sin mucho espacio para moverse. En medio de ese caos, sentí que un hombre se me arrimaba por detrás. Primero un roce casual, luego más insistente, su bulto presionando contra mí.
El vaivén del bus hacía que ese roce fuera constante, subiendo y bajando, una caricia prohibida y electrizante. Pude sentir cómo su cuerpo reaccionaba, firme y duro, contra mí. El calor de su piel y esa presión hicieron que se me acelerara el pulso. Mi respiración se volvió más profunda, contenida, mientras mi cuerpo respondía con un cosquilleo intenso.
Cada vez que el bus frenaba o aceleraba, sentía ese contacto más marcado, esa dureza que parecía crecer, apretándome sin pudor. Era como un juego silencioso y peligroso entre dos desconocidos, en medio de la multitud. Nadie veía nada, pero yo sentía todo.
En un momento, su aliento rozó mi nuca, un susurro imposible de ignorar. Y entonces, al llegar a la parada, gimió bajo, una mezcla de deseo y necesidad, y se inclinó para susurrarme al oído:
—Puta.
Bajé del bus con la piel erizada y el corazón latiendo fuerte, mi hija Mahia tomada de mi mano, sin que ella notara nada, ajena a lo que ocurría entre adultos.
El chofer, que había estado atento a todo, me lanzó una mirada fija y penetrante mientras arrancaba el vehículo de nuevo. No dijo nada, pero en sus ojos se leía el reconocimiento de mi actitud provocadora, ese morbo que había dejado en el aire.
Esa noche, ya en casa y sola, cerré la puerta detrás mío, me dejé llevar por el recuerdo del viaje. Mis dedos recorrieron mi piel húmeda, y mientras mis pensamientos volvían a ese contacto prohibido, el placer me consumió hasta acabar en una paja mojada que me dejó temblando.
FIN
2 comentarios - Historia Corta: Un viaje en transporte público
No sé qué imaginaste que hice, pero si supieras lo que realmente me gusta, te volverías loco.
¿Masturbarme? Puede que sí… o puede que haya sido algo mucho más intenso y prohibido. gracais por escribir amor!
gracias por estar ahi beso mmm !