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Primera experecia Cuckold!

Mi marido siempre tuvo la fantasía de hacer un trío. Durante años me negué. Lo usábamos como parte del juego, lo hablábamos en la cama, como algo que “quizás algún día”. Pero no pasaba de ahí. Hasta que un día, en medio de una pelea fuerte, me dio un ultimátum. Entendí que tenía que decidir: o lo hacíamos realidad, o lo nuestro se terminaba.
Y aunque siempre dije que no, muy en el fondo, algo en mí lo deseaba. Pero me costaba. Estaba llena de prejuicios, de inseguridades, de tabúes... cosas que no me dejaban soltarme.
Finalmente, llegó el día. Quedamos en que iba a vendarme los ojos y ponerme un conjuntito de lencería que a él le gustaba. La idea era arrancar con él, como siempre, y que su invitado llegara mientras tanto.
Y así fue. Empezamos despacio, como si fuera una noche más. Me besaba, me acariciaba, me tocaba... y yo temblaba. No solo de miedo, sino también de esa mezcla de adrenalina y deseo. Estaba completamente mojada.
A los 10 o 15 minutos sonó su celular. Era el invitado. Sentí un escalofrío. Él se levantó, fue a abrir, y al rato volvió con él. No dijeron casi nada. Solo escuché pasos, murmullos... y el típico ruido del cinturón cuando se lo desabrochás y lo dejás caer.
Escuché a mi marido decirle algo como:
—Dejá la ropa ahí...
Después se sentó en su sillón del escritorio, ese desde donde trabaja, y le dijo:
—Dale, animate.
Y ahí lo sentí. Su amigo se me acercó despacito. Me acarició la espalda, bajando hacia la cola. Empezó a besarme el cuello, corriéndome el pelo que me lo tapaba. Yo ya estaba en llamas.
Sus manos bajaban por mis piernas, subiendo de a poco. Rozando cerca de mi entrepierna… hasta que llegó. Me corrió la bombacha y me empezó a meter los dedos. Creo que se dio cuenta enseguida de lo mojada que estaba, porque ahí cambió. Se volvió más intenso, más decidido… y eso me calentaba todavía más.
Me metía un dedo en la cola y yo ya no ofrecía resistencia. Me soltaba. Me dio un chirlo fuerte que me sacudió toda, y me bajó la ropa interior. Me dejó como quería: entregada.
Yo estaba boca abajo, y él me levantó una pierna, como formando un cuatro con el cuerpo. Y así, empezó a cogerme. Primero suave, después con más fuerza. Y yo, en mi mundo. Sentía que mi marido nos miraba desde el escritorio, pero me chupaba un huevo. Estaba extasiada. Nunca había sentido tanta excitación junta.
El tipo me cogía con fuerza, marcando el ritmo, haciéndome sentir completamente suya. Como haciendome saber que iba a ser su putita por una vez.
 Al rato, la sacó y me la puso en la boca. Me agarró del pelo y me la empujaba con fuerza. No decía nada, pero sus gestos hablaban por él.
Después volvió a cogerme. Y ahí pasó algo que me quebró por dentro… pero en el mejor sentido. Empezó a jugar con la punta en mi cola. La rozaba, la metía apenas, la sacaba… hasta que me la mandó. Sin avisar. Firme, sin pausa.
Yo nunca había tenido tantas ganas de que me cojan por atrás. Y en ese momento, lo único que quería era eso: que me lo haga sin pensar, sin medir.
Me pegaba chirlos, me agarraba fuerte de los cachetes del orto. Lo sentía hasta el fondo. Me sentía usada, pero en el buen sentido. Como si por fin hubiera soltado todo.
Volvió a sacarla y me la metió en la boca otra vez. Y yo se la chupaba sin pensarlo. Me parecía hasta rico el sabor. La tenía caliente, pesada, húmeda… y yo no quería que pare.
Siguió un rato más, metiéndola adelante y atrás. Me enteré después que eso que hacía se llama “gaping”, porque me la metía y me la sacaba entera, con fuerza pero sin lastimarme. Me tenía completamente abierta, en todos los sentidos.
Hasta que volvió a mi boca. Ahí supe que iba a acabar. Abrí bien, saqué la lengua como corresponde, y esperé. Me agarró de la cabeza, me la metió hasta el fondo, y sentí cómo me llenaba la boca. Lo tragué todo. Me la dejó ahí un rato más, y después simplemente se vistió y se fue. Yo nunca me saqué la venda. No vi su cara, no supe quién era.
Me quedé tirada en la cama, con la cara hundida contra las sábanas. En silencio. Con vergüenza. Pero más que nada… con mil cosas en la cabeza. Lo que había hecho, lo que había sentido.
Mi marido cerró la puerta y volvió a la habitación. Se me acercó, me susurró al oído:
—¿Te gustó?
Yo no podía ni hablar. Le dije que sí, bajito. Después cogimos, obvio. Quiso por la cola también, y acabó ahí.
Esa noche, esa semana… no podía dejar de pensar en lo que pasó. Me preguntaba una y otra vez quién era el tipo. No lo supe hasta bastante tiempo después.
Pero esa... es otra historia. que mas adelante les contare.

23 comentarios - Primera experecia Cuckold!

Hungry_wolf
Tremendo relato! Me encantó es una mezcla de lo que me sucede a mi con mi pareja y lo que desearía. Muy muy bueno
Papichulo2024
Te habrás sentido tan sucia y puta, y a la vez con esa sensación de pedir perdón 🔥🔥
Koopa8524
uff que buena puta salio a relucir, muy excitante linda. 🥵
andynic_
Qué experiencia más caliente, nos encantó
erikguanipa2002
Excelente post y una experiencia inolvidable 🤤🔥🔥🔥😈 me fascina leer experiencias vividas, pronto tendré un trio MHM 🔥😈😏 merecidos +10
Nikki27
Excelente relato, hermosa experiencia.
tanodot
Va 10, bien probadooo!!🤪🤪
donro45
me encanto, casi que podia mirarte... tremendo geninis. ratones del tamaño de un elefante.
333354
Excelente relato me dejaste la pija bien grande y parada saludos dejo puntos 10
Yerlok_jolm
Excelente y muy excitante... Espero que la próxima historia no tarde en llegar. Van 10.
Chirolita69
Excelente ,espero que develes quien fue el que te cogio delante de tu marido
paja1974
Exelente relato hermosura van diez