Un anal después del Gym (Sin lubricante)

Isamar es una alumna de 19 años que me estoy cogiendo. Hace un año le di clases de derecho penal, pero después de algunos encuentros y desencuentros, terminamos por coger de manera ocasional, ella entendiendo que estoy casado y a mí que realmente no me importa su andar. Solo pienso en su culo y las buenas mamadas que da. Es blanquita, un orto que entrena en el gimnasio y el patinaje artístico , además de su cabello amarillo que juega perfecto con su piel pálida. Tiene el papo muy grande, es algo impresionante lo caliente que es, pero en blowjobs es una experta, tiene un talento que se los tengo que compartir y que puso en práctica esa mañana que me drenó las bolas como parte de pago de un favor. 

Efectivamente el trato era buscarla al gimnasio y llevarla al negocio del padre. Se subió a la camioneta aún transpirada, con el cabello amarillo mojado. Llevaba un short biker blanco con una campera atada en la cintura para ocultar el culazo, con una tanguita marcada seguramente, y un topsito negro lleno de sudor. De inmediato se me puso la verga como de hierro. A penas se subió ni me saludó, sólo me dijo: 

-Te la voy a chupar, estoy re caliente-, acto seguido se sacó la campera de la cintura y se quitó la calza blanca; tenía una tanga blanca de hilo. Ya yo iba conduciendo. Me pidió que estacionara en un lugar discreto; me fui a un centro comercial, ella mientras que yo manejaba me acariciaba as bolas. No podía concentrarme en nada. 

Finalmente estacioné en un lugar oscuro. Apagué el auto y ella arrancó su faena. Primero lleno la verga de saliva atragantándose. Arcada tas arcada, parecía que iba a vomitar. Se reía y me decía que la estaba lubricando, que me iba a sacar toda la leche. Seguía, respiraba por la nariz, era como si me estuviese haciendo la paja con la boca. Se la sacó para atarse el pelo. 

-Ponete cómodo pero no acabes todavía-, me dijo y se la metió hasta la garganta e hizo movimientos como el pájaro loco. Cabeceaba y relinchaba como una yegua cuando la cabeza de la verga le llegaba a la garganta. Yo comencé a contenerme. Le acariciaba el culo y le metía un dedo en la concha, o dos. Cuando cobre consciencia a estaba masturbando y ella estaba completamente roja, con los ojos rojos. 

-No pasa nada, vos acabá tranquilo- decía cuando se sacaba la verga de la boca, llena de baba y con los ojos llorosos. Ya para ese momento el dedo medio le entraba completamente en el ano. La verga estaba completamente brillante y llena de baba, las bolas igual, tenían un buche inmenso de espuma.

-Está lubricada. Ya sabes donde pretendo acabar-, le dije. 

-Pero si no tenemos forros-, respondió.
-No hace falta forro, ponete en cuatro en el asiento de atrás-, ordené.
-No, no inventes-, me decía mientras obedecía.
-No, por favor, si es por el culo no-, enfatizó mientras sí, se metía un dedo en el culo. 
-Entra entero-, le dije. 
-Pero tu verga es enorme, me vas a hacer daño-
-Es solo la cabeza-, aseguré mientras me daba cuenta que estaba completamente oscuro el estacionamiento. No había nadie en ese sótano. 
-Ponete las zapas y bajate-, ordené. 
-Seguro?, no nos van a ver?-, dijo mientras abría la puerta. 

Con las zapas puestas, el topsito y la tanguita corrida a un lado, tenía el orto servido en bandeja de plata. Abrimos la puerta trasera y quedamos ocultos. La oscuridad nos ayudaba.

-Entera no papi, entera no-, me decía mientras yo iba empujando la verga, centímetro a centímetro,nalgueandola,escupiendo y sacándome la baba que ya había dejado sobre mi panza. Entró entera la verga en el culo. 

-Acabá rápido que me duele-, dijo. 

Comencé a bombear y a nalguear, ella me pedía que despacito, que no hiciera ruido, que no la sacara, se quedaba en silencio y se escuchaba la saliva y mis manos acariciando las nalgas de ese culo que me estaba cogiendo. La verga se me paraba más y más, el culo se iba cerrando cuando yo la sacaba pero volvía a escupir y a meter. Mi alumna no se contenía, ya gemía, sabía que nadie estaba allí o quien estaba fingía no estar, la camioneta estaba apagada y nos olcutaba.Las nalgotas transpiradas me llenaban las manos de sudor. El culo era un elixir. No pude contenerme. 

Comencé a bombear, pero era tanta la leche que no podía ni moverla dentro de ese ano tan delicioso. Chorro tras chorro, tanto semen que empecé a sentir la verga más caliente. La fuí sacando despacio. Le chorreó. 
Que bárbaro-, me dijo.

-Llevame rápido que nos tardamos un montón-.

En el camino se comió un chicle y no dijo nada. Iba como enojada. Antes de bajarse del auto le pregunté si le pasaba algo.

-Boludo, te pedí que me trajeras y encima me rompiste el culo. Nos vemos mañana.- respondió enojada, mientras cerraba con fuerza la puerta del auto. Sin duda alguna es una delicia detonar un buen ogt.