El spanking inglés, o la práctica de nalguear, tiene sus raíces en la rigurosa educación victoriana, donde el castigo corporal era un método disciplinario comúnmente aceptado en escuelas y hogares. Esta práctica, a menudo asociada con la moralidad y la corrección de la conducta, se ha transformado en una parafilia para algunos, donde la excitación sexual se vincula con la idea de la dominación y la sumisión. El uniforme escolar en este contexto, sirve como un símbolo potente, evocando una fantasía de inocencia, disciplina y autoridad. En este sentido, la práctica puede ser vista como una expresión de fantasías de poder relacionadas con la autoridad del imperio británico y su uso del castigo físico como una herramienta de control y civilización.
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