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Lupita y el Negro Uganda capitulo 3

Lupita y el Negro Uganda capitulo 3
Lupita y el negro Uganda capitulo 3
Lupita veía su propia imagen desnuda en el espejodel viejo ropero, que el negro Uganda tenia en la humilde pieza con sus 19añitos chocaba con un espejo que la daba a entender y que le decíanburlonamente que a ella un negro le estaba chupando la zorra de esta forma, elnegrete ya llevaba unos buenos minutos comiéndosela por su pequeña rendija, cuandode pronto empezó a sentir que este venia subiendo por las carnes de su vientre,lamiendo y avasallando todo a su paso con aquella inquieta lengua que habíasentido al interior de su intimidad.
Pensaba que fue ella misma que busco encontrarsecon el Africano, que fue ella misma que con la excusa de buscar a don Pedropodría allí verlo, pensó en como podría haberse convertido en una niña tanputa, de provocar siempre que los hombres terminaran violándola.
La nena esperaba expectante y ya sentía lo que seveía venir, Uganda ya venía a la altura de sus duras tetas, paso y se entretuvopor un rato lamiendo entre su cuello y oreja dejando esta última todaensalivada, situación que le causaron los ya conocidos escalofríos al cuerpodesnudo de aquella joven que se encontraba nuevamente en contra de su voluntaddejándose hacer por el negrete aprovechador, que lo único que quería en estemomento era mandárselo a guardar.
Y los presagios de Lupe se cumplieron ahoraUganda buscaba con su boca los labios de ella, hasta que se encontraron, lanena intentaba por todos los medios posibles correr su cara, manteníafuertemente sus mandíbulas bien cerradas, pero a el negro eso no le importabase conformaba con lamérselos, ensalivárselos, y hasta le gargajeo en su rostro paradespués el mismo desparramar toda su propia saliva a los distintos rincones dela cara de la joven.
Lupita tenía su carita brillosa de tanensalivada que se la tenían, pero lo más curioso para ella era el olor tanparticular que tenia el hombre de raza negra, ese olor dulzon que desprendía elcuerpo del negro como si este fuese su olor personal y característico, y asíseria, la pobre y desventurada Lupita se tendría que empezar a acostumbrar aesos fuertes olores a negro que por ahora la atrapaban hasta mas no poder.
De un brusco empujón fue arrojada a la cama quechillo como lo vieja que era, la blancura del cuerpo de Lupe contrastaba con lonegro de la piel del Africano, sus gráciles extremidades temblaban por lo quese veía venir, su respiración se agitaba a medida que pasaban los segundos, yano habría vuelta, el negro Uganda en estos momentos se comenzaba a desvestir,para luego dar paso a la segura copulación entre ambos.
Por la indeterminada edad de aquel hombre, Lupese percató de lo mucho que le costaba al negro sacarse su pantalón bermuda , ymás grande fue su espanto cuando vio que lo que le dificultaba al hombredeshacerse de la prenda era el terrible Falo que atascado se resistía a salirlibre.
-Que te parece mi aspecto zorra demierdaaaa!!??, no es una maravilla, el único problema es que de niño padecí deuna extraña enfermedad que dejo que mi verga creciera mas de lo normal, paraalgunos mas de 25 
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 consideradofenómeno, pero para algunas mujeres es un sueño hecho realidad jajajaja, peroespera a ver mi verga completamente tiesa y de seguro que nunca veras algoigual, te voy a hacer ver las estrellas putita, porque la tranca que me gastoesa si es de lo más anormal del mundo, después ansiaras que llegue el día denuestros encuentros para venir a acostarte con el buen negro Uganda jajaja!!, yen una de esas, lo más seguro es que hasta dejes a don Pedro y a tu futuroesposo, solo te tienes que acostumbrar a vencer ese profundo miedo que deseguro ya estas sintiendo y ver mi gigantesca verga…pero veras que ya no a sertan malo contigo, jajaja!!.
Terminando de decir esto último el negro Ugandaya lo tenía decidido, se la iba a violar.
Lupita quedo horrorizada, el desgraciado cuerpodesnudo de Uganda que en este minuto ya se había quitado los pantalones ycalzoncillos, parecían ser el de algún algún documental de National Geograficque ella había visto, pensó que si este tipo fuera un animal, lo mas parecidoera la de un caballo salvaje y exitado, solamente en ellos había observadotremenda herramienta reproductiva, su mirada tropezó con la hiniesta vergapalpitante que este tenía, y no pudo evitar hacer una rápida comparación con lade todos los machos que habían ensartado su ya no virginal cuerpo.
Pensó que esta nueva verga que se dejaba verante su inocente mirada, era monstruosa, su longitud era muy difícil decalcular como asi también su ancho y esta era mucho más nerviada y con losmismos ríos desquiciantes de hinchadas venas de múltiples colores e igual depalpitante, los pelos de la base eran como virulana negra.
Cuando lo vio venir a subirse a la cama con lainsana seguridad e intención de tomar lo que prácticamente ya era de él, Lupecomenzó una franca huida, pero el ágil negro cazador de las praderas Africanasla alcanzo a agarrar por unas de sus piernas y la jalo con fuerzas hacia elcentro del colchón que la hacía de cama amatoria, con claras intenciones de quese lo iba a meter.
Lupe había sido sorprendida e inmovilizada porun abrazo rudo y poderoso, a la vez que se preguntaba que como esa calamidadhumana podría tener tanta fuerza, la negra humanidad de Uganda aplastabafuertemente su delicado cuerpo, a la vez que al notar sus prominentes muslosclavárseles en diferentes partes de su cuerpo le producían dolor.
Un fuerte grito de pavor salió de losatemorizados labios de ella, y en medio de sus vanos e inútiles esfuerzos porescapar, y de sus débiles intentos para impedir la consumación de lospropósitos de su nuevo y negro violador, reconoció que era casi inútil ladesfallecida resistencia que ella podía ofrecer.
El negro Uganda, no ajeno a esto y con unacaliente rapidez sumado a la terrible excitación provocada por el contacto conlas suavidades de aquella juvenil y asustada hembra, tomó a la fuerza laposesión de sus más secretos e íntimos encantos y preso de su Africana ycontenida lujuria metió toda su parada gigantesca y tiesa verga en el cuerpo desu nueva joven manceba, ensartándosela en su totalidad, Lupita lo recibió entoda su longitud y grosor con auténticas demostraciones de rechazo, aversión yautentico dolor al recibir algo inhumano algo que ninguna mujer podría recibirsin sentir que se encontraría partida al medio en dos. En la humilde cama selibraba una feroz lucha entre dos contendientes, en la que cada uno desempeñabaun papel muy diferente uno del otro.

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El negro violador, igualmenteenardecido y aireado por las dificultades que le presentaba su víctima a larealización satisfactoria de su invasión y esto sumado a las exquisitassensaciones que estaba experimentando en el salvaje enfrentamiento cuerpo acuerpo con una de las más bellas jovencitas que le toco culear, le enterraba sutiesa y gigantesca herramienta de carne en la lasciva y jugosa ranura que teníala nena entre medio de sus bellas piernas, intentaba por medio de ansiosas ybrutales aserruchadas de retrasar la inminente pero copiosa y abundantedescarga de semen que se aproximaba, el cual lo desparramaría al interior delcuerpo de la jovencita.
La vejada Lupe lloraba copiosamente al sentirseviolada por ese animal venido del Africa, que la mantenía con sus muslosabiertos mientras él se dedicaba a meter y sacar el negro mástil, adentro de sucuerpo en forma desesperada, le veía brillar su cara, y de como este semantenía con sus ojos cerrados en autentica señal de estar sintiendo al máximolos placeres que le otorgaban a su verga las carnes intimas de la curvilínea yhermosa jovencita a la cual él estaba mancillando.
--Nooooo… don Uganda por favor ya noooo…sniffssss!!, le rogaba Lupe sintiendo como le metían la negra verga dura comoel acero y llena de venas que palpitaban como con vida propia, e intentando dealguna forma que el caliente Negrete la dejara de una buena vez,
--Cállate zorraaaa… y siente mi vergaaa…
El negro Uganda se la dejaba ir de una y lo másprofundo que podía, no podía creer como una nena tan menudita como Lupita podíarecibir por completo toda su herramienta, como también de vez en cuando se lametía y sacaba lentamente intentando de experimentar al máximo ese gratificantegozo que le proporcionaba su verga al rosarse con las cálidas carnes de lavagina de la jovencita. Ya llevaban unos buenos minutos en esta tarea.
Mientras tanto el cuerpo de Lupe quien a duraspenas había vencido las sensaciones de miedo al ver y sentir la verga decaballo en su cuerpo metiéndole su cipote como palo de amasar que tenía comoverga, y debido a su nuevo temperamento adquirido después de los tantosencamamientos que ya había tenido con muchos hombres del pueblo, antes de estanueva lucha sexual, estaba comenzando a sentir esos gratificantes escalofríosque se apoderaban poco a poco de su ardiente estado emocional, mientras la ensartaban,la pobre se daba el tiempo de pensar en la persona la cual la estabaapuntalando, era el Negrete!! Qué pasaría si ahora este negro Africano lallegase a dejar embarazada?, se preguntaba para sí misma, un niño/a negro quepensaría la sociedad, ella no podía de darse el lujo de dejarse preñar por élni menos entregarse a disfrutar como ya lo había hecho con don Pedro, pero aunasí las potentes clavadas de verga que le asestaban en estos momentos yaestaban comenzando a provocar estragos en su delineado cuerpo, ya que en estosmismos momentos sentía la imperiosa necesidad de comenzar a contonearse.
Lupe ya se daba cuenta de lo que le estabahaciendo Uganda se sentía muy rico y gratificante para su mente y cuerpo, pensóen menearse solo un poquito, para comprobar ella misma si esto era igual deplacentero como lo había sido con don Pedro, y adivinen, Error!!
No tuvo la fuerza de voluntad necesaria comopara aguantar las ganas de ella también comenzar a moverse y menearse de lamisma forma en que la estaban poseyendo, primero la nena lo hacía muydespacito, pero por cada movimiento que ella hacía con sus caderas, lassensaciones se iban notando aún más placenteras, gradualmente la hembra se fueentregando a los placeres de la carne Negra, y luego de varios minutos en quela pareja daba la impresión de estar apareándose como los animales ahora lapareja ya estaban sencillamente culiando con todas las de la ley, o como Diosmanda!!
Ante los violentos y lascivos ataques, que ambosamantes se propinaban, la mente de Lupe seguía luchando por no ser la mujer deun negro, recordaba muy bien de que lo que ella hacía en estos momentos eraestarse pro creando, era el acto de apareamiento sexual, de las consecuenciasque esto podría generar en su vida, si en la consumación del acto la sabianaturaleza pusiera la semilla negra en su vientre y ella quedaría esperando unhijo, pero también existiría la posibilidad de que el padre fuera don Pedro.
Mientras más pensaba en las nefastasconsecuencias de lo que podría pasar con lo que ella estaba haciendo, más seperdía en las confusas nebulosas de la pro creación, y estas aberraciones envez de espantarla , más la prendían y calentaban, el solo hecho de pensar enaventurase en correr esos riesgos, más fuerte se movía y meneaba, por lo quedecidió en esmerarse y gozar a plenitud de todas las insanas oleadas decalentura que su propia naturaleza lujuriosa iban despertando en ella, y estoacrecentado a las ansiosas clavadas a las cuales estaba siendo sometida.
Lupe ahora también correspondía en un acto denatural y autentico instinto animal por parte de ella y que a pesar de lainusual imagen del hombre negro que en estos momentos la estaba sometiendosexualmente y por la ardiente fricción que le causaban las palpitaciones desemejante tranca al interior de su vientre, estas igual le amenazaban contraicionarla, su inocente mirada estaba perdida y vidriosa hacia cualquierpunto de esa horrenda y sucia habitación, hasta que a continuación y condesmesuradas convulsiones en sus órganos y con su respiración más queacelerada, se rindió y se sometió a tan vil violación a su exquisito cuerpo,ahora ya dejaba de ser Lupita ahora era la hembra la que comenzaba a actuar ydecidir por ella, ya no le preocuparon las probables consecuencias del coito ydescargo desde su misma intimidad, un derrame de su propia esencia naturalsobre el hinchado palo de carne negra que tan deliciosamente le estabanmetiendo al interior de su cuerpo y en contra de su voluntad.
El negro Uganda por su parte nadaba en un mar deplaceres jamás ni en su África natal podía haber imaginado, tenía plenaconciencia de a quien se estaba culiando, era la novia de su jefe, esto era unsueño del cual no quería despertar jamás, por lo que decidió aminorar lavelocidad de sus acometidas, ya se había percatado del orgasmo contenido quehabía sufrido su bella adversaria.
El lento y cadencioso mete y saca de su verga enel cuerpo de aquella juvenil diosa fue provocando el aumento gradual de lacalentura y lascivia de nuestra dulce Lupita, quien ya estaba casi gozando deaquella nueva violación sufrida y provocada a causa de su ingenuidad. Lanecesidad por mover y menear sus caderas ya la tenían casi superada, su cuerpose lo exigía y demandaba, ya no disimulaba nada, ahora sencillamente estabadedicada a culiar y a que se la culiara ese negro dueño de tan enorme faloazabache.
Lupita ya hacia desquiciantes movimientosondulatorios con sus ancas y caderas, los cuales hicieron que Uganda cayera enun estado similar al ataque cardiaco, el corazón le latía a cien por hora, a lavez que comenzó a darle la cacha más caliente y brutal que jamás en su vida lehaya dado a mujer alguna, le daba estocadas, empujaba, embestía, y laapuntalaba para luego retirarse hasta dejar ver la ancha cabeza como unaciruela gigante enrojecida y morada de su erecta y parada verga junto a losrosados y delicados labios vaginales de Lupita, para luego volver a metérselohasta las más íntimas profundidades de sus entrañas, los negros pendejos que lenacían en el vientre ya se enredaban con la suave y escasa población de tímidosy sedosos pelitos íntimos que cubrían el nacimiento de la vagina de la fémina,hasta que muy en contra de su voluntad por parte de ella todavía, unos levesgemidos entrecortados acusaron el auténtico placer que ella y su cuerpo yaestaban sintiendo desde hace un buen rato.


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Ahora lo contemplaba con una perdida mirada decalentura, le miraba sus amarillentos ojos, fue en esto que Uganda al estarconsciente del real goce de su compañera sexual acerco sus carnosos labios alos de la joven quien ahora lo recibió sumisa y complaciente, para dejarsebesar por su nuevo y negro amante.
Juntaron sus lenguas las cuales luchaban entresi al interior de ambas bocas, intercambiaban salivas en donde era Lupita quiense encargaba de que nada de estas se perdieran y tragaba todas las conjuncionessalivales que ellos iban juntando. La nena pensaba que por lo menos este hombreno era tan gordo como don Pedro y que además tenía toda su dentadura en buenestado y no esa masa ennegrecida que tenía en la boca su otro primer amante.
Ambos se estaban follando uno al otro, serestregaban en forma desesperada, cuando de pronto un placentero y sonorogemido por parte de la joven hembra demostró nuevamente de su real estado de calenturaya que una vez más, las seguidas convulsiones de placer recorrieron todo susistema nervioso, para luego aferrarse con todas sus fuerzas a la escalofriantecontextura de su nuevo macho semental con el cual se estaba apareando, movía sucintura, ancas y caderas con total desesperación, sus ojos cerrados que dabanla impresión de estar enojada, demostraban la gran concentración con la queella se lo estaba follando, le encantaba que la ensartaran con tan inmensoinstrumento, que se la metieran y de que se la culiaran sin pudores nimiramientos, hasta que su cuerpo ya no resistió más, para culminar y explotaren un tercero intenso y sensacional orgasmo, el cual demostró con los másfuertes bramidos de placer emitidos por mujer alguna, a la vez que pretendióabrir sus piernas separándolas lo más que le permitió su cuerpo, entregándoseal negro Uganda en plenitud.
El negro Uganda, ya se había dado cuenta de sutriunfo y conquista, nunca se había imaginado el estar yaciendo con la niñaLupe y menos pensó que esta se entregaría de una mejor forma en que lo haríauna verdadera ramera, a la vez que sentía que en cualquier momento descargabasu simientosa masculinidad en el interior del joven cuerpo de su nueva putita,quien se mantenía debajo de su cuerpo en forma mansa y sumisa, por lo que sesintió poseído por unos desenfrenados deseos recientemente renacidos y todavíano deleitados con la integra posesión de tan hermosa y joven mujer, por lo quela más perversa enajenación se fue apoderando de sus oscuros instintos.
El negro saco su verga del tierno cuerpoavasallado de Lupe y el mismo, con bestiales movimientos dio vuelta la agotadafigura de su compañera sexual ya casi semi desmayada a raíz de losdesquiciantes placeres sufridos y congraciados con ella en aquella humildecama.
Lupe nuevamente posaba en cuatro patas para queun degenerado hombre hiciera con ella y con su culo lo que quisieran, estasituación hicieron que la pobre niña volviera un poco a la realidad, y surealidad era solo una, el haber adoptado la degenerada posición antes señaladala llevaron a que sus ardientes emociones ya desearan un sufrido pero exquisitoenculamiento.
El objetivo del negro Uganda era claro yevidente, y lo fue aún más cuando la misma Lupita hiso la invitación y usandosus dos manos abrió ella misma sus dos poderosas nalgas de ensueño dejando veral negro Ugandes su apretado conducto posterior el cual ella ya deseaba que selo perforaran, invitación que Uganda capto en el acto y dejándose llevar por ellujurioso entusiasmo que la situación provocaba, metió su grueso y negro dedoíndice lo más adentro que pudo de aquel místico culo que jamás había imaginadocon poseer, Luita bufaba y babeaba por las sensaciones causadas con ese dedometido en el culo, el negro Africano por su parte sentía como el esfínterapretaba el dedo invasor, como no queriendo dejarlo salir de su interior.
CONTINUARA…. EN EL PROXIMO CAPITULO LOS QUEQUIERAN QUE EL NEGRO AFRICANO DE UGANDA LE ROMPA EL CULO A NUESTRA HERMOSA YADORABLE LUPITA DENLE ME GUSTA A LA PUBLICACION

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