

















Sabía que iba a venir
Lo esperé con la luz apagada, solo una lámpara cálida encendida en la esquina. La remera escotada que me puse exclusivamente para el hacia que mis tetas se noten mucho. Sin corpiño, porque sí. Porque sabía que si lo miraba a los ojos un segundo más de lo necesario, iba a caer. Y si no, lo iba a hacer caer yo.
Cuando tocó timbre, me temblaron los muslos. No de miedo. De ansias. De esas que se te acumulan en el pecho y en el centro, justo ahí donde ni el mejor amigo debería tocarte. O sí.
Abrí la puerta sin decir nada.
—¿Qué hacés? —me dijo, mirándome con esa mezcla de susto y calentura.
—Entrá. O le cuento a tu novia lo que pasó ese día.
La cara se le transformó. Ni culpable, ni asustado. Caliente. En silencio entró. Cerró la puerta. Yo no me moví. Sentí su respiración en el cuello antes de que me agarrara de la cintura.
—¿Esto querías? —me gruñó al oído.
Yo no conteste, estaba muy metida en lo caliente que me ponía verlo así.
Me levantó de golpe, me llevó hasta la pieza, apoyó contra la pared ahí, sin tiempo para nada. Y me beso, me metió la lengua por todos lados.
No paraba de tocarme, hasta que frena en seco y me dice
—Te pregunte si esto es lo que querías— me dijo mientras me subía l mano al cuello
—Si, esto es justo lo que quería— dije, con toda la tanga mojadita.
Me bajó el pantalón y me abrió las piernas de una. Sentíel calor de él entre mis muslos, como recorría mi cuerpo hasta llegas a mi concha.
Me embistió sin aviso. Brusco. Crudo. Y me encantó.
—Hace días que me lo imaginaba —dije entre jadeos—. Que me des así.
—Las putas no hablan— dijo mientras me cogia y me metía una mano en l boca
solté un gemido que creo que lo escucho toda la cuadra
Sus caderas golpeaban contra las mías, mis uñas le marcaban la espalda. Me mordía los labios para no gritar su nombre. Pero cuando me agarró del cuello con esa firmeza justa, se me escapó un gemido ronco que no conocía.
—Sos un hijo de puta… —susurré.
—Y vos una putita que se mete en relaciones ajenas —me respondió, empujando más profundo—. Pero siempre fuiste mía, ¿no?
Y en ese momento, mientras mi cuerpo se arqueaba contra el suyo y los dos perdíamos el ritmo, supe que no había vuelta atrás, me estaba acabando adentro, y me encantaba, me encanto sentir todo el calorcito y palpitación de su verga. No me arrepiento de nada, y lo voy a volver a hacer

….video?
43 comentarios - Me re cogieron por canchera
Que ganas de llenarla de leche yo también 🤤
Te sigo nena