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Esposa busca fotógrafa para crear Sesión junto a su marido

En este relato han sidomodificado los nombres reales para mantener una privacidad y a su vez cuenta una historia ficticia.
 
En la vibrante ciudad de Caracas, Bety, una joven administradora de 30 años, pasaba sus días organizando las gestiones administrativas para la empresa en la cual trabajaba. Su vida social no era tan activa, pero siempre había algo que le faltaba. Un día, mientras navegaba por la red social X, se topó con el perfil de una mujer llamada Marta, una fotógrafa de 28 años con un portafolio impresionante y una personalidad arrolladora. Marta tenía un estudio secreto de fotografía donde realizaba sesiones privadas y exclusivas. Bety quedó fascinada por el trabajo de Marta y decidió contactarla, ya que usualmente solía subir contenido propio a la red social X junto a su esposo y le gustaba la idea de querer hacer alguna sesión un poco más profesional.


-Hola, Marta. Me encanta tu trabajo. Eres realmente talentosa. Me llamo Bety, me encantaría trabajar contigo y conocer más sobre tu estudio secreto. Espero que podamos conectar más allá de los likes.- Escribió Bety en un mensaje directo.


Marta, que estaba en su estudio fotográfico, recibió el mensaje y sonrió. Le gustaba la sinceridad y la valentía de Bety. Respondió de inmediato:


-Hola, Bety. Gracias por tus palabras. Me encantaría que nos conociéramos y saber más sobre ti. ¿Te gustaría que nos viéramos en persona? -


Bety, con el corazón acelerado, y una sensación de adrenalina que comenzaba a recorrer su cuerpo aceptó la invitación, pues nunca se había imaginado que llegaría a este punto y mucho menos que alguien ajeno a su esposo les tomaran fotos. Quedaron en un café encantador en la zona de Chacao, conocido por su ambiente comercial y transitado. Cuando Bety llegó, Marta ya estaba allí, sentada en una mesa al aire libre, con una taza de café humeante frente a ella. Su cabello negro azabache caía en ondas suaves sobre sus hombros, y sus ojos verdes brillaban con una mezcla de curiosidad y deseo.


-¡Hola, Bety!.- Dijo Marta, levantándose para saludarla con un abrazo cálido.


-¡Es un placer conocerte finalmente!.-


-¡El placer es mío, Marta!.- Respondió Bety, sintiendo una corriente eléctrica al tocarla.
 
Pasaron horas hablando de fotografía, modelaje y sus sueños. La conexión entre ellas era palpable, y ambas sabían que había algo más que una simple amistad en el aire, pues era Marta quien pasaría de ser una desconocida a una cómplice.


-Oye Bety, cuéntame porque me contactaste, ¿Qué te gustaría hacer?.- Preguntó Marta.


-Pues Marta te comento, mi esposo y yo tenemos una cuenta en la red social X, una cuenta que manejamos ambos pero con la particularidad de que compartimos contenido íntimo.-


-¡Ah Caramba, ja, ja, ja, ja!.-


-¡ja, ja, ja!, si y pues mepuse a buscar y de casualidad me salió tu perfil en X como sugeridos, pero alindagar en tus publicaciones vi que no estabas relacionada a este mundo.-


- Y pues dije, me cae como anillo al dedo, porque tengo en mente que me gustaría realizar una sesión de fotos algo más profesional, y pues creí que serías una buena opción como fotógrafa -


Marta sorprendida con la solicitud tan peculiar que le hacía Bety y con todas las ganas de querer explorar algo más que una fotografía con ella accedió diciendo:


- Pues bueno Bety creo que me agrada la idea de lo que solicitas, debo confesar que nunca he hecho algo similar pero también quiero confesar que no me desagrada la idea y más viniendo de una chica tan linda como tu -


Ya a las 7 de la tarde cuando el sol comenzó a ponerse, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados, Marta propuso dar un paseo por las calles empedradas de Sabana Grande otro lugar al cual Marta le había invitado a seguir la charla.


Caminaron juntas, con sus hombros rozándose suavemente, y la tensión entre ellas creció. Marta tomó la mano de Bety, entrelazando sus dedos con los de ella. Bety extrañada de la situación no pudo evitar que le temblara la mano, pues nunca se había imaginado que una simple reunión para conocer a una persona que le haría un trabajo de fotografía junto a su esposo estuviera dirigiéndose en otro sentido.


-Quiero mostrarte algo- Dijo Marta, guiándola hacia un callejón estrecho y oscuro.


En el callejón, Marta la acercó a una puerta de madera antigua. Sacó una llave de su bolso y la abrió, revelando un estudio fotográfico escondido.


-Este es mi santuario- Susurró Marta, encendiendo una lámpara que proyectaba sombras danzantes en las paredes. Un lugar con mucho material fotográfico de trabajos anteriores de Marta, cámaras, trípodes, telas, muebles y un lindo sofá de terciopelo rojo.


Dentro del estudio, el aire estaba cargado de deseo. Marta tomó el rostro de Bety entre sus manos y la besó suavemente al principio, luego con más intensidad. Bety respondió con la misma pasión, sintiendo cómo su cuerpo se encendía con cada caricia. Las manos de Marta exploraron su cuerpo, desabrochando su blusa y liberando sus pechos del sujetador.


-Ahhhh- Bety gimió suavemente, arqueando su espalda para ofrecerse a las caricias de Marta.


Marta la llevó a una zona del estudio donde estaba el sofá. Con cuidado, la acostó y comenzó a desvestirla lentamente, besando cada parte de su cuerpo que quedaba expuesta. Bety temblaba, sus manos recorriendo el cuerpo de Marta, sintiendo la firmeza de sus músculos y la suavidad de su piel.


-Eres hermosa, Bety. Quiero capturar cada curva de tu cuerpo con mi cámara. - Susurró Marta, su voz ronca por el deseo.


Bety con voz temblorosa y con un nivel de éxtasis que le recorría su cuerpo, arqueando cada vez más su espalda le responde:


-Ahhh-


 - Marta yo no me imaginé que una simple reunión para planificar una sesión con mi esposo terminaría en un encuentro tan íntimo con una mujer. -


Marta se levantó y tomó su cámara, comenzando a tomar fotos de Bety mientras yacía semidesnuda en el sofá una mano dentro de sus pantis acariciando su coño lentamente. Cada clic de la cámara era como una caricia, y Bety se sentía más deseada que nunca. Marta se movía alrededor de ella, capturando cada ángulo, cada expresión de su rostro. La tensión en el estudio era palpable, y ambas sabían que esto era solo el comienzo de lo que estaba por venir.


Después de tomar varias fotos, Marta dejó la cámara a un lado y se acercó a Bety, besándola con urgencia. Sus manos recorrieron el cuerpo de Bety, explorando cada rincón, cada curva. Bety respondía con el mismo deseo, sus manos tirando de la ropa de Marta, ansiosa por sentir su piel.


- ¡Quiero verte toda! - Susurró Bety.


Ayudando a Marta a quitarse la camisa y los jeans. Cuando Marta quedó completamente desnuda, Bety admiró su cuerpo curveado y tan llamativo. Sus curvas eran perfectas, unos senos talla32B ligeramente caídos, unas nalgas no tan grandes pero si pronunciadas que hacía contraste con cada parte de ella y cada centímetro de su piel parecía gritar "tócame".


Se besaron de nuevo, con una urgencia desesperada. Bety pudo sentir la humedad entre sus piernas, y supo que Marta también lo sentía. Con un movimiento suave, Marta se colocó entre las piernas de Bety, sus ojos verdes fijos en los de ella mientras comenzaba a explorarla con su lengua.


- ¡Ahhhhhhhh! - Bety gritó de placer, sus manos agarrando el cabello de Marta, guiándola y animándola.


El mundo se desvaneció a su alrededor mientras se perdían en su pasión, sus cuerpos moviéndose al ritmo mental de una música sensual, sus respiraciones entrecortadas y sus corazones latiendo al mismo ritmo. Marta sabía exactamente cómo tocarla, cómo besarla, cómo llevarla al borde del abismo y mantenerla allí, suplicando por más.


- ¡Ahhh! -


- ¡Ahhh! -


- ¡Ahhh! -


- ¡Que rico! -


- ¡No te pares! -


- ¡Que rico me la chupas Marta!


Cuando Bety finalmente alcanzó el clímax, su cuerpo tembló con una intensidad que nunca había experimentado antes. Marta continuó besándola y acariciándola, prolongando su placer hasta que Bety tuvo que suplicar piedad.


- ¡Por favor, Marta, no puedo más!. -  Jadeó, su cuerpo agotado y satisfecho.


Marta sonrió y se acostó a su lado, acariciando su cabello mientras recuperaban el aliento.


-¡Eres increíble, Bety!-


-¡Nunca había sentido algo así!. Susurró.


Bety, con una sonrisa soñadora, respondió:


-¡Yo tampoco. Eres mágica, Marta!.-


-¡Si mi esposo supiera lo que acaba de pasar acá tiene dos opciones, o toma una cámara y se pone a capturar esta mi primera vez con una mujer, o se va dudando de si soy Héterosexual!.

Pasaron la noche juntas, explorando sus cuerpos y descubriendo nuevos placeres. Cuando el sol comenzó a asomarse por la ventana, Marta tomó su cámara nuevamente y comenzó a tomar fotos de Bety, capturando la luz dorada que bañaba su cuerpo desnudo quien capturaba cada momento con una intensidad que la dejaba sin aliento. Bety se sentía como una diosa, adorada y deseada, mientras posaba para Marta con medio cuerpo boca abajo, abrazando una almohada, una pierna medio subida y aquellas nalgas gigantes que se mostraban.

Después de la sesión de fotos, se ducharon juntas, sus cuerpos enjabonados y resbaladizos, los senos que chocaban unos a otros, explorándose mutuamente con toques suaves y caricias lánguidas. Salieron de la ducha y se secaron mutuamente, sus miradas fijas la una en la otra, el deseo renaciendo en sus ojos.

De vuelta en el sofá, se acariciaron y besaron lentamente, saboreando cada momento. Bety exploró el cuerpo de Marta con sus manos y su boca, deteniéndose en sus pechos, besando y chupando sus pezones hasta que estuvieron duros y sensibles.

- ¡Ahhh! - Gimió Marta, arqueando su espalda, ofreciéndose completamente a Bety.

- ¡Que boca tan calentita tienes Bety! -

Bety continuó su descenso ,besando y lamiendo cada centímetro de la piel de Marta, hasta que llegó a su destino final. Separó suavemente los pliegues de Marta y comenzó a lamer y chupar su clítoris, sus dedos explorando su interior, encontrando ese punto quela hacía gritar de placer.

- ¡Que rica vagina que tienes Marta, jamás me hubiera imaginado que estar con una mujer era tan así de delicioso!-

Marta se perdió en las sensaciones, sus manos agarrando los cojines del sofá, su cuerpo moviéndose al ritmo de las caricias de Bety.

- ¡Más, por favor, más! - Suplicaba Marta, con sus gemidos desesperado.

- ¡Ahhh! ¡Ahhh! ¡Ahhh! -
 
Bety obedeció, intensificando sus caricias, su lengua trabajando mágicamente, llevando a Marta al borde del abismo una y otra vez, pero sin dejarla caer. Cuando finalmente permitió que Marta alcanzara el clímax, fue con una intensidad que la dejó temblando y sin aliento.

- ¡Ahhhhhhhhhhhhhhhh! - Saltando un squirt  a presión bañando parte de lacara de Bety de todo aquellos líquidos contenido en Marta.

- ¡Bety, eso fue... increíble!- Jadeó Marta, su cuerpo exhausto y satisfecho.

Bety sonrió y se acostó a su lado, acariciando su cabello.

- ¡Me alegra que lo hayas disfrutado, mi amor! -


Bety después de todo lo que había pasado junto a Marta se recordó que ¡tenía marido! y que no se había comunicado con él desde el día anterior. Pues creía que en este caso era mejor pedirle perdón que pedirle permiso.
 

Esposa busca fotógrafa para crear Sesión junto a su marido


 Pasaron el resto del día explorando sus cuerpos y descubriendo nuevos placeres. Cuando cayó la noche, Marta sugirió que posaran juntas para una sesión de fotos. Bety aceptó encantada, y juntas crearon imágenes eróticas y sensuales que capturaban la esencia de su conexión.


Después de la sesión de fotos, se acostaron en el sofá, agotadas pero felices. Marta encendió una vela y la colocó cerca de ellas, creando una atmósfera íntima y romántica. Se acariciaron y besaron suavemente, sus cuerpos relajados y satisfechos.

- ¡Quiero que te quedes conmigo! -Susurró Marta, sus ojos fijos en los de Bety.

- ¡Quiero explorar esto contigo, sin prisas, sin interrupciones! -


Bety sonrió y dijo:

- ¡Estás loca! ¡Si más bien estoy ya pensando cómo le cuento todo esto a mi marido y rogar que pueda describir con cada palabra el nivel de éxtasis y excitación que hemos vivido aquí! -

-¡Ja, ja, ja, ja!.-

Marta y Bety muertas de risas mientras imaginaban como sería tal situación.

- ¡Bety pero en serio me gustaría hacerles esa sesión fotográfica a ti y a tu esposo! - Exclamó Marta.

- Pues a mi también me encantaría, espero que no reaccione mal al contarle lo ocurrido y lo tome de buenas - Expresó Bety mientras se vestía y recogía sus cosas.

Pasaron los días y el estudio de Marta se convirtió en un santuario para estas dos mujeres, un lugar donde podían ser ellas mismas y explorar su conexión sin restricciones. Marta capturaba cada momento con su cámara, creando un álbum de recuerdos que reflejaba la intensidad de sus encuentros casuales. 
 
A continuación, comparto imágenes no asociadas a la historia, pero que pueden ser referidas a la misma.




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