Regreso a la Habitación
Regresan a la habitación con sensaciones muy eróticas y raras. Carolina, con su espectacular cuerpo, sus senos grandes y hermosos, y su cola deliciosa a la vista, camina junto a Mateo. Su vagina está mojada después de haber metido el pene de su hijo en su boca. Mateo, por su parte, va relajado y feliz, aún con el pene erecto. Carolina nota ese gran pene y, ya en la habitación, dice:
—No debemos contar a nadie de esto, ¿bueno, hijo?
Mateo responde con una sonrisa:
—Solo para dos, mamá.
Carolina, más relajada y disfrutando del resort, dice:
—Hijo, casi no puedo meterme esa cosa que tienes como pene.
Mateo, con una mezcla de orgullo y excitación, responde:
—Mamá, eres toda una experta en garganta profunda.
Carolina, sorprendida por sus propios sentimientos, admite:
—Es la primera vez que hago una.
Mateo, con voz suave, pregunta:
—Mamá, ¿te gustó?
Carolina, sin poder contenerse, responde:
—Pues no debería decirte esto por ser mi hijo, pero sí me gustó mucho.
Mateo, emocionado, dice:
—Ojalá mañana haya otros concursos, jaja.
Carolina se ríe pícaramente y responde:
—Hijo, ¿qué piensas que voy a hacerte otra mamada? No creo, jaja.
Deciden ir a dormir, sabiendo que al día siguiente habrá más actividades para disfrutar. Carolina dice:
—Vamos a dormir, hijo, ya que mañana hay que disfrutar la playa.
Mateo, con una sonrisa, sugiere:
—Mamita, ¿te vas a poner pijama?
Carolina, relajada y abierta, responde:
—Hijo, ¿para qué? Si me has visto toda. Tú, si quieres, quédate desnudo y dormimos juntos. Igual solo hay una cama.
Se acuestan a dormir, y Mateo, incapaz de contener su erección, comienza a masturbarse muy suave para que su madre no se dé cuenta. Sin embargo, Carolina nota que su hijo se está masturbando y, con voz suave, le dice:
—Hijo, tranquilo, acaba rápido. Que debe ser duro tener esa erección por tanto tiempo.
Mateo, agradecido, responde:
—Gracias, mamá.
Carolina, con muchas sensaciones recorriendo su cuerpo, también se toca su vagina y su clítoris, totalmente mojada. Gime muy bajito para que su hijo no note que también se está masturbando, pensando en lo que han vivido y en lo que les deparará el mañana.
Regresan a la habitación con sensaciones muy eróticas y raras. Carolina, con su espectacular cuerpo, sus senos grandes y hermosos, y su cola deliciosa a la vista, camina junto a Mateo. Su vagina está mojada después de haber metido el pene de su hijo en su boca. Mateo, por su parte, va relajado y feliz, aún con el pene erecto. Carolina nota ese gran pene y, ya en la habitación, dice:
—No debemos contar a nadie de esto, ¿bueno, hijo?
Mateo responde con una sonrisa:
—Solo para dos, mamá.
Carolina, más relajada y disfrutando del resort, dice:
—Hijo, casi no puedo meterme esa cosa que tienes como pene.
Mateo, con una mezcla de orgullo y excitación, responde:
—Mamá, eres toda una experta en garganta profunda.
Carolina, sorprendida por sus propios sentimientos, admite:
—Es la primera vez que hago una.
Mateo, con voz suave, pregunta:
—Mamá, ¿te gustó?
Carolina, sin poder contenerse, responde:
—Pues no debería decirte esto por ser mi hijo, pero sí me gustó mucho.
Mateo, emocionado, dice:
—Ojalá mañana haya otros concursos, jaja.
Carolina se ríe pícaramente y responde:
—Hijo, ¿qué piensas que voy a hacerte otra mamada? No creo, jaja.
Deciden ir a dormir, sabiendo que al día siguiente habrá más actividades para disfrutar. Carolina dice:
—Vamos a dormir, hijo, ya que mañana hay que disfrutar la playa.
Mateo, con una sonrisa, sugiere:
—Mamita, ¿te vas a poner pijama?
Carolina, relajada y abierta, responde:
—Hijo, ¿para qué? Si me has visto toda. Tú, si quieres, quédate desnudo y dormimos juntos. Igual solo hay una cama.
Se acuestan a dormir, y Mateo, incapaz de contener su erección, comienza a masturbarse muy suave para que su madre no se dé cuenta. Sin embargo, Carolina nota que su hijo se está masturbando y, con voz suave, le dice:
—Hijo, tranquilo, acaba rápido. Que debe ser duro tener esa erección por tanto tiempo.
Mateo, agradecido, responde:
—Gracias, mamá.
Carolina, con muchas sensaciones recorriendo su cuerpo, también se toca su vagina y su clítoris, totalmente mojada. Gime muy bajito para que su hijo no note que también se está masturbando, pensando en lo que han vivido y en lo que les deparará el mañana.
0 comentarios - Madre e hijo lo prohibido capitulo 7