Diario de Juan:
“La vida es un aburrimiento”
I
Hace unos meses me independicé…
O más bien hice lo más cercano, mudarme con unos cuantos zaparrastrosos de la universidad, the next best thing. Estoy fuera de la casa de mis padres, y si bien este lugar no es ni mío ni exclusivamente de mi uso, el pequeño sentimiento de libertad es suficiente para sentirme mejor conmigo mismo.
Zaparrastrosos es una exageración, son buenos pibes en realidad, una pequeña muestra del ecosistema estándar universitario, es decir, un combo de mariguanos, pajeros y estudiosos. Estos ejemplares en particular son tres, cada uno existiendo casi como un ejemplo de estos pilares.
Por un lado tenemos a Marcelo, el Marce. El residente fumaporro del equipo, el típico estudiante pseudo hippie con neblinas mentales que parece haber hecho su misión de vida incomodarte a base de conversaciones chotas plagadas de ideas a medio coser con poca coherencia entre sí, pero qué tal vez engañarían a alguna minita pasada de copas en una joda no tan movida, buen pibe en definitiva.
Por su parte, Juancito (tocayo) toma su apodo directamente de mí existencia, si yo soy Juan y soy más grande, el es Juancito, a pesar de la incesante súplica de no ser llamado así. Juancito es el pajero. Otaku de turno que nos trae los jueguitos y las consolas a casa, su cuarto repleto de posters y macacos de anime es el menos concurrido del apartamento, porque se asume que si pasáramos la luz ultravioleta por cualquier superficie del mismo, no pasaría la prueba del fuego.
Finalmente tenemos a Dante, quien casi como si su vida hubiese sido condicionada por su anticuado primer nombre, es el alma vieja del equipo. Estudioso y ordenado, su mentalidad centrada logró generar en poco tiempo una especie de jerarquía de facto. Es cierto que es unos años mayor, pero nadie recuerda cuando se comenzó a tomar su palabra como ley, simplemente se dio y se aceptó así, sin discusiones.
Volviendo a las apreciaciones sobre esta nueva vida, es como dije antes, la libertad es buena hasta el punto al que llega, si bien la ayuda mutua entre los pibes es existente y la relación es buena, la norma es de poco control entre individuos, es decir… que nadie joda a nadie.
El único y verdadero problema que se ha hecho aparecer en este ambiente es la monotonía. De alguna forma está recién encontrada libertad de la adultez culminó en una monotonía de rutina bastante inesperada. En definitiva había un imponente aburrimiento en el aire, y ahí es donde comienza esta historia.
Un día como cualquier otro salía del cuarto y me sentaba en el living, a hacerle compañía a Juancito que embobado le prestaba exclusiva atención al televisor, en el cual se proyectaba algún juego en tercera persona que no reconocía. Observe por unos momentos como se movía sin mucho rumbo por un escenario pequeño y cuando la frustración me ganó le cuestioné.
Yo - ¿Qué es esto che?
Mi joven compañero escuchó mi pregunta, y contestó sin mucho interés.
Juancito - expedition 33.
Continuó jugando en silencio.
Yo - lindos gráficos… medio choto se ve el juego igual…
Juancito pausó instantáneamente, con un timing que pareció casi cómico. Fuera de continuar con la urgencia en la que apretó el botón de pausa, con increíble calma movió la cabeza para divisar mi mirada, acompañando el movimiento con una extraña mueca combinada entre sus cejas y su boca.
Juancito - este es el juego de año, es una genialidad que demuestra la proeza del desarrollador pequeño frente a las grandes corporaciones, una victoria de la pasión contra las ambiciones monetarias de los más poderosos, una carta de amor a lo tradicional, sin dejar de lado la evolución y las comodidades de los juegos modernos… Nada va a superarlo este año.
Escuché atento su entusiasta discurso, sin poder sacarme de la mente que el tan indiscutido juego del año se pudiera proclamar tan temprano como Junio. Me contemplé continuar la discusión mencionando esto pero me convencí de que no tenía mucho sentido.
Así como volvió el silencio, Juancito continuó sus aventuras y yo simplemente me dediqué a observar, intentando comprender la afición del joven.
Saltos, combates y escenas de hacían presentes en el televisor, generando destellos de luz en la relativamente oscura habitación, cuando finalmente, regresándonos a la realidad de la vida, ambos escuchamos el sonido de las llaves y la subsiguiente apertura de la puerta.
Dante - embobados como siempre, ¿ninguno agarra la pala?
Juancito y yo volteamos a verlo, la mirada de transe con la que observamos el televisor por horas comenzando a desaparecer.
Yo - Estamos de licencia…
Dante - ¿Estamos? Ese de ahí no laburó un día de su vida.
Yo - Estoy de licencia.
Dante - Así es más correcto. Hoy conocí unas personas, me voy para mi habitación que tengo algo en mente…
Yo - Bueno dale.
Sin decir mucho más, el apartamento volvió a su estado original, con la pantalla y la consola generando el sonido del ambiente.
II
Si bien en mi mente los dichos de Dante generaban una intriga que se mantenía en la parte de atrás de mi mente ( no era una ocurrencia común que tirara comentarios de ese estilo sin razón alguna) de momento la vida continuó su curso natural el día después.
Nuevamente nos encontrábamos frente al televisor, misma posición, mismo videojuego, una diferencia… esta vez éramos tres.
Así como nosotros ayer, la nube de humo humana que era Marce se pegó al sillón y observó el movimiento de los personajes en la pantalla, con una concentración similar a la nuestra pero que veía su origen en un elemento externo, el porro de media tarde de nuestro compañero canábico.
Disfrutaba el momento, tranquilidad pura, papitas en la mesa, pero esas ideas volvían a mi, las del aburrimiento, las de la necesidad de concretar algo productivo, las de los dichos de Dante el día anterior…
Esos pensamientos se acercaban cada vez más al frente, listos para generarme algún tipo de ansiedad en mi, cuando repentinamente Dante hizo acto de presencia abriendo con urgencia la puerta de su habitación.
Dante - Bueno muchachos, les pido por favor que arreglen un poco este chiquero.
Siempre fuimos respetuosos con Dante, pero incluso a nosotros nos parecía un poco pasado esta clase de comentarios.
Marce - cálmate brother… - dijo, demostrando el mismo una contagiosa relajación - esta casa es de todos, si la limpiamos dividimos tareas.
Dante - Yo ya hice mi parte, háganme caso que me van a agredecer… y va pah vos también Juancito, que siempre te haces el boludo cuando hay que trabajar, apaga eso.
Juancito supo que había jerarquía acá, y así como escuchó actuó, apagando la consola como le habían ordenado.
No es que hubiera un exceso de basura o algo por el estilo, pero entre el desorden de papeles y libros de estudio, los muebles ligeramente fuera de lugar y algún que otro envoltorio traicionero que algún día cayó al suelo y nadie quiso levantar, la casa parecía más sucia de lo que verdaderamente estaba, por lo que alcanzar el orden entre tres personas no fue más que el trabajo de una media hora… más que nada enfocada al verdadero sospechoso de la mugrería hogareña, los platos sucios.
Supongo que Dante no tenía planeado que la limpieza tardara tan poco, porque luego de terminar ni se apareció ni nada interesante ocurrió, simplemente volvimos a la misma monotonía a la que nos autosometimos previo al pedido de nuestro líder de facto. Pero así como Juancito se preparaba para encender la consola…
TOC TOC TOC
Alguien llamaba a la puerta.
III
Supongo que deberíamos haber supuesto que iban a haber visitas, después de todo no es usual ni en Dante ni en ninguno de nosotros ser demasiado quisquillosos con el tema de la limpieza, pero los tres nos vimos perplejos por el estruendo de la puerta. Si bien ninguno de los tres era totalmente antisocial (aunque tal vez Juancito no estaba tan lejos de ello), la realidad era que las visitas no eran costumbre cotidiana en el apartamento.
Volteé hacia la habitación de Dante, esperando que el se ocupara de atender, pero ante su ausencia decidí tomar iniciativa, y lo que encontré no era para nada lo que esperaba…
Al abrir la puerta mis ojos fueron asaltados por la visión de tres increíbles mujeres.
A la derecha, una pequeña caderona de cabello castaño, con un aspecto de simpática chica nerd acentuado por unos lentes de pasta gruesa.
A la izquierda, el completo opuesto de la chica anterior, una rubia que destacaba por sus voluminosos labios rojos y similarmente prominentes tetas, dando una idea clara de hueca putilla.
Finalmente, en el centro, destacando con una estatura similar a la de una modelo, una madura morocha, con el aspecto que conlleva la clásica descripción de una MILF. combinaba las características de ambas de sus compañeras, cadera sensual que generaba el cuerpo de reloj de arena en su suma con un par de ubres grandes (aunque parecían hechas, no como las de la rubia), y unos lentes mucho más discretos que los de su amiga, dándole un look como de maestra guarra, la que uno siempre se quiere cojer.
Las tres vestían una camisa blanca escotada y pollera a rayas, a pesar del frío.
Yo - hmmmm… hola…
Ninguna pareció interesada en responder. Simplemente esperaron al movimiento de la milf, quien se invitó a pasar, y la imitaron.
MILF - Adelante niñas… - todas entraron y cerré la puerta, un tanto desconcertado - buenas muchachos… Dante dónde está? -
Juancito - emmmm… - comenzó a apuntar hacia la puerta de la habitación de Dante, pero así como su dedo llegó a su destino, la puerta se abrió.
Dante - ¡Llegaron! Bienvenidas señoritas, saluden muchachos - esperó medio segundo por nuestro accionar, y al vernos absolutamente idiotizados por nuestras visitas, volvió a hablar - Bueno no importa, pasen por acá así hablamos bien -.
Y así como así, Dante se llevó a las tres a su cuarto y cerró la puerta.
Entre la deslumbrante imagen de semejantes mujeres y la extrañeza de la situación en la que repentinamente nos encontramos, volvimos a la calma del sillón, a la espera de que algo pasara…
Marce - Putas -.
Lo miramos.
Marce - son escorts, se pagó una fiestita y la está gozando… sin invitar… -
Yo - ¿vos decís? Medio raro que de la nada traiga tres prostitutas a casa… además, ¿vos te sumarías? ¿No te da cosa?
Marce - Ni a palo, de una, ¿vos la viste a la rubia esa? Imagínate esos labios apretándote la verga… ¿verdad Juancito?
Juancito - obvio boludo, ¿sabes cómo me pararon la pija esas putas? - Juancito se levantó y en un acto de extrema virguez, imitó el movimiento del apareamiento con la mesa - ¡toquemos la puerta a ver si convida!
Nos reímos de la desesperación del otaku, pero no pude evitar sentirme extraño por los comentarios de mis compañeros.
Yo - Bueno che, ni las conocemos y las tratan de putas… seguramente sean compañeras del trabajo o de la facu…
Juancito - ¿queres apostar? Vestidas así y con esos cuerpos boludo, las veces que vi cosas así en los hentai.
Yo - que cringe que sos pibe, bueno dale apostamos, mil pesos.
La conversación continuó unos minutos más, divirtiéndonos con los comentarios de virgen de Juancito y especulando un poco más sobre lo que podía estar pasando en la habitación de Dante.
Repentinamente, nuestra respuesta se acercó.
Dante - ¡Chicos! Vengan un minuto.
Nos miramos entre los tres, teníamos clara expectativa pero eran extrañas las circunstancias. ¿Por qué nos llamaba a la habitación en vez de salir? La respuesta nos esperaba al abrir la puerta.
Al borde de la cama se encontraba Dante, sentado y sin ropa… a su lado estaba la Milf, tirada y relajada en la cama también completamente desnuda, pero lo más impactante…
A los pies de la cama, arrodilladas, las dos jovencitas vestían nada más que sus polleras lavantadas para que se vieran sus deliciosos y perfectos culos, mientras que ambas se encargaban de mamar, lamer y besar la pija de Dante con la maestría de profesionales.
“Eran putas al final” pensé y miré a Juancito, quien ante semejante imagen no me prestó atención.
Una de las jóvenes volteó a vernos.
Dante - no - dijo dirigiéndose a ella - vos enfócate acá- y le devolvió el pene a la boca
Dante - cumplí muchachos…ayer les dije que conocí a unas personas, bueno son ellas.
Continuamos observando la escena un tanto shockeados, el sonido de pete ambientando la habitación.
Dante - Ayer estuve afuera por unos negocios, en un almuerzo… y afuera del restaurante estaba Diana acá - señaló a la Milf- y sus amigas… si, no son sus hijas aunque parezcan.
Dante tomó la nuca de la rubia y la aplastó contra su pelvis, mientras la nerd reía simpática.
Dante - Ufff, no saben lo que chupa… Bueno, sigo, me llamaron la atención, no solo porque las tres están buenisimas, que lo están no? - todos asentimos - pero me sorprendió lo que pedían… quieren lugar para quedarse.
Al escuchar eso salí un poco del transe de la escena, estaba bien que Dante ponía orden acá, pero el apartamento es chico y realmente era imposible tener tres personas más.
Yo - emmm…¿ y qué tiene que ver eso con nosotros?
Dante - ahí está lo bueno Juan, nuestras invitadas están muy agradecidas de poder ser nuevas inquilinas - paró un segundo para ver a sus dos juguetonas amigas, dándoles una caricia al pelo a cada una mientras seguía disfrutando de las caricias que propiciaban sus manos y bocas - y como están tan agradecidas llegamos a un acuerdo… van a ser de Uso Libre.
Yo - ¿Uso libre?
Dante - ¡Exacto! Uso Libre, estas dos putitas de acá están a disposición de todos, completitas… ¿queres un pete? Llamas a una, ¿queres ver cómo rebotan estos culos? Llamas a una, son nuestras para disfrutar.
WOW
Aun así, algo no quedaba claro entre nosotros, y así lo hizo saber uno de los nuestros.
Marce - Y… ¿ella? - dijo apuntando a la madura.
Dante - esa no, esa es mía.
Dejó a las dos jovencitas parar su demostración oral y se subió a la cama para darle su atención a quien había llamado Diana.
Las dos jóvenes ahora ya no nos daban la espalda, cambiando nuestra vista privilegiada de dos culos perfectos por una vista igual de privilegiada de dos muy hermosos pares de tetas, que acompañaban sus miradas lujuriosas mientras sacaban la lengua dejando caer un hilo de baba.
Dante - Disfruten.

Diario de Juan:
"Al final es cierto que eran putas… pero eran nuestras putas"
“La vida es un aburrimiento”
I
Hace unos meses me independicé…
O más bien hice lo más cercano, mudarme con unos cuantos zaparrastrosos de la universidad, the next best thing. Estoy fuera de la casa de mis padres, y si bien este lugar no es ni mío ni exclusivamente de mi uso, el pequeño sentimiento de libertad es suficiente para sentirme mejor conmigo mismo.
Zaparrastrosos es una exageración, son buenos pibes en realidad, una pequeña muestra del ecosistema estándar universitario, es decir, un combo de mariguanos, pajeros y estudiosos. Estos ejemplares en particular son tres, cada uno existiendo casi como un ejemplo de estos pilares.
Por un lado tenemos a Marcelo, el Marce. El residente fumaporro del equipo, el típico estudiante pseudo hippie con neblinas mentales que parece haber hecho su misión de vida incomodarte a base de conversaciones chotas plagadas de ideas a medio coser con poca coherencia entre sí, pero qué tal vez engañarían a alguna minita pasada de copas en una joda no tan movida, buen pibe en definitiva.
Por su parte, Juancito (tocayo) toma su apodo directamente de mí existencia, si yo soy Juan y soy más grande, el es Juancito, a pesar de la incesante súplica de no ser llamado así. Juancito es el pajero. Otaku de turno que nos trae los jueguitos y las consolas a casa, su cuarto repleto de posters y macacos de anime es el menos concurrido del apartamento, porque se asume que si pasáramos la luz ultravioleta por cualquier superficie del mismo, no pasaría la prueba del fuego.
Finalmente tenemos a Dante, quien casi como si su vida hubiese sido condicionada por su anticuado primer nombre, es el alma vieja del equipo. Estudioso y ordenado, su mentalidad centrada logró generar en poco tiempo una especie de jerarquía de facto. Es cierto que es unos años mayor, pero nadie recuerda cuando se comenzó a tomar su palabra como ley, simplemente se dio y se aceptó así, sin discusiones.
Volviendo a las apreciaciones sobre esta nueva vida, es como dije antes, la libertad es buena hasta el punto al que llega, si bien la ayuda mutua entre los pibes es existente y la relación es buena, la norma es de poco control entre individuos, es decir… que nadie joda a nadie.
El único y verdadero problema que se ha hecho aparecer en este ambiente es la monotonía. De alguna forma está recién encontrada libertad de la adultez culminó en una monotonía de rutina bastante inesperada. En definitiva había un imponente aburrimiento en el aire, y ahí es donde comienza esta historia.
Un día como cualquier otro salía del cuarto y me sentaba en el living, a hacerle compañía a Juancito que embobado le prestaba exclusiva atención al televisor, en el cual se proyectaba algún juego en tercera persona que no reconocía. Observe por unos momentos como se movía sin mucho rumbo por un escenario pequeño y cuando la frustración me ganó le cuestioné.
Yo - ¿Qué es esto che?
Mi joven compañero escuchó mi pregunta, y contestó sin mucho interés.
Juancito - expedition 33.
Continuó jugando en silencio.
Yo - lindos gráficos… medio choto se ve el juego igual…
Juancito pausó instantáneamente, con un timing que pareció casi cómico. Fuera de continuar con la urgencia en la que apretó el botón de pausa, con increíble calma movió la cabeza para divisar mi mirada, acompañando el movimiento con una extraña mueca combinada entre sus cejas y su boca.
Juancito - este es el juego de año, es una genialidad que demuestra la proeza del desarrollador pequeño frente a las grandes corporaciones, una victoria de la pasión contra las ambiciones monetarias de los más poderosos, una carta de amor a lo tradicional, sin dejar de lado la evolución y las comodidades de los juegos modernos… Nada va a superarlo este año.
Escuché atento su entusiasta discurso, sin poder sacarme de la mente que el tan indiscutido juego del año se pudiera proclamar tan temprano como Junio. Me contemplé continuar la discusión mencionando esto pero me convencí de que no tenía mucho sentido.
Así como volvió el silencio, Juancito continuó sus aventuras y yo simplemente me dediqué a observar, intentando comprender la afición del joven.
Saltos, combates y escenas de hacían presentes en el televisor, generando destellos de luz en la relativamente oscura habitación, cuando finalmente, regresándonos a la realidad de la vida, ambos escuchamos el sonido de las llaves y la subsiguiente apertura de la puerta.
Dante - embobados como siempre, ¿ninguno agarra la pala?
Juancito y yo volteamos a verlo, la mirada de transe con la que observamos el televisor por horas comenzando a desaparecer.
Yo - Estamos de licencia…
Dante - ¿Estamos? Ese de ahí no laburó un día de su vida.
Yo - Estoy de licencia.
Dante - Así es más correcto. Hoy conocí unas personas, me voy para mi habitación que tengo algo en mente…
Yo - Bueno dale.
Sin decir mucho más, el apartamento volvió a su estado original, con la pantalla y la consola generando el sonido del ambiente.
II
Si bien en mi mente los dichos de Dante generaban una intriga que se mantenía en la parte de atrás de mi mente ( no era una ocurrencia común que tirara comentarios de ese estilo sin razón alguna) de momento la vida continuó su curso natural el día después.
Nuevamente nos encontrábamos frente al televisor, misma posición, mismo videojuego, una diferencia… esta vez éramos tres.
Así como nosotros ayer, la nube de humo humana que era Marce se pegó al sillón y observó el movimiento de los personajes en la pantalla, con una concentración similar a la nuestra pero que veía su origen en un elemento externo, el porro de media tarde de nuestro compañero canábico.
Disfrutaba el momento, tranquilidad pura, papitas en la mesa, pero esas ideas volvían a mi, las del aburrimiento, las de la necesidad de concretar algo productivo, las de los dichos de Dante el día anterior…
Esos pensamientos se acercaban cada vez más al frente, listos para generarme algún tipo de ansiedad en mi, cuando repentinamente Dante hizo acto de presencia abriendo con urgencia la puerta de su habitación.
Dante - Bueno muchachos, les pido por favor que arreglen un poco este chiquero.
Siempre fuimos respetuosos con Dante, pero incluso a nosotros nos parecía un poco pasado esta clase de comentarios.
Marce - cálmate brother… - dijo, demostrando el mismo una contagiosa relajación - esta casa es de todos, si la limpiamos dividimos tareas.
Dante - Yo ya hice mi parte, háganme caso que me van a agredecer… y va pah vos también Juancito, que siempre te haces el boludo cuando hay que trabajar, apaga eso.
Juancito supo que había jerarquía acá, y así como escuchó actuó, apagando la consola como le habían ordenado.
No es que hubiera un exceso de basura o algo por el estilo, pero entre el desorden de papeles y libros de estudio, los muebles ligeramente fuera de lugar y algún que otro envoltorio traicionero que algún día cayó al suelo y nadie quiso levantar, la casa parecía más sucia de lo que verdaderamente estaba, por lo que alcanzar el orden entre tres personas no fue más que el trabajo de una media hora… más que nada enfocada al verdadero sospechoso de la mugrería hogareña, los platos sucios.
Supongo que Dante no tenía planeado que la limpieza tardara tan poco, porque luego de terminar ni se apareció ni nada interesante ocurrió, simplemente volvimos a la misma monotonía a la que nos autosometimos previo al pedido de nuestro líder de facto. Pero así como Juancito se preparaba para encender la consola…
TOC TOC TOC
Alguien llamaba a la puerta.
III
Supongo que deberíamos haber supuesto que iban a haber visitas, después de todo no es usual ni en Dante ni en ninguno de nosotros ser demasiado quisquillosos con el tema de la limpieza, pero los tres nos vimos perplejos por el estruendo de la puerta. Si bien ninguno de los tres era totalmente antisocial (aunque tal vez Juancito no estaba tan lejos de ello), la realidad era que las visitas no eran costumbre cotidiana en el apartamento.
Volteé hacia la habitación de Dante, esperando que el se ocupara de atender, pero ante su ausencia decidí tomar iniciativa, y lo que encontré no era para nada lo que esperaba…
Al abrir la puerta mis ojos fueron asaltados por la visión de tres increíbles mujeres.
A la derecha, una pequeña caderona de cabello castaño, con un aspecto de simpática chica nerd acentuado por unos lentes de pasta gruesa.
A la izquierda, el completo opuesto de la chica anterior, una rubia que destacaba por sus voluminosos labios rojos y similarmente prominentes tetas, dando una idea clara de hueca putilla.
Finalmente, en el centro, destacando con una estatura similar a la de una modelo, una madura morocha, con el aspecto que conlleva la clásica descripción de una MILF. combinaba las características de ambas de sus compañeras, cadera sensual que generaba el cuerpo de reloj de arena en su suma con un par de ubres grandes (aunque parecían hechas, no como las de la rubia), y unos lentes mucho más discretos que los de su amiga, dándole un look como de maestra guarra, la que uno siempre se quiere cojer.
Las tres vestían una camisa blanca escotada y pollera a rayas, a pesar del frío.
Yo - hmmmm… hola…
Ninguna pareció interesada en responder. Simplemente esperaron al movimiento de la milf, quien se invitó a pasar, y la imitaron.
MILF - Adelante niñas… - todas entraron y cerré la puerta, un tanto desconcertado - buenas muchachos… Dante dónde está? -
Juancito - emmmm… - comenzó a apuntar hacia la puerta de la habitación de Dante, pero así como su dedo llegó a su destino, la puerta se abrió.
Dante - ¡Llegaron! Bienvenidas señoritas, saluden muchachos - esperó medio segundo por nuestro accionar, y al vernos absolutamente idiotizados por nuestras visitas, volvió a hablar - Bueno no importa, pasen por acá así hablamos bien -.
Y así como así, Dante se llevó a las tres a su cuarto y cerró la puerta.
Entre la deslumbrante imagen de semejantes mujeres y la extrañeza de la situación en la que repentinamente nos encontramos, volvimos a la calma del sillón, a la espera de que algo pasara…
Marce - Putas -.
Lo miramos.
Marce - son escorts, se pagó una fiestita y la está gozando… sin invitar… -
Yo - ¿vos decís? Medio raro que de la nada traiga tres prostitutas a casa… además, ¿vos te sumarías? ¿No te da cosa?
Marce - Ni a palo, de una, ¿vos la viste a la rubia esa? Imagínate esos labios apretándote la verga… ¿verdad Juancito?
Juancito - obvio boludo, ¿sabes cómo me pararon la pija esas putas? - Juancito se levantó y en un acto de extrema virguez, imitó el movimiento del apareamiento con la mesa - ¡toquemos la puerta a ver si convida!
Nos reímos de la desesperación del otaku, pero no pude evitar sentirme extraño por los comentarios de mis compañeros.
Yo - Bueno che, ni las conocemos y las tratan de putas… seguramente sean compañeras del trabajo o de la facu…
Juancito - ¿queres apostar? Vestidas así y con esos cuerpos boludo, las veces que vi cosas así en los hentai.
Yo - que cringe que sos pibe, bueno dale apostamos, mil pesos.
La conversación continuó unos minutos más, divirtiéndonos con los comentarios de virgen de Juancito y especulando un poco más sobre lo que podía estar pasando en la habitación de Dante.
Repentinamente, nuestra respuesta se acercó.
Dante - ¡Chicos! Vengan un minuto.
Nos miramos entre los tres, teníamos clara expectativa pero eran extrañas las circunstancias. ¿Por qué nos llamaba a la habitación en vez de salir? La respuesta nos esperaba al abrir la puerta.
Al borde de la cama se encontraba Dante, sentado y sin ropa… a su lado estaba la Milf, tirada y relajada en la cama también completamente desnuda, pero lo más impactante…
A los pies de la cama, arrodilladas, las dos jovencitas vestían nada más que sus polleras lavantadas para que se vieran sus deliciosos y perfectos culos, mientras que ambas se encargaban de mamar, lamer y besar la pija de Dante con la maestría de profesionales.
“Eran putas al final” pensé y miré a Juancito, quien ante semejante imagen no me prestó atención.
Una de las jóvenes volteó a vernos.
Dante - no - dijo dirigiéndose a ella - vos enfócate acá- y le devolvió el pene a la boca
Dante - cumplí muchachos…ayer les dije que conocí a unas personas, bueno son ellas.
Continuamos observando la escena un tanto shockeados, el sonido de pete ambientando la habitación.
Dante - Ayer estuve afuera por unos negocios, en un almuerzo… y afuera del restaurante estaba Diana acá - señaló a la Milf- y sus amigas… si, no son sus hijas aunque parezcan.
Dante tomó la nuca de la rubia y la aplastó contra su pelvis, mientras la nerd reía simpática.
Dante - Ufff, no saben lo que chupa… Bueno, sigo, me llamaron la atención, no solo porque las tres están buenisimas, que lo están no? - todos asentimos - pero me sorprendió lo que pedían… quieren lugar para quedarse.
Al escuchar eso salí un poco del transe de la escena, estaba bien que Dante ponía orden acá, pero el apartamento es chico y realmente era imposible tener tres personas más.
Yo - emmm…¿ y qué tiene que ver eso con nosotros?
Dante - ahí está lo bueno Juan, nuestras invitadas están muy agradecidas de poder ser nuevas inquilinas - paró un segundo para ver a sus dos juguetonas amigas, dándoles una caricia al pelo a cada una mientras seguía disfrutando de las caricias que propiciaban sus manos y bocas - y como están tan agradecidas llegamos a un acuerdo… van a ser de Uso Libre.
Yo - ¿Uso libre?
Dante - ¡Exacto! Uso Libre, estas dos putitas de acá están a disposición de todos, completitas… ¿queres un pete? Llamas a una, ¿queres ver cómo rebotan estos culos? Llamas a una, son nuestras para disfrutar.
WOW
Aun así, algo no quedaba claro entre nosotros, y así lo hizo saber uno de los nuestros.
Marce - Y… ¿ella? - dijo apuntando a la madura.
Dante - esa no, esa es mía.
Dejó a las dos jovencitas parar su demostración oral y se subió a la cama para darle su atención a quien había llamado Diana.
Las dos jóvenes ahora ya no nos daban la espalda, cambiando nuestra vista privilegiada de dos culos perfectos por una vista igual de privilegiada de dos muy hermosos pares de tetas, que acompañaban sus miradas lujuriosas mientras sacaban la lengua dejando caer un hilo de baba.
Dante - Disfruten.

Diario de Juan:
"Al final es cierto que eran putas… pero eran nuestras putas"
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