Mi marido es camionero y hace viajes con su trailer por varios países europeos. Estos viajes, muchas veces, duran varios días y lo que voy a contar sucedió cuando mi marido estaba en uno de esos viajes.
Tenemos un único hijo, que por supuesto es mi pasión, lo quiero con locura desde que nació y aun más desde que supe que por problemas en el parto, no podría volver a tener más hijos.
Tanto su padre como yo, le dábamos todos los caprichos, siempre que estuvieran a nuestro alcance.
El nos quería mucho, tanto a su padre, como a mi, pero, lógicamente, conmigo, por ser mujer, era más efusivo que con su padre.
Teníamos una relación de cariño, amor y confianza, hablábamos de todos los temas, sin ningun tipo de "censura" y nos lo contábamos todo.
Incluso había "secretitos" entre el y yo, que no contábamos a su padre, como que, últimamente había vuelto a dormir conmigo, cuando su padre está de viaje.
Lo habíamos hecho siempre, cuando era más pequeño, luego, cuando entró en la pubertad dejamos de hacerlo, porque el sentía la vergüenza propia de esa etapa y yo lo respetaba, pero últimamente, ahora, ya siendo mayor de edad, lo hemos empezado a hacer de nuevo y nunca, hasta entonces, había pasado nada, más allá del lógico contacto de partes sensibles de nuestros cuerpos, al movernos durante el sueño.
El había tocado muchas veces mis tetas, por encima de la camiseta con la que duermo, cuando me abrazaba durmiendo de cucharilla y yo había sentido su pene duro en mi trasero, tambien durmiendo en esa posición.
Pero, tanto el, como yo, no dábamos ninguna importancia a estos contactos, porque nunca habían pasado de ser meros contactos, sin ningun interes de tipo sexual, al menos por mi parte y yo pensaba que por su parte tampoco, porque nunca me había dicho nada en ese sentido.
Cuento todo esto, porque todo cambió radicalmente a partir de la conversación que mantuvimos aquel sabado por la noche, cuando, después de cenar, estábamos los dos sentados en el sofá del salón, viendo la televisión, como hacíamos habitualmente.
Mi hijo me dijo:
- Mamá voy a contarte algo, pero me tienes que prometer que no se lo contaras a papá.
- Uyyy hijo, que secretoooo, pero, venga, sí, te prometo que sea lo que sea, no se lo contaré a tu padre.
- Llevo tiempo pensando si contártelo y por fin me he decidido a hacerlo, al fin y al cabo nosotros nos lo contamos todo y esto no tiene porqué ser la excepción.
- Venga hijo, cuéntame lo que sea, que ya me pica la curiosidad.
- Bueno, pues, tu conoces a mi amigo Francisco ¿no?
- Pues sí, claro que lo conozco y a su madre también y sé que está divorciada desde hace años. ¿Que pasa con tu amigo Francisco?
- Pues que, tiene sexo con su madre.
- ¿Queeeee? Anda ya, eso no puede ser, como va a tener sexo con su madre, eso sería incesto.
- Pues claro que es incesto mamá, pero eso no es más que un prejuicio social.
- Pero hijo, a mi no me cabe en la cabeza algo así, una cosa son las lógicas muestras de cariño, entre una madre y un hijo, como las que tenemos tu y yo y otra cosa muy distinta es tener sexo.
- Pues ya llevan tiempo teniendo sexo y Francisco me dice que es algo sensacional, que es el mejor sexo que se puede tener, con la única mujer que te va a querer durante toda tu vida, como es tu madre.
- En eso estoy de acuerdo
- ¿Ah si?
- A ver, que estoy de acuerdo en que una madre es la única mujer que va a querer a su hijo durante toda su vida, porque es como te quiero yo a ti.
- ¿Entonces tu aceptarías tener sexo conmigo también?
- Yo no he dicho eso, ¿Acaso tu querrías tener sexo conmigo?
- Por supuesto que querría tener sexo contigo, llevo mucho tiempo deseando tenerlo y creo que tu lo sabes.
- ¿Yooo? A ver cariño, yo acepto de buen grado todas tus muestras de cariño, pero de eso a tener sexo contigo hay un abismo.
- A ver mamá, que, últimamente, cuando duermo contigo, te agarro las tetas y te pego mi pene duro en tu culo y tu no solo no me dices nada, sino que aprietas tu culo contra mi pene, para sentirlo mejor.
Yo, a estas alturas de la conversación ya me estaba poniendo caliente y notaba como estaba mojando mis bragas, así que ya sin ningún convencimiento por mi parte, seguí intentando convencer a mi hijo de que estaba equivocado y le dije:
- Bueno, a todas esas cosas yo no les doy importancia, porque considero que son normales a tu edad, tu tienes tus hormonas alborotadas, yo soy la mujer que tienes más a mano y es normal que sientas atraccion y hasta deseos por mi, pero tu tienes que comprender que soy tu madre y hay que respetar los límites.
- ¿Que límites mama? Mi amigo Francisco y su madre no respetan esos límites y son tan felices.
- A ver cariño, para empezar, la madre de Francisco no tiene que dar cuentas a nadie, no tiene marido, yo si lo tengo y si tuviera sexo contigo, lo estaría engañando y además con su hijo, uffff... Imaginatelo... No podemos hacerle eso a tu padre.
- A ver si lo entiendo mama, ¿Me estas diciendo que si no estuviera papá no tendrías ningún inconveniente en tener sexo conmigo, a pesar de ser tu hijo?
Yo ya no sabía que decir, porque la verdad es que en ese momento yo ya deseaba tener sexo con mi hijo, tanto o más que el conmigo, así que tituveando le contesté:
- Bueno... A ver cariño, nos estamos metiendo en un callejón sin salida y yo no quisiera que te enfadaras conmigo si me niego en rotundo a tener sexo contigo, pero como tu madre que soy, es lo que tengo que hacer.
- A ver mamá, te lo voy a plantear de otra manera, si haces abstracción de que tienes un marido y de que yo soy tu hijo.
Si piensas solo como mujer y me ves a mi como un hombre que te ha dicho que está deseando tener sexo contigo ¿Que me contestarías?
Yo ahí vi una salida airosa para satisfacer a mi hijo sin comprometerme definitivamente, esperando que fuera él el que inclinara la balanza a su favor y finalmente tuviéramos sexo, que era lo que yo ya estaba deseando, así que le contesté:
- Pues que yo también estaría deseando tener sexo con ese hombre.
- ¿Lo ves mamá? Los dos lo estamos deseando, así que, olvidate de papá y olvidate de que soy tu hijo, sé la deseable mujer que eres y hagamos lo que los dos estamos deseando hacer.
Yo ahí ya no dije nada, como estábamos los dos sentados uno al lado del otro, acerqué mi cabeza a su hombro en señal de entrega, mi hijo me abrazó, levanté mi cara para verlo y los dos nos fundimos en un apasionado beso.
Yo ya estaba muy excitada, metí mi lengua dentro de su boca y el me la devoraba y mientras nos besabamos, mi hijo agarró una de mis manos y me la puso encima del bulto que tenía en el pantalón del pijama que llevaba puesto.
Yo agarré fuerte el bulto, sentí la dureza y el tamaño de su erecto pene bajo la tela del pijama y me entró un fuerte deseo de tenerlo dentro de mi cuerpo.
Ya me daba todo igual, no pensaba en mi marido, ni en que aquello era de mi hijo, solo deseaba verlo, comérmelo y sentirlo dentro de mi... Uffff
Mi hijo dejó de besarme, se puso de pie, se deshizo de su pijama y su calzoncillo y se situó frente a mi, que permanecía sentada, con su tieso y duro pene apuntando a mi cara, a escasos centímetros de mi boca.
Yo, abrí los ojos como platos, al ver la herramienta de mi hijo, que no me imaginaba que fuera tan grande o más que la de su padre, pero, sin dudarlo un momento, se la agarré con una de mis manos, tiré hacia atrás de la piel que cubría parcialmente su glade y este apareció en todo su esplendor.
Visto tan de cerca me apareció enorme, rojo, brillante y con una gotita de presenmen colgando de la punta.
Acerqué mi boca, saqué la lengua, lamí la gotita, lamí todo el glande, lo metí entero en mi boca y lo empecé a chupar con verdadero deseo... Uffff
Mi hijo agarró con sus dos manos mi cabeza y empezó a hacer ligeros movimientos de copula, sin sacármelo del todo en ningún momento.
Yo cerré mis labios al rededor de su pene y jugaba con mi lengua con lo que tenía metido dentro.
Mi hijo, poco a poco fue acelerando sus movimientos, metiendome cada vez mas trozo dentro.
Yo, viendo que podía descontrolarse y hacerme daño, cuando se corriera, se lo agarré con una mano, impidiendo que me lo pudiera meter más de la cuenta.
De esa manera, con mi mano agarrando su parte trasera y su glade dentro de mi boca, mi hijo, con sus movimientos de mete y saca, me estaba follando por la boca y no tardó mucho en correrse, llenando mi boca con su semen... Uffff
Yo comencé a tragar todo lo que el iba soltando, algunos de sus primeros disparos entraron directamente en mi garganta y los tragaba sin dificultad y luego seguí tragándome todo lo demás, sin dejar que saliera ni una gota de mi boca.
Cuando lo había tragado todo, seguí chupado su glade un rato más, hasta que noté que perdía dureza, se lo solté, el lo sacó de mi boca, se sentó a mi lado, me abrazó y nos volvimos a fundir en un apasionado beso, donde mi hijo pudo probar el sabor de su propio semen, al chupar mi lengua y comerse mi saliva.
Yo tenía un calenton enorme, así que me levanté, agarré a mi hijo de la mano y lo llevé hasta su dormitorio.
Nadamas entrar, me desnudé completamente, mi hijo se quitó también la parte de arriba de su pijama, me tumbé de espaldas en la cama, con mis piernas abiertas y le dije a mi hijo:
- Ven cariño, métemela, por favor, te necesito dentro de mi ya mismo.
El ya la tenía de nuevo tiesa, divina juventud, y obedientemente, se situó entre mis piernas, yo las doblé por las rodillas, para facilitarle el acceso y como mi coño estaba superlubricado, en cuanto encontró la entrada, de un solo empujón, me lo metió hasta dentro... Ufffff
Yo di un grito de satisfacción, porque por fin tenía el deseado pene de mi hijo dentro de mi vagina, sentí como una descarga elentrica recorría todo mi cuerpo, lo abracé con fuerza contra mi y en ese momento solté toda la tensión acumulada y estallé en un increíble orgasmo... Uffff
Mi hijo permaneció quieto durante un instante, dejándome disfrutar de mi orgasmo y en cuanto afloje mi abrazo, comenzó a moverse, con penetraciones lentas pero profundas.
Apoyándose en sus codos para no aplastarme, comenzó a besarme, metiendo su lengua dentro de mi boca, mientras cada vez aceleraba más sus penetraciones.
Yo no tardé mucho en tener un nuevo orgasmo, como mi hijo me tenía tapada la boca con la suya, no podía gritar para desahogarme así que me desahogaba con mis pensamientos.
Y así pensaba que quien me estaba dando tanto placer era mi hijo, no, no eramos un hombre y una mujer, como me habia dicho mi hijo que pensara para no tener reparos en tener sexo con el, éramos madre e hijo y ahora, eso, en vez de parecerme inaceptable, muy por el contrario, me producía un morbo y un placer añadido y mientras tenía un maravilloso orgasmo, en mi mente me repetía una y otra vez que quien me lo estaba proporcionando era mi hijooooo... Ufff
Mi hijo siguió dándome placer un rato más y de pronto se paró, con su pene metido hasta el fondo de mi vagina, dio una especie de rugido y empezó a correrse dentro de mi..
Yo al sentir el calor de su semen inundando mis entrañas, tuve un orgasmo, aún más fuerte que el anterior... Uffff
En mi cabeza se disparó un pensamiento que hizo que todo mi cuerpo se estremeciese de placer.
Aunque yo era plenamente consciente de que no podía volver a quedarme embarazada, en ese momento, en mi descontrolada cabeza surgió la idea de que mi hijo me podía estar embarazado, al estar llenando mi utero con su semen... Uffff
Este pensamiento hizo que sintiera como una descarga eléctrica por todo mi cuerpo y abracé a mi hijo con todas mis fuerzas como queriendo que nuestros cuerpos se fundieran en uno solo... Uffff
Era algo, que hasta ese momento, nunca se me había pasado por mi mente, pero en ese instante supuso una descarga de adrenalina que culminó con el orgasmo más intenso de mi vida... Ufff
Poco a poco los dos nos fuimos relajando y finalmente, mi hijo se salió de mi y se tumbó a mi lado.
Los dos estábamos agotados por el esfuerzo realizado, dada la intensidad con la que habíamos disfrutado de nuestros cuerpos y nos quedamos dormidos.
Yo fui la primera en despertarme, ya por la mañana y al principio, me asusté, porque no comprendía la situación de tener a mi hijo desnudo, dormido a mi lado, pero enseguida recordé lo que había pasado y una sonrisa se dibujó en mi cara.
Recordé nuestra conversación y la razón que tenía el amigo de mi hijo y que gracias a él, mi hijo y yo habíamos podido comprobar por nosotros mismos el placer del sexo y que realmente, el tabú del incesto, no es más que un convencionalismo social, que lejos de ser algo negativo, aporta a la relación un plus de morbo, que lo hace mucho más intenso y especial.
Yo ahora ya estaba totalmente desinhibida y pensaba tener con mi hijo todo el sexo que el quisiera, porque yo lo deseaba tanto como el.
Me levanté, me duché y regresé a la cama, con la idea fija de que mi hijo me hiciera una comida de mi coño recién lavado.
Era algo que se me había metido en la cabeza mientras me duchaba y ahora lo iba a conseguir.
Desperté a mi hijo, que al igual que yo, al despertarse estaba desorientado, pero al verme desnuda, enseguida reaccionó.
Se lanzó a por mi, abrazándome y comiéndome a besos por todo el cuerpo.
No hizo falta que se lo pidiera expresamente, yo fui guiando su cabeza mientras me besuqueaba, hasta llevársela donde yo quería, entre mis muslos y la naturaleza hizo el resto.
Mi hijo al sentir el olor de mi sexo, se lanzó a comérselo de forma desordenada, pero enseguida se situó cómodamente y comenzó a comérselo como un auténtico experto.
Yo no tardé mucho en tener un maravilloso orgasmo, agarré su cabeza con mis dos manos y la apreté contra mi coño, como si quisiera volver a metermelo dentro, por donde salió y dando un grito de placer comencé a correme, llenando su cara y su boca con abundantes fluidos, que mi hijo lamió y tragó con verdaderas ansias.. Ufff
En un movimiento rápido mi hijo sacó su cabeza de mis muslos, me agarró con fuerza y giró mi cuerpo, poniendome bocabajo, yo comprendí lo que quería hacer y colaboré poniendome de rodillas, al se situó tras de mi, me agarró por las caderas y antes de darme cuenta ya tenía su pene dentro de mi vagina y mi hijo me estaba follando a cuatro, con verdadera pasión... Uffff
Su juventud y sus ganas de sexo lo hacían ser una verdadera máquina folladora...
Durante unos minutos me pegó una follada tremenda y finalmente, dando su ya conocido rugido, se paró en seco, con su pene clavado hasta el fondo y yo sentí de nuevo el calor de su semen inundando mis entrañas.
Yo estallé en un nuevo e intenso orgasmo, en el que volvió a mi mente la excitante idea de que mi hijo me estaba embarazado... Ufff
Finalmente los dos nos desplomamos hacia adelante, mi hijo me la sacó y se tumbó a mi lado, tratando de recuperar el aliento, después del esfuerzo realizado.
Y... Bueno, no voy a alargar más mi relato, porque os podéis imaginar todo lo que seguió desde ese día en adelante.
Nuestras vidas cambiaron por completo y durante los siguientes cinco días, hasta que regresó mi marido, mi hijo y yo follamos como conejos.
Dada su juventud, su capacidad de recuperación era increíble y así podíamos pasar horas follando sin parar, con solo pequeños descansos en los que nos acariciabamos y nos comíamos a besos.
A mi hijo le gustaba besarme y lamerme por todo el cuerpo, cosa que a mi me producía muchas cosquillas y me moría de risas y cuando más relajada estaba, me pillaba, me la metía en cualquier postura que estuviera y me daba una de sus increíbles follada.. Ufff
Durante esos cinco días, folle más y tuve más orgasmos que en un año con mi marido.
Tenemos un único hijo, que por supuesto es mi pasión, lo quiero con locura desde que nació y aun más desde que supe que por problemas en el parto, no podría volver a tener más hijos.
Tanto su padre como yo, le dábamos todos los caprichos, siempre que estuvieran a nuestro alcance.
El nos quería mucho, tanto a su padre, como a mi, pero, lógicamente, conmigo, por ser mujer, era más efusivo que con su padre.
Teníamos una relación de cariño, amor y confianza, hablábamos de todos los temas, sin ningun tipo de "censura" y nos lo contábamos todo.
Incluso había "secretitos" entre el y yo, que no contábamos a su padre, como que, últimamente había vuelto a dormir conmigo, cuando su padre está de viaje.
Lo habíamos hecho siempre, cuando era más pequeño, luego, cuando entró en la pubertad dejamos de hacerlo, porque el sentía la vergüenza propia de esa etapa y yo lo respetaba, pero últimamente, ahora, ya siendo mayor de edad, lo hemos empezado a hacer de nuevo y nunca, hasta entonces, había pasado nada, más allá del lógico contacto de partes sensibles de nuestros cuerpos, al movernos durante el sueño.
El había tocado muchas veces mis tetas, por encima de la camiseta con la que duermo, cuando me abrazaba durmiendo de cucharilla y yo había sentido su pene duro en mi trasero, tambien durmiendo en esa posición.
Pero, tanto el, como yo, no dábamos ninguna importancia a estos contactos, porque nunca habían pasado de ser meros contactos, sin ningun interes de tipo sexual, al menos por mi parte y yo pensaba que por su parte tampoco, porque nunca me había dicho nada en ese sentido.
Cuento todo esto, porque todo cambió radicalmente a partir de la conversación que mantuvimos aquel sabado por la noche, cuando, después de cenar, estábamos los dos sentados en el sofá del salón, viendo la televisión, como hacíamos habitualmente.
Mi hijo me dijo:
- Mamá voy a contarte algo, pero me tienes que prometer que no se lo contaras a papá.
- Uyyy hijo, que secretoooo, pero, venga, sí, te prometo que sea lo que sea, no se lo contaré a tu padre.
- Llevo tiempo pensando si contártelo y por fin me he decidido a hacerlo, al fin y al cabo nosotros nos lo contamos todo y esto no tiene porqué ser la excepción.
- Venga hijo, cuéntame lo que sea, que ya me pica la curiosidad.
- Bueno, pues, tu conoces a mi amigo Francisco ¿no?
- Pues sí, claro que lo conozco y a su madre también y sé que está divorciada desde hace años. ¿Que pasa con tu amigo Francisco?
- Pues que, tiene sexo con su madre.
- ¿Queeeee? Anda ya, eso no puede ser, como va a tener sexo con su madre, eso sería incesto.
- Pues claro que es incesto mamá, pero eso no es más que un prejuicio social.
- Pero hijo, a mi no me cabe en la cabeza algo así, una cosa son las lógicas muestras de cariño, entre una madre y un hijo, como las que tenemos tu y yo y otra cosa muy distinta es tener sexo.
- Pues ya llevan tiempo teniendo sexo y Francisco me dice que es algo sensacional, que es el mejor sexo que se puede tener, con la única mujer que te va a querer durante toda tu vida, como es tu madre.
- En eso estoy de acuerdo
- ¿Ah si?
- A ver, que estoy de acuerdo en que una madre es la única mujer que va a querer a su hijo durante toda su vida, porque es como te quiero yo a ti.
- ¿Entonces tu aceptarías tener sexo conmigo también?
- Yo no he dicho eso, ¿Acaso tu querrías tener sexo conmigo?
- Por supuesto que querría tener sexo contigo, llevo mucho tiempo deseando tenerlo y creo que tu lo sabes.
- ¿Yooo? A ver cariño, yo acepto de buen grado todas tus muestras de cariño, pero de eso a tener sexo contigo hay un abismo.
- A ver mamá, que, últimamente, cuando duermo contigo, te agarro las tetas y te pego mi pene duro en tu culo y tu no solo no me dices nada, sino que aprietas tu culo contra mi pene, para sentirlo mejor.
Yo, a estas alturas de la conversación ya me estaba poniendo caliente y notaba como estaba mojando mis bragas, así que ya sin ningún convencimiento por mi parte, seguí intentando convencer a mi hijo de que estaba equivocado y le dije:
- Bueno, a todas esas cosas yo no les doy importancia, porque considero que son normales a tu edad, tu tienes tus hormonas alborotadas, yo soy la mujer que tienes más a mano y es normal que sientas atraccion y hasta deseos por mi, pero tu tienes que comprender que soy tu madre y hay que respetar los límites.
- ¿Que límites mama? Mi amigo Francisco y su madre no respetan esos límites y son tan felices.
- A ver cariño, para empezar, la madre de Francisco no tiene que dar cuentas a nadie, no tiene marido, yo si lo tengo y si tuviera sexo contigo, lo estaría engañando y además con su hijo, uffff... Imaginatelo... No podemos hacerle eso a tu padre.
- A ver si lo entiendo mama, ¿Me estas diciendo que si no estuviera papá no tendrías ningún inconveniente en tener sexo conmigo, a pesar de ser tu hijo?
Yo ya no sabía que decir, porque la verdad es que en ese momento yo ya deseaba tener sexo con mi hijo, tanto o más que el conmigo, así que tituveando le contesté:
- Bueno... A ver cariño, nos estamos metiendo en un callejón sin salida y yo no quisiera que te enfadaras conmigo si me niego en rotundo a tener sexo contigo, pero como tu madre que soy, es lo que tengo que hacer.
- A ver mamá, te lo voy a plantear de otra manera, si haces abstracción de que tienes un marido y de que yo soy tu hijo.
Si piensas solo como mujer y me ves a mi como un hombre que te ha dicho que está deseando tener sexo contigo ¿Que me contestarías?
Yo ahí vi una salida airosa para satisfacer a mi hijo sin comprometerme definitivamente, esperando que fuera él el que inclinara la balanza a su favor y finalmente tuviéramos sexo, que era lo que yo ya estaba deseando, así que le contesté:
- Pues que yo también estaría deseando tener sexo con ese hombre.
- ¿Lo ves mamá? Los dos lo estamos deseando, así que, olvidate de papá y olvidate de que soy tu hijo, sé la deseable mujer que eres y hagamos lo que los dos estamos deseando hacer.
Yo ahí ya no dije nada, como estábamos los dos sentados uno al lado del otro, acerqué mi cabeza a su hombro en señal de entrega, mi hijo me abrazó, levanté mi cara para verlo y los dos nos fundimos en un apasionado beso.
Yo ya estaba muy excitada, metí mi lengua dentro de su boca y el me la devoraba y mientras nos besabamos, mi hijo agarró una de mis manos y me la puso encima del bulto que tenía en el pantalón del pijama que llevaba puesto.
Yo agarré fuerte el bulto, sentí la dureza y el tamaño de su erecto pene bajo la tela del pijama y me entró un fuerte deseo de tenerlo dentro de mi cuerpo.
Ya me daba todo igual, no pensaba en mi marido, ni en que aquello era de mi hijo, solo deseaba verlo, comérmelo y sentirlo dentro de mi... Uffff
Mi hijo dejó de besarme, se puso de pie, se deshizo de su pijama y su calzoncillo y se situó frente a mi, que permanecía sentada, con su tieso y duro pene apuntando a mi cara, a escasos centímetros de mi boca.
Yo, abrí los ojos como platos, al ver la herramienta de mi hijo, que no me imaginaba que fuera tan grande o más que la de su padre, pero, sin dudarlo un momento, se la agarré con una de mis manos, tiré hacia atrás de la piel que cubría parcialmente su glade y este apareció en todo su esplendor.
Visto tan de cerca me apareció enorme, rojo, brillante y con una gotita de presenmen colgando de la punta.
Acerqué mi boca, saqué la lengua, lamí la gotita, lamí todo el glande, lo metí entero en mi boca y lo empecé a chupar con verdadero deseo... Uffff
Mi hijo agarró con sus dos manos mi cabeza y empezó a hacer ligeros movimientos de copula, sin sacármelo del todo en ningún momento.
Yo cerré mis labios al rededor de su pene y jugaba con mi lengua con lo que tenía metido dentro.
Mi hijo, poco a poco fue acelerando sus movimientos, metiendome cada vez mas trozo dentro.
Yo, viendo que podía descontrolarse y hacerme daño, cuando se corriera, se lo agarré con una mano, impidiendo que me lo pudiera meter más de la cuenta.
De esa manera, con mi mano agarrando su parte trasera y su glade dentro de mi boca, mi hijo, con sus movimientos de mete y saca, me estaba follando por la boca y no tardó mucho en correrse, llenando mi boca con su semen... Uffff
Yo comencé a tragar todo lo que el iba soltando, algunos de sus primeros disparos entraron directamente en mi garganta y los tragaba sin dificultad y luego seguí tragándome todo lo demás, sin dejar que saliera ni una gota de mi boca.
Cuando lo había tragado todo, seguí chupado su glade un rato más, hasta que noté que perdía dureza, se lo solté, el lo sacó de mi boca, se sentó a mi lado, me abrazó y nos volvimos a fundir en un apasionado beso, donde mi hijo pudo probar el sabor de su propio semen, al chupar mi lengua y comerse mi saliva.
Yo tenía un calenton enorme, así que me levanté, agarré a mi hijo de la mano y lo llevé hasta su dormitorio.
Nadamas entrar, me desnudé completamente, mi hijo se quitó también la parte de arriba de su pijama, me tumbé de espaldas en la cama, con mis piernas abiertas y le dije a mi hijo:
- Ven cariño, métemela, por favor, te necesito dentro de mi ya mismo.
El ya la tenía de nuevo tiesa, divina juventud, y obedientemente, se situó entre mis piernas, yo las doblé por las rodillas, para facilitarle el acceso y como mi coño estaba superlubricado, en cuanto encontró la entrada, de un solo empujón, me lo metió hasta dentro... Ufffff
Yo di un grito de satisfacción, porque por fin tenía el deseado pene de mi hijo dentro de mi vagina, sentí como una descarga elentrica recorría todo mi cuerpo, lo abracé con fuerza contra mi y en ese momento solté toda la tensión acumulada y estallé en un increíble orgasmo... Uffff
Mi hijo permaneció quieto durante un instante, dejándome disfrutar de mi orgasmo y en cuanto afloje mi abrazo, comenzó a moverse, con penetraciones lentas pero profundas.
Apoyándose en sus codos para no aplastarme, comenzó a besarme, metiendo su lengua dentro de mi boca, mientras cada vez aceleraba más sus penetraciones.
Yo no tardé mucho en tener un nuevo orgasmo, como mi hijo me tenía tapada la boca con la suya, no podía gritar para desahogarme así que me desahogaba con mis pensamientos.
Y así pensaba que quien me estaba dando tanto placer era mi hijo, no, no eramos un hombre y una mujer, como me habia dicho mi hijo que pensara para no tener reparos en tener sexo con el, éramos madre e hijo y ahora, eso, en vez de parecerme inaceptable, muy por el contrario, me producía un morbo y un placer añadido y mientras tenía un maravilloso orgasmo, en mi mente me repetía una y otra vez que quien me lo estaba proporcionando era mi hijooooo... Ufff
Mi hijo siguió dándome placer un rato más y de pronto se paró, con su pene metido hasta el fondo de mi vagina, dio una especie de rugido y empezó a correrse dentro de mi..
Yo al sentir el calor de su semen inundando mis entrañas, tuve un orgasmo, aún más fuerte que el anterior... Uffff
En mi cabeza se disparó un pensamiento que hizo que todo mi cuerpo se estremeciese de placer.
Aunque yo era plenamente consciente de que no podía volver a quedarme embarazada, en ese momento, en mi descontrolada cabeza surgió la idea de que mi hijo me podía estar embarazado, al estar llenando mi utero con su semen... Uffff
Este pensamiento hizo que sintiera como una descarga eléctrica por todo mi cuerpo y abracé a mi hijo con todas mis fuerzas como queriendo que nuestros cuerpos se fundieran en uno solo... Uffff
Era algo, que hasta ese momento, nunca se me había pasado por mi mente, pero en ese instante supuso una descarga de adrenalina que culminó con el orgasmo más intenso de mi vida... Ufff
Poco a poco los dos nos fuimos relajando y finalmente, mi hijo se salió de mi y se tumbó a mi lado.
Los dos estábamos agotados por el esfuerzo realizado, dada la intensidad con la que habíamos disfrutado de nuestros cuerpos y nos quedamos dormidos.
Yo fui la primera en despertarme, ya por la mañana y al principio, me asusté, porque no comprendía la situación de tener a mi hijo desnudo, dormido a mi lado, pero enseguida recordé lo que había pasado y una sonrisa se dibujó en mi cara.
Recordé nuestra conversación y la razón que tenía el amigo de mi hijo y que gracias a él, mi hijo y yo habíamos podido comprobar por nosotros mismos el placer del sexo y que realmente, el tabú del incesto, no es más que un convencionalismo social, que lejos de ser algo negativo, aporta a la relación un plus de morbo, que lo hace mucho más intenso y especial.
Yo ahora ya estaba totalmente desinhibida y pensaba tener con mi hijo todo el sexo que el quisiera, porque yo lo deseaba tanto como el.
Me levanté, me duché y regresé a la cama, con la idea fija de que mi hijo me hiciera una comida de mi coño recién lavado.
Era algo que se me había metido en la cabeza mientras me duchaba y ahora lo iba a conseguir.
Desperté a mi hijo, que al igual que yo, al despertarse estaba desorientado, pero al verme desnuda, enseguida reaccionó.
Se lanzó a por mi, abrazándome y comiéndome a besos por todo el cuerpo.
No hizo falta que se lo pidiera expresamente, yo fui guiando su cabeza mientras me besuqueaba, hasta llevársela donde yo quería, entre mis muslos y la naturaleza hizo el resto.
Mi hijo al sentir el olor de mi sexo, se lanzó a comérselo de forma desordenada, pero enseguida se situó cómodamente y comenzó a comérselo como un auténtico experto.
Yo no tardé mucho en tener un maravilloso orgasmo, agarré su cabeza con mis dos manos y la apreté contra mi coño, como si quisiera volver a metermelo dentro, por donde salió y dando un grito de placer comencé a correme, llenando su cara y su boca con abundantes fluidos, que mi hijo lamió y tragó con verdaderas ansias.. Ufff
En un movimiento rápido mi hijo sacó su cabeza de mis muslos, me agarró con fuerza y giró mi cuerpo, poniendome bocabajo, yo comprendí lo que quería hacer y colaboré poniendome de rodillas, al se situó tras de mi, me agarró por las caderas y antes de darme cuenta ya tenía su pene dentro de mi vagina y mi hijo me estaba follando a cuatro, con verdadera pasión... Uffff
Su juventud y sus ganas de sexo lo hacían ser una verdadera máquina folladora...
Durante unos minutos me pegó una follada tremenda y finalmente, dando su ya conocido rugido, se paró en seco, con su pene clavado hasta el fondo y yo sentí de nuevo el calor de su semen inundando mis entrañas.
Yo estallé en un nuevo e intenso orgasmo, en el que volvió a mi mente la excitante idea de que mi hijo me estaba embarazado... Ufff
Finalmente los dos nos desplomamos hacia adelante, mi hijo me la sacó y se tumbó a mi lado, tratando de recuperar el aliento, después del esfuerzo realizado.
Y... Bueno, no voy a alargar más mi relato, porque os podéis imaginar todo lo que seguió desde ese día en adelante.
Nuestras vidas cambiaron por completo y durante los siguientes cinco días, hasta que regresó mi marido, mi hijo y yo follamos como conejos.
Dada su juventud, su capacidad de recuperación era increíble y así podíamos pasar horas follando sin parar, con solo pequeños descansos en los que nos acariciabamos y nos comíamos a besos.
A mi hijo le gustaba besarme y lamerme por todo el cuerpo, cosa que a mi me producía muchas cosquillas y me moría de risas y cuando más relajada estaba, me pillaba, me la metía en cualquier postura que estuviera y me daba una de sus increíbles follada.. Ufff
Durante esos cinco días, folle más y tuve más orgasmos que en un año con mi marido.
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