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unas fotitos

Comunidad relargentos

Colgué el teléfono, tras hablar con Juan. Me había decidido a llamar a un fotógrafo para hacer una sesión de fotos eróticas. Era algo que hacía tiempo quería tener para la posteridad. Al fin y al cabo ya no soy una niña, y si no me las hago ahora, a ver cuándo. Quería tener algo para ver en el futuro.

Juan es el mejor fotógrafo de la ciudad y hacía tiempo que habíamos hablado de hacerme unas fotos eróticas, pero me daba tanto corte y encima él era tan guapo, que no había sido capaz. Esa tarde lo decidí, así que lo llamé y quedamos para la tarde siguiente.

Entré en el estudio, nunca había estado ahí, un lugar cálido y acogedor, a pesar de tanta parafernalia de focos y cámaras. Me recibió una chica que me invitó a que pasara al despacho de Juan, una espaciosa habitación en un lugar privilegiado de la casa. Juan se levantó de su asiento para darme un cálido abrazo, era un hombre atractivo de unos 33 años moreno y con rasgos marcados.

Me dijo que íbamos a hacer una sesión muy especial en la que iba a participar más gente si no me importaba. Que primero estaría yo sola con él para ir entrando en situación y cuando ya estuviera más cómoda, entrarían el resto de los modelos. Me quedé un poco parada, ya que no era eso lo que esperaba, pero pensé que si me sentía incómoda siempre estaría tiempo de echarme para atrás.

Juan llamó a Patricia, así se llamaba la chica que me recibió al entrar y le pidió que me acompañara a los camerinos donde me cambiaría de ropa, me peinarían y me maquillarían.

Me encantó el lugar, un espacio limpio y muy coqueto. Sobre la marcha llegó la estilista que me maquilló y me peinó de una manera que me daba un aspecto muy sexy, parecía realmente una modelo, nunca me había visto de aquella manera. Entonces me quité la ropa para ponerme el primer conjunto de ropa interior, justo en el momento que me quedé desnuda, entró un chico moreno muy guapo.

Yo me sonrojé, no sabía que los camerinos eran mixtos y el chico no se cortaba, siguió mirándome y además con cara de deseo, yo instintivamente me tapé con la toalla que había sobre la butaca.

Al fin volví al estudio tapada con un albornoz. Juan me estaba esperando. Me sonrió y me dijo que me lo quitara. Comenzó a sacarme fotos, yo la verdad estaba un poco rígida. Entonces Juan se acercó a mí y me dijo tranquila encanto, estás preciosa dándome un beso en la boca, un beso muy húmedo y sensual. En ese momento empecé a relajarme, con lo guapo que era.

Juan comenzó a sacarme fotos. No paraba de repetirme lo guapa y sexy que estaba. La verdad es que aquello me hacía sentir muy bien, Juan siempre me había gustado mucho. Entonces se acercó a mí, y me quitó el sujetador diciéndome, ahora vamos a sacar tus encantos cielo. Siguió sacándome fotos repitiéndome que tenía los pechos más lindos que había visto nunca.

En ese momento entraron dos chicos a la sala, uno de ellos era el que me había cruzado en el camerino minutos antes. Sin mediar palabra se unieron a la sesión y comenzaron a sacarse fotos conmigo. La verdad estaba cómoda no me importaba, pero de pronto el chico del camerino comenzó a besarme introduciéndome la lengua hasta la campanilla. Yo me quedé un poco parada pensando que Juan iba a parar la sesión. Cuál no sería mi sorpresa al comprobar que no sólo no paraba de hacer fotos, sino que animaba al otro chico a tocarme.

El segundo chico me quitó el tanguita que llevaba y comenzó a pasarme los labios entre las piernas. Estuve a punto de mandarlos parar y enfadarme, pero me estaba gustando, y mucho además. Caí muerta de placer al suelo mientras el chico comenzaba a transformar el paseo de sus labios en pasear su lengua, y a introducirla entre mis labios.

¡Cuánto placer! Me estaba mojando toda, lubricando a causa de los lametones. El otro chico seguía besándome y tocándome los pechos. Mientras tanto Juan seguía sacando fotos sin parar y pude ver como se endurecía su pantalón ante la escena.

El que me estaba comiendo mi clítoris, se sacó su enorme y duro pene y comenzó a follarme sin piedad, yo alucinaba, pero….. me estaba gustando todo tanto. Estaba disfrutando muchísimo ante toda esa situación.

En ese mismo instante entró otra chica a la sala, entonces Juan dejó la cámara, hizo una señal y los dos chicos salieron de la sala junto con la chica. Juan se acercó a mí y comenzó a besarme. Me dijo que me deseaba, desde hacía mucho tiempo. Se bajó la cremallera de sus pantalones y me pidió que le chupara su polla.

No podía creérmelo! Ahí estaba Juan, el hombre al que tanto deseaba, pidiéndome sexo. Era una oferta muy tentadora y como no, caí en la tentación. Comencé a chuparle su pene como si de un pirulí se tratara, le olía muy bien y que rica. Tenía el tamaño perfecto, no veía el momento de metérmela en mi vagina.

Juan pareció leerme los pensamientos ya que agarró mi cara y con una sonrisa me dijo: -Tranquila chiquitina, pronto tendrás lo tuyo.-

Yo me quedé chupando, aferrada a su polla como si fuera un niño con su chupa. Mi cuerpo se enredaba entre sus piernas y el tacto me excitaba mucho. El me tomó en sus brazos y me pidió que le follara yo a él. Umm eso me gustaba, me monté sobre él como si fuera una amazona que se moría de gusto montando a su caballo, mientras tanto le veía su cara de pasión y placer.

De pronto y sin saber cómo me sobrevino un enorme orgasmo que me hizo tocar el cielo. Tenía todas las piernas mojadas, me caían las humedades por los muslos. Juan se puso a lamerme todas las humedades, y salió del estudio en busca de una copa me dijo.

Regresó con una flamante sonrisa, una botella de champagne, fresas y un bote de nata montada.

Me dijo: -Ahora vamos a disfrutar de verdad nena.-

Descorchó la botella de champagne y sirvió sendas copas con las que brindamos por el placer.

Entonces cogió la nata y la roció sobre mi cuerpo sin compasión, y fue colocando las fresas, en lugares estratégicos de mi cuerpo.

En ese momento entraron los demás, los dos chicos y la chica. Todos empezaron a comer de mi cuerpo como si yo fuera un gran pastel. Era muy excitante. Todo mi cuerpo era relamido por tres chicos y una chica, la chica me chupaba de mi sexo y lo más asombroso, es que no me provocaba ningún rechazo, al contrario, aquello me excitaba más y más.

No me lo podía creer, iba a tener un orgasmo bestial , e iba a ser causado por otra mujer, aunque no voy a negar que el resto de lenguas también contribuían a él.

De pronto noto, que me sobreviene un gran orgasmo, tan grande, que nunca había sentido nada igual, comenzaba desde la punta de mi clítoris y subía por toda mi vagina hasta mis ovarios. Y allí la gran explosión. No podía aguantarlo, me daba tanto placer que era como si me doliera.

El orgasmo me duró más de un minuto, mientras ellos mes seguían chupando, pero ya en ese momento estaba tan sensible que me dolía, tuve que apartarlos a todos a patadas.

En venganza, tiraron champagne por mi cuerpo pasa seguir chupando de él. Y allí continuó mi sesión de fotos, con mi cuerpo pringado de champagne siendo lamido por cuatro personas sin parar.

Juan cogió la cámara y se puso a sacar las fotos más originales y eróticas que había sacado nunca, y eso que ya estaba acostumbrado a este tipo de trabajos.

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