Mi nombre es Tania, tengo 19 años, mido 1.48 mts. Soy de piel clara, tengo el cabello castaño claro y largo, me llega hasta la mitad de la espalda, soy delgada, con un cuerpo tonificado pero pequeña y delgadita, tengo una cara bonita afilada y ojos color café claro.

Me gusta maquillarme, usar labiales rojos y uñas postizas del mismo tono, pintarme el cabello. También me encanta usar arracadas de plata, ya que se me ven muy lindas al acomodar mi cabello de forma coqueta. En esta ocasión les quiero relatar como fui desvirgada por un rudo y fuerte albañil cuando tenía 17 años recién cumplidos, aunque siempre he aparentado menos edad de la que realmente tengo. Desde chica me ha gustado hacer ejercicio solo para tonificar mis piernas y glúteos, mis senos un poco pequeños, mis pezones son rositas y como montañitas. La cintura definida, el abdomen plano y un culito pequeño pero bien formado. Cuando uso jeans se me marcan muy bien las nalgas levantaditas y al juntar mis piernas se me forma un huequito en mi zona íntima. Tengo piernas estilizadas que me gusta mostrar cuando uso minifaldas pues tengo la piel muy suave. Me gusta ser muy femenina, seductora y vestir provocativa, aunque siempre procurando mantener una buena imagen ante las personas que me conocen.

Como se podrán imaginar a mis 17 años de edad recién cumplidos yo todavía era una escuincla virgen e inocente. Me la pasaba en mi cuarto escuchando música pop y platicando durante horas por teléfono con mis amigas jugando co el teléfono , fantaseaba con tener un novio guapo y que me tratara como princesa. Disfrutaba coquetearles a mis amigos en la escuela y por su puesto me daba cuenta que los hombres adultos ya me veían con morbosidad, a pesar de no tener atributos muy prominentes, pero lo que tenía si hacía voltear a verme a muchos el culo y los senos cuando caminaba por la calle, lo que me daba miedo en especial cuando iba sola y de noche, aunque debo admitir que eso era algo que me excitaba mucho. La idea de que un hombre rudo me desvirgara en un lugar abandonado, esa había sido una de mis fantasías favoritas ser violada o forzada a coger con un hombre desconocido, en alguna construcción o un baldío, cogiéndome muy fuertemente hasta saciarse, constantemente se me venía a la mente. Era una chica muy sensual y cachonda en algunas ocasiones, sin embargo por la edad ya empezaba con la curiosidad de no solo tener novio para besos, si no para algo más, a veces me daban mis desplantes hormonales y tenía que masturbarme seguido, a todas horas en distintos lugares para sacarme, empezaba a ver porno y a buscar imágenes de vergas y les tomaba captura e iba haciendo mi álbum en mi galería con el que posteriormente me masturbaba pensando que estaban dentro de mi, con unas tremendas ganas de perder la virginidad y sentir una verga grande, venosa y gruesa dentro de mí.
En aquel entonces yo había egresado de la preparatoria. Mis padres ya estaban divorciados y yo pasaba la mayor parte del tiempo en casa de mi mamá en Zapopan, Jalisco. Mi mamá trabajaba como enfermera en una clínica y tenía un horario muy extenso, incluso rolaba turnos por lo que en ocasiones me quedaba sola durante la noche.
Un día miércoles una de mis amigas de nombre Paola, me llamó por teléfono para invitarme a su casa a festejar su cumpleaños, ya que estaba cumpliendo 18 años y quería nos reuniéramos solamente sus amigas. Quedamos de vernos en su casa ya que festejaríamos ahí mismo en el patio trasero, ya que su mamá le había dado permiso y prefería que estuviésemos en su casa para que no corriéramos peligro.
Cuando colgué el teléfono fui de inmediato a pedirle permiso a mi mamá, bajé las escaleras como loca corriendo hasta la cocina, ella estaba preparando la comida. Me dio permiso de ir ya que mi amiga vivía muy cerca en una colonia junto a la nuestra, pero con la condición de que mi mamá me llevaría hasta la casa de mi amiga y yo regresaría a mi casa antes de las 9:00 pm. Le di un beso en la mejilla, comimos juntas y subí a mi habitación para bañarme.
Como les he platicado yo era muy vanidosa y mis amigas no se quedaban atrás, siempre competíamos para ver quien se veía más sexy, aunque no nos lo decíamos. Así que me depilé completamente, incluso mi zona íntima, sólo dejando una línea en medio. Sali de bañarme y me puse mi crema favorita olía a vainilla y me dejaba la piel deliciosamente suave. Me puse una tanguita de encaje y un brasier push up de encaje rojos, de mi marca favorita victoria´s. Para vestirme elegí unos jeans de mezclilla azul muy ajustados de la entrepierna que levantaban mi culo haciéndolo ver más prominente y marcaban mi vagina, tenían rasgaduras al frente que dejaban ver mi piel queriéndose salir del pantalón de lo ajustado. Me puse una blusa blanca descubierta de los hombros y escotada con cordones entre los senos, que dejaban ver un poquito mi brasier rojo. Combiné mi look con unos tacones color beige y un bolso del mismo tono. Me planché el cabello, maquillé ligeramente y puse labial rojo, también me puse un perfume dulce muy costoso y unas arracadas grandes de plata 925. Quede muy hermosa, sexy y fresca. Me miré al espejo y posaba sexy para tomarme selfies, sin saber que esa noche iba a ser brutalmente desvirgada y cumplir mis dos deseos.
Mas tarde mi mamá me llevó en su coche a un centro comercial para comprarle un bolso a mi amiga, como regalo de cumpleaños, después me llevó hasta su casa, toqué el timbre y salió mi amiga. La felicité dándole un abrazo y le entregué su regalo, mi mamá también la felicitó y se fue a trabajar porque le tocaba hacer horario nocturno en el hospital desde las 6:00 pm hasta las 6:00 am. Entramos a la casa y mis demás amigas ya estaban en el patio trasero, encargamos unas pizzas y fuimos a la tienda a comprar una botella de tequila, refresco de toronja y cigarros, ya que por fin tenían identificaciones oficiales, excepto yo, pues eran mayores de edad. Estuvimos durante algunas horas escuchando música mientras nos terminábamos la botella, platicando de nuestras artistas favoritas, los chicos que nos gustaban, etc….
Estaba pasándola muy bien con mis amigas, los efectos del alcohol se hacían notar pues caminábamos un poco mareadas y bailábamos desinhibidas entre nosotras, ya que no había invitado hombres pues su mamá no la dejó. El tiempo paso muy rápido y algunas de mis amigas comenzaron a irse, yo fui la última, eran aproximadamente las 11:30 pm desobedeciendo a mi mamá. Entonces me despedí de mi amiga y ella me dijo que el clima se veía como si fuese a llover y si quería le podía llamar a un taxi, pero yo le dije que no era necesario ya que vivía cerca y en unos minutos llegaría a mi casa. Así que imprudentemente me fui caminando con rumbo a mi casa yo sola.
Cuando estaba caminando por la calle sentí como el efecto del alcohol se hacía mayor, y encendí un cigarro para seguir disfrutando de mi libertad de ser una chica independiente que ya andaba sóla en la calle, me sentía grande jajaja. Era una escuincla inocente que no medía el peligro, ni si quiera sabia fumar bien, tocía cada que daba una fumada al cigarrillo. Continué caminando entre edificios de interés social con parques y jardineras comunes en los que había columpios oxidados y la mayoría de las paredes tenían grafitis. El tequila me había puesto muy cachonda y me excitaba andar sola en la noche vestida tan provocativa. Las calles estaban muy oscuras ya que como suele pasar el alumbrado público era muy deficiente, eran pocos los focos que funcionaban. De pronto comencé a sentir gotas de lluvia y escuché algunos truenos, cada vez llovía con más fuerza, me estaba mojando, así que caminé un poco más rápido. Cuando salí de esa colonia tenía que pasar por otra calle muy larga que conectaba con mi colonia, era una calle que aún no estaba pavimentada, el camino era de tierra y estaba irregular, con hiervas y eran muy pocas las casas construidas, la mayor parte eran terrenos baldíos. Así que para caminar mejor con mis tacones me fui por la orilla pegada a las casas ya que no había banqueta.
Estaba haciendo algo de frio y yo solamente llevaba puesta mi blusa blanca escotada que descubría mis hombros, mis jeans azules tan ajustados y delgados que definían mi figura metiéndose entre mis nalgas, levantándome el culo, marcando mi vagina y dejando un huequito en mi zona íntima. Me sentía tan femenina y desprotegida en esa calle, sentí miedo y caminé más de prisa. Unos metros adelante vi que había una construcción en obra gris con vigas de madera por dentro, levantadas como deteniendo el techo, había montañas de arena y grava afuera de la construcción que estaba entre dos grandes terrenos baldíos. La calle completamente oscura y sola ahí no servía el alumbrado público. Fue entonces que al pasar pude ver a un hombre de tez morena, como de 40 años, con barba larga, de 1.80 mts. de estatura aproximadamente, que vestía una playera negra de heavy metal, pantalón de mezclilla y botas negras de trabajo. Era un albañil de aspecto rudo, empolvado de arena y cemento, tenía una mirada muy morbosa con la que me veía como si quisiera cogerme. Estaba recargado en la barda a la entrada de la construcción, en ese momento yo estaba muy mojada de la ropa ya que llovía muy fuerte. Sentía como mí ropa se me pegaba mucho más al cuerpo, evidenciando mi hermosa figura. Hacia tanto frio que sentía mis pezones durísimos debajo del brasier. Me arrepentí de ponerme esos jeans con rasgaduras, estaban tan ajustados que mostraba mi culo como un corazón con mis labios vaginales marcados. Aquel hombre podía verme completamente mojada y entallada, lo que me excitó muchísimo y me hacía sentir cachonda, un poco asustada y desprotegida. Caminé más de prisa junto a la construcción con mis taconcitos encajándose en la arena que se metía entre mis dedos. Solo quería salir de esa calle cuanto antes y llegar a mi casa. Justo cuando iba pasando junto a él, escuché:
—¡Ay mamacita que rico culo tienes, en esa cola yo sí me formo! —Me sentí ofendida, me dio mucho miedo ya que iba sola en aquella calle, pero a la vez muy excitada, de escucharlo decir tal piropo vulgar, digno de un albañil que se respete.
Mi abdomen se estremecía de los nervios, sentí como mi vagina lubricaba y me pedía ser penetrada, algo en mi inexplicablemente me decía que ya era momento de perder mi virginidad, las circunstancias se prestaban para vivir esa experiencia y cumplir mi fantasía, estando alcoholizada, mojada por la lluvia y sola con ese hombre rudo y morboso. La fantasía que rondaba por mi mente desde hace meses, se podría cumplir, todo dependía de mí. Cuando ya estaba dejando atrás la construcción, el deseo sexual que sentí, hizo que inevitablemente volteara hacia atrás y mirara al albañil, quien no dejaba de mirar fijamente mi culo, me hizo sentir como si me desnudara con la mirada. Un fuerte deseo de ser cogida esa noche me hizo caminar hacia él muy sensualmente, me contoneaba con la lluvia cayendo sobre mi cuerpo cuya silueta se exhibía a la perfección, alimentando la morbosidad de ese sucio albañil. Me acerqué de frente a él, hasta juntar nuestros cuerpos y con mi mano derecha froté su verga sobre el pantalón muy suavemente mientras lo veía con mi cara de escuincla tierna y cachonda, era la primera vez en mi vida que tocaba una verga, pude notar como el albañil comenzó a tener una fuerte erección, sentí como se ensanchaba al frotarla con mi mano, él no podía hablar solo se escuchaba su respiración jadeante de lujuria.
Yo sentí tanta excitación que no pude resistir las ganas de apretar fuerte su verga y preguntarle:
—¿Le parezco bonita? —Le dije muy tiernamente.
—Sí mamacita estás bien guapa. —Me dijo con tono morboso.
Entonces yo como gatita en celo me giré de espalda y froté mi culo contra su verga muy cachondamente.
—¡Mmm! ¡Aaahhh! ¡Aahh! —Yo gemía para excitarlo más.
—Que rica verga, la tiene bien dura. —Tomé sus manos y las puse sobre mis senos, él comenzó a apretarlos, tenía unas manos enormes, eso me excitó mucho, la diferencia de estatura era muy notoria. Más o menos era como en el ejemplo.

—Estás bien sabrosa mamacita, te voy a meter bien duro la verga. ¿Sí quieres que te meta la verga?
—Sí, quiero que me coja, tengo la fantasía de ser cogida en una construcción como esta. —Le dije con voz temblorosa.
—Ven, pásate para cogerte como quieres
Yo solté el cigarrillo mojado que traía en mi mano, para tomar al fuerte albañil de su brazo, ya que me era difícil caminar con los tacones a oscuras. El albañil me cargó entre sus brazos y me llevó hasta el fondo de la construcción aproximadamente 15 metros entre vigas de madera, costales de cemento, grava, arena, varillas metálicas, etc. Hasta que llegamos junto a un colchón con cobijas sucias que estaban en el suelo. En ese momento me puse muy nerviosa, el abdomen se me contraía de miedo, excitación y angustia, ya que sería la primera vez que tendría relaciones sexuales con un hombre, y justamente en una construcción como yo lo deseaba.
—No tengas miedo preciosa, te va a gustar. —Yo estaba temblando, tenía muchos nervios, miedo y excitación.
—Es que tengo la fantasía de ser desvirgada en un lugar como este, que me cojan muy fuertemente, pero me da miedo.
El albañil se lanzó sobre mí y comenzó a besarme, me lamía el cuello y tocaba mi culo muy rico, me abría las nalgas con fuerza. Me giró de espaldas para abrazarme y tocarme los senos, yo me derretía en sus brazos, estaba sintiendo mucha excitación, ya comenzaba a lubricar. Me sentía muy deseada y quería ceder a su deseo, pero el miedo no me dejaba, ya que era mi primera vez. De pronto un sentimiento me recorría por dentro, me sentía tan vulnerable e indefensa, tenía sentimientos encontrados, por un lado, quería ser cogida por ese hombre y perder mi virginidad y por el otro quería salir corriendo y llegar a mi casa. La lujuria que me provocaba estar dentro de esa construcción a solas con aquel rudo albañil, me hizo lubricar mucho, sentí mi vagina muy caliente y sensible.

—Quiero que me haga suya, que me coja muy fuerte. Quiero sentir que me penetra con todas sus fuerzas. —Le dije con voz de escuincla sumisa.
—Pero eso te va a doler mucho preciosa ¿Estás segura que quieres que te coja fuerte? —Era mi primera vez, yo sentía una fuerte morbosidad y deseo de ser cogida brutalmente por un albañil.
—Lo que pasa es que sí quiero, pero me da miedo. —Los nervios me traicionaban y comencé a llorar.
—No te preocupes hermosa es normal, solo disfrútalo ¿Entonces estás segura que quieres que te coja con todas mis fuerzas? —Preguntó lujuriosamente.
—Sí, me quiero quedar, quiero que me coja fuerte. —Se escuchaba mi llanto entrecortado, poco a poco iba escurriendo mi maquillaje por las lágrimas.
Era una escuincla inocente que lloraba desconsolada de miedo, pero en el fondo sentía una gran excitación y quería que sucediera. El albañil me jaló del cabello para lamer mi cara, lo que me dolió, pero también me excitó mucho, me sentí tratada cual si fuese su zorra y me aventó sobre el colchón mugroso, se lanzó sobre mí abriéndome las piernas y con sus manos me quitó la blusa a tirones rompiéndola y lastimándome, escuchaba como la tela se rasgaba. Quede con mi brasier rojo a la vista y el albañil que jadeaba de lujuria agarró mi brasier de la parte de enfrente y con sus dos manos lo estiró fuertemente lastimando mi piel hasta reventarlo, en consecuencia, mis senos quedaron completamente expuestos frente a ese animal hambriento, que al verlos comenzó a lamerlos deliciosamente como si quisiera tragárselos, me causaba una gran excitación sentir una lengua en mis senos por primera vez, estaba haciéndome chupetones, yo no dejaba de llorar entrecortadamente y agitada como escuincla.

El albañil ahora estaba lamiendo y succionando mis pezones rositas, me estaba atormentando de placer, sentí como me los pellizcaba y se hacían como montañitas y muy duros, mi cara no podía evitar expresar placer, yo lo miraba muy cachonda con mi rostro bañado en lágrimas de miedo y excitación.
Después me lamió el cuello y lo chupeteaba mientras me decía en el oído:
—Que bien hueles putita, te quiero comer mamacita ¿Eres virgen? —Yo permanecí callada porque me daba mucha pena decir que todavía era una chica virgen.
—Te pregunté que si eres virgen mamacita. —Insistió ansioso
—Sí, soy virgen. —Yo trataba de controlar mi llanto entrecortado para poder hablar y mis gemidos.
—Así es como me gustan mamacita, te voy a quitar tu virginidad ¿Quieres que sea el primero que te coja?
—Sí, quiero perder mi virginidad con usted. Quiero que me coja muy fuerte, solo que tengo miedo. —Le contesté mirándolo a los ojos, con mi voz dulce e inocente de escuincla.
—Pues si es lo que tú quieres entonces, te voy a complacer mamacita —Me dijo mientras frotaba con su mano mi vagina, algo que ningún hombre me había hecho.

Cuando me dijo eso mi abdomen se me contraía, tenía espasmos de miedo, no paraba de llorar de sentimiento, mi vagina estaba lubricando mucho, sentí una calidez y sensibilidad únicas, ¡quería ser penetrada y terminar con esa maldita virginidad, para convertirme en una chica sexualmente activa y conocedora del sexo!
En aquel momento estaba decidida a dejar que ese albañil maduro fuera el primer hombre en penetrarme, el hombre llevado por la lujuria que yo deliberadamente le había provocado, al no poder desabrochar mis tacones, arrebatadamente me las quitó a jalones rompiendo las correas, y las aventó a un lado, sentí mucho sentimiento porque eran un regalo que mi mamá me dio en mi cumpleaños, y más porque me iban a desvirgar y yo estaba desobedeciéndola regresando tarde a casa, mientras ella estaba trabajando en el hospital. El albañil continuó apresuradamente y desabotonó mis jeans para bajármelos de un jalón con sus dos manos y quitármelos por completo dejándome solamente con mi tanguita roja, me sentí humillada al ser desnudada por ese barbaján. Yo estaba boca arriba con ese hombre entre mis piernas, y él con su mano derecha agarró mi tanguita y me la arrancó de un jalón lastimando mucho mi zona íntima, aquel sujeto estaba impaciente por cogerme, yo era una chica muy dulce, tierna y fresca. Mi vagina rosita y depilada con la línea Enmedio quedo expuesta ante él. Yo observé cachonda y recostada sobre el sucio colchón como él se restregó mi tanguita en su nariz y la olía como una bestia. El albañil me agarró de las piernas y las abrió completamente, me sentí tan ultrajada y expuesta, mis sentimientos femeninos estaban completamente vulnerados, me sentía tan ofendida y violentada, la indefensión que sentí al estar sola con ese hombre en una construcción, lloviendo y relampagueando, me hizo romper de nuevo en llanto. El albañil se lanzó sobre mi vagina y me lamió como animal sediento, metiendo su lengua en mi vagina virgen.



Continúa

Me gusta maquillarme, usar labiales rojos y uñas postizas del mismo tono, pintarme el cabello. También me encanta usar arracadas de plata, ya que se me ven muy lindas al acomodar mi cabello de forma coqueta. En esta ocasión les quiero relatar como fui desvirgada por un rudo y fuerte albañil cuando tenía 17 años recién cumplidos, aunque siempre he aparentado menos edad de la que realmente tengo. Desde chica me ha gustado hacer ejercicio solo para tonificar mis piernas y glúteos, mis senos un poco pequeños, mis pezones son rositas y como montañitas. La cintura definida, el abdomen plano y un culito pequeño pero bien formado. Cuando uso jeans se me marcan muy bien las nalgas levantaditas y al juntar mis piernas se me forma un huequito en mi zona íntima. Tengo piernas estilizadas que me gusta mostrar cuando uso minifaldas pues tengo la piel muy suave. Me gusta ser muy femenina, seductora y vestir provocativa, aunque siempre procurando mantener una buena imagen ante las personas que me conocen.

Como se podrán imaginar a mis 17 años de edad recién cumplidos yo todavía era una escuincla virgen e inocente. Me la pasaba en mi cuarto escuchando música pop y platicando durante horas por teléfono con mis amigas jugando co el teléfono , fantaseaba con tener un novio guapo y que me tratara como princesa. Disfrutaba coquetearles a mis amigos en la escuela y por su puesto me daba cuenta que los hombres adultos ya me veían con morbosidad, a pesar de no tener atributos muy prominentes, pero lo que tenía si hacía voltear a verme a muchos el culo y los senos cuando caminaba por la calle, lo que me daba miedo en especial cuando iba sola y de noche, aunque debo admitir que eso era algo que me excitaba mucho. La idea de que un hombre rudo me desvirgara en un lugar abandonado, esa había sido una de mis fantasías favoritas ser violada o forzada a coger con un hombre desconocido, en alguna construcción o un baldío, cogiéndome muy fuertemente hasta saciarse, constantemente se me venía a la mente. Era una chica muy sensual y cachonda en algunas ocasiones, sin embargo por la edad ya empezaba con la curiosidad de no solo tener novio para besos, si no para algo más, a veces me daban mis desplantes hormonales y tenía que masturbarme seguido, a todas horas en distintos lugares para sacarme, empezaba a ver porno y a buscar imágenes de vergas y les tomaba captura e iba haciendo mi álbum en mi galería con el que posteriormente me masturbaba pensando que estaban dentro de mi, con unas tremendas ganas de perder la virginidad y sentir una verga grande, venosa y gruesa dentro de mí.
En aquel entonces yo había egresado de la preparatoria. Mis padres ya estaban divorciados y yo pasaba la mayor parte del tiempo en casa de mi mamá en Zapopan, Jalisco. Mi mamá trabajaba como enfermera en una clínica y tenía un horario muy extenso, incluso rolaba turnos por lo que en ocasiones me quedaba sola durante la noche.
Un día miércoles una de mis amigas de nombre Paola, me llamó por teléfono para invitarme a su casa a festejar su cumpleaños, ya que estaba cumpliendo 18 años y quería nos reuniéramos solamente sus amigas. Quedamos de vernos en su casa ya que festejaríamos ahí mismo en el patio trasero, ya que su mamá le había dado permiso y prefería que estuviésemos en su casa para que no corriéramos peligro.
Cuando colgué el teléfono fui de inmediato a pedirle permiso a mi mamá, bajé las escaleras como loca corriendo hasta la cocina, ella estaba preparando la comida. Me dio permiso de ir ya que mi amiga vivía muy cerca en una colonia junto a la nuestra, pero con la condición de que mi mamá me llevaría hasta la casa de mi amiga y yo regresaría a mi casa antes de las 9:00 pm. Le di un beso en la mejilla, comimos juntas y subí a mi habitación para bañarme.
Como les he platicado yo era muy vanidosa y mis amigas no se quedaban atrás, siempre competíamos para ver quien se veía más sexy, aunque no nos lo decíamos. Así que me depilé completamente, incluso mi zona íntima, sólo dejando una línea en medio. Sali de bañarme y me puse mi crema favorita olía a vainilla y me dejaba la piel deliciosamente suave. Me puse una tanguita de encaje y un brasier push up de encaje rojos, de mi marca favorita victoria´s. Para vestirme elegí unos jeans de mezclilla azul muy ajustados de la entrepierna que levantaban mi culo haciéndolo ver más prominente y marcaban mi vagina, tenían rasgaduras al frente que dejaban ver mi piel queriéndose salir del pantalón de lo ajustado. Me puse una blusa blanca descubierta de los hombros y escotada con cordones entre los senos, que dejaban ver un poquito mi brasier rojo. Combiné mi look con unos tacones color beige y un bolso del mismo tono. Me planché el cabello, maquillé ligeramente y puse labial rojo, también me puse un perfume dulce muy costoso y unas arracadas grandes de plata 925. Quede muy hermosa, sexy y fresca. Me miré al espejo y posaba sexy para tomarme selfies, sin saber que esa noche iba a ser brutalmente desvirgada y cumplir mis dos deseos.
Mas tarde mi mamá me llevó en su coche a un centro comercial para comprarle un bolso a mi amiga, como regalo de cumpleaños, después me llevó hasta su casa, toqué el timbre y salió mi amiga. La felicité dándole un abrazo y le entregué su regalo, mi mamá también la felicitó y se fue a trabajar porque le tocaba hacer horario nocturno en el hospital desde las 6:00 pm hasta las 6:00 am. Entramos a la casa y mis demás amigas ya estaban en el patio trasero, encargamos unas pizzas y fuimos a la tienda a comprar una botella de tequila, refresco de toronja y cigarros, ya que por fin tenían identificaciones oficiales, excepto yo, pues eran mayores de edad. Estuvimos durante algunas horas escuchando música mientras nos terminábamos la botella, platicando de nuestras artistas favoritas, los chicos que nos gustaban, etc….
Estaba pasándola muy bien con mis amigas, los efectos del alcohol se hacían notar pues caminábamos un poco mareadas y bailábamos desinhibidas entre nosotras, ya que no había invitado hombres pues su mamá no la dejó. El tiempo paso muy rápido y algunas de mis amigas comenzaron a irse, yo fui la última, eran aproximadamente las 11:30 pm desobedeciendo a mi mamá. Entonces me despedí de mi amiga y ella me dijo que el clima se veía como si fuese a llover y si quería le podía llamar a un taxi, pero yo le dije que no era necesario ya que vivía cerca y en unos minutos llegaría a mi casa. Así que imprudentemente me fui caminando con rumbo a mi casa yo sola.
Cuando estaba caminando por la calle sentí como el efecto del alcohol se hacía mayor, y encendí un cigarro para seguir disfrutando de mi libertad de ser una chica independiente que ya andaba sóla en la calle, me sentía grande jajaja. Era una escuincla inocente que no medía el peligro, ni si quiera sabia fumar bien, tocía cada que daba una fumada al cigarrillo. Continué caminando entre edificios de interés social con parques y jardineras comunes en los que había columpios oxidados y la mayoría de las paredes tenían grafitis. El tequila me había puesto muy cachonda y me excitaba andar sola en la noche vestida tan provocativa. Las calles estaban muy oscuras ya que como suele pasar el alumbrado público era muy deficiente, eran pocos los focos que funcionaban. De pronto comencé a sentir gotas de lluvia y escuché algunos truenos, cada vez llovía con más fuerza, me estaba mojando, así que caminé un poco más rápido. Cuando salí de esa colonia tenía que pasar por otra calle muy larga que conectaba con mi colonia, era una calle que aún no estaba pavimentada, el camino era de tierra y estaba irregular, con hiervas y eran muy pocas las casas construidas, la mayor parte eran terrenos baldíos. Así que para caminar mejor con mis tacones me fui por la orilla pegada a las casas ya que no había banqueta.
Estaba haciendo algo de frio y yo solamente llevaba puesta mi blusa blanca escotada que descubría mis hombros, mis jeans azules tan ajustados y delgados que definían mi figura metiéndose entre mis nalgas, levantándome el culo, marcando mi vagina y dejando un huequito en mi zona íntima. Me sentía tan femenina y desprotegida en esa calle, sentí miedo y caminé más de prisa. Unos metros adelante vi que había una construcción en obra gris con vigas de madera por dentro, levantadas como deteniendo el techo, había montañas de arena y grava afuera de la construcción que estaba entre dos grandes terrenos baldíos. La calle completamente oscura y sola ahí no servía el alumbrado público. Fue entonces que al pasar pude ver a un hombre de tez morena, como de 40 años, con barba larga, de 1.80 mts. de estatura aproximadamente, que vestía una playera negra de heavy metal, pantalón de mezclilla y botas negras de trabajo. Era un albañil de aspecto rudo, empolvado de arena y cemento, tenía una mirada muy morbosa con la que me veía como si quisiera cogerme. Estaba recargado en la barda a la entrada de la construcción, en ese momento yo estaba muy mojada de la ropa ya que llovía muy fuerte. Sentía como mí ropa se me pegaba mucho más al cuerpo, evidenciando mi hermosa figura. Hacia tanto frio que sentía mis pezones durísimos debajo del brasier. Me arrepentí de ponerme esos jeans con rasgaduras, estaban tan ajustados que mostraba mi culo como un corazón con mis labios vaginales marcados. Aquel hombre podía verme completamente mojada y entallada, lo que me excitó muchísimo y me hacía sentir cachonda, un poco asustada y desprotegida. Caminé más de prisa junto a la construcción con mis taconcitos encajándose en la arena que se metía entre mis dedos. Solo quería salir de esa calle cuanto antes y llegar a mi casa. Justo cuando iba pasando junto a él, escuché:
—¡Ay mamacita que rico culo tienes, en esa cola yo sí me formo! —Me sentí ofendida, me dio mucho miedo ya que iba sola en aquella calle, pero a la vez muy excitada, de escucharlo decir tal piropo vulgar, digno de un albañil que se respete.
Mi abdomen se estremecía de los nervios, sentí como mi vagina lubricaba y me pedía ser penetrada, algo en mi inexplicablemente me decía que ya era momento de perder mi virginidad, las circunstancias se prestaban para vivir esa experiencia y cumplir mi fantasía, estando alcoholizada, mojada por la lluvia y sola con ese hombre rudo y morboso. La fantasía que rondaba por mi mente desde hace meses, se podría cumplir, todo dependía de mí. Cuando ya estaba dejando atrás la construcción, el deseo sexual que sentí, hizo que inevitablemente volteara hacia atrás y mirara al albañil, quien no dejaba de mirar fijamente mi culo, me hizo sentir como si me desnudara con la mirada. Un fuerte deseo de ser cogida esa noche me hizo caminar hacia él muy sensualmente, me contoneaba con la lluvia cayendo sobre mi cuerpo cuya silueta se exhibía a la perfección, alimentando la morbosidad de ese sucio albañil. Me acerqué de frente a él, hasta juntar nuestros cuerpos y con mi mano derecha froté su verga sobre el pantalón muy suavemente mientras lo veía con mi cara de escuincla tierna y cachonda, era la primera vez en mi vida que tocaba una verga, pude notar como el albañil comenzó a tener una fuerte erección, sentí como se ensanchaba al frotarla con mi mano, él no podía hablar solo se escuchaba su respiración jadeante de lujuria.
Yo sentí tanta excitación que no pude resistir las ganas de apretar fuerte su verga y preguntarle:
—¿Le parezco bonita? —Le dije muy tiernamente.
—Sí mamacita estás bien guapa. —Me dijo con tono morboso.
Entonces yo como gatita en celo me giré de espalda y froté mi culo contra su verga muy cachondamente.
—¡Mmm! ¡Aaahhh! ¡Aahh! —Yo gemía para excitarlo más.
—Que rica verga, la tiene bien dura. —Tomé sus manos y las puse sobre mis senos, él comenzó a apretarlos, tenía unas manos enormes, eso me excitó mucho, la diferencia de estatura era muy notoria. Más o menos era como en el ejemplo.

—Estás bien sabrosa mamacita, te voy a meter bien duro la verga. ¿Sí quieres que te meta la verga?
—Sí, quiero que me coja, tengo la fantasía de ser cogida en una construcción como esta. —Le dije con voz temblorosa.
—Ven, pásate para cogerte como quieres
Yo solté el cigarrillo mojado que traía en mi mano, para tomar al fuerte albañil de su brazo, ya que me era difícil caminar con los tacones a oscuras. El albañil me cargó entre sus brazos y me llevó hasta el fondo de la construcción aproximadamente 15 metros entre vigas de madera, costales de cemento, grava, arena, varillas metálicas, etc. Hasta que llegamos junto a un colchón con cobijas sucias que estaban en el suelo. En ese momento me puse muy nerviosa, el abdomen se me contraía de miedo, excitación y angustia, ya que sería la primera vez que tendría relaciones sexuales con un hombre, y justamente en una construcción como yo lo deseaba.
—No tengas miedo preciosa, te va a gustar. —Yo estaba temblando, tenía muchos nervios, miedo y excitación.
—Es que tengo la fantasía de ser desvirgada en un lugar como este, que me cojan muy fuertemente, pero me da miedo.
El albañil se lanzó sobre mí y comenzó a besarme, me lamía el cuello y tocaba mi culo muy rico, me abría las nalgas con fuerza. Me giró de espaldas para abrazarme y tocarme los senos, yo me derretía en sus brazos, estaba sintiendo mucha excitación, ya comenzaba a lubricar. Me sentía muy deseada y quería ceder a su deseo, pero el miedo no me dejaba, ya que era mi primera vez. De pronto un sentimiento me recorría por dentro, me sentía tan vulnerable e indefensa, tenía sentimientos encontrados, por un lado, quería ser cogida por ese hombre y perder mi virginidad y por el otro quería salir corriendo y llegar a mi casa. La lujuria que me provocaba estar dentro de esa construcción a solas con aquel rudo albañil, me hizo lubricar mucho, sentí mi vagina muy caliente y sensible.

—Quiero que me haga suya, que me coja muy fuerte. Quiero sentir que me penetra con todas sus fuerzas. —Le dije con voz de escuincla sumisa.
—Pero eso te va a doler mucho preciosa ¿Estás segura que quieres que te coja fuerte? —Era mi primera vez, yo sentía una fuerte morbosidad y deseo de ser cogida brutalmente por un albañil.
—Lo que pasa es que sí quiero, pero me da miedo. —Los nervios me traicionaban y comencé a llorar.
—No te preocupes hermosa es normal, solo disfrútalo ¿Entonces estás segura que quieres que te coja con todas mis fuerzas? —Preguntó lujuriosamente.
—Sí, me quiero quedar, quiero que me coja fuerte. —Se escuchaba mi llanto entrecortado, poco a poco iba escurriendo mi maquillaje por las lágrimas.
Era una escuincla inocente que lloraba desconsolada de miedo, pero en el fondo sentía una gran excitación y quería que sucediera. El albañil me jaló del cabello para lamer mi cara, lo que me dolió, pero también me excitó mucho, me sentí tratada cual si fuese su zorra y me aventó sobre el colchón mugroso, se lanzó sobre mí abriéndome las piernas y con sus manos me quitó la blusa a tirones rompiéndola y lastimándome, escuchaba como la tela se rasgaba. Quede con mi brasier rojo a la vista y el albañil que jadeaba de lujuria agarró mi brasier de la parte de enfrente y con sus dos manos lo estiró fuertemente lastimando mi piel hasta reventarlo, en consecuencia, mis senos quedaron completamente expuestos frente a ese animal hambriento, que al verlos comenzó a lamerlos deliciosamente como si quisiera tragárselos, me causaba una gran excitación sentir una lengua en mis senos por primera vez, estaba haciéndome chupetones, yo no dejaba de llorar entrecortadamente y agitada como escuincla.

El albañil ahora estaba lamiendo y succionando mis pezones rositas, me estaba atormentando de placer, sentí como me los pellizcaba y se hacían como montañitas y muy duros, mi cara no podía evitar expresar placer, yo lo miraba muy cachonda con mi rostro bañado en lágrimas de miedo y excitación.
Después me lamió el cuello y lo chupeteaba mientras me decía en el oído:
—Que bien hueles putita, te quiero comer mamacita ¿Eres virgen? —Yo permanecí callada porque me daba mucha pena decir que todavía era una chica virgen.
—Te pregunté que si eres virgen mamacita. —Insistió ansioso
—Sí, soy virgen. —Yo trataba de controlar mi llanto entrecortado para poder hablar y mis gemidos.
—Así es como me gustan mamacita, te voy a quitar tu virginidad ¿Quieres que sea el primero que te coja?
—Sí, quiero perder mi virginidad con usted. Quiero que me coja muy fuerte, solo que tengo miedo. —Le contesté mirándolo a los ojos, con mi voz dulce e inocente de escuincla.
—Pues si es lo que tú quieres entonces, te voy a complacer mamacita —Me dijo mientras frotaba con su mano mi vagina, algo que ningún hombre me había hecho.

Cuando me dijo eso mi abdomen se me contraía, tenía espasmos de miedo, no paraba de llorar de sentimiento, mi vagina estaba lubricando mucho, sentí una calidez y sensibilidad únicas, ¡quería ser penetrada y terminar con esa maldita virginidad, para convertirme en una chica sexualmente activa y conocedora del sexo!
En aquel momento estaba decidida a dejar que ese albañil maduro fuera el primer hombre en penetrarme, el hombre llevado por la lujuria que yo deliberadamente le había provocado, al no poder desabrochar mis tacones, arrebatadamente me las quitó a jalones rompiendo las correas, y las aventó a un lado, sentí mucho sentimiento porque eran un regalo que mi mamá me dio en mi cumpleaños, y más porque me iban a desvirgar y yo estaba desobedeciéndola regresando tarde a casa, mientras ella estaba trabajando en el hospital. El albañil continuó apresuradamente y desabotonó mis jeans para bajármelos de un jalón con sus dos manos y quitármelos por completo dejándome solamente con mi tanguita roja, me sentí humillada al ser desnudada por ese barbaján. Yo estaba boca arriba con ese hombre entre mis piernas, y él con su mano derecha agarró mi tanguita y me la arrancó de un jalón lastimando mucho mi zona íntima, aquel sujeto estaba impaciente por cogerme, yo era una chica muy dulce, tierna y fresca. Mi vagina rosita y depilada con la línea Enmedio quedo expuesta ante él. Yo observé cachonda y recostada sobre el sucio colchón como él se restregó mi tanguita en su nariz y la olía como una bestia. El albañil me agarró de las piernas y las abrió completamente, me sentí tan ultrajada y expuesta, mis sentimientos femeninos estaban completamente vulnerados, me sentía tan ofendida y violentada, la indefensión que sentí al estar sola con ese hombre en una construcción, lloviendo y relampagueando, me hizo romper de nuevo en llanto. El albañil se lanzó sobre mi vagina y me lamió como animal sediento, metiendo su lengua en mi vagina virgen.



Continúa
7 comentarios - Mi primera vez, cumpliendo mi fantasía
ya quiero la continuación!!!