Concurso en la Playa
Carolina y Mateo llegan a la playa, donde hay una gran multitud reunida con gritos y arengas. Al acercarse, se dan cuenta de que se trata de un concurso de parejas. El concurso consiste en que las parejas deben aguantar el mayor tiempo posible sin llegar al orgasmo, además de realizar una serie de posiciones sexuales con un ritmo intenso. El premio es una moto acuática, algo que Mateo desea mucho. Para Carolina, la idea de tener sexo con su propio hijo frente a tanta gente es abrumadora, pero Mateo insiste:
—Madre, mira, ese premio lo quiero. Con vos bajá, para que nadie nos escuche.
Carolina mira la cara de Mateo, llena de determinación, y responde:
—No, hijo, no podemos llegar a ese punto.
Mateo, suplicante, dice:
—Por fa, mamá.
Carolina, con una mezcla de curiosidad y excitación, responde:
—Miramos un poco y ya te digo.
Se acercan más al concurso, donde una pareja está realizando diversas posiciones sexuales. La multitud aplaude y anima a las parejas participantes. Mateo mira a su madre con picardía, y ella, con una sonrisa nerviosa, le toma la mano y dice:
—Vamos, hijo.
Se dirigen a la tarima donde se lleva a cabo el concurso. El animador los presenta, y la gente aplaude. Les recuerdan las reglas, y ambos asienten, aceptando participar. Carolina, tratando de controlar sus nervios, dice:
—Mateo, empecemos con el misionero.
Se acuesta en la tarima, exponiendo su cuerpo desnudo. Mateo, muy excitado, se posiciona sobre ella y la penetra suavemente. Carolina siente una mezcla de miedo y excitación mientras su hijo la penetra. Gime de felicidad, y Mateo, incapaz de contenerse, llega al orgasmo en menos de dos minutos. Se ve triste y decepcionado por no haber aguantado más. La vagina de Carolina gotea el semen de su hijo y se le acerca a su oreja y con voz muy comprensiva le dice no pasa nada hijo yo te voy a enseñar.
El animador, notando su desánimo, dice:
—No pasa, amigo. Mañana hay otra oportunidad para que te ganes una moto acuática.
Carolina y Mateo se miran fijamente y sonríen, sabiendo que han compartido un momento único y especial.
Carolina y Mateo llegan a la playa, donde hay una gran multitud reunida con gritos y arengas. Al acercarse, se dan cuenta de que se trata de un concurso de parejas. El concurso consiste en que las parejas deben aguantar el mayor tiempo posible sin llegar al orgasmo, además de realizar una serie de posiciones sexuales con un ritmo intenso. El premio es una moto acuática, algo que Mateo desea mucho. Para Carolina, la idea de tener sexo con su propio hijo frente a tanta gente es abrumadora, pero Mateo insiste:
—Madre, mira, ese premio lo quiero. Con vos bajá, para que nadie nos escuche.
Carolina mira la cara de Mateo, llena de determinación, y responde:
—No, hijo, no podemos llegar a ese punto.
Mateo, suplicante, dice:
—Por fa, mamá.
Carolina, con una mezcla de curiosidad y excitación, responde:
—Miramos un poco y ya te digo.
Se acercan más al concurso, donde una pareja está realizando diversas posiciones sexuales. La multitud aplaude y anima a las parejas participantes. Mateo mira a su madre con picardía, y ella, con una sonrisa nerviosa, le toma la mano y dice:
—Vamos, hijo.
Se dirigen a la tarima donde se lleva a cabo el concurso. El animador los presenta, y la gente aplaude. Les recuerdan las reglas, y ambos asienten, aceptando participar. Carolina, tratando de controlar sus nervios, dice:
—Mateo, empecemos con el misionero.
Se acuesta en la tarima, exponiendo su cuerpo desnudo. Mateo, muy excitado, se posiciona sobre ella y la penetra suavemente. Carolina siente una mezcla de miedo y excitación mientras su hijo la penetra. Gime de felicidad, y Mateo, incapaz de contenerse, llega al orgasmo en menos de dos minutos. Se ve triste y decepcionado por no haber aguantado más. La vagina de Carolina gotea el semen de su hijo y se le acerca a su oreja y con voz muy comprensiva le dice no pasa nada hijo yo te voy a enseñar.
El animador, notando su desánimo, dice:
—No pasa, amigo. Mañana hay otra oportunidad para que te ganes una moto acuática.
Carolina y Mateo se miran fijamente y sonríen, sabiendo que han compartido un momento único y especial.
1 comentarios - Madre e hijo lo prohibido capitulo 9